2. ¿Quién soy? ¿Quiénes
somos?
¿Soy siempre el mismo?
¿Soy lo que quiero ser o soy lo
que otros necesitan que yo sea?
¿Necito saber quién soy?
3. La palabra Identidad, proviene del latín
“idem” que significa “Lo mismo”. O sea, lo
se repite siempre igual.
Semper idem (Siempre lo mismo - Cicerón)
Entonces, Parecería que para responder a la
pregunta acerca de nuestra identidad
deberíamos encontrar algo inmutable en
nosotros.
Algo que no cambia nunca.
4. Pero, ¿se puede pensar la identidad así en el mundo de hoy?
¿Se puede encontrar algo que no cambie en un mundo donde
todo cambia?
• Tal vez una identidad estable nos brinde un poco más de
seguridad, nos ayude a entender quiénes somos.
• Pero también, tal vez, nos asfixie y nos condene a abandonar la
búsqueda. ¡Paradójico!
6. El principio de identidad, es uno de los principios que la filosofía
occidental a postulado para ordenar lo real, el mundo que nos rodea.
La identidad nos asegura que cada entidad es idéntica a sí misma; o
sea, que cada cosa es lo que es y no es otra cosa.
“Un ente es idéntico así mismo”
7. • La identidad es lo que define la
naturaleza o esencia de cualquier
entidad.
• Sea una cosa, una persona o un
grupo.
• Esta naturaleza puede ser
reconocida por si misma sin
considerar sus elementos
accidentales.
Ejemplo (experimento metal)
¿… es?
• Practicas de consumo, ideología,
religión, idioma, ropa, color de
cabello o cualquier otro factor
accidental.
8. IDENTIDAD:
ESENCIALISMO
Llamamos a esta forma tradicional de
pensar la identidad con el nombre de
esencialismo.
Por definición, es aquello que hace
que una cosa sea lo que es y no otra
cosa. Algo que se mantiene sin
cambiar mientras todo el resto puede
modificarse.
¿Qué es lo que NO cambia NUNCA
en una persona y que podemos por
ello considerar su esencia?
9. La respuesta fácil sería separar de la persona sus ropajes de su
esencia. Es decir, tendríamos por un lado su vestimenta, sus
consumos, sus practicas cotidianas, sus costumbres y todo lo que lo
conecta con su aquí y con su ahora.
Por otro lado, si descartáramos todas estas características
circunstanciales, esta persona seguiría siendo “la persona”; o sea, nos
encontraríamos, supuestamente con su esencia, con algo más
profundo que lo define y, sin embargo, ¿esta supuesta persona
“desnuda” no está todavía inscrito en un aquí y en un ahora?
Digamos, todavía es “la persona” porque tiene un nombre. ¿y no es
el nombre un producto de la cultura?
10. ¿Hay algo más allá de lo
Circunstancial y lo
accidental
Que hace a cada persona?
(…)
11. Si la respuesta es sí,
estaríamos hablando de
ESENCIAS.
Una esencia es por definición
aquello que hace que algo sea
lo que es y no otra cosa.
Si la respuesta es no, se nos
empieza a desboronar un
concepto clave del
pensamiento occidental.
Porque si no hay nada más allá
de las circunstancias que
define lo que el individuo es,
cómo sabríamos que siempre
hablamos de él.
12. IDENTIDADES
De todas maneras, el esencialismo tiene problemas
más grandes; cuando pasamos de pensar identidades
individuales a identidades colectivas
Colectivas:
I. Sexuales
II. Nacionales (¿migración?)
III. Religiosas
IV. Culturales
V. Nacionales (ADN guatemalteco - ¿migración?)
13. ¿Y si lo que denominamos Identidad en
sentido estricto no existe?
O mejor, qué pasa si lo que consideramos
esencias no son más que construcciones de
sentido hechas por el hombre de acuerdo a
intereses, procedencias o contextos
particulares?
¿Qué pasa si pensamos que la idea de esencia
responde más bien a una cuestión de PODER?
Esto es a pretender fijar una idea particular
como si fuese una idea verdadera para que
nadie pueda modificarla.
14. I. ¿Qué pasa si cambiamos el fundamento mismo de la
identidad y empezamos a pensarla más que como una
certeza, como una BUSQUEDA?
II. ¿Qué pasa si en vez de preguntarnos quién soy, nos
preguntamos qué voy siendo, cómo me voy creando
mejor a mi mismo?
III. ¿Qué pasa si entendemos que todo lo que pensamos
como natural, lo que concebimos como naturaleza no
es más que una construcción de sentido?
15. IDENTIDAD:
CONTINGENCIALISMO
Término que se opone a lo
necesario. La contingencia
postula que las cosas pueden ser
siempre de otra manera.
Mientras que la necesariedad
sostiene que las cosas de una
única manera. Solo pueden ser
de una manera y así es para
siempre.
Por ejemplo, es necesario que un
triángulo tenga tres ángulos para
ser un triangulo, pero que un
bolígrafo sea azul es
contingente.
17. HERÁCLITO DE ÉFESO
(540-470 A.C.) “El oscuro”
Para los antiguos griegos, el hombre era un alma
encerrada en un cuerpo, mientras que para nosotros hoy,
somos una especie más de la que habita en este planeta y
estamos en constante transformación.
¿Pero, hay un ser humano en sí?
¿Hay una definición de la esencia del hombre o el hombre
es un ser contingente que se está transformando y
reinventando todo el tiempo?
“Nadie puede bañarse dos veces en un mismo rio”
Lo que concebimos como naturaleza no es más que una
construcción de sentido.
¿Si uno esta siendo otro todo el tiempo, es cuestión de
elegir cada uno la identidad que uno quiere?
18. Lo contrario al esencialismo no es una sociedad donde un
conjunto de “yoes” elijen libremente qué quieren ser a cada
hora del día. Esta forma de entender la identidad confunde:
Identidad = CONSUMO
En una sociedad de consumo, nuestras identidades están
atravesadas por el consumo cultural y las marcas se ubican
por encima de los productos. Esto hace ingresar a la identidad
en el terreno de las estrategias de marketing
¿Pero si somos lo que consumimos, no somos lo que otros
quieren que seamos?
19. IDENTIDAD
(En definitiva es un “texto”)
Es un relato que nos hacemos nosotros
mismo sobre nosotros mismo.
Nos contamos a todo momento lo que
somos. Nos contamos para contarlo.
20. CONCLUSIÓN:
• Siempre estamos interpretando, recortando, parcializando. Somos en el
mundo, estamos en un mundo social, cultural, de género, de clase; por
eso, si estoy todo el tiempo cambiando, resulta fundamental estar
abierto a lo que puede inspirarme al cambio, estar abierto a los otros,
estar abierto a lo que puede contaminarme.
• Una identidad cerrada supone que quede afuera siempre algo que se
invisibiliza: lo otro, lo extraño, se vuelve invisible, incomprensible o
intolerable.
• La identidad se juega en el terreno de lo propio, y lo propio se consolida
encerrándose, amurallándose. Por eso, la presencia del otro, la irrupción
de lo extraño, va desarticulando estas murallas, mostrando que, en
definitiva, todos somos otros.