Napoleón tuvo una gran influencia en Europa al consolidar muchos de los logros de la Revolución Francesa y extender sus ideales por el continente. Gobernó Francia a través del Consulado y luego se coronó emperador, implementando reformas internas mientras expandía su imperio a través de las guerras napoleónicas. Finalmente, fue derrotado en 1815 en la batalla de Waterloo y enviado al exilio.