Este documento describe la importancia del silencio en la liturgia. Explica que el silencio permite escuchar a Dios y a los demás, y crea un ambiente de recogimiento y meditación. También sugiere que el silencio debe equilibrarse con la palabra, el canto y la participación activa para que la celebración sea significativa. El silencio interior y exterior es fundamental para una oración profunda y una verdadera comunión con Dios y la comunidad.