Adam Smith realizó importantes contribuciones a la economía moderna en el siglo XVIII. Explicó que la división del trabajo aumenta la productividad y riqueza de las naciones, y que los individuos buscan su propio interés pero son guiados por una "mano invisible" hacia resultados benéficos para la sociedad. También distinguió entre trabajo productivo e improductivo, y desarrolló teorías sobre el valor, los precios, los salarios y la renta que sentaron las bases de la economía clásica.