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27El impacto ambiental de la iluminación nocturna artificial
por Carlos Herranz Dorremochea*
El impacto ambiental de
la iluminación nocturna
artificial
*Físico
Avda. Carlos III, 14-1º dcha., 31002 Pamplona · Tel. 948 22 99 44
Correo electrónico: herranzc@teleline.es
La emisión inadecuada de luz para ilu-
minación nocturna perjudica a la calidad
ambiental y a la biodiversidad, malgasta
energía eléctrica y obstruye la visión del
firmamento. El constante aumento de las
instalaciones de alumbrado agrava este
problema cuya corrección y prevención
es necesario incluir en el derecho
ambiental, sin que ello suponga una dis-
minución en los niveles de iluminación
recomendados.
Gaueko argitztapenerako argi-emisio
deregokiak ingurune eta dibertsitateari
kalte egiten dio, eta halabar energia
elektrikoa xahutu eta zerua ikustea era-
gozten du. Etengabeko argi instalazioen
igoerak azaroa handiagotzen du. Horren
ondorioz, beharrezkoak deritzogu ingu-
rune zuzenbideak problema horren
zuzenketa eta probentzoaren ardura art-
zeari; beti ere, argiztapen kopuru gomen-
dagarrien jaitsiera ekarri gabe.
Introducción
La iluminación de exteriores es una actividad
humana con tres principales repercusiones sobre
el medio ambiente: el consumo de energía eléctri-
ca, la generación de residuos especiales y la con-
taminación lumínica del entorno. Seis años des-
pués de darse a conocer este último aspecto en
una publicación navarra, numerosas y variadas
razones aconsejan una revisión del estado de la
cuestión (véase HERRANZ 1996 para una intro-
ducción general al tema).
De un lado, se asiste a un efecto acumulativo
y a la progresiva extensión de esta contaminación
a todo el territorio navarro debido al recrecimien-
to y proliferación de alumbrados de todo tipo,
potencia y en cualquier emplazamiento. Ello ocu-
rre sin que exista normativa específica que los
regule con criterios de eficiencia energética, pro-
tección paisajística y ambiental y conciliación de
intereses dispares. De otro lado, al preocupante
empeoramiento observable en el aspecto de la
bóveda celeste se ha de añadir la difusión, en dis-
tintos foros y publicaciones, de datos que apuntan
a una amenaza importante al desarrollo de los
ecosistemas nocturnos.
Se han emprendido también iniciativas parcia-
les de carácter técnico y normativo en distintos
lugares de España que han permitido valorar las
soluciones propuestas para el control de la conta-
minación lumínica, con desigual empeño y resul-
tados. Ello pone aún más de manifiesto la necesi-
dad de conocimientos básicos sobre este tema a
disposición de quienes tienen la responsabilidad
de la toma de decisiones en la ordenación ambien-
tal y en la iluminación, así como de proyectistas,
universidades y ciudadanos interesados. De
hecho, el desconocimiento del origen del proble-
ma así como de sus variados efectos negativos
(eclipsados por las evidentes ventajas que la ilu-
minación nocturna aporta) se revela como una de
las mayores dificultades para que las medidas
para afrontarlo puedan prosperar.
El presente artículo debe entenderse como una
guía y una herramienta provisional de trabajo,
especialmente para aquellos profesionales o parti-
culares interesados en adoptar criterios concretos
(en ausencia de norma o incluso más allá de la
misma) para la prevención de este impacto
ambiental de las instalaciones de alumbrado. En
él se aclaran la terminología y los conceptos de
más utilidad práctica o propensos a confusión, se
presentan algunos resultados recientes y se repasa
la consideración dada hasta el momento a este
problema en Navarra. Las secciones finales pro-
porcionan abundantes recursos para la ampliación
y actualización futura de información en los dis-
tintos aspectos de interés del fenómeno.
La contaminación por luz artifi-
cial
En sentido estricto, se ha venido denominando
contaminación lumínica a los efectos de la difu-
sión en la atmósfera nocturna de la luz producida
por fuentes artificiales (CINZANO 1997, HORTS
1995, FERNÁNDEZ et al. 1993). El término no
es reciente pues lleva utilizándose más de treinta
años por los astrónomos, reflejando las dificulta-
des causadas por este hecho a las observaciones
astronómicas. En un sentido más general y actual,
puede hablarse de contaminación lumínica para
referirse a toda alteración innecesaria, debida a
fuentes artificiales de luz, de las condiciones
naturales de luminosidad existentes de noche en
ambientes exteriores (CINZANO 1997). Esta
definición incluye su uso original y se extiende a
cualquier posible efecto nocivo cuyo origen esté
Gorosti 200228
29El impacto ambiental de la iluminación nocturna artificial
asociado a luz artificial no deseada. También
puede encontrarse como equivalente la expresión
“contaminación luminosa” (véase bibliografía).
Conviene hacer algunas consideraciones a
propósito de la adopción de una expresión tan
grave, cuyo uso en algunos ámbitos todavía
encuentra resistencia. Desde un punto de vista
semántico lo justifica el significado del término
“contaminar”, es decir, “alterar nocivamente la
pureza o las condiciones normales de una cosa o
un medio por agentes químicos o físicos” (véase
“Diccionario de la lengua española”, Real
Academia Española, 2001). De este modo se
equipara su tratamiento al que reciben otros tipos
de contaminación comúnmente reconocidos
como tales, algunos también de muy reciente acu-
ñación, como es el caso de la “contaminación
acústica”. El término está en uso también en los
foros profesionales especializados en debatir los
asuntos de contaminación ambiental en general
(PEÑA et al. 2001).
Por otro lado, desde un punto de vista jurídi-
co, el término es consecuente con la considera-
ción dada a la contaminación atmosférica como
“la presencia en el aire de materias o formas de
energía que impliquen riesgo, daño o molestia
grave para las personas y bienes de cualquier
naturaleza” (Ley 38/1972, de 22 de diciembre, de
protección del ambiente atmosférico). Otra defi-
nición de carácter legal más reciente es explícita
al considerar la contaminación lumínica como “la
emisión de flujo luminoso de fuentes artificiales
nocturnas en intensidades, direcciones o rangos
espectrales innecesarios para la realización de las
actividades previstas en la zona en que se han ins-
talado las luminarias” (PRESIDENCIA 2001).
Se deduce de estas definiciones una distinción
fundamental, pues no se considera propiamente
El resplandor luminoso del área
metropolitana de Pamplona, visto
desde Cizur.
Autor: Fernando Jáuregui, Planetario
de Pamplona.
El resplandor luminoso
de Pamplona visto desde
Iza, a varios km de dis-
tancia de los límites de la
ciudad.
Autor: Fernando
Jáuregui, Planetario de
Pamplona.
contaminación a la presencia de luz en niveles
adecuados en un lugar que se precisa iluminar,
pero sí en cambio lo es la luz excesiva que no deja
ver bien o que se extiende fuera del mismo. Así,
por ejemplo, la luz que hay en las calles proce-
dente del alumbrado público no es contaminación
lumínica pero sí lo es la parte de luz de esas mis-
mas farolas que incide directamente en las venta-
nas de las viviendas o que termina en el cielo. De
igual modo, aunque la luz se dirija correctamente
también puede estar contaminando el entorno si
se emite sin filtrar radiación ultravioleta, invisible
para el ojo humano pero no para los insectos, por
ejemplo.
En consonancia, algunas formas concretas de
contaminación lumínica han comenzado a reco-
nocerse como tales y reciben nombres particula-
res. Así, la difusión hacia el cielo consiste en la
emisión de flujos luminosos que se difunden en la
atmósfera hacia el firmamento causando el res-
plandor del cielo nocturno. La intrusión lumínica
o luminosa, o luz intrusa, es la luz que incide
fuera de los límites de la propiedad en que están
situadas las instalaciones de alumbrado que la
producen. El deslumbramiento es la emisión de
flujos luminosos que dificultan o imposibilitan la
visión (CATALÁN 2001, FERNÁNDEZ et al.
1993, PRESIDENCIA 2001).
El concepto de contaminación lumínica pre-
senta otras características importantes que convie-
ne asimismo aclarar de cara a su correcta caracte-
rización y a su posible reducción:
-En el caso de la salud humana, su nocividad
no reviste carácter grave, salvo que se produzca
en combinación con circunstancias de peligro,
como puede ser el deslumbramiento de un peatón
o un conductor a causa de una fuente de luz (que
puede ser ajena a la carretera). Sus perjuicios
entran más bien en la categoría de la degradación
de la calidad ambiental y de vida, y por tanto
algunos de ellos pueden poseer un gran compo-
nente de subjetividad (como, por ejemplo, sucede
también con los sonidos u olores).
-Su manifestación está inseparablemente aso-
ciada a las fuentes que la producen, de modo que
desaparece instantáneamente cuando éstas se apa-
gan. Es decir, esta contaminación no deviene
autónoma tras su emisión, como sería el caso de
un vertido químico a la atmósfera o al agua, sino
que su comportamiento se asimila más bien al del
ruido y las vibraciones, que cesan al desaparecer
la causa que los origina.
-Su peculiar origen hace que pase desapercibi-
da para la mayor parte de la población que,
inconscientemente, asocia la luz artificial con pro-
greso, seguridad y bienestar así como la oscuridad
con todo lo contrario, sin detenerse a considerar si
existe otro modo de lograr idénticos fines mini-
mizando los perjuicios. Existen, por tanto, unas
prácticas de iluminación muy arraigadas no solo
en el plano profesional sino en su percepción
pública, lo que necesita contrarrestarse mediante
educación y hábito.
-La diversidad de sus causas y posibles efectos
hace necesario que su estudio global se aborde
desde una perspectiva multidisciplinar, precisan-
do en distintos grados de la astronomía, la física
atmosférica, la biología y la luminotecnia, pero
asimismo de la economía, la medicina, la sicolo-
gía, la sociología o el derecho.
La transformación de la noche
La alteración injustificada de los niveles de
luz ambiente es una de las más rápidamente cre-
cientes perturbaciones del entorno natural, a un
ritmo anual del 5-10% en las sociedades desarro-
lladas como la UE o EE.UU. (CINZANO et al.
2001). Se han difundido frecuentemente diversos
fotomontajes que dan idea de esta profunda trans-
formación, a partir de imágenes nocturnas desde
satélites que muestran los núcleos urbanos como
puntos o manchas de luz (véase por ejemplo
Gorosti nº 15, pág. 95, NIEVES 1999, GOÑI
2001). Sin embargo estas imágenes no informan
de cómo sus efectos se extienden en la distancia,
debido a la insuficiente sensibilidad de los instru-
Gorosti 200230
31El impacto ambiental de la iluminación nocturna artificial
mentos empleados. Actualmente está disponible
el primer atlas mundial de la luminosidad artifi-
cial del cielo nocturno a nivel del mar, donde por
vez primera se muestra la degradación global de
la calidad del cielo y el modo en que los halos
luminosos producidos por las distintas áreas urba-
nas acumulan sus efectos trascendiendo las fron-
teras regionales y nacionales (véase CINZANO et
al. 2001 y la reproducción de la Península Ibérica
en este artículo).
Es importante señalar que estos primeros
mapas no informan necesariamente de los lugares
oscuros, pues no tienen en cuenta la orografía, la
altitud y otros condicionantes de cada lugar, sino
que representan una medición de la claridad del
cielo nocturno sobre el territorio en la dirección
del cénit local. Es relevante en este sentido el
hecho de que las observaciones de satélite sobre
las que se han elaborado datan de 1996-1997.
Al cotejar el atlas con una base de datos de
población mundial se ha determinado la fracción
de población que vive bajo una luminosidad noc-
turna dada (CINZANO et al. 2001). Por ejemplo,
cerca de los dos tercios de la población mundial y
el 99% de la población de EE.UU. y de la UE vive
en áreas donde el cielo nocturno ha dejado de ser
puro según los estándares astronómicos (es decir,
supera en un 10% a la luminosidad natural del
cielo nocturno). Asumiendo un funcionamiento
visual promedio, cerca de un quinto de la pobla-
ción mundial, más de dos tercios la de EE.UU. y
más de la mitad de los habitantes de la UE han
perdido ya la visibilidad a ojo desnudo de la Vía
Láctea. Más aún, alrededor de un décimo de la
Mapa de la claridad artificial del cielo nocturno de la Península Ibérica. El tono negro representa el cielo puro. El gris más oscuro representa cielos
todavía puros en el cénit pero contaminados hacia el horizonte en alguna dirección, y por tanto con riesgo de dejar de ser pronto puros. El resto de
los tonos implican cielos contaminados, cada tono un nivel tres veces más brillante que el anterior, hasta el blanco, que representa cualquier cielo
que supere en más de 27 veces la luminosidad celeste natural.
Autores: P. Cinzano, F. Falchi (Universidad de Padua), C. D. Elvidge (Centro Nacional de Datos Geofísicos de la NOAA, Boulder, EE.UU). Derechos
de copia reservados por la Royal Astronomical Society. Reproducido de Monthly Notices of the RAS con permiso de Blackwell Science.
población mundial, pero más del 40% de la de
EE.UU. y un sexto de la de la UE ya no vería el
cielo con los ojos adaptados a la visión nocturna
(visión escotópica). En el caso de España, los
resultados apuntan respectivamente a que el 99%
de la población vive habitualmente bajo un cielo
nocturno contaminado, el 67% ha perdido ya la
visibilidad de la Vía Láctea, y el 38% no puede
ver el cielo con adaptación a la visión nocturna a
causa de su claridad.
El bloqueo de nuestra percepción del Universo
en el que vivimos no es, como cabría pensar, un
problema solo para los astrónomos o para algunos
miles de apasionados que gustan de mirar al cielo,
sino que constituye un problema cultural profun-
do. Aunque la legislación disponible no hace refe-
rencia al cielo nocturno como un elemento del
patrimonio en el sentido natural, paisajístico, esté-
tico, histórico o científico, el firmamento es todo
eso y está presente de un modo inherente en nues-
tro acervo cultural, debido a la secular relación de
la Humanidad con los sucesos del firmamento.
La observación sistemática de estos fenóme-
nos regulares dio origen al razonamiento científi-
co y provocó a su vez profundas revoluciones en
el pensamiento filosófico y religioso a lo largo de
la historia, por no hablar de sus constantes
influencias en el arte y la literatura. No puede
olvidarse en el caso de Navarra, por ejemplo, la
conexión entre las estrellas y la ruta de peregrina-
ción a Santiago que llevó a identificar en la termi-
nología ambos “caminos”, el del suelo y el del
cielo, incluyendo representaciones celestes en
multitud de templos y otros monumentos del
medievo.
Aun hoy el firmamento representa una impor-
tante vía de acceso a la belleza de la naturaleza, al
pensamiento científico y a la historia de las civili-
zaciones, y la imposibilidad de su contemplación
puede suponer a la larga un importante retroceso
en la cultura en general, y científica en particular,
con consecuencias para el desarrollo futuro de
nuestras sociedades. Resulta paradójico constatar
cómo la misma generación que ha visto a los seres
humanos comenzar la apasionante aventura de la
exploración del espacio es la que está permitien-
do sumir a las estrellas en este velo de desidia.
La recuperación del cielo es de utilidad social
además como argumento adicional para la promo-
ción y el atractivo turístico-cultural de una locali-
dad, así como de genuina alternativa de ocio noc-
turno para los fines de semana y vacaciones, pues
de hecho ya se dedican recursos públicos a pro-
gramas para este fin. Algunas asociaciones de afi-
cionados a la astronomía encuentran dificultad
para conseguir nuevos socios juveniles (la edad en
que más impacta y puede influir en una vocación)
debido a las reticencias paternas ante las cada vez
mayores distancias a las que es necesario despla-
zarse fuera de las ciudades en busca de cielos sufi-
cientemente limpios.
Las perturbaciones a los seres
vivos
En lo que al ser humano se refiere, la relación
entre la salud y el medio ambiente es, desde
luego, compleja. Al menos las siguientes conse-
cuencias negativas para el bienestar y la salud
–entendida ésta en su sentido más amplio- se rela-
cionan total o parcialmente con una iluminación
inadecuada de los ambientes urbanos y merecen
consideración expresa:
- molestias y dificultades diversas de visión
(como el deslumbramiento de adaptación y el
deslumbramiento por velo), confusiones y dis-
tracciones, especialmente a los mayores;
- fatiga mental y fisiológica, disminución de la
capacidad de reacción, estrés;
- alteraciones del sueño, trastornos en el reloj
biológico interno y procesos hormonales, cam-
bios de conducta y de estado de ánimo;
- falsa sensación de seguridad;
- intromisión en la privacidad del entorno domés-
tico, especialmente en épocas o regiones calu-
rosas;
- invasión de insectos atraídos desde grandes dis-
tancias por las luces de la población;
Gorosti 200232
- privación de la serenidad y la armonía del con-
tacto con la naturaleza que aporta la contempla-
ción del firmamento.
Si una iluminación defectuosa es capaz de
inducir esas disfunciones y molestias en los seres
humanos, resulta manifiesta su profunda influen-
cia en muchos otros seres vivos. La luz es un pará-
metro fundamental de la vida y de los medios
naturales, donde juega un papel informativo y
energético. La función informativa procede de la
alternancia día/noche. Llega a suceder, por ejem-
plo, que las vacas se retiran a dormir al comenzar
un eclipse de sol, y regresan a pastar cuando éste
termina. La función energética se manifiesta por
los efectos químicos de la luz (fotosíntesis) o tér-
micos (calor). Se puede también distinguir entre
efectos directos (por acción sobre la retina por
ejemplo), indirectos (iluminación de una parte
determinada del cuerpo de un animal) o inducidos
(por ejemplo, al modificarse la vegetación, la luz
puede variar los recursos tróficos o el hábitat de
un animal, o al provocar el canto de un pájaro,
puede perturbar el reloj interno de otro individuo)
(RAEVEL et al. 1998).
La actividad biológica a pleno sol es mínima
comparada con la que se produce por la noche
(DOLSA et al. 1998). Resulta evidente que la
vida nocturna está específicamente adaptada a la
oscuridad. Mientras unos organismos se amparan
en ella para no ser descubiertos por sus depreda-
dores, éstos se aprovechan para no ser vistos al
atacar a sus presas. Otros se han adaptado para
obtener provecho de la mayor cantidad de anima-
les y plantas que tienen su máxima o exclusiva
actividad a partir de la puesta del sol. La noche es
el momento más ventajoso para los animales cuya
percepción sensorial predominante no es la luz
ambiente sino el olor, el oído, los ultrasonidos, o
precisamente una extraordinaria sensibilidad
visual a bajos niveles de iluminación o a frecuen-
cias fuera del espectro óptico (como infrarrojos).
Muchas especies han evolucionado exclusiva-
mente en un mundo de penumbras, totalmente
condicionados por la oscuridad de su hábitat
durante millones de años.
La oscuridad de la noche es, por tanto, un
parámetro diferenciador de un hábitat exclusivo.
Durante décadas, por su poca potencia, la ilumi-
nación urbana no parece haber perturbado los pro-
cesos biológicos nocturnos más allá de unos
pocos metros de los focos emisores de luz. Pero
hoy en día la potencia de las instalaciones de
alumbrado es muy superior a lo que la naturaleza
puede soportar (DOLSA et al. 1998).
El impacto ambiental de la iluminación nocturna artificial 33
Alumbrado muy contaminante. Imagen superior: gran cantidad de luz
escapa hacia el cielo, se introduce en las viviendas y no permite ver
bien al frente. Imagen inferior: la luz se desparrama por el campo y
el monte que hay delante de las casas.
Autor: Fernando Jáuregui, Planetario de Pamplona.
Gorosti 200234
La agresión más fácilmente observable tiene
que ver con la infinidad de insectos que experi-
mentan fuerte atracción por la luz, especialmente
luz blanca con emisión también en el rango ultra-
violeta, de modo que quedan totalmente atrapados
revoloteando en torno a las luminarias, impedidos
en su alimentación y apareamiento, o siendo heri-
dos o muertos por calor o por impactos causados
por la desorientación y el agotamiento. Muchos
insectos recorren varios km en su búsqueda de
pareja, y las instalaciones de alumbrado, especial-
mente de disposición lineal (como carreteras) se
convierten en auténticas barreras que impiden así
el apareamiento o lo retrasan para cuando ya no es
factible la fecundación de la hembra. Especies
como los gusanos de luz han desarrollado un
modo de comunicación basado en la débil luz pro-
ducida intermitentemente por los machos, y la
invasión de sus hábitats por luz artificial parásita
reduce o elimina las posibilidades del encuentro
sexual.
Al margen del valor intrínseco de determina-
das especies raras, no puede olvidarse que los
insectos se encuentran en la base de muchas pirá-
mides tróficas y constituyen el principal comesti-
ble para pájaros, anfibios, y murciélagos, entre
otros, que en unos casos encontrarán sus biotopos
vacíos de alimento y en otros hallarán una supe-
rabundancia del mismo, obteniéndose a la larga
un desequilibrio inducido artificialmente en la
diversidad biológica con el éxito de algunas espe-
cies frente al desplazamiento de otras menos afor-
tunadas. Cuando estos desequilibrios afectan úni-
camente a los machos o a las hembras, pues en
muchos casos sólo uno de ellos muestra atracción
por la luz, es fácil comprender que ello puede
conducir a la desaparición de la especie (DOLSA
et al. 1998). Una de las razones detrás del desco-
nocimiento o el descubrimiento tardío de muchos
de estos fenómenos radica probablemente en el
hecho de que los seres vivos nocturnos son por
naturaleza discretos en sus costumbres y manifes-
taciones.
La presencia de elevados niveles de luz
ambiente (aunque se trate de luz más amarilla)
tiene sus propios efectos sobre otros grupos de
animales, no necesariamente nocturnos, como
reptiles, anfibios, aves, peces y mamíferos. Estas
alteraciones se ponen especialmente de manifies-
to a lo largo de las rutas migratorias estacionales.
Decenas de especies de anfibios presentan atrac-
ción por la luz, hecho que se ha estudiado tanto en
laboratorio como al observar sus migraciones flu-
viales nocturnas. Las tortugas marinas, cuando
salen de sus huevos en las playas para dirigirse
por vez primera al mar se desorientan con las
luces costeras con resultado fatal para su supervi-
vencia. En las aves es frecuente el deslumbra-
miento y la desorientación, con accidentes fatales
por impactos o agotamiento. Las anguilas migran
de noche evitando que la luz afecte a sus cabezas
cuando éstas no están aun totalmente desarrolla-
das, lo que ha permitido incluso usar la ilumina-
ción artificial como elemento disuasorio a su paso
por instalaciones hidráulicas. Se produce también
una alteración de los ciclos de ascenso y descen-
so del plancton marino, lo que afecta a la alimen-
tación de multitud de especies marinas en las cer-
canías de la costa (véase VILLAIN et al. 1998 y
RAEVEL et al. 1998).
Finalmente, también la flora se ve afectada: se
produce crecimiento anormal por fototropismo, se
alteran ritmos de floración, se disminuyen los
insectos que realizan la polinización de ciertas
plantas y se contribuye así a la parcelación ecoló-
gica del territorio con el consiguiente empobreci-
miento a la larga.
Es razonable pensar que, si bien los efectos de
la contaminación lumínica sobre los seres vivos es
una cuestión aún ampliamente necesitada de estu-
dio, existen suficientes indicios y ejemplos que
aconsejan la adopción del principio de precau-
ción, muy especialmente en las cercanías de áreas
ya declaradas de interés natural y dotadas de pro-
tección al efecto.
El impacto ambiental de la iluminación nocturna artificial 35
Las fuentes de contaminación
lumínica
Es común identificar al alumbrado público
como su principal causante, pues seguramente
contribuye a ello entre un tercio y la mitad del
total (FERNÁNDEZ et al. 1993), pero las fuentes
de luz parásita son más numerosas y variadas de
lo que a primera vista pudiera parecer, como por
ejemplo:
- el alumbrado urbano público de los núcleos de
población, presente en calles, paseos, plazas,
parques, jardines, porches, patios de colegios,
pistas deportivas, aparcamientos de superficie...
- la iluminación privada de exteriores de diversa
titularidad, utilizada en letreros, anuncios lumi-
nosos, cañones de luz, empresas, sociedades
deportivas, campuses universitarios, propieda-
des particulares (luces de seguridad, soportales,
balcones, terrazas, jardines, fincas...), infraes-
tructuras turísticas (hoteles, refugios, cam-
pings...);
- la iluminación ornamental de lugares emblemá-
ticos, edificios, monumentos, fuentes, jardines,
árboles y conjuntos de interés artístico o arqui-
tectónico;
- la iluminación de vías de comunicación de gran
capacidad y sus enlaces, rondas, áreas de servi-
cio, de estacionamiento y de peaje;
- los polígonos industriales, logísticos y comer-
ciales;
- los aeropuertos, estaciones de ferrocarril y
puertos;
- la iluminación de obras de edificios e infraes-
tructuras mientras duran éstas;
- también la iluminación de interiores que tras-
ciende dichos espacios, y que en ocasiones
puede contribuir de modo apreciable por su
potencia o disposición inadecuada, como pue-
den ser escaparates, edificios acristalados, poli-
deportivos parcialmente cubiertos, carpas tras-
lúcidas, luces de viviendas...
No obstante, no puede establecerse una clara
jerarquía entre tipos de alumbrado por su grado
contaminante. Algunas instalaciones industriales
o viarias, por su potencia o extensión, pueden
producir tanto impacto como una población ente-
ra. En unos casos, el hecho de encontrarse aisla-
das en el campo o junto a áreas naturales protegi-
das es lo que les otorga un gran poder contami-
nante relativo a su entorno. En otros, es la proxi-
midad a viviendas o carreteras el factor determi-
nante.
Con todo, los alumbrados públicos tienen
unas características que los hacen merecedores de
atención primordial en cuanto a la contaminación
lumínica que provocan, (1) por su predominio (se
encuentran presentes en todo núcleo de pobla-
ción, mientras que la existencia de otras fuentes
es variable), (2) por el número de luminarias (lo
que les convierte en los principales clientes de los
fabricantes y, por tanto, les otorga un gran poder
para influir en las tendencias del mercado), (3)
por la potencia de las mismas (en general mayor
que las destinadas a uso doméstico o privado), (4)
por su cercanía al ciudadano (lo que les confiere
una gran capacidad pedagógica y de arrastre), así
como (5) por la facilidad para su control (su ges-
tión en las administraciones responsables se halla
centralizada).
Dado el lento crecimiento de la población
navarra en particular, las razones que alientan el
crecimiento en número y potencia de las instala-
ciones de alumbrado en los últimos años han de
buscarse más bien en la situación económica
general, en la urbanización de extensos conjuntos
residenciales fuera de los núcleos de población
tradicionales, en la construcción de las nuevas
vías de comunicación asociadas, unido al deseo
de mayor seguridad y vigilancia en tráfico y pro-
piedades, a la cada vez mayor competencia en el
reclamo comercial, y al interés en la promoción
estética y turística de las entidades locales, en este
caso frecuentemente fomentado por la colabora-
ción financiera de empresas de distribución de
energía a cambio del abono a su suministro. Son,
pues, causas muy diversas, algunas de ellas en
modo alguno de índole técnica sino más bien
sociológica, que no pueden dejarse de lado de
cara a tratar este problema en profundidad.
La reducción de la contamina-
ción lumínica
Lamentablemente, el resplandor artificial del
cielo nocturno es un fenómeno que no se puede
evitar por completo, pues la luz artificial puede
terminar en el cielo de tres modos: (1) por emi-
sión directa desde la luminaria, (2) por dispersión
en el aire en su trayecto y (3) por reflexión en las
superficies donde incide.
La dispersión en el camino crece exponencial-
mente con la distancia recorrida por la luz y con
la concentración de aerosoles en el aire (humo,
polvo, bruma, niebla), pero en condiciones nor-
males representa menos del 0.3% de luz devuelta
hacia arriba (CINZANO 1997). No obstante su
mayor efecto es el de ensanchar los haces de luz
que salen de la luminaria, esparciéndolos fuera de
las direcciones en las que son emitidos. Sobre
todo cuando la iluminación se produce de abajo
hacia arriba (como en la iluminación de edificios)
o cuando se produce en grandes ángulos de incli-
nación con respecto a la vertical (como en la ilu-
minación deportiva y de aparcamientos), esta dis-
persión termina contribuyendo con una parte no
despreciable al resplandor nocturno.
Por su parte los pavimentos (asfaltos, aceras),
normalmente oscuros, reflejan el 15-20% de la
luz incidente, y las paredes, habitualmente claras,
el 50-60% (si no, lógicamente, no los veríamos).
Se ha estimado que la fracción de luz que reflejan
globalmente hacia el cielo las superficies ilumina-
das de una ciudad está en torno al 15% de la luz
emitida por el conjunto de todas las luminarias de
la misma (CINZANO 1997). Es ya una fracción
importante, y también está relacionada con las
direcciones de iluminación, pues la luz incidente
de abajo hacia arriba provoca que la mayor parte
de la reflexión se dirija asimismo hacia arriba, y
viceversa. También, lógicamente, la cantidad total
de luz reflejada aumenta proporcionalmente con
la intensidad luminosa recibida.
Dado que estos dos fenómenos (dispersión y
reflexión) son de difícil control por sí solos, de
cara a conseguir una limitación drástica en la con-
taminación lumínica del ambiente lo único que
puede razonablemente hacerse es concentrar los
esfuerzos en la adecuada emisión del haz de luz,
lo que a su vez permite la reducción de los efec-
tos citados.
Para evitar la contaminación lumínica produ-
cida por la luz difundida directamente en el cielo
nocturno, la regla es adoptar luminarias tales
que, una vez instaladas, no emitan luz sobre el
plano horizontal que pasa por el centro de la
lámpara interna a la misma. Este comportamien-
to puede lograrse con infinidad de soluciones de
diseño y queda certificado tras una calibración
adecuada en un laboratorio independiente (DIAZ
et al. 1994, CINZANO 1997). Sin embargo, la
información facilitada por los fabricantes a este
respecto no resulta siempre suficiente, pues es
común que las curvas fotométricas no se extien-
dan para ángulos superiores a 90o con respecto a
la vertical (lo cual, curiosamente, confirma la inu-
tilidad de esas emisiones desde el punto de vista
luminotécnico), o que lo hagan con una escala tal
que no permite apreciar los valores reales de
intensidad. Téngase en cuenta además que para
una luminaria considerada individualmente sobre
el papel, estos valores pueden ser pequeños (lo
cual apunta a una buena eficiencia de la lumina-
ria), pero que una instalación de alumbrado nor-
malmente consta de decenas, cientos o miles de
aparatos iguales, por lo que “poco” se convierte
en realidad en “mucho”.
Desde un punto de vista práctico puede servir
el cumplimiento de estas tres condiciones: (1) que
la lámpara esté totalmente alojada dentro del sis-
tema óptico interior (opaco) de la luminaria; (2)
que el cierre inferior de la luminaria, en caso de
existir, sea completamente plano; y (3) que el
conjunto de báculo y armadura se instale en una
Gorosti 200236
posición de funcionamiento tal que dicho cierre
quede totalmente horizontal. Si, por el contrario,
la óptica interior no es opaca o no cubre la lám-
para, se pierde el control completo del haz de luz
saliente. Si el cierre es curvo o de otro tipo, con-
tribuirá a difundir la luz hacia arriba; solamente si
es completamente transparente, aunque no sea
plano, sería admisible, aunque conviene saber que
en ese caso se ensucia con facilidad y pierde
transparencia (necesitando en consecuencia más
mantenimiento). Por su parte, si el diseño de la
luminaria es correcto pero se instala inclinada, o
se inclina con el tiempo por golpes en el báculo o
una base inestable, la instalación será igualmente
contaminante, a no ser que se complete con reji-
llas o pantallas que redirijan la luz hacia abajo.
Este planteamiento es suficiente de modo
general pues además de evitar la luz hacia arriba
conduce de hecho en muchas soluciones a un haz
de luz limitado por debajo incluso de los 90o con
respecto a la horizontal, lo cual a su vez repercu-
te en una disminución del deslumbramiento y de
la luz intrusa. No obstante es posible y probable-
mente deseable en muchos casos una limitación
más estricta de las direcciones del flujo luminoso
de las luminarias. Se apunta incluso a los 65o-70o
como la dirección límite a partir de la cual se
emite un flujo luminoso deslumbrante e inútil
(DÍAZ 2000).
Conviene asimismo señalar que esta práctica
no siempre implica la instalación de más puntos
de luz con el consiguiente incremento de los gas-
tos de obra, como lo demuestran experiencias ya
realizadas. Y en los casos en que ello sea preciso
es necesario realizar el cálculo global del coste de
la instalación a lo largo de su vida útil, esto es,
teniendo en cuenta el ahorro acumulado en el con-
sumo, que en pocos años puede amortizar la
inversión.
Lógicamente son posibles limitaciones menos
exigentes. La situación, desde el punto de vista
regulador, no debe considerarse distinta a la de
otros tipos de contaminación, donde la cuestión se
centra en hasta qué punto medible se está dis-
37El impacto ambiental de la iluminación nocturna artificial
Autor: Oficina Técnica para la Protección de la Calidad del Cielo, Instituto de Astrofísica de Canarias.
(A) Iluminación de letreros y fachadas. (B) Iluminación peatonal y vial.
(C) Iluminación de grandes áreas mediante proyectores.
Gorosti 200238
puesto a tolerar las emisiones. En el caso de la
contaminación lumínica pueden establecerse
direcciones y niveles de iluminación máximos así
como determinados rangos espectrales permitidos
según el horario, la potencia, el emplazamiento o
la finalidad de la instalación.
Es aconsejable en cualquier caso no sobrepa-
sar los niveles de luz recomendados para cada
actividad y zona, algo que tiende a ocurrir cada
vez más en los centros urbanos. Además de no ser
necesario, a la larga esta práctica suscita la dis-
conformidad de los barrios menos iluminados,
que por contraste con aquéllos tienden a percibir-
se mal alumbrados (aunque se encuentren objeti-
vamente bien iluminados). Esto a su vez puede
derivar en un efecto “dominó” que va aumentan-
do los niveles de luz por todo el núcleo de pobla-
ción cuando estas demandas van siendo progresi-
vamente atendidas por los responsables municipa-
les, no necesariamente con criterios objetivos. Por
el contrario, el énfasis ha de ponerse en lograr la
uniformidad en la iluminación y en evitar la luz
que obstruye la visión, todo lo cual permite un
mejor funcionamiento del ojo.
Para reducir aún más las emisiones innecesa-
rias, en alumbrados de seguridad debería genera-
lizarse el uso de niveles nulos o bajos de ilumina-
ción junto con detectores de movimiento para su
encendido completo. Otros tipos de iluminación,
tales como la ornamental, comercial, de publici-
dad, etc., además de hacer un uso prioritario de la
iluminación de arriba hacia abajo (en lugar de al
revés como sucede actualmente) deberían apagar-
se por completo a partir del momento de la noche
en que su uso no se justifica. Se da la circunstan-
cia, además, de que en los proyectores situados
para iluminar de arriba hacia abajo se acumula
menos suciedad (que termina por inutilizar la
luminaria si no se limpia con frecuencia) y son
menos accesibles a los vándalos por situarse ele-
vados y no en el suelo.
Con todo, para el caso de grandes instalacio-
nes de alumbrado de exteriores cabe plantearse la
necesidad de un estudio previo de impacto, que
atienda tanto a las características de la instalación
propuesta como a las particularidades de su entor-
no. Dicho estudio debería evaluar, además de la
protección del cielo nocturno, la posible agresión
directa a zonas naturales, residenciales, carreteras
y también a observatorios astronómicos o lugares
habitualmente utilizados como tales. Se trata de
una metodología posible que incluiría definitiva-
mente las consideraciones ambientales en el dise-
ño de los proyectos de iluminación.
Iniciativas en Navarra
La contaminación lumínica no ha motivado
hasta la fecha la realización de un análisis especí-
fico en ningún municipio navarro. En particular,
la cuestión está ausente de un reciente estudio
exhaustivo de diagnóstico energético de las insta-
laciones de responsabilidad municipal de
Pamplona, uno de cuyos apartados es el alumbra-
do público (véase “Estudio y Plan Energético.
Informe Final”, Agencia Energética de
Pamplona/Iberinco, Ayuntamiento de Pamplona,
2000, 210 pp.).
Tampoco se ha establecido todavía ninguna
normativa de alcance municipal o regional para su
control. No obstante, la información disponible
permite hacer un seguimiento de las escasas ini-
ciativas emprendidas. Se presenta a este fin una
Ejemplos de luminarias correctamente diseñadas para evitar la
dispersión de luz hacia el cielo. Nótese en particular en el farol la
lámpara alojada dentro del tejadillo en lugar de en el centro, y la
ausencia de paneles difusores laterales.
El impacto ambiental de la iluminación nocturna artificial 39
relación de artículos y menciones sobre la conta-
minación lumínica aparecidos en medios públicos
impresos navarros desde 1996: documentos, pro-
yectos, artículos de prensa general y de revistas
especializadas en temas ambientales o urbanísti-
cos (véase el apartado “Referencias en Navarra”).
La divulgación de información sobre una
cuestión de interés municipal novedosa o mayor-
mente desatendida resulta esencial. A este respec-
to, se ha distribuido información a los principales
municipios navarros procedente de la Sociedad de
Ciencias Naturales Gorosti (GOROSTI 1997). En
el caso de Pamplona esta información se ha exten-
dido, incluyendo aportaciones informales particu-
lares, a los distintos gobiernos municipales desde
1994.
Las primeras tímidas medidas para evitar la
dispersión de luz hacia el cielo se han adoptado en
los parques de Los Llanos (Estella) y La Biurdana
(Pamplona), experiencias aisladas que sin embar-
go no se han extendido al resto del territorio de los
municipios citados (GOROSTI 1997, AYUNTA-
MIENTO 1997, AMO 1999). La llamada “eco-
ciudad” de Sarriguren puede ser el primer gran
proyecto de urbanización en tener en cuenta estos
criterios (ALONSO et al. 2000, A.I. 2001).
Iniciativas formales para el control de la con-
taminación lumínica a escala municipal han teni-
do lugar con ocasión de la elaboración del Plan
Municipal de Pamplona (todavía sin aprobación
definitiva), mediante la presentación de sugeren-
cias y alegaciones por parte de la Sociedad
Gorosti, la Agrupación Navarra de Astronomía y
particulares (GOROSTI 2000, GERENCIA 1997
y 2001, BIDEGAIN 2001). En Tudela, la primera
moción presentada en un ayuntamiento navarro
para regular específicamente la cuestión no ha
obtenido el respaldo del pleno (M.T. 2001, GIL
2001). En el ámbito regional, tanto la mesa como
el pleno del Parlamento de Navarra han aprobado
Otra vista del resplandor luminoso del área de Pamplona, a varios km de distancia.
Autor: Fernando Jáuregui, Planetario de Pamplona.
Gorosti 200240
sendas mociones instando al Gobierno de Navarra
a la remisión de un proyecto de ley foral con esta
finalidad para su debate y votación en el pleno
(ref. 16, DDN 2001, BIDEGAIN 2001, GOÑI
2002, ref. 22).
Conclusiones
Como en cualquier problema ambiental
amplio y complejo, conviene llevar a cabo un
diagnóstico sistemático y multidisciplinar para
evaluar el alcance y consecuencias de la contami-
nación lumínica en Navarra. Estos resultados
deberían conducir, en su caso, a una regulación de
la iluminación artificial que satisfaga las necesi-
dades laborales, de seguridad ciudadana o de ocio
sin menoscabo de una suficiente protección del
medio nocturno. En este sentido resulta de utili-
dad la experiencia pionera desarrollada en
Cataluña (PRESIDENCIA 2001).
Es oportuno reiterar la concurrencia de objeti-
vos entre las iniciativas para el control de la con-
taminación lumínica y las actividades de ahorro
energético y de protección ambiental. En este sen-
tido, resulta notoria su ausencia en las campañas
y estudios que llevan a cabo las dos administra-
ciones con mayor capacidad de alcance a la
población, como son el Ayuntamiento de
Pamplona (con su Agencia Energética) y el
Gobierno de Navarra (con planes como la
“Estrategia navarra para la conservación y uso
sostenible de la diversidad biológica”, la
“Estrategia navarra de educación ambiental” y el
“Plan energético de Navarra”). Ello, no obstante,
debería facilitar su asimilación en un marco de
protección y desarrollo económico ya existente,
lo cual presenta una clara ventaja en comparación
con otras regiones españolas.
Mientras tanto, y sin más dilación, es deseable
incluir la cuestión de la contaminación lumínica
en las campañas de sensibilización ambiental lle-
vadas a cabo por las administraciones públicas en
sus respectivos ámbitos. Esta divulgación es muy
conveniente para lograr al menos tres beneficios a
medio plazo:
- una opinión ciudadana favorable a una ilumina-
ción de análogas prestaciones a la actual que
minimice la contaminación lumínica asociada,
facilitando así el debate público y la eventual
aprobación de normas de carácter municipal o
foral para su consecución a más largo plazo;
- un freno al crecimiento de la contaminación
lumínica de origen doméstico, por una conduc-
ta oportuna de particulares con criterios propios
a la hora de adquirir y utilizar las fuentes de luz
de su propiedad;
- una mejora general de la conciencia de “soste-
nibilidad” y de respeto a la naturaleza, al con-
tribuir a su consideración como un todo en inte-
rrelación, donde el valor que otorgamos a los
paisajes, los hábitats y la biodiversidad no desa-
parezca cada día solo por el hecho de ponerse el
sol.
El impacto ambiental de la iluminación nocturna artificial 41
Referencias en Navarra
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41
Gorosti 200242
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pero sí criterios básicos. Diario de Noticias, 31
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Generalitat de Catalunya, 3407, 12 de junio de
2001, p. 8682-8685.
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de l’éclairage artificiel des infrastructures rou-
tières sur les milieux naturels. 9 pp.
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1998. Pollution lumineuse: Impacts écologi-
ques et socio-économiques de l’ éclairage noc-
turne. 34 pp.
Recursos en Internet
• http://www.iac.es/proyect/otpc/esp.htm
Página de la “Oficina técnica para la protec-
ción de la calidad del cielo” del Instituto de
Astrofísica de Canarias, primera entidad admi-
nistrativa creada en España cuyas competen-
cias incluyen la contaminación lumínica en
cumplimiento de una norma legal. Presenta
información divulgativa y documentación pro-
pia de gran utilidad para proyectistas, así como
ejemplos de adaptaciones de alumbrado reali-
zadas en La Palma.
• http://www.celfosc.org
Página del primer grupo organizado en España
(en Cataluña) para la divulgación y el control
de la contaminación lumínica, al cual se debe
la aprobación de la ley catalana 6/2001.
Administra una lista de correo electrónico de
ámbito nacional y facilita abundante documen-
tación de utilidad.
• http://www.am.ub.es/contaminacio-
luminica/cl.html
Página creada por el Departamento de
Astronomía y Meteorología de la Universidad
de Barcelona, incluyendo los resultados de
investigaciones propias realizadas por encargo
del gobierno catalán.
• http://www.gencat.es/mediamb/cast/sosten/
ecl0.htm
Página creada por el Departamento de Medio
Ambiente de la Generalidad de Cataluña, con
cinco fichas breves con recomendaciones de
utilidad para ayuntamientos, proyectistas y
particulares.
• http://www.iac.es/AA/AAM/oscuro.html
Sitio del “Grupo de cielo oscuro” de la
Agrupación Astronómica de Madrid, uno de
los más activos entre las agrupaciones astronó-
micas españolas en este campo.
• http://www.conama.es/vconama/gt/20.htm
Página del “V Congreso Nacional del Medio
Ambiente” celebrado en Madrid a finales de
2000, donde se recogen las conclusiones del
grupo de trabajo nº 20 “Contaminación lumíni-
ca”.
• http://debora.pd.astro.it/cinzano/en/index.html
Página creada por el Dr. Pierantonio Cinzano,
astrofísico, uno de los principal investigadores
sobre contaminación lumínica. Incluye sus
publicaciones científicas con especial atención
al problema en Italia. En italiano e inglés.
• http://debora.pd.astro.it/cinzano/refer/
index.htm
La lista de referencias científicas y técnicas
más completa existente sobre contaminación
lumínica (más de 500). Contiene un apartado
específico sobre afecciones ambientales. En
inglés.
Gorosti 200244
• http://www.inquinamentoluminoso.it
Información sobre las actividades del “Istituto
di Scienza e Tecnologia dell’Inquinamento
Luminoso” (Italia), así como mapas y otros
resultados de investigaciones recientes, espe-
cialmente mediante teledetección, sobre la
contaminación lumínica en el mundo. En ita-
liano e inglés.
• http://www.vialattea.net/cielobuio/index.html
Página mantenida por una coordinación de
asociaciones y observatorios italianos, respon-
sables de la aprobación de varias leyes recien-
tes en regiones del norte de Italia. Administra
una lista de correo electrónico de ámbito euro-
peo y dispone de información exhaustiva sobre
modelos comerciales de luminarias aceptables,
gran parte de las cuales son comunes al merca-
do español. En italiano e inglés.
• http://www.astrosurf.com/lcorp/pol.htm
Sitio de un aficionado a la astronomía que rela-
ta brevemente el desarrollo de las iniciativas
llevadas a cabo en Francia, proporcionando los
enlaces necesarios a otras páginas y los docu-
mentos originados en los dos congresos nacio-
nales celebrados en el país vecino sobre la
cuestión. En francés.
• http://www.darksky.org
Página de la “International Dark Sky
Association”, primera asociación creada en el
mundo para ocuparse de la contaminación
lumínica, inicialmente en EE.UU., y hoy con
delegaciones también en otros países.
Abundante información, muchos enlaces a
sitios de interés, y acceso a un boletín electró-
nico de noticias. En inglés.
• http://www.flap.org
Página de un grupo canadiense de voluntarios
dedicados a rescatar aves accidentadas, en la
que pueden encontrarse variados ejemplos de
afecciones debidas, entre otras causas, a la ilu-
minación artifical. En inglés.

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  • 1. 27El impacto ambiental de la iluminación nocturna artificial por Carlos Herranz Dorremochea* El impacto ambiental de la iluminación nocturna artificial *Físico Avda. Carlos III, 14-1º dcha., 31002 Pamplona · Tel. 948 22 99 44 Correo electrónico: herranzc@teleline.es La emisión inadecuada de luz para ilu- minación nocturna perjudica a la calidad ambiental y a la biodiversidad, malgasta energía eléctrica y obstruye la visión del firmamento. El constante aumento de las instalaciones de alumbrado agrava este problema cuya corrección y prevención es necesario incluir en el derecho ambiental, sin que ello suponga una dis- minución en los niveles de iluminación recomendados. Gaueko argitztapenerako argi-emisio deregokiak ingurune eta dibertsitateari kalte egiten dio, eta halabar energia elektrikoa xahutu eta zerua ikustea era- gozten du. Etengabeko argi instalazioen igoerak azaroa handiagotzen du. Horren ondorioz, beharrezkoak deritzogu ingu- rune zuzenbideak problema horren zuzenketa eta probentzoaren ardura art- zeari; beti ere, argiztapen kopuru gomen- dagarrien jaitsiera ekarri gabe.
  • 2. Introducción La iluminación de exteriores es una actividad humana con tres principales repercusiones sobre el medio ambiente: el consumo de energía eléctri- ca, la generación de residuos especiales y la con- taminación lumínica del entorno. Seis años des- pués de darse a conocer este último aspecto en una publicación navarra, numerosas y variadas razones aconsejan una revisión del estado de la cuestión (véase HERRANZ 1996 para una intro- ducción general al tema). De un lado, se asiste a un efecto acumulativo y a la progresiva extensión de esta contaminación a todo el territorio navarro debido al recrecimien- to y proliferación de alumbrados de todo tipo, potencia y en cualquier emplazamiento. Ello ocu- rre sin que exista normativa específica que los regule con criterios de eficiencia energética, pro- tección paisajística y ambiental y conciliación de intereses dispares. De otro lado, al preocupante empeoramiento observable en el aspecto de la bóveda celeste se ha de añadir la difusión, en dis- tintos foros y publicaciones, de datos que apuntan a una amenaza importante al desarrollo de los ecosistemas nocturnos. Se han emprendido también iniciativas parcia- les de carácter técnico y normativo en distintos lugares de España que han permitido valorar las soluciones propuestas para el control de la conta- minación lumínica, con desigual empeño y resul- tados. Ello pone aún más de manifiesto la necesi- dad de conocimientos básicos sobre este tema a disposición de quienes tienen la responsabilidad de la toma de decisiones en la ordenación ambien- tal y en la iluminación, así como de proyectistas, universidades y ciudadanos interesados. De hecho, el desconocimiento del origen del proble- ma así como de sus variados efectos negativos (eclipsados por las evidentes ventajas que la ilu- minación nocturna aporta) se revela como una de las mayores dificultades para que las medidas para afrontarlo puedan prosperar. El presente artículo debe entenderse como una guía y una herramienta provisional de trabajo, especialmente para aquellos profesionales o parti- culares interesados en adoptar criterios concretos (en ausencia de norma o incluso más allá de la misma) para la prevención de este impacto ambiental de las instalaciones de alumbrado. En él se aclaran la terminología y los conceptos de más utilidad práctica o propensos a confusión, se presentan algunos resultados recientes y se repasa la consideración dada hasta el momento a este problema en Navarra. Las secciones finales pro- porcionan abundantes recursos para la ampliación y actualización futura de información en los dis- tintos aspectos de interés del fenómeno. La contaminación por luz artifi- cial En sentido estricto, se ha venido denominando contaminación lumínica a los efectos de la difu- sión en la atmósfera nocturna de la luz producida por fuentes artificiales (CINZANO 1997, HORTS 1995, FERNÁNDEZ et al. 1993). El término no es reciente pues lleva utilizándose más de treinta años por los astrónomos, reflejando las dificulta- des causadas por este hecho a las observaciones astronómicas. En un sentido más general y actual, puede hablarse de contaminación lumínica para referirse a toda alteración innecesaria, debida a fuentes artificiales de luz, de las condiciones naturales de luminosidad existentes de noche en ambientes exteriores (CINZANO 1997). Esta definición incluye su uso original y se extiende a cualquier posible efecto nocivo cuyo origen esté Gorosti 200228
  • 3. 29El impacto ambiental de la iluminación nocturna artificial asociado a luz artificial no deseada. También puede encontrarse como equivalente la expresión “contaminación luminosa” (véase bibliografía). Conviene hacer algunas consideraciones a propósito de la adopción de una expresión tan grave, cuyo uso en algunos ámbitos todavía encuentra resistencia. Desde un punto de vista semántico lo justifica el significado del término “contaminar”, es decir, “alterar nocivamente la pureza o las condiciones normales de una cosa o un medio por agentes químicos o físicos” (véase “Diccionario de la lengua española”, Real Academia Española, 2001). De este modo se equipara su tratamiento al que reciben otros tipos de contaminación comúnmente reconocidos como tales, algunos también de muy reciente acu- ñación, como es el caso de la “contaminación acústica”. El término está en uso también en los foros profesionales especializados en debatir los asuntos de contaminación ambiental en general (PEÑA et al. 2001). Por otro lado, desde un punto de vista jurídi- co, el término es consecuente con la considera- ción dada a la contaminación atmosférica como “la presencia en el aire de materias o formas de energía que impliquen riesgo, daño o molestia grave para las personas y bienes de cualquier naturaleza” (Ley 38/1972, de 22 de diciembre, de protección del ambiente atmosférico). Otra defi- nición de carácter legal más reciente es explícita al considerar la contaminación lumínica como “la emisión de flujo luminoso de fuentes artificiales nocturnas en intensidades, direcciones o rangos espectrales innecesarios para la realización de las actividades previstas en la zona en que se han ins- talado las luminarias” (PRESIDENCIA 2001). Se deduce de estas definiciones una distinción fundamental, pues no se considera propiamente El resplandor luminoso del área metropolitana de Pamplona, visto desde Cizur. Autor: Fernando Jáuregui, Planetario de Pamplona. El resplandor luminoso de Pamplona visto desde Iza, a varios km de dis- tancia de los límites de la ciudad. Autor: Fernando Jáuregui, Planetario de Pamplona.
  • 4. contaminación a la presencia de luz en niveles adecuados en un lugar que se precisa iluminar, pero sí en cambio lo es la luz excesiva que no deja ver bien o que se extiende fuera del mismo. Así, por ejemplo, la luz que hay en las calles proce- dente del alumbrado público no es contaminación lumínica pero sí lo es la parte de luz de esas mis- mas farolas que incide directamente en las venta- nas de las viviendas o que termina en el cielo. De igual modo, aunque la luz se dirija correctamente también puede estar contaminando el entorno si se emite sin filtrar radiación ultravioleta, invisible para el ojo humano pero no para los insectos, por ejemplo. En consonancia, algunas formas concretas de contaminación lumínica han comenzado a reco- nocerse como tales y reciben nombres particula- res. Así, la difusión hacia el cielo consiste en la emisión de flujos luminosos que se difunden en la atmósfera hacia el firmamento causando el res- plandor del cielo nocturno. La intrusión lumínica o luminosa, o luz intrusa, es la luz que incide fuera de los límites de la propiedad en que están situadas las instalaciones de alumbrado que la producen. El deslumbramiento es la emisión de flujos luminosos que dificultan o imposibilitan la visión (CATALÁN 2001, FERNÁNDEZ et al. 1993, PRESIDENCIA 2001). El concepto de contaminación lumínica pre- senta otras características importantes que convie- ne asimismo aclarar de cara a su correcta caracte- rización y a su posible reducción: -En el caso de la salud humana, su nocividad no reviste carácter grave, salvo que se produzca en combinación con circunstancias de peligro, como puede ser el deslumbramiento de un peatón o un conductor a causa de una fuente de luz (que puede ser ajena a la carretera). Sus perjuicios entran más bien en la categoría de la degradación de la calidad ambiental y de vida, y por tanto algunos de ellos pueden poseer un gran compo- nente de subjetividad (como, por ejemplo, sucede también con los sonidos u olores). -Su manifestación está inseparablemente aso- ciada a las fuentes que la producen, de modo que desaparece instantáneamente cuando éstas se apa- gan. Es decir, esta contaminación no deviene autónoma tras su emisión, como sería el caso de un vertido químico a la atmósfera o al agua, sino que su comportamiento se asimila más bien al del ruido y las vibraciones, que cesan al desaparecer la causa que los origina. -Su peculiar origen hace que pase desapercibi- da para la mayor parte de la población que, inconscientemente, asocia la luz artificial con pro- greso, seguridad y bienestar así como la oscuridad con todo lo contrario, sin detenerse a considerar si existe otro modo de lograr idénticos fines mini- mizando los perjuicios. Existen, por tanto, unas prácticas de iluminación muy arraigadas no solo en el plano profesional sino en su percepción pública, lo que necesita contrarrestarse mediante educación y hábito. -La diversidad de sus causas y posibles efectos hace necesario que su estudio global se aborde desde una perspectiva multidisciplinar, precisan- do en distintos grados de la astronomía, la física atmosférica, la biología y la luminotecnia, pero asimismo de la economía, la medicina, la sicolo- gía, la sociología o el derecho. La transformación de la noche La alteración injustificada de los niveles de luz ambiente es una de las más rápidamente cre- cientes perturbaciones del entorno natural, a un ritmo anual del 5-10% en las sociedades desarro- lladas como la UE o EE.UU. (CINZANO et al. 2001). Se han difundido frecuentemente diversos fotomontajes que dan idea de esta profunda trans- formación, a partir de imágenes nocturnas desde satélites que muestran los núcleos urbanos como puntos o manchas de luz (véase por ejemplo Gorosti nº 15, pág. 95, NIEVES 1999, GOÑI 2001). Sin embargo estas imágenes no informan de cómo sus efectos se extienden en la distancia, debido a la insuficiente sensibilidad de los instru- Gorosti 200230
  • 5. 31El impacto ambiental de la iluminación nocturna artificial mentos empleados. Actualmente está disponible el primer atlas mundial de la luminosidad artifi- cial del cielo nocturno a nivel del mar, donde por vez primera se muestra la degradación global de la calidad del cielo y el modo en que los halos luminosos producidos por las distintas áreas urba- nas acumulan sus efectos trascendiendo las fron- teras regionales y nacionales (véase CINZANO et al. 2001 y la reproducción de la Península Ibérica en este artículo). Es importante señalar que estos primeros mapas no informan necesariamente de los lugares oscuros, pues no tienen en cuenta la orografía, la altitud y otros condicionantes de cada lugar, sino que representan una medición de la claridad del cielo nocturno sobre el territorio en la dirección del cénit local. Es relevante en este sentido el hecho de que las observaciones de satélite sobre las que se han elaborado datan de 1996-1997. Al cotejar el atlas con una base de datos de población mundial se ha determinado la fracción de población que vive bajo una luminosidad noc- turna dada (CINZANO et al. 2001). Por ejemplo, cerca de los dos tercios de la población mundial y el 99% de la población de EE.UU. y de la UE vive en áreas donde el cielo nocturno ha dejado de ser puro según los estándares astronómicos (es decir, supera en un 10% a la luminosidad natural del cielo nocturno). Asumiendo un funcionamiento visual promedio, cerca de un quinto de la pobla- ción mundial, más de dos tercios la de EE.UU. y más de la mitad de los habitantes de la UE han perdido ya la visibilidad a ojo desnudo de la Vía Láctea. Más aún, alrededor de un décimo de la Mapa de la claridad artificial del cielo nocturno de la Península Ibérica. El tono negro representa el cielo puro. El gris más oscuro representa cielos todavía puros en el cénit pero contaminados hacia el horizonte en alguna dirección, y por tanto con riesgo de dejar de ser pronto puros. El resto de los tonos implican cielos contaminados, cada tono un nivel tres veces más brillante que el anterior, hasta el blanco, que representa cualquier cielo que supere en más de 27 veces la luminosidad celeste natural. Autores: P. Cinzano, F. Falchi (Universidad de Padua), C. D. Elvidge (Centro Nacional de Datos Geofísicos de la NOAA, Boulder, EE.UU). Derechos de copia reservados por la Royal Astronomical Society. Reproducido de Monthly Notices of the RAS con permiso de Blackwell Science.
  • 6. población mundial, pero más del 40% de la de EE.UU. y un sexto de la de la UE ya no vería el cielo con los ojos adaptados a la visión nocturna (visión escotópica). En el caso de España, los resultados apuntan respectivamente a que el 99% de la población vive habitualmente bajo un cielo nocturno contaminado, el 67% ha perdido ya la visibilidad de la Vía Láctea, y el 38% no puede ver el cielo con adaptación a la visión nocturna a causa de su claridad. El bloqueo de nuestra percepción del Universo en el que vivimos no es, como cabría pensar, un problema solo para los astrónomos o para algunos miles de apasionados que gustan de mirar al cielo, sino que constituye un problema cultural profun- do. Aunque la legislación disponible no hace refe- rencia al cielo nocturno como un elemento del patrimonio en el sentido natural, paisajístico, esté- tico, histórico o científico, el firmamento es todo eso y está presente de un modo inherente en nues- tro acervo cultural, debido a la secular relación de la Humanidad con los sucesos del firmamento. La observación sistemática de estos fenóme- nos regulares dio origen al razonamiento científi- co y provocó a su vez profundas revoluciones en el pensamiento filosófico y religioso a lo largo de la historia, por no hablar de sus constantes influencias en el arte y la literatura. No puede olvidarse en el caso de Navarra, por ejemplo, la conexión entre las estrellas y la ruta de peregrina- ción a Santiago que llevó a identificar en la termi- nología ambos “caminos”, el del suelo y el del cielo, incluyendo representaciones celestes en multitud de templos y otros monumentos del medievo. Aun hoy el firmamento representa una impor- tante vía de acceso a la belleza de la naturaleza, al pensamiento científico y a la historia de las civili- zaciones, y la imposibilidad de su contemplación puede suponer a la larga un importante retroceso en la cultura en general, y científica en particular, con consecuencias para el desarrollo futuro de nuestras sociedades. Resulta paradójico constatar cómo la misma generación que ha visto a los seres humanos comenzar la apasionante aventura de la exploración del espacio es la que está permitien- do sumir a las estrellas en este velo de desidia. La recuperación del cielo es de utilidad social además como argumento adicional para la promo- ción y el atractivo turístico-cultural de una locali- dad, así como de genuina alternativa de ocio noc- turno para los fines de semana y vacaciones, pues de hecho ya se dedican recursos públicos a pro- gramas para este fin. Algunas asociaciones de afi- cionados a la astronomía encuentran dificultad para conseguir nuevos socios juveniles (la edad en que más impacta y puede influir en una vocación) debido a las reticencias paternas ante las cada vez mayores distancias a las que es necesario despla- zarse fuera de las ciudades en busca de cielos sufi- cientemente limpios. Las perturbaciones a los seres vivos En lo que al ser humano se refiere, la relación entre la salud y el medio ambiente es, desde luego, compleja. Al menos las siguientes conse- cuencias negativas para el bienestar y la salud –entendida ésta en su sentido más amplio- se rela- cionan total o parcialmente con una iluminación inadecuada de los ambientes urbanos y merecen consideración expresa: - molestias y dificultades diversas de visión (como el deslumbramiento de adaptación y el deslumbramiento por velo), confusiones y dis- tracciones, especialmente a los mayores; - fatiga mental y fisiológica, disminución de la capacidad de reacción, estrés; - alteraciones del sueño, trastornos en el reloj biológico interno y procesos hormonales, cam- bios de conducta y de estado de ánimo; - falsa sensación de seguridad; - intromisión en la privacidad del entorno domés- tico, especialmente en épocas o regiones calu- rosas; - invasión de insectos atraídos desde grandes dis- tancias por las luces de la población; Gorosti 200232
  • 7. - privación de la serenidad y la armonía del con- tacto con la naturaleza que aporta la contempla- ción del firmamento. Si una iluminación defectuosa es capaz de inducir esas disfunciones y molestias en los seres humanos, resulta manifiesta su profunda influen- cia en muchos otros seres vivos. La luz es un pará- metro fundamental de la vida y de los medios naturales, donde juega un papel informativo y energético. La función informativa procede de la alternancia día/noche. Llega a suceder, por ejem- plo, que las vacas se retiran a dormir al comenzar un eclipse de sol, y regresan a pastar cuando éste termina. La función energética se manifiesta por los efectos químicos de la luz (fotosíntesis) o tér- micos (calor). Se puede también distinguir entre efectos directos (por acción sobre la retina por ejemplo), indirectos (iluminación de una parte determinada del cuerpo de un animal) o inducidos (por ejemplo, al modificarse la vegetación, la luz puede variar los recursos tróficos o el hábitat de un animal, o al provocar el canto de un pájaro, puede perturbar el reloj interno de otro individuo) (RAEVEL et al. 1998). La actividad biológica a pleno sol es mínima comparada con la que se produce por la noche (DOLSA et al. 1998). Resulta evidente que la vida nocturna está específicamente adaptada a la oscuridad. Mientras unos organismos se amparan en ella para no ser descubiertos por sus depreda- dores, éstos se aprovechan para no ser vistos al atacar a sus presas. Otros se han adaptado para obtener provecho de la mayor cantidad de anima- les y plantas que tienen su máxima o exclusiva actividad a partir de la puesta del sol. La noche es el momento más ventajoso para los animales cuya percepción sensorial predominante no es la luz ambiente sino el olor, el oído, los ultrasonidos, o precisamente una extraordinaria sensibilidad visual a bajos niveles de iluminación o a frecuen- cias fuera del espectro óptico (como infrarrojos). Muchas especies han evolucionado exclusiva- mente en un mundo de penumbras, totalmente condicionados por la oscuridad de su hábitat durante millones de años. La oscuridad de la noche es, por tanto, un parámetro diferenciador de un hábitat exclusivo. Durante décadas, por su poca potencia, la ilumi- nación urbana no parece haber perturbado los pro- cesos biológicos nocturnos más allá de unos pocos metros de los focos emisores de luz. Pero hoy en día la potencia de las instalaciones de alumbrado es muy superior a lo que la naturaleza puede soportar (DOLSA et al. 1998). El impacto ambiental de la iluminación nocturna artificial 33 Alumbrado muy contaminante. Imagen superior: gran cantidad de luz escapa hacia el cielo, se introduce en las viviendas y no permite ver bien al frente. Imagen inferior: la luz se desparrama por el campo y el monte que hay delante de las casas. Autor: Fernando Jáuregui, Planetario de Pamplona.
  • 8. Gorosti 200234 La agresión más fácilmente observable tiene que ver con la infinidad de insectos que experi- mentan fuerte atracción por la luz, especialmente luz blanca con emisión también en el rango ultra- violeta, de modo que quedan totalmente atrapados revoloteando en torno a las luminarias, impedidos en su alimentación y apareamiento, o siendo heri- dos o muertos por calor o por impactos causados por la desorientación y el agotamiento. Muchos insectos recorren varios km en su búsqueda de pareja, y las instalaciones de alumbrado, especial- mente de disposición lineal (como carreteras) se convierten en auténticas barreras que impiden así el apareamiento o lo retrasan para cuando ya no es factible la fecundación de la hembra. Especies como los gusanos de luz han desarrollado un modo de comunicación basado en la débil luz pro- ducida intermitentemente por los machos, y la invasión de sus hábitats por luz artificial parásita reduce o elimina las posibilidades del encuentro sexual. Al margen del valor intrínseco de determina- das especies raras, no puede olvidarse que los insectos se encuentran en la base de muchas pirá- mides tróficas y constituyen el principal comesti- ble para pájaros, anfibios, y murciélagos, entre otros, que en unos casos encontrarán sus biotopos vacíos de alimento y en otros hallarán una supe- rabundancia del mismo, obteniéndose a la larga un desequilibrio inducido artificialmente en la diversidad biológica con el éxito de algunas espe- cies frente al desplazamiento de otras menos afor- tunadas. Cuando estos desequilibrios afectan úni- camente a los machos o a las hembras, pues en muchos casos sólo uno de ellos muestra atracción por la luz, es fácil comprender que ello puede conducir a la desaparición de la especie (DOLSA et al. 1998). Una de las razones detrás del desco- nocimiento o el descubrimiento tardío de muchos de estos fenómenos radica probablemente en el hecho de que los seres vivos nocturnos son por naturaleza discretos en sus costumbres y manifes- taciones. La presencia de elevados niveles de luz ambiente (aunque se trate de luz más amarilla) tiene sus propios efectos sobre otros grupos de animales, no necesariamente nocturnos, como reptiles, anfibios, aves, peces y mamíferos. Estas alteraciones se ponen especialmente de manifies- to a lo largo de las rutas migratorias estacionales. Decenas de especies de anfibios presentan atrac- ción por la luz, hecho que se ha estudiado tanto en laboratorio como al observar sus migraciones flu- viales nocturnas. Las tortugas marinas, cuando salen de sus huevos en las playas para dirigirse por vez primera al mar se desorientan con las luces costeras con resultado fatal para su supervi- vencia. En las aves es frecuente el deslumbra- miento y la desorientación, con accidentes fatales por impactos o agotamiento. Las anguilas migran de noche evitando que la luz afecte a sus cabezas cuando éstas no están aun totalmente desarrolla- das, lo que ha permitido incluso usar la ilumina- ción artificial como elemento disuasorio a su paso por instalaciones hidráulicas. Se produce también una alteración de los ciclos de ascenso y descen- so del plancton marino, lo que afecta a la alimen- tación de multitud de especies marinas en las cer- canías de la costa (véase VILLAIN et al. 1998 y RAEVEL et al. 1998). Finalmente, también la flora se ve afectada: se produce crecimiento anormal por fototropismo, se alteran ritmos de floración, se disminuyen los insectos que realizan la polinización de ciertas plantas y se contribuye así a la parcelación ecoló- gica del territorio con el consiguiente empobreci- miento a la larga. Es razonable pensar que, si bien los efectos de la contaminación lumínica sobre los seres vivos es una cuestión aún ampliamente necesitada de estu- dio, existen suficientes indicios y ejemplos que aconsejan la adopción del principio de precau- ción, muy especialmente en las cercanías de áreas ya declaradas de interés natural y dotadas de pro- tección al efecto.
  • 9. El impacto ambiental de la iluminación nocturna artificial 35 Las fuentes de contaminación lumínica Es común identificar al alumbrado público como su principal causante, pues seguramente contribuye a ello entre un tercio y la mitad del total (FERNÁNDEZ et al. 1993), pero las fuentes de luz parásita son más numerosas y variadas de lo que a primera vista pudiera parecer, como por ejemplo: - el alumbrado urbano público de los núcleos de población, presente en calles, paseos, plazas, parques, jardines, porches, patios de colegios, pistas deportivas, aparcamientos de superficie... - la iluminación privada de exteriores de diversa titularidad, utilizada en letreros, anuncios lumi- nosos, cañones de luz, empresas, sociedades deportivas, campuses universitarios, propieda- des particulares (luces de seguridad, soportales, balcones, terrazas, jardines, fincas...), infraes- tructuras turísticas (hoteles, refugios, cam- pings...); - la iluminación ornamental de lugares emblemá- ticos, edificios, monumentos, fuentes, jardines, árboles y conjuntos de interés artístico o arqui- tectónico; - la iluminación de vías de comunicación de gran capacidad y sus enlaces, rondas, áreas de servi- cio, de estacionamiento y de peaje; - los polígonos industriales, logísticos y comer- ciales; - los aeropuertos, estaciones de ferrocarril y puertos; - la iluminación de obras de edificios e infraes- tructuras mientras duran éstas; - también la iluminación de interiores que tras- ciende dichos espacios, y que en ocasiones puede contribuir de modo apreciable por su potencia o disposición inadecuada, como pue- den ser escaparates, edificios acristalados, poli- deportivos parcialmente cubiertos, carpas tras- lúcidas, luces de viviendas... No obstante, no puede establecerse una clara jerarquía entre tipos de alumbrado por su grado contaminante. Algunas instalaciones industriales o viarias, por su potencia o extensión, pueden producir tanto impacto como una población ente- ra. En unos casos, el hecho de encontrarse aisla- das en el campo o junto a áreas naturales protegi- das es lo que les otorga un gran poder contami- nante relativo a su entorno. En otros, es la proxi- midad a viviendas o carreteras el factor determi- nante. Con todo, los alumbrados públicos tienen unas características que los hacen merecedores de atención primordial en cuanto a la contaminación lumínica que provocan, (1) por su predominio (se encuentran presentes en todo núcleo de pobla- ción, mientras que la existencia de otras fuentes es variable), (2) por el número de luminarias (lo que les convierte en los principales clientes de los fabricantes y, por tanto, les otorga un gran poder para influir en las tendencias del mercado), (3) por la potencia de las mismas (en general mayor que las destinadas a uso doméstico o privado), (4) por su cercanía al ciudadano (lo que les confiere una gran capacidad pedagógica y de arrastre), así como (5) por la facilidad para su control (su ges- tión en las administraciones responsables se halla centralizada). Dado el lento crecimiento de la población navarra en particular, las razones que alientan el crecimiento en número y potencia de las instala- ciones de alumbrado en los últimos años han de buscarse más bien en la situación económica general, en la urbanización de extensos conjuntos residenciales fuera de los núcleos de población tradicionales, en la construcción de las nuevas vías de comunicación asociadas, unido al deseo de mayor seguridad y vigilancia en tráfico y pro- piedades, a la cada vez mayor competencia en el reclamo comercial, y al interés en la promoción estética y turística de las entidades locales, en este caso frecuentemente fomentado por la colabora- ción financiera de empresas de distribución de energía a cambio del abono a su suministro. Son,
  • 10. pues, causas muy diversas, algunas de ellas en modo alguno de índole técnica sino más bien sociológica, que no pueden dejarse de lado de cara a tratar este problema en profundidad. La reducción de la contamina- ción lumínica Lamentablemente, el resplandor artificial del cielo nocturno es un fenómeno que no se puede evitar por completo, pues la luz artificial puede terminar en el cielo de tres modos: (1) por emi- sión directa desde la luminaria, (2) por dispersión en el aire en su trayecto y (3) por reflexión en las superficies donde incide. La dispersión en el camino crece exponencial- mente con la distancia recorrida por la luz y con la concentración de aerosoles en el aire (humo, polvo, bruma, niebla), pero en condiciones nor- males representa menos del 0.3% de luz devuelta hacia arriba (CINZANO 1997). No obstante su mayor efecto es el de ensanchar los haces de luz que salen de la luminaria, esparciéndolos fuera de las direcciones en las que son emitidos. Sobre todo cuando la iluminación se produce de abajo hacia arriba (como en la iluminación de edificios) o cuando se produce en grandes ángulos de incli- nación con respecto a la vertical (como en la ilu- minación deportiva y de aparcamientos), esta dis- persión termina contribuyendo con una parte no despreciable al resplandor nocturno. Por su parte los pavimentos (asfaltos, aceras), normalmente oscuros, reflejan el 15-20% de la luz incidente, y las paredes, habitualmente claras, el 50-60% (si no, lógicamente, no los veríamos). Se ha estimado que la fracción de luz que reflejan globalmente hacia el cielo las superficies ilumina- das de una ciudad está en torno al 15% de la luz emitida por el conjunto de todas las luminarias de la misma (CINZANO 1997). Es ya una fracción importante, y también está relacionada con las direcciones de iluminación, pues la luz incidente de abajo hacia arriba provoca que la mayor parte de la reflexión se dirija asimismo hacia arriba, y viceversa. También, lógicamente, la cantidad total de luz reflejada aumenta proporcionalmente con la intensidad luminosa recibida. Dado que estos dos fenómenos (dispersión y reflexión) son de difícil control por sí solos, de cara a conseguir una limitación drástica en la con- taminación lumínica del ambiente lo único que puede razonablemente hacerse es concentrar los esfuerzos en la adecuada emisión del haz de luz, lo que a su vez permite la reducción de los efec- tos citados. Para evitar la contaminación lumínica produ- cida por la luz difundida directamente en el cielo nocturno, la regla es adoptar luminarias tales que, una vez instaladas, no emitan luz sobre el plano horizontal que pasa por el centro de la lámpara interna a la misma. Este comportamien- to puede lograrse con infinidad de soluciones de diseño y queda certificado tras una calibración adecuada en un laboratorio independiente (DIAZ et al. 1994, CINZANO 1997). Sin embargo, la información facilitada por los fabricantes a este respecto no resulta siempre suficiente, pues es común que las curvas fotométricas no se extien- dan para ángulos superiores a 90o con respecto a la vertical (lo cual, curiosamente, confirma la inu- tilidad de esas emisiones desde el punto de vista luminotécnico), o que lo hagan con una escala tal que no permite apreciar los valores reales de intensidad. Téngase en cuenta además que para una luminaria considerada individualmente sobre el papel, estos valores pueden ser pequeños (lo cual apunta a una buena eficiencia de la lumina- ria), pero que una instalación de alumbrado nor- malmente consta de decenas, cientos o miles de aparatos iguales, por lo que “poco” se convierte en realidad en “mucho”. Desde un punto de vista práctico puede servir el cumplimiento de estas tres condiciones: (1) que la lámpara esté totalmente alojada dentro del sis- tema óptico interior (opaco) de la luminaria; (2) que el cierre inferior de la luminaria, en caso de existir, sea completamente plano; y (3) que el conjunto de báculo y armadura se instale en una Gorosti 200236
  • 11. posición de funcionamiento tal que dicho cierre quede totalmente horizontal. Si, por el contrario, la óptica interior no es opaca o no cubre la lám- para, se pierde el control completo del haz de luz saliente. Si el cierre es curvo o de otro tipo, con- tribuirá a difundir la luz hacia arriba; solamente si es completamente transparente, aunque no sea plano, sería admisible, aunque conviene saber que en ese caso se ensucia con facilidad y pierde transparencia (necesitando en consecuencia más mantenimiento). Por su parte, si el diseño de la luminaria es correcto pero se instala inclinada, o se inclina con el tiempo por golpes en el báculo o una base inestable, la instalación será igualmente contaminante, a no ser que se complete con reji- llas o pantallas que redirijan la luz hacia abajo. Este planteamiento es suficiente de modo general pues además de evitar la luz hacia arriba conduce de hecho en muchas soluciones a un haz de luz limitado por debajo incluso de los 90o con respecto a la horizontal, lo cual a su vez repercu- te en una disminución del deslumbramiento y de la luz intrusa. No obstante es posible y probable- mente deseable en muchos casos una limitación más estricta de las direcciones del flujo luminoso de las luminarias. Se apunta incluso a los 65o-70o como la dirección límite a partir de la cual se emite un flujo luminoso deslumbrante e inútil (DÍAZ 2000). Conviene asimismo señalar que esta práctica no siempre implica la instalación de más puntos de luz con el consiguiente incremento de los gas- tos de obra, como lo demuestran experiencias ya realizadas. Y en los casos en que ello sea preciso es necesario realizar el cálculo global del coste de la instalación a lo largo de su vida útil, esto es, teniendo en cuenta el ahorro acumulado en el con- sumo, que en pocos años puede amortizar la inversión. Lógicamente son posibles limitaciones menos exigentes. La situación, desde el punto de vista regulador, no debe considerarse distinta a la de otros tipos de contaminación, donde la cuestión se centra en hasta qué punto medible se está dis- 37El impacto ambiental de la iluminación nocturna artificial Autor: Oficina Técnica para la Protección de la Calidad del Cielo, Instituto de Astrofísica de Canarias. (A) Iluminación de letreros y fachadas. (B) Iluminación peatonal y vial. (C) Iluminación de grandes áreas mediante proyectores.
  • 12. Gorosti 200238 puesto a tolerar las emisiones. En el caso de la contaminación lumínica pueden establecerse direcciones y niveles de iluminación máximos así como determinados rangos espectrales permitidos según el horario, la potencia, el emplazamiento o la finalidad de la instalación. Es aconsejable en cualquier caso no sobrepa- sar los niveles de luz recomendados para cada actividad y zona, algo que tiende a ocurrir cada vez más en los centros urbanos. Además de no ser necesario, a la larga esta práctica suscita la dis- conformidad de los barrios menos iluminados, que por contraste con aquéllos tienden a percibir- se mal alumbrados (aunque se encuentren objeti- vamente bien iluminados). Esto a su vez puede derivar en un efecto “dominó” que va aumentan- do los niveles de luz por todo el núcleo de pobla- ción cuando estas demandas van siendo progresi- vamente atendidas por los responsables municipa- les, no necesariamente con criterios objetivos. Por el contrario, el énfasis ha de ponerse en lograr la uniformidad en la iluminación y en evitar la luz que obstruye la visión, todo lo cual permite un mejor funcionamiento del ojo. Para reducir aún más las emisiones innecesa- rias, en alumbrados de seguridad debería genera- lizarse el uso de niveles nulos o bajos de ilumina- ción junto con detectores de movimiento para su encendido completo. Otros tipos de iluminación, tales como la ornamental, comercial, de publici- dad, etc., además de hacer un uso prioritario de la iluminación de arriba hacia abajo (en lugar de al revés como sucede actualmente) deberían apagar- se por completo a partir del momento de la noche en que su uso no se justifica. Se da la circunstan- cia, además, de que en los proyectores situados para iluminar de arriba hacia abajo se acumula menos suciedad (que termina por inutilizar la luminaria si no se limpia con frecuencia) y son menos accesibles a los vándalos por situarse ele- vados y no en el suelo. Con todo, para el caso de grandes instalacio- nes de alumbrado de exteriores cabe plantearse la necesidad de un estudio previo de impacto, que atienda tanto a las características de la instalación propuesta como a las particularidades de su entor- no. Dicho estudio debería evaluar, además de la protección del cielo nocturno, la posible agresión directa a zonas naturales, residenciales, carreteras y también a observatorios astronómicos o lugares habitualmente utilizados como tales. Se trata de una metodología posible que incluiría definitiva- mente las consideraciones ambientales en el dise- ño de los proyectos de iluminación. Iniciativas en Navarra La contaminación lumínica no ha motivado hasta la fecha la realización de un análisis especí- fico en ningún municipio navarro. En particular, la cuestión está ausente de un reciente estudio exhaustivo de diagnóstico energético de las insta- laciones de responsabilidad municipal de Pamplona, uno de cuyos apartados es el alumbra- do público (véase “Estudio y Plan Energético. Informe Final”, Agencia Energética de Pamplona/Iberinco, Ayuntamiento de Pamplona, 2000, 210 pp.). Tampoco se ha establecido todavía ninguna normativa de alcance municipal o regional para su control. No obstante, la información disponible permite hacer un seguimiento de las escasas ini- ciativas emprendidas. Se presenta a este fin una Ejemplos de luminarias correctamente diseñadas para evitar la dispersión de luz hacia el cielo. Nótese en particular en el farol la lámpara alojada dentro del tejadillo en lugar de en el centro, y la ausencia de paneles difusores laterales.
  • 13. El impacto ambiental de la iluminación nocturna artificial 39 relación de artículos y menciones sobre la conta- minación lumínica aparecidos en medios públicos impresos navarros desde 1996: documentos, pro- yectos, artículos de prensa general y de revistas especializadas en temas ambientales o urbanísti- cos (véase el apartado “Referencias en Navarra”). La divulgación de información sobre una cuestión de interés municipal novedosa o mayor- mente desatendida resulta esencial. A este respec- to, se ha distribuido información a los principales municipios navarros procedente de la Sociedad de Ciencias Naturales Gorosti (GOROSTI 1997). En el caso de Pamplona esta información se ha exten- dido, incluyendo aportaciones informales particu- lares, a los distintos gobiernos municipales desde 1994. Las primeras tímidas medidas para evitar la dispersión de luz hacia el cielo se han adoptado en los parques de Los Llanos (Estella) y La Biurdana (Pamplona), experiencias aisladas que sin embar- go no se han extendido al resto del territorio de los municipios citados (GOROSTI 1997, AYUNTA- MIENTO 1997, AMO 1999). La llamada “eco- ciudad” de Sarriguren puede ser el primer gran proyecto de urbanización en tener en cuenta estos criterios (ALONSO et al. 2000, A.I. 2001). Iniciativas formales para el control de la con- taminación lumínica a escala municipal han teni- do lugar con ocasión de la elaboración del Plan Municipal de Pamplona (todavía sin aprobación definitiva), mediante la presentación de sugeren- cias y alegaciones por parte de la Sociedad Gorosti, la Agrupación Navarra de Astronomía y particulares (GOROSTI 2000, GERENCIA 1997 y 2001, BIDEGAIN 2001). En Tudela, la primera moción presentada en un ayuntamiento navarro para regular específicamente la cuestión no ha obtenido el respaldo del pleno (M.T. 2001, GIL 2001). En el ámbito regional, tanto la mesa como el pleno del Parlamento de Navarra han aprobado Otra vista del resplandor luminoso del área de Pamplona, a varios km de distancia. Autor: Fernando Jáuregui, Planetario de Pamplona.
  • 14. Gorosti 200240 sendas mociones instando al Gobierno de Navarra a la remisión de un proyecto de ley foral con esta finalidad para su debate y votación en el pleno (ref. 16, DDN 2001, BIDEGAIN 2001, GOÑI 2002, ref. 22). Conclusiones Como en cualquier problema ambiental amplio y complejo, conviene llevar a cabo un diagnóstico sistemático y multidisciplinar para evaluar el alcance y consecuencias de la contami- nación lumínica en Navarra. Estos resultados deberían conducir, en su caso, a una regulación de la iluminación artificial que satisfaga las necesi- dades laborales, de seguridad ciudadana o de ocio sin menoscabo de una suficiente protección del medio nocturno. En este sentido resulta de utili- dad la experiencia pionera desarrollada en Cataluña (PRESIDENCIA 2001). Es oportuno reiterar la concurrencia de objeti- vos entre las iniciativas para el control de la con- taminación lumínica y las actividades de ahorro energético y de protección ambiental. En este sen- tido, resulta notoria su ausencia en las campañas y estudios que llevan a cabo las dos administra- ciones con mayor capacidad de alcance a la población, como son el Ayuntamiento de Pamplona (con su Agencia Energética) y el Gobierno de Navarra (con planes como la “Estrategia navarra para la conservación y uso sostenible de la diversidad biológica”, la “Estrategia navarra de educación ambiental” y el “Plan energético de Navarra”). Ello, no obstante, debería facilitar su asimilación en un marco de protección y desarrollo económico ya existente, lo cual presenta una clara ventaja en comparación con otras regiones españolas. Mientras tanto, y sin más dilación, es deseable incluir la cuestión de la contaminación lumínica en las campañas de sensibilización ambiental lle- vadas a cabo por las administraciones públicas en sus respectivos ámbitos. Esta divulgación es muy conveniente para lograr al menos tres beneficios a medio plazo: - una opinión ciudadana favorable a una ilumina- ción de análogas prestaciones a la actual que minimice la contaminación lumínica asociada, facilitando así el debate público y la eventual aprobación de normas de carácter municipal o foral para su consecución a más largo plazo; - un freno al crecimiento de la contaminación lumínica de origen doméstico, por una conduc- ta oportuna de particulares con criterios propios a la hora de adquirir y utilizar las fuentes de luz de su propiedad; - una mejora general de la conciencia de “soste- nibilidad” y de respeto a la naturaleza, al con- tribuir a su consideración como un todo en inte- rrelación, donde el valor que otorgamos a los paisajes, los hábitats y la biodiversidad no desa- parezca cada día solo por el hecho de ponerse el sol.
  • 15. El impacto ambiental de la iluminación nocturna artificial 41 Referencias en Navarra • HERRANZ DORREMOCHEA, C. 1996. Contaminación lumínica. Gorosti (Cuadernos de Ciencias Naturales de Navarra), 12, p. 19- 27. • BIDEGAIN, M. 1997. Menos luz que no veo. Diario de Noticias, 9 de febrero de 1997 (Sección Revista: Medio Ambiente), p. 49. • AYUNTAMIENTO DE ESTELLA 1997. Plan especial de protección y usos de Los Llanos. Estella (Ordenanzas reguladoras: Artículo 48: Red de alumbrado público), p. 35-36. • GOROSTI 1997. Vida Social: Sección de Medio Ambiente: Campaña de información sobre contaminación lumínica. Gorosti (Cuadernos de Ciencias Naturales de Navarra), 13, p. 66. • IRIARTE, J. 1997. Humor Ecológico: Contaminación lumínica. Gorosti (Cuadernos de Ciencias Naturales de Navarra), 13, p. 72. • GERENCIA DE URBANISMO 1997. Informe sobre las sugerencias al avance del Plan Municipal. Plan Municipal de Pamplona, Ayuntamiento de Pamplona, p. 121-122. • AMO, M.P. 1999. Las nuevas farolas introdu- cen un sistema diferente de iluminación en Los Llanos. Diario de Navarra, 6 de enero de 1999 (Sección Navarra: Estella), p. 48. • GOROSTI 2000. Vida Social: Sección de Medio Ambiente. Gorosti (Cuadernos de Ciencias Naturales de Navarra), 15, p. 105. • JAÚREGUI, F. 2000. Las luces de la noche. Proyectar Navarra, Cuaderno monográfico 17: Medio ambiente: Infraestructuras y construc- ciones ecológicas, Octubre 2000 (Sección Instrumentos de Gestión: Impactos puntuales), p. 54-55. • VILLARRASO, V. 2000. ¿Se están apagando las estrellas? Proyectar Navarra, Cuaderno monográfico 17: Medio ambiente: Infraestructuras y construcciones ecológicas, Octubre 2000 (Sección Instrumentos de Gestión: Impactos puntuales), p. 56-58. • DONÁZAR, P.M. 2000. Contaminación lumí- nica y derroche lucrativo. Diario de Noticias, 22 de octubre de 2000 (Sección Opinión: La tres: Deje su mensaje), p. 3. • ALONSO, HERNÁNDEZ & ASOC. 2000. Proyecto de urbanización del P.S.I.S. de la eco- ciudad de Sarriguren. Departamento de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Vivienda, Gobierno de Navarra, (Sección 6.1.2: Ahorro de electricidad), p. 27. • A.I. 2001. La mitad del sistema viario de Sarriguren será peatonal e incluye un gran par- que. Diario de Noticias, 17 de marzo de 2001 (Sección Navarra: Cuenca de Pamplona: Valle de Egués: Nueva urbanización), p. 22. • GERENCIA DE URBANISMO 2001. Informe de alegaciones. Plan Municipal de Pamplona, Ayuntamiento de Pamplona, nº 95 y 323. • DDN 2001. IU propone un proyecto de ley que regule el alumbrado. Diario de Navarra, 14 de septiembre de 2001 (Sección Navarra), p. 36. • Moción por la que se insta al Gobierno de Navarra la remisión de un proyecto de Ley Foral que regule las instalaciones y los apara- tos de alumbrado, presentada por el Grupo Parlamentario Izquierda Unida de Navarra - Nafarroako Ezker Batua. Boletín Oficial del Parlamento de Navarra, V Legislatura, 93, 24 de septiembre de 2001 (Serie E: Interpelaciones, mociones y declaraciones políticas), p. 13. • BIDEGAIN, M. 2001. Una ley para ver las estrellas / Propuestas: IU y el ejemplo catalán. Diario de Noticias, 15 de octubre de 2001 (Sección Navarra: Medio ambiente: Iniciativas para reducir la contaminación lumínica), p. 10- 11. • M.T. 2001. Tudela rechaza regular la contami- nación lumínica. Diario de Navarra, 31 de octubre de 2001 (Sección Navarra: Tudela y Ribera), p. 54. 41
  • 16. Gorosti 200242 • GIL, A. 2001. No habrá norma sobre la luz, pero sí criterios básicos. Diario de Noticias, 31 de octubre de 2001 (Sección Navarra: Comarcas: Tudela: Pleno del Ayuntamiento), p. 22. • Debate y votación de la moción por la que se insta al Gobierno de Navarra la remisión de un proyecto de Ley Foral que regule las instala- ciones y los aparatos de alumbrado, presentada por el G. P. Izquierda Unida de Navarra - Nafarroako Ezker Batua. Diario de Sesiones del Parlamento de Navarra, V Legislatura, 64, Sesión nº 54, 28 de febrero de 2002, p. 3 y 56- 61. • GOÑI, V. 2002. La Cámara demanda al Gobierno una ley contra la contaminación lumínica. Diario de Noticias, 1 de marzo de 2002 (Sección Navarra: Política: Sesión plena- ria del Legislativo foral), p. 12. • Resolución por la que se insta al Gobierno de Navarra la remisión de un proyecto de Ley Foral que regule las instalaciones y los apara- tos de alumbrado. Aprobación por el pleno. Boletín Oficial del Parlamento de Navarra, V Legislatura, 24, 8 de marzo de 2002 (Serie E: Interpelaciones, mociones y declaraciones políticas), p. 33. • CALVO, N. & LECUMBERRI, P. Los catorce barrios de Pamplona tienen suficientemente iluminadas sus calles. Diario de Navarra, 25 de marzo de 2001 (Sección Navarra: Iluminación Urbana), p. 20-21. Bibliografía • CALVO CHARRO, M. 2001. El derecho a ver las estrellas. Análisis de la contaminación lumínica desde una perspectiva jurídica. Revista de Derecho Urbanístico y del Medio Ambiente”, 187, Julio-Agosto 2001. • CATALÁN IZQUIERDO, S. 2001. Contaminación luminosa, alumbrado intrusivo y deslumbramiento. Un compromiso entre confort y coste. Energía, Febrero 2001, p. 125- 131. • CINZANO, P. 1997. Inquinamento luminoso e protezione del cielo notturno. Istituto Veneto di Scienze, Lettere ed Arte, Venecia, 224 pp. • CINZANO, P. (coord.) 2000. Measuring and Modelling Light Pollution. Memorie della Società Astronomica Italiana, Vol. 71, 1, 287 pp. • CINZANO, P., FALCHI, F. & ELVIDGE, C.D. 2001. The first world atlas of the artificial night sky brightness. Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, Vol. 328, 3, 689-707. • DÍAZ CASTRO, F.J. 2000. Proteger el cielo de Canarias. Instituto de Astrofísica de Canarias, La Laguna, 11 pp. • DÍAZ CASTRO, F.J. & DE LA PAZ GÓMEZ, F. 1994. Estudio de emisión hacia el hemisfe- rio superior de diferentes tipos de luminarias y criterios sobre el alumbrado de exterior utili- zados en los alrededores del O.R.M. para evi- tar la potencial contaminación lumínica. Instituto de Astrofísica de Canarias, La Laguna, 19 pp. • DOLSA, A.G. & ALBARRÁN, M.T. 1998. La problemàtica de la contaminació lumínica en la conservació de la Biodiversitat. 4 pp. • FERNÁNDEZ SALAZAR, L.C. & DE LANDA AMEZUA, J. 1993. Intrusión y conta- minación luminosa. Técnicas y aplicaciones de la iluminación, McGraw-Hill, Madrid, p. 162- 166. • GOÑI, A. 2001. Luces que contaminan la noche. Newton, 39, Julio 2001, p. 60-65. • HORTS, P. 1995. Informe sobre la contamina- ción lumínica. 8 pp. • HORTS, P. 1998. Salvando el cielo oscuro: el estado de la cuestión. Universo, 42, Octubre 1998, p. 24-29. • IDAE & CEI 2001. Guía técnica de eficiencia energética en iluminación. Alumbrado público.
  • 17. El impacto ambiental de la iluminación nocturna artificial 43 Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, Madrid, 154 pp. • IDAE & CEI 2002. Propuesta de modelo de Ordenanza Municipal de alumbrado exterior para la protección del medio ambiente mediante la mejora de la eficiencia energética. Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, Madrid, 68 pp. • NIEVES, J.M. 1999. Mientras la Humanidad duerme. Blanco y Negro, 27 de junio de 1999, p. 1 y 50-58. • PEÑA PÉREZ, J.M. (coord.) 2001. Grupo de trabajo 20: Contaminación lumínica. CD-ROM Grupos de Trabajo y Ponencias, V Congreso Nacional del Medio Ambiente, Madrid, 28 pp. • PRESIDENCIA DE LA GENERALIDAD 2001. Ley 6/2001, de 31 de mayo, de ordena- ción ambiental del alumbrado para la protec- ción del medio nocturno. Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya, 3407, 12 de junio de 2001, p. 8682-8685. • RAEVEL, P. & LAMIOT, F. 1998. Incidences de l’éclairage artificiel des infrastructures rou- tières sur les milieux naturels. 9 pp. • VILLAIN, A., LAMIOT, F. & JAMON, S. 1998. Pollution lumineuse: Impacts écologi- ques et socio-économiques de l’ éclairage noc- turne. 34 pp. Recursos en Internet • http://www.iac.es/proyect/otpc/esp.htm Página de la “Oficina técnica para la protec- ción de la calidad del cielo” del Instituto de Astrofísica de Canarias, primera entidad admi- nistrativa creada en España cuyas competen- cias incluyen la contaminación lumínica en cumplimiento de una norma legal. Presenta información divulgativa y documentación pro- pia de gran utilidad para proyectistas, así como ejemplos de adaptaciones de alumbrado reali- zadas en La Palma. • http://www.celfosc.org Página del primer grupo organizado en España (en Cataluña) para la divulgación y el control de la contaminación lumínica, al cual se debe la aprobación de la ley catalana 6/2001. Administra una lista de correo electrónico de ámbito nacional y facilita abundante documen- tación de utilidad. • http://www.am.ub.es/contaminacio- luminica/cl.html Página creada por el Departamento de Astronomía y Meteorología de la Universidad de Barcelona, incluyendo los resultados de investigaciones propias realizadas por encargo del gobierno catalán. • http://www.gencat.es/mediamb/cast/sosten/ ecl0.htm Página creada por el Departamento de Medio Ambiente de la Generalidad de Cataluña, con cinco fichas breves con recomendaciones de utilidad para ayuntamientos, proyectistas y particulares. • http://www.iac.es/AA/AAM/oscuro.html Sitio del “Grupo de cielo oscuro” de la Agrupación Astronómica de Madrid, uno de los más activos entre las agrupaciones astronó- micas españolas en este campo. • http://www.conama.es/vconama/gt/20.htm Página del “V Congreso Nacional del Medio Ambiente” celebrado en Madrid a finales de 2000, donde se recogen las conclusiones del grupo de trabajo nº 20 “Contaminación lumíni- ca”. • http://debora.pd.astro.it/cinzano/en/index.html Página creada por el Dr. Pierantonio Cinzano, astrofísico, uno de los principal investigadores sobre contaminación lumínica. Incluye sus publicaciones científicas con especial atención al problema en Italia. En italiano e inglés. • http://debora.pd.astro.it/cinzano/refer/ index.htm La lista de referencias científicas y técnicas más completa existente sobre contaminación lumínica (más de 500). Contiene un apartado específico sobre afecciones ambientales. En inglés.
  • 18. Gorosti 200244 • http://www.inquinamentoluminoso.it Información sobre las actividades del “Istituto di Scienza e Tecnologia dell’Inquinamento Luminoso” (Italia), así como mapas y otros resultados de investigaciones recientes, espe- cialmente mediante teledetección, sobre la contaminación lumínica en el mundo. En ita- liano e inglés. • http://www.vialattea.net/cielobuio/index.html Página mantenida por una coordinación de asociaciones y observatorios italianos, respon- sables de la aprobación de varias leyes recien- tes en regiones del norte de Italia. Administra una lista de correo electrónico de ámbito euro- peo y dispone de información exhaustiva sobre modelos comerciales de luminarias aceptables, gran parte de las cuales son comunes al merca- do español. En italiano e inglés. • http://www.astrosurf.com/lcorp/pol.htm Sitio de un aficionado a la astronomía que rela- ta brevemente el desarrollo de las iniciativas llevadas a cabo en Francia, proporcionando los enlaces necesarios a otras páginas y los docu- mentos originados en los dos congresos nacio- nales celebrados en el país vecino sobre la cuestión. En francés. • http://www.darksky.org Página de la “International Dark Sky Association”, primera asociación creada en el mundo para ocuparse de la contaminación lumínica, inicialmente en EE.UU., y hoy con delegaciones también en otros países. Abundante información, muchos enlaces a sitios de interés, y acceso a un boletín electró- nico de noticias. En inglés. • http://www.flap.org Página de un grupo canadiense de voluntarios dedicados a rescatar aves accidentadas, en la que pueden encontrarse variados ejemplos de afecciones debidas, entre otras causas, a la ilu- minación artifical. En inglés.