3. Hacia una espiritualidad alternativa. -Notas desde Japón-
Juan Masiá Clavel
Universidad Sto. Tomás, Osaka
4. 1. La espiritualidad no es cuestión del espíritu solamente; la
espiritualidad es, en las tradiones orientales, inseparable
de la corporalidad.
2. Aunque haga falta hablar de espiritualidad, también es
muy necesario aprender a callar sobre espiritualidad,
como aprender a callar sobre Dios. Y cuando llegue el
momento de hablar, habrá que acentuar más lo
descriptivo y vivencial que lo explicativo y prescriptivo.
3. Queda mucho por hacer en el tema de liberarse de
antropomorfismos al hablar de Dios, de religión y de
espiritualidad.
4. Aunque cada vez seamos más conscientes dee la
necesidad de superar exclusivismos intolerantes y
sectarios, reaparecen disimuladamente de muchas
maneras. Es el obstáculo mayor para la inculturación de
la fe cristiana en Oriente.
5. En la búsqueda de otra espiritualidad posible pesa
demasiado, a veces, la obsesión por la identidad.
Necesitamos cobrar mayor conciencia de que las
identidades no están nunca acabadas, sino en
movimiento y son multidimensionales.
6. No basta pasar de la mentalidad de culturas llamadas
agrarias a las industriales o incluso a las postmodernas.
También hay que redescubrir valores ancestrales
perdidos u olvidados, ya a partir de las primeras
urbanizaciones en la antigüedad. Por ejemplo, aunque
haya que superar lo mágico, es discutible si se puede
desechar lo ritual. También hay que resdescubrir
vínculos comunitarios, a la vez que se evita el tribalismo.
7. Frente a la exaltación tecnocientífica y a su rechazo
ingenuo, hay que descubrir nuevos modos de integración
de naturaleza y tecnología que repercuten en el estilo de
vida y en las formas de espiritualidad.
5. 8. Solamente estando insertados corporalmente en el
mundo empobrecido, injustamente oprimido e ignorado,
se podrá elaborar una espiritualidad que integre el
compromiso por la justicia con la compasión universal.
9. Frente a la destrucción de la naturaleza y los intentos
románticos de retorno forzado a ella, necesitamos una
nueva integración de comunión con la naturaleza,
comunión con las personas y transformación mutua de
ambas.
10. El excesivo miedo y sospecha frente al llamado
panteísmo nos impide vivir a fondo la interconexión,
interrelación y vinculación muta de todo con todo en el
misterio de la vida. Una forma de espiritualidad
importante es la que busca en todo el retorno a esa
unidad primordial.
1. La espiritualidad no es cuestión del espíritu
solamente; la espiritualidad es, en las tradiciones
orientales, inseparable de la corporalidad.
Pneuma, en griego; prâna, en sánscrito; ruah, en hebreo; qi, en
chino;...tienen que ver con la respiración. La comunidad que se
sumerge en el rito respira unida, tanto el polvo del camino en el
Rocío, como la humedad de lluvia fina y niebla entre el aroma
de los bosques milenarios del santuario de Ise, en Japón.
1. Aunque haga falta hablar de espiritualidad, también
es muy necesario aprender a callar sobre
espiritualidad, como aprender a callar sobre Dios. Y
cuando llegue el momento de hablar, habrá que
6. acentuar más lo descriptivo y vivencial que lo
explicativo y prescriptivo.
La confluencia de la profundización en el camino de la
interiorización de la religiosidad en el budismo (p.e., el Zen) y la
manera sintoísta de vivir la fascinación reverente ante las
manifestaciones de lo sagrado en la naturaleza favorece una
espiritualidad del silencio: callar sobre lo trascendente y dejarse
envolver por ello, sin empeñarse en explicarlo o controlarlo con
racionalizaciones. Una espiritualidad más allá de las expresiones
religiosas.
Jesús, Buda, Confucio y Sócrates fueron tenidos por ateos. Su
libertad frente a todas las formulaciones fijas parece increencia a
los ojos de quienes no se han desatado de la esclavitud del
lenguaje.
Hay que ir más allá de la doble tentación de temer la muerte y
de ignorarla. Tanto el miedo a la muerte y la consiguiente
elaboración de visiones del más allá, como el olvido de la
muerte y la falta de apertura al más allá, empequeñecen a la
persona y secan la espiritualidad. Han de callar los lenguajes que
encierran en el círculo vicioso de las explicaciones o de las
contra-explicaciones o anti-explicaciones, de teísmos y
ateísmos, de teologías y anti-teologías. Y dejar hablar a los
lenguajes que abren el espíritu con la creatividad del símbolo y
la metáfora. Calló Jesús cuando le reguntó Pilatos qué es la
verdad. Calló el Buda cuando le preguntó Malunkyaputta
cuando empezó el tiempo.
1. Queda mucho por hacer en el tema de liberarse de
antropomorfismos al hablar de Dios, de religión y de
espiritualidad.
7. Los antropomorfismos facilitan (o hacen caer en el engaño de
que facilitan) el aceso a lo sagrado, pero al precio de
empequeñecerlo, al tratar de controlarlo, visualizarlo y
explicitarlo.
Todo culto tiene la ambigûedad de ayudar a cultivar mente y
corazón, pero también fomentar el crecimiento de los ídolos en
el campo de la interioridad. Cuanto más se cree tgener lo
sagrado en las propias manos, menos se deja el espíritu envolver
por ello sin dominarlo, ni usarlo para dominar.
Hay que dejar la balsa tras cruzar el río. Tras modelar la cera
para configurarla, hay que derretirla de nuevo, para evitar que la
figura se solidifique en ídolo.
1. Aunque cada vez seamos más conscientes dee la
necesidad de superar exclusivismos intolerantes y
sectarios, reaparecen disimuladamente de muchas
maneras. Es el obstáculo mayor para la inculturación
de la fe cristiana en Oriente.
También en la historia del budismo japonés encontramos
situaciones de conflicto (tanto dentro de un grupo religioso,
como entre diversos grupos o entre estos y la sociedad). El
denominador común en la mayoría de los casos es una cuestión
de poder. Pero cuando las religiones se contaminan con el deseo
de poder decae y degenera la espiritualidad.
No es cuestión de elegir entre unas y otras corrientes
religiosas, ni entre Oriente y Occidente. Todas las tradiciones
espirituales, todas sin excepción, han de pasar por la depuración
de renunciar a cualquier pretensión de ser lo único absoluto y
verdadero.
8. “Jiyuu-jiza” significa liberación de toda atadura: autoridad,
mitos, ideologías, o manipulaciones adoctrinadoras.
1. En la búsqueda de otra espiritualidad posible pesa
demasiado, a veces, la obsesión por la identidad.
Necesitamos cobrar mayor conciencia de que las
identidades no están nunca acabadas, sino en
movimiento y son multidimensionales.
La gran aportación de Jesús al tema de la identidad es ayudar
a liberar de la obsesión por ese tema: Hacernos salir del
encerramiento en el yo, dejar que el yo se abra; no matarlo, sino
expandirlo sin fronteras, desengañado de todo
ensimismamiento.
1. No basta pasar de la mentalidad de culturas llamadas
agrarias a las industriales o incluso a las
postmodernas. También hay que redescubrir valores
ancestrales perdidos u olvidados, ya a partir de las
primeras urbanizaciones en la antigüedad. Por
ejemplo, aunque haya que superar lo mágico, es
discutible si se puede desechar lo ritual. También hay
que resdescubrir vínculos comunitarios, a la vez que
se evita el tribalismo.
Cuando hablamos (¡con motivo para ello!) de transición a una
sociedad post-tradicional, no hay que olvidar la ambigûedad
inherente, tanto a las sociedades tradicionales como a las post-
tradicionales. Junto a las estrecheces del tribalismo tradicional,
había valores (p.e., vínculos comunitarios op de comunión con
la naturaleza) que tendrán que ser recuperados por las
9. sociedades post-tradicionales que los olvidaron. Pero hay que
llevar cuidado para evitar que esta reivindicación se identifique
con añoranzas fundamentalistas de retorno al tiempo pasado
como criterio intocable.
Hay algo muy positivo en el echar de menos la asensibilidad
comunitaria del sintoísmo primitivo, que comulgaba con la
naturaleza sin destruirla. Pero la otra cara que esa añoranza ha
mostrado en la historia es el rostro ideologizado del nacional-
sintoísmo de pre-guerra al servicio d epolíticas militaristas de
ultraderecha. Es el peligro de las añoranzas puestas al servicio
del poder.
En contacto con tradiciones sintoístas, p.e., redescubrimos la
importancia del papel que juega lo ritual y la necesidad de
distinguir ganga y mena en las manifestaciones de la
religiosidad popular, desde las procesiones japonesas llevando
en hombros los altares “mikoshi” hasta las semanas santas
mediterráneas. El empeño en racionalizar estas expresiones no
garantiza su profundización espiritual ni asegura el
descubrimiento del papel que juegan para hacer sintonizar
comunitariamente con el Misterio.
1. Frente a la exaltación tecnocientífica y a su rechazo
ingenuo, hay que descubrir nuevos modos de
integración de naturaleza y tecnología que repercuten
en el estilo de vida y en las formas de espiritualidad.
A fines del siglo XIX la política de modernización del
gobierno japonés, al abrir el país al extranjero tras casi dos
siglos de aislamiento internacional, favoreció lo que se llamó
entonces “europeización” y las corrientes de imitación y
competencia con Occidente. En política, economía y tecnología
se alentó la llamada modernización, mediante la alianza de
10. gobierno y capitalismo liberal. Se habla de derechos, pero
predominan los liberales civiles sobre los sociales. En ese
contexto, protestantismo y catolicismo hallan un terreno
abonado para captar a una parte de la elite intelectual y
económica de la sociedad. Pero en la misma época el gobierno
aplastaba los movimientos de reivindicación de derechos por
parte de las clases más desfavorecidas. El pueblo, en situación
oprimida, halla apoyo en una minoría del protestantismo yh
catolicismo sociales que, lamentablemente sigue siendo minoría
en la actualidad. También fue minoría a la hora de optar entre
“oponerse o sobrevivir” bajo elnpoder de ideologías políticas
militaristas de unidad nacional en tiempo de pre-guerra.
Solamente en la segunda mitad del siglo XX ha aparecido una
iglesia que pide perdón por el pasado y opta por proclamar una
espiritualidad de liberación. (Aunque hay que reconocer que una
buena parte de los fieles protestantes y católicas está dividida
entre “espirituales” y “sociales”).
1. Solamente estando insertados corporalmente en el
mundo empobrecido, injustamente oprimido e
ignorado, se podrá elaborar una espiritualidad que
integre el compromiso por la justicia con la
compasión universal.
2. Frente a la destrucción de la naturaleza y los intentos
románticos de retorno forzado a ella, necesitamos una
nueva integración de comunión con la naturaleza,
comunión con las personas y transformación mutua
de ambas.
Cf. Lo que he escrito en diversas ocasiones sobre el filósofo
Watsuji y su visón del manejo d ela natrualeza en la estética
japonesa como “artificialidad natural”.
11. 1. El excesivo miedo y sospecha frente al llamado
panteísmo nos impide vivir a fondo la interconexión,
interrelación y vinculación muta de todo con todo en
el misterio de la vida. Una forma de espiritualidad
importante es la que busca en todo el retorno a esa
unidad primordial.
El miedo a perderse en la totalidad y las sospechas ante
cualquier apariencia de lo que se llama peyorativamente
panteísmo nos impiden dejarnos estar sin más en la realidad y no
nos dejan percibir que solamente hay una única realidad fontal.
Nos podemos encontrar en casa en el mundo al percibir que
todo conecta con todo. El sintoísmo primitivo nos ayuda a
recuperar la sensibilidad para admirar, reverenciar y quedarse
sobrecogido ante lo sagrado en medio de la naturaleza, sin
controlar la realidad, ni abarcar con el conocimiento el Misterio.