El documento describe las características de los iberos y los celtas que habitaron la península ibérica en la antigüedad. Los iberos vivían en el sur y este de la península y construían casas rectangulares de piedra, madera y barro con tejados de paja, mientras que los celtas que se asentaron en el interior construían casas circulares de materiales locales en lugares elevados de manera desordenada.