Los cambios hacia la industrialización afectaron negativamente a los artesanos. Antes trabajaban en pequeños talleres junto a su maestro y tenían una relación más igualitaria, pero la industrialización llevó a trabajar en grandes fábricas donde había una estricta división del trabajo y una severa disciplina, sintiéndose los obreros como esclavos vigilados por su patrón. Además, la revolución industrial destruyó las relaciones entre trabajadores y empleadores, tratando a los obreros solo como agentes