El Congreso de Viena de 1814 buscó restaurar el Antiguo Régimen en Europa y reafirmar el poder divino de los reyes tras las guerras napoleónicas. Las cinco grandes potencias de Austria, Gran Bretaña, Rusia, Prusia y Francia redistribuyeron las fronteras europeas según sus propios intereses estratégicos y geopolíticos, ignorando los deseos nacionalistas. El nuevo mapa de Europa fortaleció a estas potencias y rodeó a Francia de estados tapón para contener su influencia