Las tarjetas magnéticas tienen una historia más larga de lo que parece, con los primeros intentos de grabar señales magnéticas en 1888. En los años 1960, el sistema de transporte público de Londres instaló un sistema de tarjetas magnéticas y a finales de esa década las tarjetas plásticas con banda magnética comenzaron a usarse en las entidades financieras. Las tarjetas PVC abrieron el camino para que el plástico se convirtiera en un medio de pago ampliamente aceptado y utilizado.