En febrero de 1918, último año de la Primera Guerra Mundial, una terrible gripe de rápida propagación comenzó a afectar a la gente en la ciudad turística de San Sebastián, España.
2. Pandemia de gripe española de 1918
En febrero de 1918, último año de la Primera Guerra Mundial, una
terrible gripe de rápida propagación comenzó a afectar a la gente en la
ciudad turística de San Sebastián, España. Hubo otros brotes en la
misma época, quizás anteriores, pero el nombre "gripe española" se
hizo popular. La enfermedad se extendió velozmente en toda Europa
durante abril y mayo e infectó a muchos soldados jóvenes y sanos en
los campos de batalla, en los campamentos y a miembros de las
familias devastadas por la guerra. La mayoría de las personas se
enfermaban durante una semana y luego se recuperaban.
3. La epidemia desapareció gradualmente durante junio, julio y agosto. Pero
en septiembre, el virus regresó en una forma mutada mucho más mortal. Se
desencadenó una pandemia que mató a más personas y con más rapidez
que cualquier otra enfermedad en la historia registrada, incluida la epidemia
de peste negra de la Edad Media. La pandemia se extendió por Europa,
India, Asia, América e incluso la región ártica, donde poblaciones remotas
de inuit fueron totalmente aniquiladas.
4. En poco más de un año, aproximadamente 500 millones de personas se
enfermaron, y casi todos estuvieron expuestos al virus. Los médicos no
podían realizar pruebas directas para detectar el virus, y hubo demasiadas
muertes en un plazo demasiado corto, lo que impidió llevar un recuento
preciso. Sin embargo, las estimaciones de la cantidad de muertos oscilan
entre 20 y 100 millones de personas, aunque más probablemente fueran
entre 40 y 50 millones. Si bien la gripe en sí mató a algunas víctimas, la
mayoría murió a causa de una grave pulmonía que seguía rápidamente a la
aparición de la gripe.
Para considerar la cantidad de muertes desde una perspectiva
contemporánea, podemos mencionar que 15 millones de personas,
soldados y civiles, murieron durante los cuatro sangrientos años de la
Primera Guerra Mundial. (SEED CIENCIA, 2015)
5. Worobey y sus colegas desarrollaron un enfoque con un reloj molecular
preciso sin precedentes y lo utilizaron para reconstruir los orígenes de la
pandemia del virus de la influenza A H1N1 de 1918 (IAV), el virus H1N1 de
la gripe porcina clásica y el linaje de H1N1 estacional pos pandémica que
circuló desde 1918 hasta 1957.
Sorprendentemente, no encontraron ninguna evidencia de cualquiera de
las hipótesis vigentes para el origen del virus de 1918: que saltó
directamente de las aves o que implicó el intercambio de genes entre cepas
humanas y de la gripe porcina existente. En su lugar, dedujeron que el virus
de la pandemia surgió poco antes de 1918 por la adquisición de material
genético de un virus de la gripe aviar por el virus H1 que ya estaba
circulando entre los humanos, uno que probablemente había entrado en la
población humana entre diez y 15 años antes de 1918.
6. La IAV normalmente mata principalmente a los lactantes y las personas mayores,
pero el virus de la pandemia causó una mortalidad extensa en edades de los 20 a
los 40 años, principalmente por infecciones bacterianas secundarias, en especial
neumonía.
Los autores sugieren que esto probablemente se deba a que muchos adultos
jóvenes nacidos a partir de aproximadamente entre 1880 y 1900 fueron expuestos
durante la infancia a un virus H3N8 que circulaba entre la población, que tenía
proteínas de superficie distintas a las principales proteínas antigénicas del virus
H1N1.
Los autores compararon la historia genética del virus con los tipos de anticuerpos
presentes en las personas de distintas generaciones vivas en 1918 y con los
patrones de muerte por nacimiento al año, no sólo en 1918 sino también en años
posteriores. Las líneas combinadas de evidencia sugieren que esta pequeña cuña
de la población puede haber sido especialmente susceptible a la enfermedad
severa en 1918, mientras que la mayoría de los individuos nacidos antes o
después de entre 1880 y 1900 habrían tenido una mejor protección contra el virus
H1N1 de 1918 por la exposición de los niños a antígenos relacionados con N1 y/o
H1.
7. Los autores especulan con que la protección a largo plazo, por ejemplo, la
desconcertante baja mortalidad en las personas de edad muy avanzada
en 1918 que pueden haber estado expuestos de jóvenes a un virus similar
a H1N1, podría estar mediada por la respuesta inmune a la evolución
relativamente lenta de regiones de la proteína HA viral. "Anticuerpos que
se unen al tallo HA podrían no prevenir la infección por completo, pero
entorpecer lo suficiente para evitar que el virus se multiplique tanto como
lo haría de otra manera, lo que protege de la grave enfermedad y la
muerte", señala Worobey.
"Pero en una persona con un arsenal de anticuerpos dirigidos contra la
proteína H3, estos no habrían funcionado bien cuando se enfrentan a los
virus de la gripe con incrustaciones de proteína H1 -matiza Worobey-- y
creemos que esa falta de coincidencia puede haber provocado la mayor
mortalidad en el grupo de edad que fue entre los 20 años durante la
pandemia de 1918" (Reyes, 2014 )
8. Bibliografía
Reyes, S. S. (29 de 04 de 2014 ). ATENAS3.COM. Obtenido de
ATENAS3.COM : http://www.antena3.com/noticias/salud/resuelven-
misterio-virus-gripe-espanola-1918-que-mato-millones-personas-
todo-mundo_2014042900346.html
SEED CIENCIA. (2015). Obtenido de SEED CIENCIA :
http://www.planetseed.com/es/relatedarticle/influenza-pandemia-de-
gripe-espanola-de-1918