Plan-de-la-Patria-2019-2025- TERCER PLAN SOCIALISTA DE LA NACIÓN.pdf
Fundacion de mendoza
1. 1
LA
FUNDACION
DE MENDOZA
Mendoza fue fundada en la periferia del Reino de Chile y su evolución posterior tiene menos que ver con esas
características que con los sucesos en la frontera establecida en la vertiente occidental de los Andes.
Mendoza no tenía riquezas en metales preciosos ni enormes extensiones de tierras fértiles irrigable. El único
recurso valioso que poseía Mendoza era la mano de obra es decir nativos , seres humanos que podían ser usados como
mano de obra del otro lado de la cordillera La fundación de Mendoza por parte de los colonos de chile tuvo como motivo
principal, colocar una marca, sentar una base para que otros españoles instalados en córdoba, Tucumán o incluso buenos
aires no se quedaran con el recurso fundamental de Mendoza es decir los nativos que fueron usados como mano de obra , en
reemplazo de los nativos más hostiles de chile. Es decir mendoza fue un emporeo de mano de obra semiesclava .
En 1541 con la fundación de Santiago comienza la política fundacional de Pedro de Valdivia, que luego sería
continuada por García Hurtado de Mendoza, con el fin de conquistar territorios, a este proceso conquistador se suma la
pobreza y la escasez de minerales de valor y la escasa presencia de mano de obra nativa para trabajar, debido al
despoblamiento al norte de Santiago producto de la resistencia diaguita al Imperio Inca, esto hizo que se contara con territorio,
pero no con las encomiendas para trabajarlo.
Valdivia vislumbró la solución al problema de la ausencia de mano de obra indígena dócil en las noticias que al
parecer tuvo de la existencia de indios agricultores no belicosos del lado oriental de la cordillera y dentro del territorio otorgado
al reino de Chile. Por lo que el gobernador, Pedro de Valdivia, ante la necesidad de contener la rebeldía de los mapuche y de
conquistar nuevas tierras, envía en 1549 al “capitán don Francisco de Villagra, quien partió del puerto de Valparaíso con
destino a Lima y regresó con los refuerzos volcándose por la vertiente oriental de la cordillera de Los Andes según expresa
indicación del gobernador, para que al mismo tiempo recorriera y observara la región que luego sería Cuyo e incluso que
poblara y repartiera los indígenas a fin de que pudieran ser llevados a servir a Chile”.
"...y a mi teniente general [Francisco de Villagra] envío al Perú a que traiga gente y con ella vaya a poblar este
verano otro pueblo tras la cordillera de la nieve, en el paraje del de La Serena, que hay dispusición y naturales para que el uno
al otro se favorezcan..." (VALDIVIA, Carta al Emperador Carlos V fechada en Santiago el 9-7-1549.
“La particular situación de falta de mano de obra indígena dócil en Chile para la explotación de tierras y minas y para
el trabajo en general de sustento y adelantamiento de las instalaciones coloniales, motivó la necesidad imperiosa de búsqueda
de esta mano de obra en zonas cercanas que también pertenecían a la Capitanía General. De allí que el reconocimiento y
conquista de la zona cuyana tuvieran como causa inmediata la búsqueda de esta mano de obra indígena y la forma de la
posterior concreción de la instalación colonial, la colocación de las bases legales para la utilización de la misma en Chile”.
Mario Raúl Soria
Profesor en Ciencia Política
Especialista en Educación
para la integración
Chileno argentina
2. 2
EL CRUCE DE LA CORDILLERA, ENCUENTRO CON LOS HUARPES
El primer español que paso por la región de Cuyo fue Francisco de Villagra en 1551, pero el asentamiento estable se
inició con la fundación de la ciudad de Mendoza diez años más tarde en 1561, sin embargo de igual forma se usufructúa de la
mano de obra huarpe, según Cueto la ocupación es un hecho jurídico e institucional más que real y efectivo, ya que la
presencia es esporádica y tiene por móvil a la sujeción del nativo como mano de obra mediante su afectación al sistema de
encomienda.
Al recibir las noticias de Villagra, Valdivia ordena la fundación de ciudades en el lado oriental, tal labor se la encarga
a Francisco de Riberos, quien se aboco a la tarea de reunir dinero y hombres para la expedición, el éxito logrado fue
considerable, pero ante el peligro de dejar despobladas las ciudades recién fundadas en Chile, Valdivia suspende la
expedición. Esto sumado a los intereses de los capitulares de Santiago y La Serena quienes querían seguir manejando con
libertad el sistema de las encomiendas, hizo que se detuviera la ocupación y la fundación de ciudades.
Entre los años 1551 a 1561 se iniciaron las encomiendas, en ese primer período, los encomenderos residían en
Chile y los indígenas eran obligados a acudir a servirlos allí, para ser utilizados como esclavos en las minas,no se produjo un
enfrentamiento con los huarpes, pero si un dominio mediante la encomienda
El ingreso de Cuyo y la anexión de estas nuevas tierras a la jurisdicción de Chile, sobretodo de la mano de obra
huarpe, soluciona la necesidad de mano de obra nativa.
Los encomenderos se negaban a la fundación de ciudades en Cuyo, ya que según la legislación vigente, ellos se
debían trasladar junto a sus encomiendas, siendo para ellos más conveniente la “encomienda de ausentes”, las cuales
consistían en llevar a los indígenas lejos de su lugar de origen para cumplir labores en otras ciudades.
La escaza mano de obra de Chile, debido al carácter belicoso de los mapuche, la escaza población nativa y la falta
de esclavos negros, es reemplazada por las encomiendas de Cuyo.
La extracción de Huarpes de Mendoza para compensar la pérdida de mano de obra araucana. Con el tiempo, a su
vez, el despoblamiento de huarpes permitió a los españoles el acceso a las tierras disponibles en valles fértiles como Uco y
Xaurúa, que ahora podían solicitarse como pago por servicios a través de mercedes. Los huarpes desnaturalizados, una vez
en Santiago, se quedaban en los suburbios, a tal punto que una estimación de 1614 informó que el 37% de los indios que
residían en las afueras de la capital eran huarpes. Consecuentemente, en Mendoza, las encomiendas de huarpes se
desplomaron, cayendo solamente en la primera parte del siglo XVII de 20.000 a 800 indios. Desde el punto de vista de los
intereses de la corona, poco favorable resultaba que Mendoza perdiese población nativa, porque los españoles se negaban a
establecerse donde faltasen indios que proveyesen de mano de obra encomendada. En la nueva estrategia defensiva de la
región, Mendoza debía estar poblada con suficientes españoles como para auxiliar a las tropas que se enviasen, pues era el
nexo por tierra entre España, el puerto de Buenos Aires y Arauco. La situación del despoblamiento de nativos, que repercutía
directamente en la escasez de españoles radicados, fue tan dramática que la Tasa de Esquilache de 1625 ordenó que los
indios de Cuyo dejasen de servir la mita al otro lado de la cordillera “bajo pena de privación del tributo la primera vez y de
quedarse sin la encomienda la segunda”. Estas enérgicas disposiciones, sin embargo, se ignoraban con desparpajo porque
las autoridades en Santiago toleraban o permitían ignorar las normativas.
La consecuencia de tales desplazamientos de los nativos en busca de recursos fue la transformación de periferia a
frontera, empezando por Mendoza. Devenir frontera en Mendoza Debido a que el Corregimiento de Cuyo pertenecía a la
jurisdicción del Reino de Chile, Mendoza, su capital, dependía de Santiago tanto en lo político como en lo económico. Desde su
fundación en 1561, funcionó como satélite de Santiago en cuanto a que era el lugar alternativo para extraer recursos. Otro rol
aparecería por su localización en la ruta de recursos desde las provincias del este hacia Santiago y Arauco. De hecho,
Mendoza había sido visitada por primera vez en 1551 por Francisco de Villagra, quien venía desde el Alto Perú a través de
Tucumán con 185 soldados y caballos para la guerra en Chile.
. En el siglo XVI Mendoza tuvo el comportamiento de una colonia periférica, caracterizado por su poca población
española, su escasa actividad militar y una economía de subsistencia con comercio de vinos, frutas secas y también de
“carneros y cabras que se llevaban a Córdoba y desde allí a Potosí”. Nada mejor demuestra la marginalidad de Mendoza que
el hecho de que, tres décadas después de su fundación, ni siquiera figuraba en los mapas en donde ya se encontraban
localizadas con bastante precisión Santiago, Córdoba y Buenos Aires. Los recursos de Mendoza, en particular, sus nativos
huarpes fueron aprovechados por los vecinos de Santiago quienes ya habían comenzado a desnaturalizarlos desde incluso
una década antes fundar Mendoza. Al ser fundada solamente tenía 45 vecinos, aunque 30 de ellos residían en Santiago. Una
década más tarde se estimaba que 480 españoles ocupaban la totalidad del Corregimiento de Cuyo. El comportamiento de los
encomenderos de huarpes sentó las bases para que Mendoza se mantuviese como una colonia periférica y con escaso
desarrollo durante el medio siglo siguiente. Al mismo tiempo, sin embargo, el despoblamiento permitiría más tarde la expansión
de los españoles sobre aquellas tierras irrigadas del amplio oasis del río Tunuyán, y que habían estado bajo dominio indígena.
Estas tierras en el Valle de Uco y Xaurúa servirían para potreros de engorde de ganado vacuno con destino a los mercados de
Santiago y Arauco a partir de la tercera década del siglo XVII. Para la corona, como dijimos, una presencia permanente de
españoles era un requisito para la implementación de la estrategia defensiva del sur del virreinato del Perú.
Hasta la década de 1580, el destino de los huarpes encomendados eran las minas de Chile y desde 1580 en
adelante, las unidades agrarias chilenas que producían fundamentalmente trigo para el mercado limeño.
3. 3
Como consecuencia de la encomienda, los indígenas huarpes fueron disminuyendo, esto según Cueto debido a la
docilidad y pacificidad del huarpe, la necesidad de mano de obra en Chile y el carácter de conquistador del español. Producto
de la misma encomienda, los repetidos viajes del nativo fuera de su medio generan desarraigo, la perdida de vínculos y la
transculturización.
Una vez fundadas en 1562, las provincias de Cuyo dependerían de la Capitanía de Chile, razón por la cual los
traslados de indios en encomienda continuaron. Normalmente se llevaban a los hombres; las mujeres con sus hijos quedaban
abandonadas o bien los seguían, y perecían en el camino. Muchos huarpes, atemorizados por esta práctica, se escondían en
parajes apartados, donde también terminaban muriendo por falta de sustento y generalmente por congelamiento cuando
intentaban huir a través de la cordillera.
Un censo de indios de 1679 indica que en poco más de cien años, la población huarpe de San Juan había pasado
de varios miles a unas pocas centenas. Contribuyeron también a la extinción algunas sublevaciones contra los españoles, a
pesar de la naturaleza pacífica de estos pueblos.
EL PUEBLO HUARPE
La palabra Huarpe, se traduce como los "descendientes directos de la divinidad". Estos se ubicaron en la llamada
Tucuma o Caría sobre el río San Juan y los alrededores, en los valles de Huentota.
Los Huarpes habitaron lo que hoy se denomina región de Cuyo, señala hasta la actualidad una región argentina
formada por las actuales provincias de Mendoza, San Juan y San Luis. Estas constituyeron en el pasado la "provincia de Cuyo
del reino de Chile", es decir la parte de la antigua Capitanía General de Chile que quedaba al este de la Cordillera de Los
Andes, hasta que en 1776 pasó a integrar el Virreinato del Río de La Plata.
Los restos arqueológicos y las crónicas, especialmente de religiosos españoles, indican que los huarpes eran delgados y altos.
Los hombres tenían una estatura media de 1,70 metros y las mujeres de 1,60. Tenían el cráneo alargado, la piel oscura y
abundante vello, además de un cabello lacio y renegrido, que usaban largo y suelto. Los hombres se rasuraban la barba. Las
crónicas de la época así como los estudios posteriores coinciden en que los huarpes eran pacíficos, no usaban armas ni
guerreaban con otros pueblos. Tenían fama de excelentes rastreadores. Entre sus ideas morales, los historiadores destacan la
fuerte condena de este pueblo al engaño y la mentira”. Vivían en grupos pequeños, dirigidos por un cacique, que era el
propietario de la tierra. El cacique o amta era el encargado de la organización y protección del grupo. La sucesión del poder era
hereditaria, hacia el primogénito varón. Había también una jerarquía de jefes políticos, religiosos e inclusive princesas de
sangre o ñustas La base de la organización social era la familia. Los huarpes le daban mucha importancia a los lazos de
parentesco. Algunos grupos de esta cultura, originariamente cazadora-recolectora, incorporaron con el tiempo la agricultura y la
ganadería. Los grupos se ubicaban en tierras regadas por redes de canales y acequias que ellos mismos construían para
garantizaban el riego del maíz, la quinoa, el poroto, la calabaza y el mate. El maíz o choclo fue entonces fundamental en su
dieta; lo comían asado o cocido y también lo secaban al sol para obtener chuchoca que consumían molida. Criaban llamas y
guanacos para alimentación y transporte.
Los huarpes se vieron sometidos por los Incas alrededor del año 1480, como parte de la política expansionista
incaica, llegaron a la actual región de Cuyo y ocuparon hasta el río Diamante (hoy Mendoza) y en San Juan ocuparon la zona
de la Cordillera hasta la Precordillera.
Con la llegada del español, se hablaba de que en ese entonces había en el país de Cuyo entre 20 y 30 mil naturales. Un siglo
después este pueblo ya estaba en camino a su desaparición.
Una gran proporción de la población huarpe fue llevada a trabajar a las minas y estancias de Chile. El traslado de los indígenas
de Cuyo había comenzado en 1551 cuando Francisco de Villagra descubrió esta región. La fundación de Mendoza por parte
de los colonos de chile tuvo como motivo principal, colocar una marca, sentar una base para que otros españoles
instalados en córdoba, Tucumán o incluso buenos aires no se quedaran con el recurso fundamental de Mendoza es
decir los nativos que fueron usados como mano de obra , en reemplazo de los nativos más hostiles de chile
La fundación de las restantes ciudades de Cuyo
Pedro del Castillo tenía precisas instrucciones del gobernador de fundar las ciudades que le pareciere necesarias dándoles los
límites que considerara convenientes, en la tierra llamada Cuyo, caracterizada como de "mucha
gente que había servido al inca". De esta manera el objetivo de la población quedaba indirectamente expresado porque lo que
realmente importaba en esa empresa era la población indígena acostumbrada a servir. Tenía también "licencia, facultad,
comisión y poder" para repartir los indígenas dentro de la jurisdicción de las ciudades que fundase.
Castillo, acompañado por cincuenta hombres reclutados entre aquellos "soldados que habían quedado sin suerte después de
llano Arauco", es decir, que no habían recibido propiedades en el
recientemente pacificado sur chileno, arribó al asiento indígena de Güentata y tomó posesión de él en una plaza que allí se
encontraba a fines de febrero de 1561. El 2 de marzo siguiente concretó la fundación de la ciudad que nombró Mendoza y a la
cual le dio por límites jurisdiccionales "desde la gran cordillera nevada aguas vertientes a la Mar del Norte". La
jurisdicción original de Mendoza, entonces, abarcaba todo el espacio correspondiente a la Gobernación de Chile en la vertiente
oriental de la Cordillera. El repartimiento de indios para los nuevos vecinos podía realizarse en todo ese territorio.
A pesar de que podía fundar otras ciudades, la urgencia por una parte y la poca disponibilidad de vecinos por la otra quizás
4. 4
hicieron que Pedro del Castillo concretara sólo la fundación de Mendoza con carácter transitorio hasta que se ubicara un lugar
mejor. Inmediatamente realizó
todos los repartimientos de indígenas que pudo, dejó unas pocas personas en calidad de vecinos refugiados en un fuerte y
volvió a Chile.
Al año siguiente, y siendo ya en forma efectiva Gobernador de Chile, don Francisco de Villagra -el mismo que diez años antes
reconociera la zona de Cuyo- dispuso inmediatamente reafirmar el poblamiento en ella. Para esto instruyó a uno de los
hombres de su mayor confianza, el capitán Juan Jufré.
Juan Jufré era un fuerte encomendero de la zona central de Chile. A su actuación en la consolidación de la conquista, su
posesión de grandes encomiendas con las cuales se beneficiaba, su participación en la industria textil (era propietario de un
obraje de paños), así como sus vinculaciones con los principales personajes de la época (era yerno de Francisco de
Aguirre), se agregaba el haber recibido y alojado al nuevo gobernador y su gente en su regreso a Chile después de su prisión
en Perú11. Sin embargo, en las instrucciones para el poblamiento de Cuyo, Villagra justificaba expresamente su elección
solamente por el hecho de ser Jufré
muy experimentado en el trato con los indios.
Las instrucciones emitidas por el gobernador mandaban a Jufré refundar la ciudad de Mendoza, fundar otra en el valle vecino
de Caria o Tucuma (hoy San Juan), explorar las zonas comarcanas y fundar todas las otras ciudades que considerara
conveniente. Lo novedoso que incluían estas instrucciones era la orden expresa de que a las ciudades fundadas debía
señalarles por jurisdicción treinta leguas a la redonda.
Este detalle es sumamente llamativo ya que nunca antes se había estipulado previamente a la fundación la extensión de la
jurisdicción que debía tener una ciudad, ni existía antecedente alguno en las fundaciones ya realizadas: Santiago de Chile al
momento de fundarse tenía una
jurisdicción real desde Copiapó al río Maule; después La Serena fue fundada en el camino a Copiapó entre cincuenta y sesenta
leguas de Santiago, acortando la jurisdicción de la primera; a Mendoza se le fijó como jurisdicción todo el territorio al oriente de
la cordillera. No existía
ninguna justificación sobre esta decisión en las instrucciones de Villagra, pero obviamente debió tener un objetivo bien concreto
que puede ser dilucidado con el análisis de los sucesos posteriores.
Juan Jufré procedió inmediatamente a dirigirse a Mendoza para recoger a los españoles que Pedro del Castillo había dejado
en esa ciudad;
con éstos y los que lo acompañaban completó la escasa cantidad de cincuenta hombres. Desde allí se dirigió a explorar la
llamada "provincia de Conlara" (actual San Luis) de la cual el mismo Villagra había tenido noticias en su paso por Cuyo;
eventualmente Jufré podía realizar alguna
fundación en ella.
Evidentemente Juan Jufré no consideró conveniente realizar esto último; si bien posteriormente en su probanza de méritos13
se señalaba reiteradamente que había descubierto una región "de tierra muy fértil y con mucha gente" posiblemente no se
dieron las condiciones para la
instalación efectiva de una ciudad, ya fuera porque no existía población indígena agrupada o acostumbrada al servicio personal
o porque eran pocos los españoles que llevaba como para distraer parte de ellos en el establecimiento de una ciudad. Al
parecer fueron ambas razones
combinadas, sobre todo teniendo en cuenta que se conoció después que los naturales de San Luis vivían en pequeños
establecimientos dispersos en los valles serranos y dentro del monte y eran reacios al dominio español, no habiendo sido
tampoco sometidos por los incas.
Sin embargo de esto resulta posible, según algunas referencias documentales bastante indirectas, que Juan Jufré realizara en
Conlara algunos repartimientos indígenas que beneficiaron a vecinos de la ciudad de Santiago.
De regreso a Mendoza Jufré protagonizó un hecho cuyas razones más profundas siempre han permanecido disimuladas para
la historia: el 28 de marzo de 1562 refundó la ciudad bajo el nuevo nombre de Resurrección. La excusa oficial, expresada en la
misma Acta de Fundación era que, por estar en un pozo, la ciudad no se aireaba lo suficiente para mantener la salubridad de
sus habitantes, y entonces la trasladaba a "dos tiros de arcabuz" -es decir, a corta distancia según un modo adverbial figurado
que era usual en los documentos de la época14- dentro del mismo valle.
Obviamente tal excusa no resultó convincente a la historia y durante siglos se ha discutido acerca de las verdaderas
motivaciones de este cambio justificándolo al final con una hipotética controversia entre los gobernadores promotores de las
fundaciones que generaba un deseo de
borrar el nombre que recordaba al anterior. Sin embargo no existe ningún fundamento documental para considerar ésta como
la verdadera razón, por lo que la misma debe relacionarse con toda la situación y los intereses en juego.
Esta singular maniobra debió haber sido concebida por Villagra. Como la fundación de la ciudad de Mendoza era legal y su
jurisdicción había quedado establecida en todo el territorio de Cuyo, Juan Jufré no podía fundar otra ciudad sin que la misma
quedara dentro de la
jurisdicción de la anterior. Para corregir este hecho se debía anular la primera fundación realizando una nueva, con nuevos
límites y nuevo nombre. Ese parece haber sido el motivo de la refundación de Mendoza, que en realidad consistió más bien en
una argucia legal que en una
fundación real, y que derivó en que el nuevo nombre no subsistiera ni
reemplazara al original.
El nuevo límite jurisdiccional que se le daba a la ciudad –aunque mucho más restringido- permitía sin embargo abarcar
5. 5
fácilmente una zona densamente ocupada por aborígenes y dejaba, por el norte, libre el valle central de la actual provincia de
San Juan para erigir otra ciudad en otro centro importante de poblamiento aborigen, y por el este toda la región de Conlara
abierta a la posibilidad de nuevas fundaciones.
Inmediatamente después Juan Jufré hizo el correspondiente repartimiento de tierras e indios a los vecinos de la nueva
ciudad,abarcando incluso los límites terminales como Cayocanta y Diamante y corrigiendo el anteriormente realizado por Pedro
del Castillo; de este
modo encomendó más indios entre más y nuevos vecinos, como era el
verdadero interés.
Posteriormente se trasladó con el resto de sus hombres a treinta leguas al norte hasta el valle de Caria o Tucuma. Allí fundó la
ciudad de San Juan de la Frontera el 13 de junio de 1562 y realizó también el repartimiento de tierras e indios correspondiente.
En el trazado de los límites jurisdiccionales de las dos nuevas ciudades existió también otra ingeniosa maniobra. Según las
instrucciones del gobernador -y tal como confirman las actas fundacionales- ambas ciudades debían tener como jurisdicción
treinta leguas a la redonda. Pero
en realidad las ciudades de Mendoza y San Juan están separadas entre sí por exactamente treinta leguas, por lo que si Juan
Jufré hubiera señalado estrictamente como límites de Mendoza las treinta leguas a la redonda, nunca habría podido fundar San
Juan en el lugar en que lo hizo, porque de esta manera habría quedado incluida en los términos de la jurisdicción de
Mendoza. Como el interés era fundar la nueva ciudad precisamente en ese lugar por "estar más en comarca de naturales" Juan
Jufré recurrió a un artilugio.
A la ciudad de la Resurrección (refundación de Mendoza) le dio por límite sur el valle del río Diamante, por límite oeste la
cordillera y por límite este Cayocanta cumpliendo en los tres las treinta leguas; sin embargo el límite norte llegaba hasta el valle
de Guanacache e incluía
"aquella comarca", que está a mitad de camino entre Mendoza y San Juan.
A San Juan le dio como jurisdicción treinta leguas hacia el este, treinta leguas hacia el oeste hasta la cordillera y treinta leguas
hacia el norte,
mientras que hacia el sur el límite llegaba también hasta el valle de Guanacache e incluía "aquel distrito". El valle de
Guanacache, a la vez frontera y territorio compartido entre ambas jurisdicciones, estaba también habitado por gran cantidad de
indígenas que fueron inmediatamente repartidos entre vecinos de ambas ciudades. Surge aquí nuevamente la duda del porqué
de las obligadas treinta leguas de jurisdicción, siendo que una jurisdicción más extensa -como la misma de Santiago de Chile o
la de la primera fundación de Mendoza permitía el repartimiento de todos los aborígenes que habitaban en ella. La respuesta
parece estar en la limitación legal a la cantidad de indígenas que podía tener encomendados un español.
Desde los comienzos de la conquista de América la adjudicación o repartimiento de indígenas a los españoles para su
utilización en distintos trabajos estuvo limitada; posteriormente las Leyes de Burgos de 1512 intentaron también poner
restricciones a la cantidad de indígenas
encomendados: no podían ser más de ciento cincuenta ni menos de cuarenta por cada español16. Si bien estas reglas no se
cumplieron estrictamente y las exageraciones y excepciones abundaron (especialmente en Chile justificadas por la guerra del
Arauco), debía de
alguna manera mantenerse cierto límite. Por lo tanto, para conseguir más indios para el trabajo lo que hacía falta eran más
españoles con calidad de vecinos afincados para recibir los repartimientos; mientras mayor fuera el número de fundaciones
concretadas, mayor era el número de titulares de encomiendas.
Pero como la cantidad de españoles disponibles como vecinos era siempre escasa se recurrió a otro ardid para aumentarlos:
fue común en Cuyo que vecinos chilenos figuraran al mismo tiempo e ilegalmente como vecinos y encomenderos de ambas
ciudades cuyanas aun sin residir en ellas, lo que motivó la ejecución de varias causas judiciales que han quedado como
documentación de esa irregularidadDe esta manera se cumplió tempranamente y con creces el
objetivo principal de la instalación en Cuyo de los españoles de Chile. Las fundaciones de Mendoza y San Juan resultaron
suficientes para conseguir la tan anhelada mano de obra de toda la región de Cuyo y durante algunos años no se fundaron
nuevas ciudades.
Sólo treinta años después volvió a repetirse el proceso cuando el hijo de Juan Jufré, don Luis Jufré de Loaysa y Meneses, bajo
la gobernación de García Oñes de Loyola y como Teniente de Gobernador de Mendoza y San Juan, fundó en 1594 la ciudad
de San Luis de Loyola
en la antigua provincia de Conlara que tres décadas antes había reconocido su padre.
Para ese entonces -finales del siglo XVI- la situación territorial había cambiado: al objetivo primero se sumó en este caso la
realidad delya usual camino que unía Santiago con la ciudad de Córdoba y con el recientemente fundado puerto de Buenos
Aires, del cual Mendoza y San
Luis fueron postas obligadas. Pero aun así no se dejó de lado el interés por conseguir mano de obra indígena.
En efecto, la escasa documentación existente sobre esta nueva población señala que Luis Jufré mandó a uno de sus
ayudantes, el capitán Francisco de Riberos y Figueroa (hijo del frustrado poblador de Cuyo), a recorrer toda la zona comarcana
a San Luis registrando e inscribiendo
todos los caciques e indios que en ella se hallaren; el objetivo de esto no podía ser otro que el posterior repartimiento de los
mismos. Luego debía dirigirse al límite sur de la jurisdicción de Mendoza y recorrer la zona del Diamante
La fundación de las ciudades cuyanas dio el marco legal para el repartimiento de los indígenas en Cuyo, pero como la
necesidad de mano de obra se producía en Chile, los indígenas debían ser llevados hacia allá.
Si bien el traslado de aborígenes fuera de sus sitios naturales estaba considerado ilegal desde la sanción de las Leyes de
6. 6
Burgos, tanto los particulares como el mismo gobierno de Chile buscaron la forma de realizarlo bajo distintas modalidades.
Los grandes propietarios chilenos que residían en Santiago o La Serena y figuraban como vecinos de las ciudades cuyanas
aprovecharon la titularidad de encomiendas en Cuyo -que dejaban bajo la administración de un empleado o "escudero"- para
sacar a los indígenas de su territorio y trasladarlos a Chile a fin de servirse de su trabajo en sus propiedades: eran
utilizados como mano de obra para la atención de sus casas, cultivos y ganado.
Para darle a esta acción apariencia de legalidad se usaban los más diversos argumentos: desde pretender que el clima de las
costas chilenas era mejor para la salud de los indígenas de Cuyo como el de hacerlos figurar como sujetos a caciques
trasandinos. El traslado siempre era
realizado en forma coactiva y era común llevarlos "en collera", es decir como presidiarios, si bien legalmente los indígenas eran
considerados trabajadores libres.
En ocasiones los encomenderos alquilaban los indígenas trasladados desde Cuyo a otras personas para su empleo en
diversos fines.
El alquiler solía formalizarse ante escribano y se fijaba un salario diario que no siempre se cumplía. A estos indígenas
alquilados generalmente se los empleaba en labores domésticas y rurales; otras veces su inclusión como fuerza fija de trabajo
en el arrendamiento de las propiedades valorizaba las mismas. Pero también se alquilaban para otro tipo de tareas,
como trabajo en curtiembres y obrajes de paños, a pesar de que esto último fue expresamente prohibido por la corona.
Las propias autoridades administrativas de Chile utilizaban la mano de obra aborigen cuyana para la atención de las
propiedades rurales de la corona, el laboreo en las minas y la construcción de obras públicas en la forma de "indios de mita",
que era considerada de utilidad pública. Es así que periódicamente el Cabildo de Santiago enviaba comisionados "a la
saca" de indios cuyanos para utilizarlos como mano de obra; la documentación evidencia que por lo menos en las primeras tres
décadas del siglo XVII prácticamente toda la obra pública encarada por ese cabildo fue realizada con mano de obra indígena
originaria de Cuyo. En casi todos los casos no se les abonó a los aborígenes el salario estipulado ni fueron regresados nunca a
su lugar de origen como señalaban las leyes.
El traslado de indígenas cuyanos a Chile fue masivo y permanente durante la segunda mitad del siglo XVI y gran parte del
siguiente. Como es conocido en la literatura histórica, las más importantes autoridades eclesiásticas de esos momentos
hicieron oir sus reclamos en distintas
cartas y documentos sobre el injusto y cruel tratamiento a que se sometía a esos indígenas.
Como consecuencia de los reiterados traslados, en las ciudades chilenas -y especialmente en Santiago- se reunió una
importante población de aborígenes de Cuyo. A tal punto fue así que la misma Compañía de Jesús editó gramáticas y
catecismos en los dialectos de los indígenas
cuyanos para llevar adelante la evangelización de éstos en la misma ciudad de Santiago19. Incluso el título de "Protector de
Guarpes de la provincia de Cuyo" se unificó con el de "Protector de naturales de Santiago", recayó en una misma persona
residente en esa ciudad y se alejó ilógica y definitivamente de su lugar de origen. Al mismo tiempo Cuyo sufrió un rápido
despoblamiento aborigen que influyó también negativamente sobre la situación económica de la débil instalación española en
la región.
Los pobladores estables de Cuyo, conformados por los empobrecidos descendientes de los soldados conquistadores que no
poseían previamente propiedades en Chile y por los encargados de las encomiendas de los vecinos chilenos, subsistieron en
forma elemental por la poca mano
de obra indígena de que disponían. Frecuentemente su escasez motivaba controversias entre los vecinos para dilucidar a
quién correspondía su utilización. Muchas veces el alquiler de la misma en Chile por parte de los propios pobladores cuyanos
constituía el único recurso de tenían de
obtener dinero. A todo esto se sumó la permanente explotación de estos pobladores por parte del gobierno y los particulares
chilenos, ya fuera como sostenedores de los refuerzos militares que periódicamente enviaba la corona desde España -a través
del puerto de Buenos Aires- para la
interminable guerra del Arauco, o como no reconocida fuente de producción del valioso ganado vacuno que nutría su
importante industria de derivados.
Esta situación duró hasta el siglo XVIII. Sólo entonces cesó el traslado de indígenas cuyanos a Chile ante la coincidencia de
diversas circunstancias, tales como la extinción de las cada vez más disminuidas encomiendas en Cuyo, la integración de los
naturales que quedaban en la
región a la vida y economía colonial, el aporte de trabajadores indígenas del sur de Chile luego del apresamiento y
esclavización de los vencidos en la guerra del Arauco y el incremento de la entrada de esclavos negros.
Junto con su separación del Reino de Chile y su integración al Virreinato del Río de La Plata, Cuyo comenzó a desarrollar su
propia identidad.
Por Qué se Fundo la Ciudad de Mendoza?
La fundacion de Mendoza no respondió a ningun hecho idilico. FUE PARA ASEGURAR LA PROPIEDAD Y LA PROVISIÓN
DE MANO DE OBRA CUASI ESCLAVA A LOS PROPIETARIOS ESPAÑOLES ASENTADOS EN SANTIAGO DE CHILE. DE
MODO QUE MENDOZA NACIÓ COMO UN EMPORIO ESCLAVISTA CLANDESTINO. Cuando los españoles llegaron a Chile ,
se dedicaron a la produccion de alimentos y materias primas destinadas a la enorme Ciudad de Lima , rica gracias a la
explotación de la minería. Los españoles que llegaron a Chile NO pensaban trabajar ellos con sus manos las tierras, sino usar
mano de obra gratuita que iban a conseguir una vez que sometieran a los pobladores locales... . Para desgracia de los
7. 7
españoles la dominación de los nativos del Chile no resulto fácil. Asi que si querian producir algo en sus estancias tendrian que
trabajarlas ellos mismos o...buscar nativos de lugares cercanos a Santiago de Chile que fueran dominables. Asi los
Propietarios españoles de santiago comenzaron a buscar mano de obra del otro lado de la cordillera . Como introducción a
esto hay que remontarse a junio de 1549, fecha en que se organizó la expedición de Francisco de Villagra, quien fue enviado al
Perú por el gobernador de Chile, Pedro de Valdivia, para buscar refuerzos para luchar contra los nativos de Chile .
Después de reunir unos doscientos hombres en el Alto Perú hoy Bolivia ,Villagra regresó hacia el sur por el este de la
cordillera, actual territorio argentino. En marzo de 1551 Villagra llegó a lo que es actualmente la provincia de Mendoza, al sur
de lo que luego sería la ciudad.
Desde este lugar ordenó a Diego de Maldonado marchar hacia Chile, quien junto a 8 de sus hombres descubrió el Camino del
Inca. En tanto,Villagra continuó hacia el sur y llegó hasta el río Diamante. De regreso de aquella travesía, Maldonado le
comunicó que había descubierto un camino por donde se podía llegar a Chile y ... muchisimos nativos relativamente dóciles
LOS HUARPES .
La expedición de Francisco de Villagra fue recibida con gran júbilo. De manera inmediata para asegurarse que los españoles
instalados en Tucuman NO se quedaran con tan apreciado botín (es decir seres humanos que iba a obligar a trabajar por ellos)
decidieron fundar una ciudad del otro lado de la cordillera que iba a depender junto con todos los territorios adyacentes y los
seres humanos que en ellos vivieran de Santiago de Chile.
Pedro del Castillo, el fundador
El nombre completo del fundador de Mendoza era Pedro Ruiz del Castillo y nació en Villalba de Rioja, España, en 1521. A
mediados del siglo XVI, pasó a América y participó en muchas expediciones colonizadoras. Tomó parte en la guerra contra los
araucanos. Él mismo fue corregidor de varias ciudades del nuevo continente. En 1560 fue nombrado por Hurtado de Mendoza
teniente con amplios poderes a Cuyo. Luego fue destituido y se retiró hacia el Perú. Falleció en Panamá, el 28 de marzo de
1566.
Hacia la conquista
En noviembre de 1560 el gobernador de Chile, don García Hurtado de Mendoza, nombró a Pedro del Castillo como “capitán
general y teniente gobernador para poblar, fundar, repartir tierras y encomendar indios en la provincia de Cuyo”.
La expedición partió con 38 hombres a fines de enero de 1561. Los expedicionarios atravesaron la cordillera en dirección al
este y pasaron por los valles de Aconcagua y Uspallata, y el 22 de febrero los conquistadores llegaron al valle de Huentota y
tomaron posesión legal del territorio.
Con el objetivo de ocupar el territorio y servirse del mismo, ... y de las personas que en él habitaban se implementó la
encomienda, que consistía en la entrega de tierras otorgadas por la corona española a un encomendero para que las
administrara y dispusiera de los pobladores que en ellas se asentaban. A pesar de su resistencia los Huarpes fueron vencidos
y dominados . Una década antes de la fundación de Mendoza ya eran "cazados" y enviados al otro lado de la cordillera a pesar
de estar prohibido, Estos traslados eran verdaderamente inhumanos debido a las dificultades del terreno y el clima y el trato
despiadado de sus dueños españoles , al punto tal de que a aquellos nativos que encadenados con otros , perdían sus fuerzas
, se desmayaban o no podian seguir caminando, sencillamente se les cortaban las manos y los dejaban abandonados a orilla
de camino para que murieran desangrados.
Con esta premisa se fundó la ciudad dividiendo el territorio en 25 manzanas, y haciéndola depender de la Capitanía General de
Chile.
Cuyo fue establecido como Corregimiento de Cuyo y pertenecía a la jurisdicción del Reino de Chile, Mendoza, su
capital, dependía de Santiago tanto en lo político como en lo económico. Desde su fundación en 1561, funcionó
como satélite de Santiago en cuanto a que era el lugar alternativo para extraer recursos fundamentalmente seres
humanos. Otro rol aparecería por su localización en la ruta de recursos desde las provincias del este hacia Santiago.
De hecho, Mendoza había sido visitada por primera vez en 1551 por Francisco de Villagra, quien venía desde el Alto
Perú a través de Tucumán con 185 soldados y caballos para la guerra en Chile. Al mismo tiempo, dice una fuente,
también buscaba la ciudad de los Césares. En el siglo XVI Mendoza tuvo el comportamiento de una colonia
periférica, caracterizado por su poca población española, su escasa actividad militar y una economía de subsistencia
con comercio de vinos, frutas secas y también de “carneros y cabras que se llevaban a Córdoba y desde allí a
Potosí Nada mejor demuestra la marginalidad de Mendoza que el hecho de que, tres décadas después de su
fundación, ni siquiera figuraba en los mapas en donde ya se encontraban localizadas con bastante precisión
Santiago, Córdoba y Buenos Aires. Los recursos de Mendoza, en particular, sus nativos huarpes fueron
aprovechados por los vecinos de Santiago quienes ya habían comenzado a desnaturalizarlos desde incluso una
década antes fundar Mendoza. Al ser fundada solamente tenía 45 vecinos, aunque 30 de ellos residían en Santiago.
Una década más tarde se estimaba que 480 españoles ocupaban la totalidad del Corregimiento de Cuyo. El
comportamiento de los encomenderos de huarpes sentó las bases para que Mendoza se mantuviese como una
colonia periférica y con escaso desarrollo durante el medio siglo siguiente. Al mismo tiempo, sin embargo, el
8. 8
despoblamiento permitiría más tarde la expansión de los españoles sobre aquellas tierras irrigadas del amplio oasis
del río Tunuyán, y que habían estado bajo dominio indígena. Estas tierras en el Valle de Uco y Xaurúa servirían para
potreros de engorde de ganado vacuno con destino a los mercados de Santiago y Arauco a partir de la tercera
década del siglo XVII. Mendoza la intensificación del drenaje de sus nativos. Los huarpes desnaturalizados, una vez
en Santiago, se quedaban en los suburbios, a tal punto que una estimación de 1614 informó que el 37% de los
indios que residían en las afueras de la capital eran huarpes. Consecuentemente, en Mendoza, las encomiendas de
huarpes se desplomaron, cayendo solamente en la primera parte del siglo XVII de 20.000 a 800 nativos.
CONCLUSION
Cuando Valdivia llego a Chile, no tenían mano de obra, producto de la rebelión constante de los indígenas del sur.
En sus cartas Pedro de Valdivia indica que si no se encontraban indios acostumbrados a servir del otro lado de los Andes (en
Cuyo), para llevarse como mano de obra a Chile, las ciudades de Santiago y La Serena iban a despoblarse. Por lo tanto los
españoles fundaron San Juan y Mendoza, y se llevaron a los indios a trabajar a Chile. Las poblaciones y las fundaciones de las
ciudades fueron exclusivamente para ampararse bajo la legalidad y así conseguir fuerza de trabajo para Chile.
Por lo tanto y bajo los antecedentes anteriormente expuestos, las encomiendas huarpes traídas desde Cuyo
resultaron de vital importancia para la economía de Chile en el siglo XVI, ya que gracias a esta mano de obra se pudo explotar
los yacimientos mineros y posteriormente cultivar la agricultura, que no habría sido posible con la escaza mano de obra
indígena presente en Chile en esa época.
Las consecuencias del sometimiento huarpe al sistema de encomiendas dejo como gran consecuencia, la
disminución de su número y la posterior eliminación y mestizaje de los indígenas restantes, “para explicar la desaparición de
los huarpes postulando que la misma se habría producido debido a una progresiva aculturación y mestización, que los habría
transformado finalmente en “criollos”. Sin embargo, estos argumentos tienen dificultades para demostrar la desaparición de los
huarpes, ya que dependen de interpretaciones muy difíciles de precisar sobre los umbrales étnicos y raciales que
determinarían específicamente la “pérdida” de identidad. Más allá de la imposibilidad de establecer un peso demográfico
masivo europeo en los primeros siglos de la conquista, el argumento de mestizaje racial “blanqueador” sugiere la
biológicamente discutible preponderancia de la sangre europea en la medida en que se asume como única ascendencia
significativa de la población regional. En el segundo caso, en una matriz claramente evolucionista y esencialista, se afirma que
la cultura indígena (imaginada como estática) fue “aculturada” a favor de la cultura española, cuyos cambios no son vistos
como una pérdida de sustancia.