Este documento resume las tres modalidades de comercialización del guano peruano entre 1840 y 1872: venta libre, consignación y monopolio comercial. La venta libre inicial fue anulada por el Estado después de 6 meses debido a que se dio cuenta que estaba perdiendo dinero. Luego se adoptó el sistema de consignación entre 1841 y 1869, donde el Estado recibía un porcentaje de las ventas. Finalmente en 1869 se estableció un monopolio comercial con Augusto Dreyfus, pero generó una deuda para el Estado luego de demandas legales.
Trata sobre como fue el colapso del mundo medieval y el surgimiento del humanismo el cual es la creyenia que el hombre es y fue el centro del mundo por años
La Era del Guano, también llamada La República del Guano, fue una época de la historia republicana del Perú entre la década de 1840 y la de 1871 durante la cual la exportación del guano de las islas de la costa transformaron la economía y la política nacional.
Se considera su inicio en 1845, con el primer gobierno del general Ramón Castilla
Trata sobre como fue el colapso del mundo medieval y el surgimiento del humanismo el cual es la creyenia que el hombre es y fue el centro del mundo por años
La Era del Guano, también llamada La República del Guano, fue una época de la historia republicana del Perú entre la década de 1840 y la de 1871 durante la cual la exportación del guano de las islas de la costa transformaron la economía y la política nacional.
Se considera su inicio en 1845, con el primer gobierno del general Ramón Castilla
características de los primeros años de vida republicana en el Perú. Desde el caudillismo Militar hasta la Prosperidad falaz guanera, concluyendo con la crisis de inicios de los años 70 del siglo XIX
La línea del tiempo es un instrumento excelente tanto como assesment o como para ofrecer clases de historia, español u otra en la cuál se habla sobre periodos de tiempo o secuencia de eventos
características de los primeros años de vida republicana en el Perú. Desde el caudillismo Militar hasta la Prosperidad falaz guanera, concluyendo con la crisis de inicios de los años 70 del siglo XIX
La línea del tiempo es un instrumento excelente tanto como assesment o como para ofrecer clases de historia, español u otra en la cuál se habla sobre periodos de tiempo o secuencia de eventos
IMÁGENES SUBLIMINALES EN LAS PUBLICACIONES DE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁClaude LaCombe
Recuerdo perfectamente la primera vez que oí hablar de las imágenes subliminales de los Testigos de Jehová. Fue en los primeros años del foro de religión “Yahoo respuestas” (que, por cierto, desapareció definitivamente el 30 de junio de 2021). El tema del debate era el “arte religioso”. Todos compartíamos nuestros puntos de vista sobre cuadros como “La Mona Lisa” o el arte apocalíptico de los adventistas, cuando repentinamente uno de los participantes dijo que en las publicaciones de los Testigos de Jehová se ocultaban imágenes subliminales demoniacas.
Lo que pasó después se halla plasmado en la presente obra.
LA PEDAGOGIA AUTOGESTONARIA EN EL PROCESO DE ENSEÑANZA APRENDIZAJEjecgjv
La Pedagogía Autogestionaria es un enfoque educativo que busca transformar la educación mediante la participación directa de estudiantes, profesores y padres en la gestión de todas las esferas de la vida escolar.
1. La “era del guano" (1840-1872) es una época a la que se le debe prestar una cuidadosa
atención, debido a los muchos factores que contribuyeron al auge económico obtenido de
su explotación. En este ensayo se presentan las tres clases de contratos que el Estado
peruano celebró (venta libre, consignación y monopolio comercial) con diferentes
capitalistas entre 1840 y 1872; escrito que, con un minucioso análisis, pretende contribuir
al debate sobre el derroche, por parte del Estado, de los ingresos obtenidos de la
explotación del guano.
Breve reseña histórica
En 1802, Alejandro von Humbolt fue el encargado de llevar a Europa una muestra de
guano de islas; al analizarse, se descubrió que el mencionado producto contenía
sustancias nitrogenadas que lo hacían un fertilizante muy efectivo. En 1827 Mariano
Eduardo de Rivero reveló la importancia del guano; en 1840, el barón de Liebig
demuestra las excelencias que poseía como fertilizante de tierra. Otros personajes que
también estudiaron la importancia del guano fueron Alejandro Cochet[1]
, Tomás Way y
Carlos Barroilhet[2]
.
Debido a la revolución industrial en Inglaterra, se expulsó a millones de campesinos de las
tierras que ocupaban para convertirlas en pastos en los que se criaría al ganado que
producía la lana demandada por la industria textil británica (Manrique, 1995). Ante tal
eventualidad, se necesitaría un fertilizante potente que produzca lo mismo o más de lo
producido antes de la conversión de las tierras de labranza en pastos (y el guano de islas
era el candidato perfecto) ya que los campos iban decreciendo y la urbe se incrementaba.
Durante el período de explotación del guano se suscitaron 3 modalidades de
comercialización, que culminarían en el comienzo de una de las más devastadoras crisis
económicas del Perú.
Tratados de comercialización
Venta libre (1840-1841)
En 1840, Francisco Quiroz pactó con el Estado un arrendamiento por el plazo de seis
años en el que él se comprometía a pagar 10, 000 pesos por año (30 pesos por tonelada
de guano) y con un adelanto de 40, 000 pesos; 1, 500 de los cuales fueron entregados en
efectivo y el resto en certificados de la deuda de la Casa de la Moneda (Basadre, 1974a).
El historiador tacneño Jorge Basadre en su tan aclamada Historia de la República del
Perú nos presenta las causas de la anulación de dicho contrato:
“El guano embarcado en 1841 alcanzó tan altos precios en Inglaterra que el
Consejo de Estado hizo una representación al Poder Ejecutivo. La Corte Suprema
conoció del expediente y el gobierno anuló el contrato que había suscrito, ordenó
el reconocimiento de las islas por peritos y pidió las propuestas de quienes
quisieran especular con el abono”
En síntesis: el Estado anuló el contrato a los 6 meses porque se dio cuenta de que estaba
perdiendo. Tal decisión no infringía el contrato ya que en el mencionado acuerdo se
estipulaba que si la demanda era grande se podía modificar el contrato con precio
diferente. Dicho acuerdo no se renovó en la misma modalidad, sino que se modificó en
consignaciones, las que se hegemonizaron durante un período de veintiocho años.
2. Consignación (1841-1869)
En 1841, Francisco Quiroz y su socio Aquiles Allier dieron el inicio a la época de
consignaciones del guano, ya que este había pasado a ser considerado como propiedad
fiscal; el Estado pasaba a ser el propietario de un factor de producción.
Entre 1841 y 1869 el Estado celebró 34 contratos de consignación que tenían una
estructura en común: el Estado recibía un porcentaje de las ventas que el consignatario
hacía; el mismo, cancelaba su deuda al culminar el contrato.
El consignatario, además de lo pactado, podía brindar préstamos al Estado los cual se
cancelaban con bonos. Ante la antes mencionada crisis económica del Perú, los bonos
fueron desvalorándose y los consignatarios optaban por venderlas a comercializadores de
bonos que usaban los mismos para pagar deudas al Estado (ya que los bonos no perdían
su valor al ser usados como medios de pago ante una entidad pública en el Perú)[3]
.
En 1969 Fernando Palacios entregó una carta al presidente José Balta en la que se
ofrecía una propuesta sobre una nueva negociación con el guano, modalidad que
terminaría con los consignatarios.
Monopolio (1969 en adelante)[4]
Balta entregó la propuesta de Palacios a su entonces Ministro de Hacienda, el demócrata
Nicolás de Piérola, quien tuvo posteriormente varias conversaciones con Palacios.
Enseguida, Piérola fijó las bases a las cuales debía obtenerse una nueva expedición de
guano a Europa que hiciera desaparecer el fantasma del déficit (producido por los
anteriores acuerdos) y eliminase el sistema de las consignaciones.
En Lima se especulaba acerca de que si en Europa se pudiese conseguir un nuevo
contratista para el guano. Solo los consignatarios creían estar enterados de las grandes
utilidades provenientes de este negocio (Basadre, 1974b). Hasta que en 1969 se opto por
firmar con Augusto Dreyfus.
El famoso Contrato Dreyfus se trataba de un monopolio comercial en el que se le
anticipaba al Estado 2’ 000, 000 de pesos con la condición de que la empresa sea la
única comercializadora del guano[5]
.
“Para sus promotores y partidarios, el contrato Dreyfus tenía múltiples ventajas. El
país se libertaba del yugo de los consignatarios. Un bien de inmenso valor, el valor
comerciable, sobre el que recobró el Estado su pleno demonio para ejercerlo de
inmediato.” (Basadre, 1974c).
Después de dos años, tras haber firmado el tratado, Dreyfus demandó al Estado por
promover el salitre[6]
ante la Corte Suprema. Tras esto el Estado tuvo una deuda con la
casa Dreyfus pausada por la Guerra del Pacífico y renovada dos décadas después.
Según nos comenta Heraclio Bonilla en su Guano y Burguesía en el Perú, Dreyfus fue
uno de los contratistas más beneficiados por el guano a pesar de la traición del Estado.