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1. Principales epidemias y pandemias más
devastadoras de la historia.
A lo largo de la historia, la humanidad ha enfrentado numerosas epidemias y pandemias que
han dejado una profunda huella en la salud y la sociedad. Desde la devastadora plaga de la
Peste negra en el siglo XIV hasta la pandemia de COVID-19, estas enfermedades han tenido
un impacto significativo en la vida de las personas. Las pandemias y epidemias han sido un
sombrío componente de la historia de la humanidad desde tiempos inmemoriales. A lo largo
de los siglos, estas crisis sanitarias han cobrado un precio inmenso en términos de vidas
humanas, han alterado la estructura social, han sacudido las economías y han dejado huellas
indelebles en la conciencia colectiva.
Una de las pandemias más mortales de la historia fue la gripe española de 1918, que se
estima que infectó a un tercio de la población mundial y cobró la vida de millones de personas.
Otra pandemia notable fue la gripe asiática de 1957, seguida por la gripe de Hong Kong en
1968, ambas causadas por el virus de la gripe. En cuanto a las epidemias, la viruela ha sido
una de las enfermedades más devastadoras. Durante siglos, la viruela causó estragos en todo
el mundo, hasta que finalmente fue erradicada gracias a la vacunación masiva. Otra epidemia
destacada fue la del cólera en el siglo XIX, que se propagó rápidamente en varias ocasiones y
provocó la muerte de millones de personas.
Ubiquemos históricamente las tres epidemias más devastadoras de la historia. Desde los
albores de la civilización, la humanidad se ha enfrentado a una serie interminable de desafíos
y amenazas. Entre estos desafíos, las epidemias se destacan como una presencia constante
y ominosa en la historia de nuestro desarrollo como especie. Estas crisis sanitarias,
caracterizadas por la propagación rápida y generalizada de enfermedades infecciosas, han
planteado interrogantes cruciales sobre nuestra capacidad. Las tres epidemias más
devastadoras de la historia son: La Peste Negra (1347-1351), la Viruela (1157a.c.- XVI) y el
VIH/SIDA (1980-hasta la actualidad).
Las pandemias son eventos que trascienden el tiempo y dejan una marca indeleble en la
historia de la humanidad. A lo largo de los siglos, estas crisis sanitarias han desafiado la
capacidad de las sociedades para responder a amenazas globales, alterando la vida tal como
la conocemos y exigiendo innovación y adaptación. Desde la antigua peste de Atenas hasta la
pandemia de COVID-19 que ha sacudido al mundo en tiempos modernos, las pandemias han
demostrado ser un factor influyente en la evolución de la sociedad y la salud pública. Las tres
pandemias más devastadoras de la historia son: La gripe española (1918-1919), Cólera
(1817-presente) y la pandemia del COVID-19 (2019-presente).
2. La Peste Negra (1347-1351)
La Peste Negra, también conocida como la Peste Bubónica,
fue una epidemia que se propagó en Europa durante la Edad
Media, se estima que causó la muerte de entre 25-30
millones de personas. La Peste Negra, la mayor epidemia
de nuestra historia, fue causada por la bacteria Yersinia
pestis y se extendió en Europa entre los años 1347 y 1351.
A pesar de los inmensos impactos demográficos y sociales
de la pandemia, sus orígenes han sido esquivos durante mucho tiempo. la enfermeda se originó
en Asia central y fue llevada a Crimea por guerreros y comerciantes mongoles. La Peste entró
en Europa a través de Italia, quizás transportada por ratas o parásitos humanos en barcos
comerciales genoveses que navegaban desde el Mar Negro.
La enfermedad fue causada por una bacteria de tipo bacilo, Yersinia pestis, y transportada por
las pulgas de los roedores, aunque estudios sugieren que los parásitos humanos como los
piojos podrían haberla transportado. Se la conocía como la Peste Negra porque podía
ennegrecer la piel y las llagas, mientras que otros síntomas eran la fiebre y los dolores
articulares. Se estima que entre el 30% y el 50% de la población de los lugares afectados murió
a causa de la peste negra.
Los síntomas de la peste Bubónica incluyen inflamación de los ganglios linfáticos,
especialmente en la región dela ingle, axilas o cuello. Estos ganglios pueden volverse dolorosos
y sensibles al tacto. Otros síntomas pueden incluir fiebre alta, escalofríos, dolor de cabeza,
fatiga extrema y debilidad generalizada. Además, pueden presentarse síntomas respiratorios,
como tos y dificultad para respirar, si la infección se propaga a los pulmones. Es importante
destacar que la peste Bubónica se puede tratar con antibióticos si se diagnostica y trata a
tiempo. si tienes preocupaciones especificas relacionadas con tu salud.
La Peste Negra, se estima que causó la muerte de entre
30% y el 60% de la población europea en ese momento. La
tasa de mortalidad varió en diferentes áreas y dependió de
varios factores, como la densidad de población, las
condiciones sanitarias y la disponibilidad de recursos
médicos. En general, se estima que la tasa de mortalidad de
la peste negra fue extremadamente alta, llegando a niveles cercanos al 100% en algunos
lugares.
3. La Viruela (1157a.c.- XVI)
La epidemia llamada viruela acompaña al ser humano desde hace mucho tiempo. Hay indicios
de esta enfermedad desde el año 1350 a.C., ya que se conocen restos de faraones del año
1157 a.C. que presentan marcas debidas a las pústulas, como el faraón Ramsés V. La
enfermedad se extendió luego hacia las rutas del comercio en Asia, África y Europa, llegando
finalmente a las Américas en el siglo XVI. Los indígenas no tenían ninguna inmunidad natural y
se estima que un 90% de las muertes indígenas durante la colonización europea fue a causa
de enfermedades y no por la conquista militar. Se declaró erradicada en 1979 después de un
programa de vacunación que está considerado como una de las victorias más importantes de
la medicina moderna.
Sin embargo, el pasado mayo de 2022, tras dos años de pandemia de
COVID-19, se dispararon las alarmas de muchos sistemas de salud pública
de varios países tras la detección de varios casos de una nueva enfermedad
llamada viruela del mono. La viruela original es una enfermedad aguda y
contagiosa causada por el Variola virus. Recibe su nombre del término en
latín que significa “moteado”, haciendo referencia a los bultos y pústulas que
aparecen en el rostro y cuerpo de los afectados. Históricamente el virus ha
matado al 30 por ciento de las personas que lo han contraído. Los que
sobrevivían a menudo quedaban ciegos, estériles, y con profundas cicatrices,
o marcas de viruela en la piel.
Síntomas de la Viruela:
Fiebre Alta, Malestar General, Dolor de cabeza, Dolor de Espalda y Muscular, Escalofríos,
Erupción Cutánea Inicial, Dolor e Inflamación de los Ganglios Linfáticos, Pústulas, Dolor
Intenso, Cicatrices.
La viruela fue una enfermedad altamente contagiosa y mortal antes de ser erradicada. Durante
el siglo XX, la tasa de mortalidad varió entre el 30% y el 50% de los casos de viruela natural.
4. VIH/SIDA (1980-hasta la actualidad).
La alta letalidad del VIH / SIDA se debe a que este ataca
directamente al sistema inmunitario de las personas al
instalarse en los linfocitos, células encargadas de
bloquear las infecciones. Es por ello que en junio de 1981
el Centro Epidemiológico de Atlanta alertó al mundo
médico de una severa deficiencia inmunitaria de las
víctimas. Durante los primeros años de expansión de la
epidemia, que ha matado a la fecha entre 25 y 35
millones de personas, se creyó que su transmisión era meramente sexual. Sin embargo, poco
después se supo que también se podía transmitir mediante sangre o agujas contaminadas o
durante el embarazo, de madre a hijo.
En la actualidad, el SIDA es una epidemia global que afecta a todos los países del mundo. La
región más afectada por la enfermedad es el África subsahariana, donde se registran dos tercios
de los casos totales de VIH y casi el 75% de muertes de SIDA. Las tasas de infección varían,
pero son los países del sur de África los más afectados. En Sudáfrica las Naciones Unidas
estiman que el 29% de las mujeres embarazadas tienen el VIH.
El VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) y el SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia
Adquirida) son dos etapas relacionadas de una infección viral que afecta al sistema
inmunológico. Los síntomas del VIH y el SIDA pueden variar en función de la etapa de la
infección y de la salud general de la persona. A continuación, se describen los síntomas típicos
de cada etapa:
Síntomas del VIH (Etapa Temprana):
Síntomas gripales, Erupción cutánea, Fatiga, Diarrea, Pérdida de Peso, Dolor Muscular y
Articular, Úlceras Bucales, Infecciones Respiratorias.
Es importante destacar que muchas personas infectadas con el VIH pueden no experimentar
síntomas en esta etapa temprana o pueden tener síntomas leves que pasan desapercibidos. El
VIH puede permanecer latente durante años antes de progresar a la etapa del SIDA.
Síntomas del SIDA (Etapa Avanzada):
El SIDA se diagnostica cuando el sistema inmunológico de una persona se ha debilitado
significativamente debido a la infección por VIH. En esta etapa avanzada, los síntomas pueden
incluir:
Infecciones Oportunistas, Cánceres, Pérdida de Peso Severa, Diarrea Crónica, Fiebre,
Dificultad respiratoria.
5. La gripe española (1918-1919)
La gripe española ha sido posiblemente el evento más mortífero en la historia de la humanidad.
Se estima que el virus de la influenza, responsable de la pandemia de gripe española, afectó a
la tercera parte de la población mundial y causó la muerte de no menos del 2,5 % de los
habitantes del planeta.
Han ocurrido muchos avances en conocimientos y estrategias de
salud pública, pero a un siglo de la pandemia que mató alrededor
de 100 millones de personas entre los años 1918 y 1920, las
evidencias sugieren que en cualquier momento podría surgir una
nueva pandemia con potencialidad de producir unas 150 a 300
millones de muertes. Cuando apareció la gripe en mayo de 1918 en
España, dos terceras partes de los madrileños se infectaron en tan
solo tres días. España se mantuvo neutral en la conflagración, sin censura de prensa. Los
titulares de los periódicos apuntaban a la epidemia y no a la guerra. Los españoles sospechaban
que venía de otro país, pero no sabían nada de los estragos de la gripe en EEUU y en Francia.
Los síntomas de la gripe española son:
Fiebre Alta, Dolor de Cabeza, Dolor Muscular y Articular, Fatiga Severa, Dificultad respiratoria,
Tos Seca y Persistente, Dolor de Garganta, Congestión nasal, Náuseas y Vómitos, Coloración
Azulada de la Piel (Cianosis), Infecciones Bacterianas Secundarias, Complicaciones graves.
La tasa de mortalidad de la gripe española, que ocurrió entre 1918 y 1919, es difícil de
determinar con precisión debido a la falta de datos exhaustivos y a la variabilidad en la calidad
de los registros de salud en diferentes regiones del mundo en ese momento. Además, la
mortalidad varió significativamente según la ubicación geográfica y las poblaciones afectadas.
Se estima que la gripe española infectó a aproximadamente un tercio
de la población mundial en ese momento, lo que representa a más de
500 millones de personas. Se estima que el número de muertes
causadas por la pandemia oscila entre 50 y 100 millones de personas
en todo el mundo, aunque algunas estimaciones sugieren cifras aún
más altas. Esto significa que la tasa de mortalidad global de la gripe
española se encuentra en un rango de aproximadamente 10% a 20%,
aunque en algunos lugares y grupos de población específicos, la tasa
de mortalidad podría haber sido mucho mayor.
6. Cólera (1817-presente)
En el siglo XIX, prácticamente todo el planeta se vio sacudido por otra de las grandes pandemias
de la humanidad: el cólera. Su efecto fue realmente devastador, y sacudió Asia y Europa con
una violencia que no se recordaba desde la Peste Negra.
Ya existían sistemas de cuarentena, pero, como hoy, no todos estaban de acuerdo con su
aplicación. El mundo empezaba a globalizarse y las transacciones comerciales internacionales
movían enormes cantidades de dinero. La gran mejoría en las comunicaciones, gracias, sobre
todo, al ferrocarril, hicieron que la bacteria pudiera propagarse con más velocidad.
El cólera es una enfermedad infecciosa producida por la bacteria
Vibrio Cholerae. Mucha gente se pregunta por qué esta
enfermedad y el sentimiento de ira tienen el mismo nombre. En
medicina antigua se creía que las enfermedades estaban
provocadas por un desequilibrio en los cuatro líquidos del
cuerpo. Cada líquido provocaba un humor diferente. La bilis,
producida en el hígado, provocaba ira. El término cólera es
griego, formado de “kolé”, bilis, y “reo”, flujo. En algún momento decir tiene exceso de bilis se
convirtió en sinónimo de estar iracundo. A la bilis se le asocia un color amarillento, el mismo de
las secreciones del cólera.
Los síntomas del cólera son característicos y pueden variar en gravedad, desde un nivel de
infección hasta una forma potencialmente mortal. Los síntomas más comunes del cólera
incluyen: Diarrea Acuosa, Deshidratación, Náuseas y Vómitos, Calambres abdominales,
Fiebre Baja, Inquietud y Agotamiento, Piel Arrugada y Ojos Hundidos, Shock y Colapso.
La tasa de mortalidad del cólera puede variar significativamente según varios factores,
incluidas las condiciones de saneamiento, la disponibilidad de atención médica y la rapidez
con la que se administra el tratamiento adecuado. En general, el cólera es una enfermedad
gastrointestinal grave, pero con un tratamiento oportuno, la tasa de mortalidad es baja,
alrededor del 1% o incluso menos.
Es importante destacar que el cólera es altamente prevenible y tratable. La administración
rápida de soluciones de rehidratación oral y, en casos graves, de líquidos intravenosos, junto
con antibióticos específicos, puede salvar vidas y reducir significativamente la tasa de
mortalidad. Además, la mejora de las condiciones de saneamiento y el acceso al agua potable
son esenciales para prevenir brotes de cólera
7. COVID-19 (2019-presente).
En diciembre de 2019 fueron reportados una serie de casos
de pacientes hospitalizados en la provincia de Hubei, China,
con una enfermedad nueva caracterizada por neumonía e
insuficiencia respiratoria, a causa de un nuevo coronavirus
(SARS-CoV-2). El 11 de febrero de 2020, la Organización
Mundial de la Salud nombró este agente etiológico como
COVID-19 (Coronavirus Disease, 2019). Posteriormente, y a
pesar de las extensas medidas de contención, la enfermedad
ha continuado avanzando hasta afectar al resto de los países
de Asia, Medio Oriente y Europa. El 11 de marzo, la COVID-19 fue declarada como pandemia
en una rueda de prensa mundial por Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la
Organización Mundial de la Salud.
El primer caso de COVID-19 se detectó en México el 27 de febrero de 2020. El 30 de abril, 64
días después de este primer diagnóstico, el número de pacientes aumentó exponencialmente,
alcanzando un total de 19.224 casos confirmados y 1.859 (9,67%) fallecidos. La mayoría de los
casos de COVID-19 se ubicaron en la Ciudad de México. La edad promedio de los pacientes
fue de 46 años. De los 12.656 casos confirmados, el mayor número de infectados ocurre en el
rango de edad entre 30 y 59 años (65,85%), y hubo una mayor
incidencia en hombres (58,18%) que en mujeres (41,82%). Los
pacientes fallecidos tenían una o múltiples comorbilidades,
principalmente hipertensión (45,53%), diabetes (39,39%) y
obesidad (30,4%). En los primeros 64 días de epidemia, China
había reportado 80.304 casos con una tasa de mortalidad del
3,66%.
El COVID-19, causado por el virus SARS-CoV-2, presenta una variedad de síntomas que
pueden variar en gravedad de leves a graves. Es importante destacar que algunas personas
infectadas pueden ser asintomáticas, lo que significa que no presentan síntomas en absoluto.
A continuación, se enumeran los síntomas más comunes asociados con el COVID-19:
Fiebre: La fiebre es uno de los síntomas más comunes del COVID-19. La temperatura
corporal puede elevarse por encima de los 38 grados Celsius.
Tos Seca: La tos seca es un síntoma característico del COVID-19 y a menudo es
persistente.
Dificultad para Respirar: Algunas personas experimentan dificultad para respirar o
sensación de opresión en el pecho. En casos graves, esto puede llevar a la insuficiencia
respiratoria.
Fatiga: La fatiga extrema y la debilidad son síntomas comunes, y pueden durar varias
semanas después de la infección.
Dolor de Garganta: Algunas personas pueden experimentar dolor o irritación en la
garganta.
8. Dolor de Cabeza: Los dolores de cabeza son un síntoma menos común, pero se han
reportado en algunos casos.
Congestión Nasal o Dificultad para Respirar por la Nariz: La congestión nasal o la
dificultad para respirar por la nariz a veces se asocian con el COVID-19, aunque son
menos comunes que la tos y la fiebre.
Pérdida del Gusto o el Olfato: La pérdida temporal del gusto y el olfato ha sido un síntoma
característico en algunos pacientes con COVID-19.
Dolor Muscular o Corporal: El dolor muscular y corporal, a menudo similar a la sensación
de la gripe, puede estar presente.
Diarrea o Malestar Gastrointestinal: Algunas personas pueden experimentar síntomas
gastrointestinales, como diarrea o malestar estomacal.
Es importante tener en cuenta que estos síntomas pueden aparecer de 2 a 14 días después de
la exposición al virus, y la gravedad de los síntomas puede variar ampliamente de una persona
a otra. Además, algunos casos de COVID-19 pueden ser asintomáticos, lo que significa que la
persona infectada no presenta síntomas perceptibles, pero aún puede transmitir el virus a otros.
Ante la sospecha de estar infectado o en contacto con un caso confirmado, es importante buscar
orientación médica y seguir las recomendaciones de salud pública para prevenir la propagación
del virus.
La situación actual de la pandemia del COVID-19 es altamente
dinámica y varía según la región y el momento en el que se
evalúe. Desde su inicio en 2019, la pandemia ha
experimentado varias oleadas y ha afectado a casi todos los
rincones del mundo. A medida que mi conocimiento tiene una
fecha de corte en septiembre de 2021, algunas tendencias
generales que se han observado hasta hoy actualmente son:
la Vacunación, las Variantes del Virus, las Medidas de
Prevención, las Oleadas y Variabilidad Regional, los Esfuerzos de Distribución de Vacunas y
los Desafíos Persistentes.