TEMA 14.DERIVACIONES ECONÓMICAS, SOCIALES Y POLÍTICAS DEL PROCESO DE INTEGRAC...
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1. Conoce el antes y después de la revolución de Rusia
Explica las consecuencias de la revolución de Rusia
Explica cómo influyó la revolución rusa en el mundo
Elabora un lapbook sobre el desarrollo de la primera guerra mundial y la revolución rusa
RUSIA ANTES DE LA REVOLUCIÓN
A inicios del siglo XX, el Imperio ruso era un inmenso país en el que existían grandes
desigualdades sociales. Su régimen político era una autocracia dirigida por el zar y
respaldada por la burocracia, la nobleza terrateniente y la Iglesia ortodoxa. La
economía era predominantemente agrícola, con una incipiente industrialización que
dependía del capital extranjero. La sociedad era estamental y estaba formada por una
minoría de aristócratas, una gran masa de campesinos, una naciente burguesía y un
proletariado en formación.
Para canalizar las crecientes demandas de cambio social se formaron partidos políticos como el Partido Obrero
Socialdemócrata, inspirado en las ideas de Karl Marx. Este partido se dividió en dos sectores: los moderados o
mencheviques, que proponían un gobierno liberal burgués; y los radicales o bolcheviques, que buscaban una
revolución social para establecer la dictadura del proletariado.
La revolución de 1905
En 1905, el ejército zarista fue derrotado en la guerra ruso-japonesa en una guerra motivada por los intentos rusos
de expansión en Asia. Ello trajo como consecuencia una serie de disturbios, provocados tanto por el descontento
que causó la derrota como por la crisis económica que se vivía en ese momento. La revolución se desencadenó el 9
de enero, cuando las masas populares se dirigieron al Palacio de Invierno en San Petersburgo, residencia del zar,
para hacerle llegar sus demandas. Los manifestantes no pretendían destruir el zarismo, sino mejorar sus condiciones
de vida y forzar el inicio de reformas políticas. La respuesta de las autoridades fue una violenta represión que dejó
numerosos muertos y heridos. Por eso, se conoce a este día como Domingo Sangriento. La oleada de protestas y
huelgas duró varios meses. Los campesinos y obreros se agruparon en sóviets (consejos o asambleas populares), un
modelo de organización que tendría gran importancia en el futuro. El zar se vio obligado a emitir un manifiesto
imperial en octubre de 1905 que incluía las siguientes medidas liberales:
Conceder un conjunto de libertades civiles (libertad de conciencia, de expresión, de reunión, de asociación).
Crear un régimen representativo, con un Parlamento, la Duma, elegido por amplio sufragio y con poderes
legislativos.
Estas medidas calmaron a la oposición liberal y permitieron a Nicolás II reprimir la revuelta y arrestar a los dirigentes
del sóviet de San Petersburgo y del sóviet de Moscú.
La Revolución de octubre de 1917
La noche del 24 de octubre de 1917, Lenin se instaló en la sede del sóviet de
Petrogrado. Al día siguiente, los sóviets controlados por los bolcheviques se
apoderaron de los puntos estratégicos de la capital, asaltaron el Palacio de Invierno
y detuvieron a los miembros del Gobierno provisional. La revolución había
triunfado. Los hechos propiciaron la creación del primer Gobierno bolchevique,
presidido por Lenin.
Inmediatamente, negoció la salida de la guerra (Tratado de BrestLitovsk, 3 de marzo de 1918), decretó la
expropiación sin indemnización de los grandes latifundios, con el reparto de la tierra a los campesinos, y el control
de las fábricas por los trabajadores. También reconoció el derecho a la soberanía de los pueblos de Rusia.
La guerra civil y el comunismo de guerra
El triunfo bolchevique propició la reacción de los partidarios del zarismo (terratenientes, altos
mandos del ejército, Iglesia ortodoxa) y los defensores del sistema liberal, quienes intentaron
acabar con la revolución. Los contrarrevolucionarios crearon el Ejército Blanco, y los
bolcheviques, el Ejército Rojo, que se enfrentaron en una guerra civil (1918-1921).
El ejército blanco contó con la ayuda de varias potencias extranjeras, que temían que la revolución se extendiera
por sus países, pero la guerra terminó con la victoria de los bolcheviques.
Para abastecer el frente y las ciudades durante la contienda, el Gobierno adoptó una política económica conocida
como “comunismo de guerra”, en la que se nacionalizó la industria y se requisaron las cose- chas para alimentar al
ejército. Durante esta etapa se sentaron las bases del nuevo Estado: todas las decisiones quedaron en manos de los
bolcheviques, que pasaron a denominarse Partido Comunista. Los restantes partidos fueron prohibidos y se instauró
una férrea dictadura comunista. Tanto las medidas económicas como las políticas provocaron huelgas y revueltas
que el Gobierno reprimió con violencia.
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2. La nueva política económica (NEP)
A pesar del triunfo bolchevique en la guerra civil, la desastrosa situación económica provocó una gran
hambruna en 1921, en la que murieron dos millones de personas. Esta situación dio lugar a un gran descontento popular que
se tradujo en una serie de revueltas. Ante ello, en marzo de 1921, Lenin anunció la nueva política económica (NEP), vigente
hasta 1928. La NEP era una solución transitoria a la crisis, ya que se retornó parcialmente a una economía de mercado. Se
admitió la propiedad privada en el campo, en las pequeñas industrias y en los comercios. Se restableció la economía monetaria
y se acuñó un nuevo rublo.
No obstante, el Estado mantuvo el control sobre la banca, la industria pesada y el comercio exterior. Los
resultados fueron, en principio, positivos. La expansión de la agricultura frenó el hambre y se suprimió
el racionamiento. En 1927, la producción agraria e industrial se recuperó y alcanzó los niveles de 1914.
La NEP dio lugar a la aparición de un campesinado próspero, los kulaks, y al enriquecimiento de
comerciantes y empresarios.
La creación de la Unión Soviética
En el ámbito político, entre 1921 y 1922 se establecieron las bases para el sistema de partido único:
Se prohibieron las corrientes internas en el Partido Comunista.
Las revueltas fueron aplastadas por el ejército.
Se ejerció una violenta represión contra toda oposición política.
Los derechos civiles fueron recortados y los intelectuales críticos fueron encarcelados. La Iglesia también fue
perseguida.
En 1922 se creó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) o Unión Soviética, a la
que se federaron en pie de teórica igualdad las repúblicas de Ucrania, Bielorrusia,
Azerbaiyán y Georgia. En 1924 se dotó al nuevo Estado de una constitución. Pero en realidad
era el Partido Comunista el que ejercía todo el poder. El ejército y la temida policía política
eran los garantes de la dictadura comunista.
El impacto internacional de la revolución
Lenin estaba convencido de que el Gobierno bolchevique no podría sobrevivir si quedaba aislado. Por ello, era esencial
conseguir el triunfo de una revolución proletaria mundial. Entonces, los bolcheviques promovieron la formación de una nueva
Internacional que rompiera con los partidos socialdemócratas europeos que habían colaborado y sostenido a sus respectivos
Gobiernos en la Primera Guerra Mundial. La Tercera Internacional, también conocida como Internacional Comunista o
Komintern, se fundó en Moscú en 1919 con la ausencia de los representantes de aquellos partidos. Se fijó su sede en Moscú.
Desde sus comienzos, fue una organización férreamente centralizada y disciplinada que se encargó de promover la revolución
en todos los países. En 1920, Lenin dio a conocer las 21 condiciones que tenían que acatar los partidos para adherirse a la III
Internacional. Con ello pretendía que los partidos comunistas del mundo estuvieran subordinados a las directrices de Moscú.
A partir de ese momento, el movimiento obrero socialista mundial se dividió en partidos socialistas, de tendencia reformista o
socialdemócrata, y en partidos comunistas.
La muerte de Lenin y la lucha por el poder
Desde 1922, Lenin estaba muy enfermo. Entonces comenzaron las disputas entre los principales dirigentes
bolcheviques para hacerse con el poder en la Unión Soviética. En esta lucha rivalizaron, sobre todo, dos destacados
líderes del partido:
Trotski había demostrado su capacidad política en la organización de la Revolución de Octubre, en la
construcción del Ejército Rojo y en el Comisariado para la Guerra, pero no contaba con la confianza plena
de Lenin.
Stalin había sido promovido por el propio Lenin al cargo de secretario general del partido en 1922. Por ello,
controlaba todos los resortes del partido en este momento clave. Además, contaban con el apoyo de otros
tres dirigentes bolcheviques para aislar a Trotski.
Lenin, poco antes de su muerte, dictó su testamento político, en el que expresaba su preocupación por el inmenso
poder de Stalin y propuso que se le sustituyera por otra persona más tolerante. Pero en enero de 1924 murió Lenin,
y este documento no fue dado a conocer al comité central del partido hasta el mes de mayo. El poder de Stalin
estaba asegurado.