La resistencia se divide en dos tipos según la forma en que el cuerpo utiliza el oxígeno: resistencia aeróbica y resistencia anaeróbica. La resistencia aeróbica implica un esfuerzo moderado y prolongado donde hay equilibrio entre el suministro y consumo de oxígeno. La resistencia anaeróbica ocurre durante esfuerzos intensos donde la demanda de oxígeno supera la disponibilidad, lo que resulta en la formación de ácido láctico. El entrenamiento de resistencia mejora el sistema cardiovascular, agrandando