Este manual pretende dar a los padres unas orientaciones para poder ayudar a los hijos desde casa en los estudios y afrontar las dificultades más frecuentes.
Este tipo de técnicas facilitan unas pautas básicas para educar a niños de 3 a 12 años y sirven para actuar en caso de que estos incumplan las normas elementales.
Desde la sección Te Cuidamos de Mapfre nos ofrecen una serie de coleccionables digitales con consejos para mejorar la convivencia familiar y las relaciones personales en el día a día
Estas técnicas sirven para actuar cuando el niños incumple las normas o las técnicas para educar no son suficientes, especialmente en problemas de comportamiento.
Este manual pretende dar a los padres unas orientaciones para poder ayudar a los hijos desde casa en los estudios y afrontar las dificultades más frecuentes.
Este tipo de técnicas facilitan unas pautas básicas para educar a niños de 3 a 12 años y sirven para actuar en caso de que estos incumplan las normas elementales.
Desde la sección Te Cuidamos de Mapfre nos ofrecen una serie de coleccionables digitales con consejos para mejorar la convivencia familiar y las relaciones personales en el día a día
Estas técnicas sirven para actuar cuando el niños incumple las normas o las técnicas para educar no son suficientes, especialmente en problemas de comportamiento.
El sueño infantil cumple una función reguladora y reparadora en el organismo.
Es esencial para el control de la energía y la temperatura corporal.
El sueño reabastece y restaura los procesos corporales, que se han dañado durante el día.
En esta presentación lo que vais a poder encontrar son diferentes rutinas sobre el descanso en los/as niños/as de infantil, además de algunas actividades o técnicas para relajar a los/as niños/as.
ROMPECABEZAS DE ECUACIONES DE PRIMER GRADO OLIMPIADA DE PARÍS 2024. Por JAVIE...JAVIER SOLIS NOYOLA
El Mtro. JAVIER SOLIS NOYOLA crea y desarrolla el “ROMPECABEZAS DE ECUACIONES DE 1ER. GRADO OLIMPIADA DE PARÍS 2024”. Esta actividad de aprendizaje propone retos de cálculo algebraico mediante ecuaciones de 1er. grado, y viso-espacialidad, lo cual dará la oportunidad de formar un rompecabezas. La intención didáctica de esta actividad de aprendizaje es, promover los pensamientos lógicos (convergente) y creativo (divergente o lateral), mediante modelos mentales de: atención, memoria, imaginación, percepción (Geométrica y conceptual), perspicacia, inferencia, viso-espacialidad. Esta actividad de aprendizaje es de enfoques lúdico y transversal, ya que integra diversas áreas del conocimiento, entre ellas: matemático, artístico, lenguaje, historia, y las neurociencias.
Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3.pdfsandradianelly
Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestra y el maestro Fase 3Un libro sin recetas, para la maestr
1. EL NIÑO QUE NO QUIERE ACOSTARSE
Un niño se resiste a acostarse por diversos motivos. Puede tener miedo de la oscuridad o de
no despertarse, o se siente inseguro cuando está solo. Indudablemente, le gustaría más jugar o ver la
televisión y, en realidad, preferiría la compañía y atención de sus padres.
- Decidir cuando hay que acostarse
Se debe decidir el momento preciso en que el niño debe acostarse y, una vez decidido,
proceder con firmeza. Esto no significa que los padres deban ser absolutamente rígidos e insistir en
que el niño debe estar siempre en la cama a las ocho en punto, aunque justo en aquel momento acabe
de llegar papá o esté en casa el tío José. Sin embargo, cuanto más capaces sean los padres de
concretar el momento de acostarse, más fácil será conseguir que el niño se duerma a una hora fija.
- Importante: No utilice la palabra «oscuro» para indicar el momento de acostarse, porque en
verano con la luz de día esto será causa de problemas.
- Crear hábitos para ir a dormir
Los niños encuentran seguridad en la rutina. Les gusta la seguridad de lo habitual y es
importante disponer de ciertos objetos con los que pueden contar. Por ejemplo, tener su martillo azul
en la cama, junto a él, cada noche. Besar a todo el mundo antes de irse a su habitación y después todo
el mundo tiene que ir a darle un beso cuando ya está en la cama; a otros les puede gustar colocar
todas sus muñecas bajo la manta, junto a ellos.
Tanto los rituales como los detalles reconfortantes de seguridad, tales como mantas viejas o
perros de trapo, de los que dependen algunos niños, les sirven para separarse de los seres queridos y
pasar del estado de vigilia al de sueño. Los padres no deben reírse de los hábitos del niño, pero por
otra parte, tampoco deben consentir que se vuelvan demasiado pesados. Se ha de limitar el número
de juguetes que el niño se lleva a la cama, por ejemplo, se puede llevar un libro y un juguete, que
escoja. Algunos niños alargan esto demasiado, lo que comporta quince minutos adicionales para
conseguir que, por fin, se vayan a la cama.
- Hábitos nocturnos regulares
A los niños siempre les gusta saber lo que ocurrirá un instante después de ahora. Unos
hábitos nocturnos regulares conseguirán que el niño sepa que el momento de acostarse se acerca y
que ha llegado el momento de parar. Se puede seguir esta guía para establecer una rutina nocturna.
1
2. - Simplificar: Tomar en consideración el horario de la familia Y las preferencias del
niño. No comenzar con normas que después no se seguirán. La rutina de acostarse debe
proporcionar una sensación de seguridad cálida, un final del día confortable. Se discutirán
por encima las incidencias del día que termina y se planearán cosas para el día siguiente.
Preparar sus ropas para el día siguiente, junto a los libros, será de utilidad para niños más
crecidos. Leer un cuento o comer una galleta ayudará a otros niños a entender que ha llegado
el momento de acostarse. Utilizar señales que hagan patente la rutina.
- El niño debe saber cuándo empieza la rutina del momento de acostarse.
Puede ser tan simple como decir «el momento de irse a la cama es el momento en que
termina tal o cual programa de televisión». O se pueden intentar señales visuales. Por
ejemplo, dibujar un círculo en una hoja de papel de color, dividirlo en secciones clasificadas
como hora de jugar, hora de acostarse y hora de los cuentos. Hacer una flecha de papel y
fijarla en el centro del círculo. Señalar con la flecha en la sección apropiada cuando llegue el
momento. O se puede dibujar un reloj con las manecillas señalando el momento de acostarse
y colocarlo cerca del reloj real. Cuando las manecillas del reloj real coincidan con las del
reloj casero, el niño sabe que es el momento de irse a la cama.
- Mantener al niño calmado. Las peleas o los juegos muy activos inmediatamente
antes de irse a la cama, no preparan al niño para dormir. Media hora antes de acostarse, el
niño debe encontrarse relajado para cuando llegue el momento. Más que una guerra de
almohadas o un juego de pelota serán unas costumbres sosegadas que incluyan la higiene
habitual, la lectura, la narración de cuentos o la música. Todo esto, que suaviza el momento
de acostarse, también debe seguirlo la persona que se ocupe del niño o la abuelita, cuando
ponga al niño en la cama, o cuando es más tarde y el niño, agotado, precisa una ayuda
adicional para conseguir una noche de calma.
- Hacerlo especial. Lo ideal sería que el momento de acostarse fuera cálido y
acogedor. Tanto para los padres como para e1 niño es un momento de calor y de seguridad.
A muchos niños les encanta escuchar una y otra vez el mismo cuento antes de irse a la cama.
A otros les complace escuchar cuentos inventados, mientras que a otros les divierten las
canciones infantiles como costumbre en el momento de acostarse.
- No hay que pensar que los niños algo mayores no necesitan estos hábitos.
Incluso a los preadolescentes les encanta que les lean o bien les gusta utilizar estos
momentos para charlar de algo importante o preguntar algo antes de que se convierta en un
problema. El momento de acostarse es una excelente oportunidad para los padres de
acercarse a sus hijos. Los hábitos al acostarse, que comienzan en edad muy temprana
ayudarán al niño toda su vida. Algunos niños adquieren el hábito de leer,
2
3. otros escriben su diario o planifican el día siguiente. Otros hacen ejercicios de relajación.
- Se ha de ser flexible, pero también se ha de saber cómo terminar las costumbres
rituales. Si no se sabe cómo tomar la decisión final cuando ha llegado el momento de apagar la
luz y de dormir, la rutina nocturna puede convertirse en algo cansado o interminable. Los padres
no deben permitir evasivas por parte del niño, ni dejarse convencer de seguir leyendo «un cuento
más». En vez de esto, se ha de anunciar de antemano las historias que se leerán aquella noche y
aferrarse a lo que se ha dicho. Si trazar límites es un problema para algunos padres, éstos pueden
apoyarse en otras ayudas, como su propio reloj o un minutero. Hay que decir al niño que
«cuando el reloj marque las 9:30, ha llegado el momento. Luces apagadas o en 15 minutos, el
reloj sonará, lo que significa apagar la luz».
- Hablar con el niño de sus miedos y angustias
Cada individuo, incluyendo los niños, tiene temores que tienden a manifestarse de noche.
Los padres deben animar al niño para que hable de sus problemas y preocupaciones, a fin de
poderlos solucionar, ayudando a que se duerma, e intentar también, un ligero masaje en la
espalda.
- Hacer frente al hecho de levantarse continuamente
Los padres han seguido los hábitos y rituales del momento de acostarse. Cristina se ha
metido en la cama hace unos instantes, pero ya no está en ella. Después de diez minutos, ya
vuelve a estar en el salón, pidiendo un zumo. Los padres deben intentar seguir las técnicas
descritas aquí. Para algunos niños, una puede bastar, para otros será necesario aplicarlas todas
para conseguir que permanezcan en la cama.
- Llévele a la cama y ponga un despertador que suene al poco tiempo. Dígale que
regresará a su habitación antes de que suene. Gratifíquele con un masaje en la espalda por
permanecer en la cama. Gradualmente, alargue el tiempo que debe permanecer en la cama antes
de obtener la recompensa, ya sea un masaje en la espalda o un helado para desayunar. Si es
necesario, utilice de nuevo el minutero, y después siéntese v léale hasta que el_ niño se haya
dormido.
- Enseñe al niño cómo irse a la cama. Algunos niños pequeños no consiguen relajarse lo
suficiente par poder dormir, por lo que se les pueden enseñar las técnicas de respiración y de
relajación. Los padres pueden acostarse un rato al lado del niño y hablarle de lo que hay que
hacer para quedarse dormido. Dígale que cierre los ojos y en un tono de voz suave cuéntele el
cuento de cómo las olas del mar se siguen unas a otras para jugar y vuelven a casa una y otra
vez. Recuérdele que debe echarse y quedarse quieto y tranquilo, con los ojos cerrados y recordar
3
4. las olas. También se puede usar la imaginación para pensar en sus propias escenas para
quedarse dormido.
- Colocar junto al niffo todo lo que se necesita para la noche: un vaso de agua,
una cajita. con una linterna, su juguete favorito y un cassette o la radio para escuchar antes
de dormirse.
- Utilizar un gráfico. Un gráfico del momento de acostarse es eficaz para los niños,
permitiéndoles ganar puntos para alguna recompensa deseada. A1 principio, los padres deben
dar puntos por permanecer en la cama durante cinco minutos, después se ha de prolongar
gradualmente el tiempo requerido para acumular los puntos necesarios.
- No discuta. Si el niño suele salirse con la suya, será preciso aplicar consecuencias
negativas: pérdida de privilegios al día siguiente o acostarse más temprano la próxima noche.
LOS NIÑOS CON TERRORES NOCTURNOS
Las pesadillas y los terrores nocturnos son dos cosas distintas. Al contrario que las
pesadillas, los terrores nocturnos no son sueños que produzcan miedo ni el resultado de la
actividad del sueño. En su lugar, se cree que reflejan etapas inmaduras del sueño, en las que
el niño tiene dificultad para hacer la transición del sueño profundo al sueño más superficial
Aunque el niño con terrores nocturnos no los recuerde, estos episodios nocturnos pueden ser
sumamente preocupantes para los padres. Muchos niños sollozan o gritan, se agitan o corren
por toda la casa con los ojos abiertos, pero sin ver y sus oídos parecen no percibir las
palabras tranquilizadoras de los padres.
Poco es lo que se puede hacer para ayudar al niño durante un terror nocturno. Se debe
simplemente esperar a que cese y recordar que no ha sido causado por las tensiones y que no
tendrá efectos traumáticos ni duraderos para el niño.
Tranquilizar al niño
Hay que abrazar al niño, calmarle y pasarle una toalla refrescante por la cara. Esto
hará que los padres sientan que están haciendo algo útil y tranquilizará al niño mientras
pierde su mirada vidriosa y empieza a volver a la realidad, preguntándose qué pasa.
Regular los horarios de sueño
Para ayudar al niño a desarrollar un patrón de sueño más maduro, asegúrese de que
tiene un horario regular de sueño y que descansa lo suficiente.
Consultar a un profesional
A pesar de que los terrores nocturnos no son en general significativos existe sin
embargo la posibilidad de que sean síntomas de alteraciones necrológicas. Para verificar este
extremo al mismo tiempo que las pesadillas muy molestas, habrá que comentarlo con el
4
5. médico. Si los terrores se producen con mucha frecuencia, el médico puede sugerir aliviarlos
con una medicación cuidadosamente controlada.
LOS NIÑOS QUE TIENEN PESADILLAS
Las pesadillas, al contrario que los terrores nocturnos, pueden ser aterradoras para el
niño y también para los padres y son, con frecuencia, el resultado de sentimientos de
inseguridad, ansiedades, miedos o preocupaciones. Son reacciones de miedo comunes y
normales a los sueños desagradables que se inician normalmente a los tres años de edad,
teniendo su punto máximo a las edades de cuatro y seis años. Las niñas son susceptibles de
padecerlas más tarde que los niños. Un estudio llevado a cabo en 1959 por Lapouse y Monk
demostró que el 28% de los niños con edades comprendidas entre los seis y doce años, tenían
pesadillas. Alrededor de los diez años, la frecuencia de estos sueños desagradables se
incrementa otra vez, para remitir más tarde. Las pesadillas difieren de los terrores nocturnos
en otros aspectos: mientras que el niño transpira, grita y respira agitadamente al experimentar
una pesadilla puede ser despertado rápidamente y se acordará del sueño o de partes del
sueño.
Los sueños pueden estar inducidos por enfermedades y por el dolor, sobreexcitación,
miedo y ansiedad, programas violentos de televisión o por amenazas enfermizas por parte de
los padres. Aunque el niño puede no ser capaz de indicar exactamente qué le está afectando,
pueden sacarse algunas claves a partir de su comportamiento y conversando con él.
Cualquiera que sea la causa, los niños inseguros, preocupados o con ansiedad tienen más
probabilidades de tener pesadillas.
Tranquilizar y dar seguridad
Normalmente, lo máximo que los padres pueden hacer por un niño que sufre
pesadillas es despertarle, tranquilizarle y darle seguridad, decirle que todo va bien, que no
ocurre nada. Acariciarle y mecerle, pero no dar demasiada importancia a la pesadilla, puesto
que de otro modo podría aprender a utilizarla como mecanismo para atraer la. atención. No
es importante, en este momento, comentar el contenido del sueño.
Evitar la excitación excesiva
Todos los niños deben tener un periodo de calma y relajación antes de acostarse, y por
ello es preferible no permitirles que vean programas de televisión violentos o de terror, no
contarles historias de miedo ni permitir que realicen actividades físicas violentas. A pesar de
que no ha sido comprobado científicamente que haya relación entre la televisión y las
5
6. pesadillas, las experiencias de muchos padres sugieren que es de gran ayuda limitar la
televisión.
Comentar problemas, miedos y acontecimientos susceptibles de causar tensión
Utilice la conversación y los sueños como datos de cualquier problema que esté
experimentando el niño. Háblele durante el día de sus pesadillas, e intente aliviar sus miedos
e inquietudes.
También hay que ser previsor y preparar al niño con antelación para acontecimientos
que sean susceptibles de causarle tensión, tales como la vuelta a la escuela después de las
vacaciones o el salir de viaje. Los miedos en los niños son a menudo causados por la falta de
información.
Tomar medidas para las pesadillas que se repiten
Si el niño tiene el mismo sueño una y otra vez, puede usted estar seguro de que siente
ansiedad por algo. Ver cap. 14 para sugerencias de como desensibilizar al niño a los miedos.
Anímele a que hable de su sueño y lo represente despierto, pero con un final feliz.
Desarrollar una estrategia nocturna
El saberse defendidos de la pesadilla. ayuda normalmente a los niños más mayores.
Una niña conocida de los autores se «blindaba» la cama para protegerse de los dragones, y a
un chico, le proporcionaba seguridad el alejar la luz encendida por las noches. Shelly, una
niña de ocho años, podía luchar mejor contra sus pesadillas si rezaba una oración
determinada cada noche pidiendo protección contra los leones y tigres.
- Devolver al niño a su cama
Si el niño va hasta la habitación de sus padres, hay que hacerle volver a su cama, y
meterle en ella sin demasiadas contemplaciones. Los padres capaces de ser firmes y poco
benévolos en esta situación, lograrán resolverla.
- Atrapar al visitante nocturno
Muchos padres cuentan que su hijo se mete de hurtadillas en su cama mientras duermen.
Si esto ocurre, pueden intentarse soluciones para pescar al visitante antes de que se meta en la
cama, y para que vuelva a su habitación.
. La campana del gato. Colgar campanillas en la habitación o en la del niño para oírle
cuando se presente.
Arrebujarle entre las sábanas de forma apretada o colocar las almohadas de tal modo que
al niño le sea casi imposible meterse en la cama, sin despertar a sus padres.
. Bloquear la puerta. Disponer una barricada ruidosa que bloquee la habitación, de modo
que el niño pueda empujar la puerta abierta., pero no sin que los padres se den cuenta.
6
7. - Táctica de los apretujones
Esta táctica requiere que los padres sean buenos actores. Su finalidad es hacer que el niño
se sienta tan incómodo en la cama ajena que la. suya vaya convirtiéndose en algo cada vez más
atractivo.
- Empujarle hacia fuera. Si los padres se despiertan cuando el niño está ya durmiendo en
su cama, pueden fingir que siguen durmiendo mientras se vuelven hacia él, pasándole un brazo
por la nariz o dándole una suave patada. Si el niño se coloca entre los padres, ambos pueden
volverse hacia él, dejándole cada vez menos espacio. Si está en la parte externa de la cama, hay
que moverse y empujarle suavemente hacia la esquina.
Unos padres acudieron -a los autores de esta obra en busca de ayuda, ya que lo habían
intentado todo para inducir a su hija, de nueve años, a que durmiera en su propia cama. Habían
suplicado, discutido y castigado, además de haber redecorado la habitación tres veces. Se les
indicó que fueran empujando a la niña hasta sacarla de la cama. Primero funcionó, pero -
después
la niña empezó a dormir en el suelo, junto a la cama de sus padres. Se sugirió a la madre que se
levantara varias veces por la noche y «tropezara accidentalmente» con la niña (desde luego, de
manera suave). Cindy se dio cuenta de que el dormir en la habitación de sus padres resultaba
demasiado peligroso.
- Fingir que se está cansadísimo. Apretujar es también eficaz cuando los padres se
encuentran durmiendo en la. habitación del niño porque éste les llama, con frecuencia, a
cualquier hora de la noche. Una amiga de los autores de este libro, Sarah, comentó que cuando
era pequeña, llamaba a sus padres por la. noche y uno de ellos se levantaba y se acostaba con
ella. hasta que la sensación de miedo «a los leones y tigres», había pasado. El padre, que acudía a
su llamada, se dormía apretándola contra la pared v roncando sonoramente. Muy pronto se dio
cuenta de que era preferible que no durmieran con ella.
- Dar recompensas
Se puede reforzar y recompensar al niño por dormir solo, utilizando un sistema de
recompensas «convencional» o no convencional.
- Elogiar y ser afectuoso. Asegúrese de expresar lo orgulloso que se está le él y que es
«un chico mayor» que ya duerme solo en su cama. Préstele una atención especial y sea cariñoso
con él durante el día.
- Utilice recompensas. Si el niño ha estado durmiendo en la cama de seis padres durante
mucho tiempo, hay que recompensar sus progresos de independencia nocturna. Haga con él un
gráfico de noche, quizás en forma c cama, puntuando períodos de la noche, o noches completas
en las que el nido duerme solo en su cama. Las recompensas naturales por el hecho de dormir
7
8. solo pueden ser dejarle pasar una noche junto a un amigo, que tenga 1a televisión portátil en su
habitación o regalarle un nuevo póster.
- Hacer su habitación atractiva
No hay que recordar completamente su habitación sino, simplemente, hacerla atractiva
para que el niño la sienta suya. Una forma simple es pedir al niño que recorte fotos de revistas
para colgar en las paredes. Cuando sea cl momento de decorar, deje que el niño elija él color.
Lleve al niño a una tienda de telas y complementos o permita que seleccione las muestras que se
han llevado a casa. Siéntese con él en la habitación e invente una nueva disposición de los
muebles.
EL NIÑO QUE QUIERE DORMIR CON SUS PADRES
A los niños les gusta dormir con sus padres, es algo cálido, acogedor y seguro.
Ciertos padres nunca dejan que sus hijos se metan en su cama, otros dicen «sólo el
domingo». Otros consienten en poner al niño en su cama cuando está enfermo para que
pueda sentirse confortable y se quede semidormido. Otros padres permiten que su hijo se
meta en su cama hasta que se duerme y después, suavemente, lo llevan a la suya, mientras
que otros padres se despiertan por la mañana con el niño en su cama. Más aún, algunos
padres llegan a convertirlo en un hábito.
Permitir que el niño duerma con sus padres, excepto en ocasiones especiales, es
poco saludable para niño y padres, puede provocar graves problemas. Puede llegar a
hacerle excesivamente dependiente e incapaz de pasar, más adelante, una noche fuera de
casa.
Esta costumbre puede desconcertarle, puede confundirle con respecto a SU rol en la
familia y respecto a su instinto sexual o pueden angustiarle las relaciones con sus padres.
El niño no expresará sus preocupaciones, pero se resentirá de ello.
Hay una gran diferencia entre permitir que un niño duerma con sus padres
ocasionalmente o consentirlo de forma regular. En muchos casos, los padres lo consideran
un hábito difícil de interrumpir cuando ya se ha iniciado, sobre todo porque es lo más fácil
en situaciones agotadoras. Para los padres es más fácil meter al niño en su cama que
escuchar cómo llora o suplica. También pueden hacerlo como una manera simple e
implícita de evitar la intimidad y las relaciones sexuales, lo cual es también una costumbre
muy poco saludable para ellos.
Es preferible que el niño no piense en la cama de sus padres como si fuera la suya
propia. Las soluciones que siguen se han pensado para evitar que el niño que duerme con
8
9. sus padres en alguna ocasión lo convierta en un hábito o para romper este hábito, si ya está
establecido.
- Prevenir la. costumbre desde su inicio
Si el niño no quiere dormir solo porque tiene miedo o dificultades en dormirse.
Cuando el niño está enfermo, un interfono permitirá a sus padres oírle. O, si fuera
necesario, uno de los padres puede dormir en su habitación. Si los padres han permitido
que el niño duerma con ellos cuando está enfermo, se ha de interrumpir dicha practica
cuando se encuentre bien nuevamente.
¿COMO AFRONTAR PROBLEMAS NOCTURNOS?
Permitir que el niño duerma regularmente en la habitación de los padres puede
provocar problemas graves. En muchos casos, los padres lo consideran un hábito difcil de
interrumpir cuando se ha iniciado.
Orientaciones para devolver a1 niño a su cama:
1.- Si el niño va hasta la habitación de sus padres, hay que hacerle volver a su cama y
meterlo en ella sin demasiadas contemplaciones. Los padres han de ser firmes. .
2.- Se puede utilizar la "táctica de los apretujones", la finalidad es hacer que el niño se
sienta incómodo en la cama ajena y que la suya vaya siendo más atractiva. Consiste en
empujarle hacia fuera de la cama, dejándole cada vez menos espacio en la cama, apretujarle
sin hacerle daño, darle una patada suave,...
3.- Utilizar recompensas por el hecho de dormir solo o los progresos hacia esa meta.
Asegúrese de expresar lo orgulloso que se está de él y que es un "chico mayor". Préstele una
atención especial y sea cariñoso con él durante el día.
4.- Hacer su habitación más atractiva, no significa redecorarla sino cambiar algunos
aspectos y que el niño sea participe de ellos.
5.- Establecer un horario regular de sueño.
6.- Antes de dormir contarle algún cuento. Se le puede contar alguno relacionado con
el problema
7.- Se puede utilizar un contrato en el que tendrá algún premio por dormir en su
habitación, se marcará en un almanaque los días que ha tenido éxito, acordando previamente
el premio a final de mes, si se comienza con refuerzos continuos pasar poco a poco a
refuerzos intermitentes.
8.- Tranquilizarle con palabras relajantes, hasta que cese la. ansiedad.
9
10. 9.- Intentar indagar mediante juegos y dibujos en el origen de esos temores,
explicándole posteriormente el sentido irreal de su fantasía.
10.- Hacer agradable el momento de ir a la cama, por ejemplo, con la lectura de un
cuento justo antes de dormir.
TERRORES NOCTURNOS Y PESADILLAS
LOS NIÑOS CON TERRORES NOCTURNOS
Las pesadillas y los terrores nocturnos son dos cosas distintas. Al contrario que las pesadillas,
los terrores nocturnos no son sueños que produzcan miedo ni el resultado de la actividad del sueño.
En su lugar, se cree que reflejan etapas inmaduras del sueño, en las que el niño tiene dificultad para
hacer la. transición del sueño profundo al sueño más superficial.
Aunque el niño con terrores nocturnos no los recuerde, estos episodios nocturnos pueden ser
sumamente preocupantes para los padres. Muchos niños sollozan o gritan, se agitan o corren por toda
la casa con los ojos abiertos, pero sin ver y sus oídos parecen no percibir las palabras tranquilizadoras
de los padres.
Poco es lo que se puede hacer para ayudar al niño durante un terror nocturno. Se debe
simplemente esperar a que cese y recordar que no ha sido causado por las tensiones y que no tendrá
efectos traumáticos ni duraderos para el niño.
- Tranquilizarle
Abrace al niño, cálmele y pásele una toalla refrescante por la cara. Los padres sentirán que
están haciendo algo útil y esto tranquilizará al niño mientras pierde su mirada perdida jT empieza a
volver a la realidad, preguntándose qué pasa
- Regule los horarios de sueño
Para ayudar al niño a desarrollar un patrón de sueño más maduro. asegúrese de que tiene un
horario regular de sueño y que descansa lo suficiente.
LOS NIÑOS OUE TIENEN PESADILLAS
Las pesadillas, al contrario que los terrores nocturnos, pueden ser aterradoras para el
niño y también para los padres y son resultado de sentimientos de inseguridad, ansiedades,
miedos o preocupaciones. Son reacciones de miedo comunes y normales a los sueños
desagradables que se inician normalmente a los tres años de edad, teniendo su punto máximo
a las edades de cuatro y seis años.
Las niñas son susceptibles de padecerlas más tarde que los niños. Un 28% de los
niños con edades comprendidas entre los seis y doce años, tenían pesadillas. Alrededor de los
10
11. diez años, la frecuencia de estos sueños desagradables se incrementa otra vez, para remitir
más tarde. Las pesadillas difieren de los terrores nocturnos en otros aspectos: mientras que el
niño transpira, grita y respira agitadamente al experimentar una pesadilla puede ser
despertado rápidamente y se acordará del sueño o de partes del sueño.
Los sueños pueden estar inducidos por enfermedades y por el dolor, sobreexcitación,
miedo v ansiedad, programas violentos de televisión o por amenazas enfermizas por parte de
los padres. Aunque el niño puede no ser capaz de indicar exactamente qué le está afectando,
pueden sacarse algunas claves a partir de su comportamiento conversando con él. Cualquiera
que sea la causa, los niños inseguros, preocupados o con ansiedad tienen más probabilidades
de tener pesadillas.
- Tranquilícele y déle seguridad
Lo que los padres pueden hacer por un niño que sufre pesadillas es despertarle,
tranquilizarle y darle seguridad, decirle que todo va bien, que no ocurre nada. Acariciarle y
mecerle, pero no dar demasiada importancia a la pesadilla, puesto que de otro modo podría.
aprender a utilizarla como mecanismo para atraer la atención. No es importante, en este
momento, comentar el contenido del sueño.
- Evite la excitación excesiva
Los niños deben tener un periodo de calma v relajación antes de acostarse, no
permitirles que vean programas de televisión violentos o de terror, no contarles historias de
miedo ni permitir que realicen actividades físicas violentas. Las experiencias de muchos
padres sugieren que es de gran ayuda limitar la, TV.
- Comente problemas, miedos y acontecimientos que produzcan tensión
Use la conversación v los sueños como datos de cualquier problema que esté
sufriendo el niño. Háblele durante el día de sus pesadillas, e intente aliviar sus miedos e
inquietudes. Sea previsor p prepare al niño con antelación para acontecimientos que sean
susceptibles de causarle tensión, tales como la vuelta a la escuela después de las
vacaciones o el salir de viaje. Los miedos en los niños son muchas veces causados
por la falta de información.
- Tome medidas para las pesadillas repetitivas
Si el niño tiene el mismo sueño una y otra vez, puede estar seguro de que
siente ansiedad por algo. Anímele a que hable de su sueño y lo represente despierto,
pero con un final feliz.
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12. - Prepare una estrategia nocturna
E1 saberse defendidos de la pesadilla ayuda normalmente a los niños más
mayores. Proporciona seguridad el dejar la luz encendida por las noches. Algunos
niños pueden luchar mejor contra sus pesadillas rezando una oración determinada
cada noche pidiendo protección contra los monstruos; abrazar y dormir con el
peluche favorito, etc.
Miedo a la oscuridad.
Aparece entre los dieciocho meses y los cuatro años. Este miedo no es innato,
sino que es un miedo adquirido a través de imágenes y vivencias del niño tales como
la separación de los padres, pesadillas, temor a los personajes de ficción...
¿Qué se debe hacer?
- Es importante crear un ambiente agradable en el que duerma el niño para que
descanse placidamente, con la. temperatura adecuada, una cama o cuna segura...
- Deberá aprender a dormir solo, a oscuras y no necesariamente en silencio
absoluto, pues esto les conduce a despertarse ante el menor ruido.
- Establecer una rutina clara para acostarse, es decir, seguir a diario unos
horarios para el baño, la cena, el cuento y el momento de acostarse.
- Consolarle con la luz apagada cuando se desvele y no acudir inmediatamente
después de su llamada sino, paulatinamente, ir aumentando el tiempo que tardarnos en
ir.
- No comprobar que no existen monstruos ni bichos debajo de su cama, ya que
así constatamos la posibilidad de su existencia.
Recomendaciones para que desaparezca la ansiedad ante terrores habituales:
- No asustar a los niños con historias de fantasmas, brujas, el hombre del saco...
principalmente antes de ir a la cama, ni amenazarles con que vendrán o se los llevarán
si no se comportan adecuadamente.
- Nunca nos reiremos de los temores que expresan, ya que disminuiría su
confianza en nosotros; intentaremos, por e1 contrario, ponernos bajo su perspectiva
para explicárselo de forma objetiva.
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13. - No le transmitiremos más miedos, necesitan crecer con seguridad y confianza
en lo que les rodea.
- No ignoraremos sus miedos porque nos parezcan absurdos, sólo
contribuiremos a que se sienta perdido y percibirá por nuestra parte falta de cariño y
atención.
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