Calvino propone que la literatura enfrente el nuevo milenio adoptando la levedad y la rapidez. La levedad no significa ausencia de peso o profundidad, sino la habilidad de abordar temas complejos de manera dinámica. La rapidez se refiere a que los textos deben mantener el ritmo del pensamiento. De esta forma, la literatura puede revelar verdades de manera única y hacer frente a los nuevos desafíos tecnológicos, manteniendo su capacidad de explorar lo humano.