La parábola de la higuera estéril narra la historia de un dueño que encuentra una higuera sin frutos y ordena cortarla, pero el labrador le pide esperar un año más para cultivarla y abonarla antes de decidir cortarla. Al igual que Dios tiene paciencia con nosotros a pesar de nuestros fracasos y nos da nuevas oportunidades, debemos esforzarnos por dar frutos positivos como el amor, la paz y la reconciliación.