La carrera armamentista durante la Guerra Fría se caracterizó por la competencia entre Estados Unidos y la Unión Soviética para aumentar sus arsenales militares, incluidas las armas nucleares, con el objetivo de demostrar su supremacía y defenderse de un posible ataque. Esta carrera contribuyó a distorsionar las economías de ambas naciones y aumentar los gastos militares de forma excesiva.