Pedro exhorta a los creyentes a esforzarse en adquirir las virtudes cristianas como la fe, la virtud, el conocimiento, el dominio propio, la paciencia, la piedad, el amor fraternal y el amor. Pedro dice que al desarrollar estas virtudes, los creyentes no serán inactivos o estériles en su conocimiento de Cristo, y asegurarán su llamamiento y elección al reino eterno de Dios.