El documento narra una historia sobre dos hermanos, Caín y Abel, que descubren sus propias imágenes reflejadas en un lago. Abel se divierte interactuando con su reflejo, mientras que Caín se enoja con el suyo. Cuando le cuentan al padre lo sucedido, les explica que lo que vieron fue su propia alma y la forma en que cada uno se ve a sí mismo. La autora reflexiona sobre cómo al hablar de los demás damos a conocer nuestra propia imagen y no necesariamente la realidad de los otros.