El documento discute las políticas subyacentes en el diseño de la experiencia del usuario. Argumenta que al igual que la arquitectura moldea la subjetividad del feligrés, el diseño de interfaces construye la identidad del usuario de acuerdo a tres disciplinas (temporal, epistemológica y finalista) que imponen el ritmo de la interacción, controlan el conocimiento y definen las metas a alcanzar, respectivamente. Esto reduce al usuario a una entidad uniforme gobernada por los intereses del diseñador. Se propone dar consciencia al usuario sobre