Frijolito era un niño que amaba el fútbol pero no era tan hábil como sus compañeros de equipo. Un día, conoce a una niña mágica llamada Estrellita que le da un girasol mágico para ayudarlo a cumplir su sueño de ser futbolista profesional. Cuando los compañeros de Frijolito se burlan de él, Estrellita los convierte en hipopótamos. Sin embargo, gracias a los sentimientos de amor y perseverancia de Frijolito, logra revertir el hechizo y jue

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FRIJOLITO
AUTOR: PATRICIA CORNEJO CAMACHO

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Había una vez, en una ciudad lejana un
niño llamado Frijolito, con pelo castaño,
cuerpo en forma, rostro hermoso y piel
dorada que hacia resaltar sus bellos
ojos, risueño, creativo e inquieto al que
le gustaba mucho jugar futbol. Desde
siempre, Frijolito había sido un niño
especial, pues no hacia las mismas cosas
que el resto de sus amigos, como jugar
canicas, videojuegos o escondidillas,
sino que Frijolito prefería sus
entrenamientos de futbol, pues soñaba
con ser un futbolista profesional, pero
tenía un grave problema no era el mejor
jugando futbol.

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Los chicos de su equipo lo hacían a un
lado, pues no era hábil como ellos para
realizar los entrenamientos y de repente
ya no quisieron jugar con él, se sintió muy
triste, no comprendía porque no podía
ser igual que el resto de sus compañeros.
Una tarde de camino a su
entrenamiento, Frijolito se encontró a un

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amigo de su papá, el cual era marinero
y decidió saludarlo:
-Hola Don Juan, ¿cómo ha estado?, le
preguntó Frijolito un poco triste.
-¡Bien muchacho¡ llegando de trabajar.
-Y tú ¿cómo estás?, te noto un poco
triste.
Durante unos instantes Frijolito se quedó
sin palabras, pero al final respondió:

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-Si Don Juan, estoy triste, pues sigo con
mi sueño de ser futbolista profesional
pero no soy como los otros chicos del
equipo, no puedo jugar igual que ellos.
-Ja,ja,ja. No te preocupes. Me hiciste
recordar cuando yo era joven y quería
ser marinero, tú no sabes que a mí me
daba mucho miedo el mar ¿verdad?
Pues te voy a contar una pequeña
historia de lo que me sucedió:

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-La primera vez que yo iba a adentrarme
al mar, se me apareció una ¡niña
mágica ¡ llamada Estrellita, que con su
magia hizo que se me quitara el miedo
al mar. Para que se te manifieste solo
necesitas sembrar una semilla de girasol
en una noche de luna llena, pero
cuando brote la flor lo más importante
es que le brindes una sonrisa.
Después de esa conversación, al cabo
de unos días, en una noche de luna
llena Frijolito sembró la semilla de girasol,
al instante broto un bello girasol, Frijolito

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inmediatamente le sonrió y apareció
Estrellita, una bella niña pero muy
traviesa. Entonces en ese momento
Estrellita pronuncio las palabras mágicas:
“Rusqui trusqui, Rasca trasca”, en ese
momento Frijolito sintió cosquillas en los
pies y hecho a reír.
Estrellita le dijo:
-Frijolito a donde vayas tu amuleto
debes tener, será el girasol, él te
ayudara a que tus deseos se cumplan y

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yo siempre estaré vigilando. En ese
momento desapareció y Frijolito se fue a
dormir.
Al día siguiente al llegar al campo de
futbol, se dio cuenta que todos sus
compañeros estaban enojados y le
dijeron que no había lugar para él.
Frijolito se entristeció demasiado, Estrellita
al mirar esa situación decidió decir las
palabras mágicas:
-“Rusqui trusqui, Rasca trasca”, en
hipopótamos a todos convertir.

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Frijolito estaba tan asustado que no para
de mirar los movimientos de cada uno
de sus compañeros, temía que le
hicieran daño y su corazón se entristeció,
pues no quería verlos convertidos en
hipopótamos, de repente escucho una
voz que le decía:
-Frijolito, no tengas miedo, no te haré
daño, me transformaré en antúrio y del

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saldrá un dragón que te ayudará a
revertir las travesuras de Estrellita, pues
tus sentimientos de amor y
perseverancia te han convertido en un
gran futbolista.
Así que en ese momento, todos sus
compañeros fueron corriendo a
abrazarlo. Frijolito no lo podía imaginar,
su sueño, ¡hecho realidad! Tenía

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un cosquilleo por todo el cuerpo, un
suave cosquilleo, de victoria. Decidieron
dejar de lado sus opiniones egoístas, y
enseguida se pusieron de acuerdo para
empezar el partido. Y verdaderamente,
fue un partido alucinante, porque
ninguno midió quién jugaba mejor o
peor, sino que entre todos sólo pensaron
en divertirse y ayudarse para ganar, sus
compañeros nunca lo volvieron a
despreciar, sus compañeros ya no eran
sus compañeros, eran sus amigos y aquí
termina esta historia tan larga como una
zanahoria.

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PATRICIA CORNEJO CAMACHO
USAER III-37/III-34
México, D.F. Marzo 2014