La guerra Irán-Irak duró de 1980 a 1988. Irak invadió Irán con la esperanza de una victoria rápida, pero Irán resistió y la guerra se convirtió en un largo y costoso conflicto de desgaste que causó grandes daños a la infraestructura petrolera de ambos países. Finalmente, en 1988 ambas naciones aceptaron un cese el fuego basado en las fronteras anteriores, poniendo fin a la guerra sin que ninguno lograra sus objetivos iniciales.