El documento discute cómo las redes sociales se han vuelto gratuitas y accesibles al público, pero ganan dinero a través del neuromarketing y la recopilación de datos de los usuarios para manipularlos e influir en su estado de ánimo y susceptibilidad al consumismo. También señala que las redes sociales han consumido a las nuevas generaciones psicológicamente y los creadores ahora ofrecen recursos para desintoxicar a los usuarios de lo que muchos llaman adicción cibernética.