Cuatro niños se aventuraron a explorar una casa vieja y abandonada. Dentro de la casa empezaron a escuchar ruidos y voces extrañas. Uno de los niños se quedó atrapado dentro mientras los demás huían asustados. Finalmente salió muy asustado contando que se había caído y llenado de polvo. Al final descubrieron que los ruidos eran de la vecina llamando a otra niña para merendar.
CUENTOS REALIZADOR POR ESTUDIANTES DEL CENTREO EDUCATIVO LLANO GRANDE ABAJO LAS LOMAS, CHIRIQUI, REPUBLICA DE PANAMA, ASESORIA, IDALIDES PITTI, YILSET APARICIO, EDISA RODRIGUEZ
Eleanor no sabía qué le pasaba a su abuela.
Siempre se olvidaba de todo: dónde había guardado el azúcar, cuándo vencían las cuentas y a qué hora debía estar lista para que la llevaran de compras a la tienda.
CUENTOS REALIZADOR POR ESTUDIANTES DEL CENTREO EDUCATIVO LLANO GRANDE ABAJO LAS LOMAS, CHIRIQUI, REPUBLICA DE PANAMA, ASESORIA, IDALIDES PITTI, YILSET APARICIO, EDISA RODRIGUEZ
Eleanor no sabía qué le pasaba a su abuela.
Siempre se olvidaba de todo: dónde había guardado el azúcar, cuándo vencían las cuentas y a qué hora debía estar lista para que la llevaran de compras a la tienda.
1. LA CASA ENCANTADA
Un día, en la plaza de las palmeras,
estaban jugando cuatro niños: Aitor, Ángel,
Carla y Carmen. Se habían aburrido de
jugar siempre a lo mismo y se aventuraron
a ir a casa de Carmela, una casa vieja y
abandonada porque hacía años que la
mujer había muerto.
Se encontraron que la puerta estaba
abierta y se atrevieron a entrar y lo miraron
todo. La casa estaba vacía, llena de
muebles tapados con sábanas y fotos
antiguas… de repente, se empezaron a oir
ruidos. Los cuatro amigos iban andando
muy pegados los unos a los otros. Se
escuchó la voz de una anciana:
- ¡Ven… ven aquí…!, ¡te estoy diciendo
que vengas…!. Los cuatro niños dieron
un enorme grito y salieron corriendo
hacia la calle. Todos menos uno, todos
menos Aitor. Los otros tres niños
esperaban asustados a que Aitor
saliera de la casa, pero no salía.
2. Pensaban: “¿Qué le habrá pasado?
¿Lo habrá cogido la mujer? ¿Qué le
estará haciendo? ¿ Le habrá
encerrado?... pero Aitor no salía.
Al rato, salió por la puerta; blanco,
con los pelos de punta, sin poder
hablar… Los niños volvieron a gritar
y cuando se repuso, les contó a sus
amigos que él había salido
corriendo detrás de ellos al oir las
voces, pero que había tropezado
con un mueble viejo y al caer se
había llenado de polvo. Y entonces,
los cuatro niños ya en la puerta de
la casa escucharon de nuevo la voz
de la mujer:
-¡niña, ven aquí, que es la hora de
merendar…!
Era la voz de la vecina llamando
a Mª Isabel para que subiera a por
la merienda.
Aitor F.G. 2ºB