1. Arzobispado de Arequipa
Domingo
23 de
octubre
de 2016
HÉROES Y VILLANOS
Con profundo pesar hemos recibido la noticia de
la muerte de tres jóvenes bomberos mientras
intentaban apagar el incendio en un depósito de
medicinas y documentos del Ministerio de Salud,
en Lima. Alonso Salas Chanduví, Raúl Sánchez
Torres y Eduardo Jiménez Soriano, de 25, 35 y 46
años de edad, respectivamente, murieron en el
cumplimiento del deber que voluntariamente
habían asumido al hacerse bomberos. Su
sacrificio nos invita a reflexionar sobre la
importante y arriesgada labor que, en favor de la
sociedad, realiza el Cuerpo General de
Bomberos Voluntarios del Perú. Labor que
muchas veces no es suficientemente valorada ni
apoyada por la ciudadanía y, mucho menos, por
el Estado. Estos tres jóvenes son un ejemplo de
servicio desinteresado al país, que bien podría ser
emulado por todos, especialmente por algunas
autoridadesdelsectorpúblico.
Por ejemplo, muy lamentables nos resultan las
declaraciones de la Ministra de Salud en torno a
lo sucedido. Según han informado los medios de
comunicación social en sus publicaciones de los
dos días siguientes al incendio, la ministra se ha
pronunciado más sobre las pérdidas materiales
que sobre aquellas humanas. Como para
tranquilizarnos, sus primeras declaraciones
fueron: “Tenemos todos los medicamentos
asegurados. No nos van a parar”. Cabe
preguntarse: ¿en qué no nos van a parar? ¿no van
a parar las vidas de los tres bomberos fallecidos?
¿no van a parar la vida y el futuro de sus padres,
sus viudas o hijos pequeños? Y también dijo:
“Ningún hospital quedará desabastecido por esta
situación”. Con todo respeto, pregunto: ¿no están
ya los hospitales desabastecidos incluso desde
antes del incendio? ¿no es verdad que miles de
ciudadanos no encuentran en los hospitales del
MINSAni en los del Seguro Social las medicinas
que necesitan para curar sus enfermedades? ¿no
es cierto que muchas veces entre una cita y otra al
paciente se le hace esperar semanas o meses? ¿no
hay desabastecimiento de medicinas y atención
médica, que afecta sobre todo a los más pobres?
¿o los pobres no interesan y no se les toma en
cuentaenesas estadísticas?
El llamado “negociazo” con el SIS, en virtud del
cual se ha descubierto que hay hospitales en los
que no se reparan los equipos para, de esa
manera, poder derivar a los enfermos hacia
clínicas particulares y enriquecerse a costa de
ellos, ha puesto de manifiesto la corrupción que
hay en el sector Salud. En ese contexto, entonces,
de corrupción, pésimo estado de los hospitales,
desabastecimiento de las medicinas y atenciones
más urgentes, sería mucho más provechoso para
el Perú que el Presidente de la República
imponga las verdaderas prioridades del sector.
En lugar de precipitarse en gastar dinero para
distribuir píldoras con potencial abortivo a las
adolescentes, aun sin el conocimiento de sus
padres, beneficiando así a las empresas que se las
proveen, el presidente y su ministra deberían
preocuparse por tomar las medidas realmente
urgentes que la situación de emergencia en el
sector Salud requiere. Pero, como diría la Madre
Teresa de Calcuta, Premio Nobel de la Paz, ¿qué
podemos esperar de quien está de acuerdo con el
aborto, que es el asesinato de un niño indefenso
en el vientre de su madre? Quien no valora la vida
desde sus inicios, ¿por qué tendrá que valorarla o
valorar su salud después? Humildemente creo
queacáestáelproblemadelsectorSalud.
+ Javier Del Río Alba
Arzobispo de Arequipa
LA ColumnA
De Mons. Javier Del Río Alba