El cacao se originó en América Central con las civilizaciones Azteca y Maya, quienes lo usaron como moneda. En 1502, Cristóbal Colón probó una bebida amarga de cacao en Honduras. Más tarde, los Aztecas ofrecieron otra bebida de cacao a los españoles que tampoco les gustó. Posteriormente, unas monjas descubrieron que mezclando el cacao con azúcar y canela el resultado era exquisito.