1. LA NEUROPLASTICIDAD
La neuroplasticidad también conocida como plasticidad
cerebral, se refiere a la capacidad del cerebro para
adaptarse y cambiar como resultado de la conducta y la
experiencia.
Seguro que en la infancia te dijeron que aprendieras
todo lo que pudieras porque luego, una vez adulto, el
cerebro envejecía.
¿Pero es así? ¿El cerebro envejece y pierde
capacidades tras la juventud?
Bueno sí, está claro que, si no lo ejercitas, envejece.
Lo mismo con el corazón o si has hecho mucho
deporte y luego lo dejas.
¿Acaso mantendrías el cuerpo atlético de antes?
Claro que no.
2. Pero si mantuvieras una disciplina de
mantenimiento, seguirías reconociéndote y
cuidándote.
El cerebro es agradecido y, si le mimas, ya no solo
frena su deterioro, sino que, además, rejuvenece.
Y lo hace gracias a su neuroplasticidad.
¿Qué es la neuroplasticidad?
A grosso modo, es la capacidad innata del sistema
nervioso para cambiar su estructura y sus funciones
según el ambiente, el conocimiento y la experiencia
adquirida.
Diferenciamos 3 tipos de plasticidad: la sináptica, la
neurogénesis y el proceso funcional compensatorio.
La sináptica es la base del aprendizaje y la memoria.
Cada vez que el cerebro aprende algo nuevo,
establece conexiones entre sus neuronas y mejora la
comunicación entre ellas. Lo hace reforzando redes
anteriores o, en todo caso, formando nuevas.
3. La práctica y la repetición de esas comunicaciones
mejora la eficiencia en la transmisión por lo que, a
mayor conexión, más rapidez y eficiencia.
La neurogénesis se refiere a la formación de nuevas
neuronas, una capacidad que no tiene que ver con la
edad.
Estas nuevas neuronas ayudan a tener una buena
memoria, permiten seguir aprendiendo y evitan que
nuestros recuerdos se solapen.
El Proceso Funcional Compensatorio es un
mecanismo del cerebro para compensar áreas que
van envejeciendo. Lo que hace es reorganizar sus
redes neurocognitivas, activando áreas en desuso.
5 ejercicios para ganar neuroplasticidad
Durante esta semana, te voy a proponer que hagas
cosas distintas a las habituales e introduzcas algunos
cambios en tu rutina. Piensa que, aunque sean
4. pequeñas alteraciones de tu vida diaria te ayudarán
a tu cerebro a ganar en creatividad.
#1. Cambia de ruta cuando vuelvas a casa. Si usas el
autobús, baja una parada antes.
#2. Incorpora un nuevo alimento en tu dieta. ¿Qué
tal unas algas para cenar?
#3. Aprende algo nuevo que sepas que te puede
gustar. Lo del huerto urbano está muy de moda, por
ejemplo.
#4. Levántate 10 minutos antes de lo habitual y haz
una mini serie de estiramientos. Será un 2X1.
#5. Rescata algún juego de estrategia, de cartas o, si
lo prefieres, opta por algún juego online.
Déjate sorprender por tu cerebro, pero mímalo un
poco antes: rétate con un nuevo aprendizaje y, en
momentos de bajón, recuerda esa vez que pensabas
que tu cabeza no daba para algo y no te falló.