Este documento presenta dos justificaciones para la vida y el saber en la educación preescolar y la filosofía. Explica que la etapa preescolar es formativa y de desarrollo, y que el objetivo es continuar desarrollando la creatividad e iniciativa de los niños. También busca estimular la observación del mundo y diferentes formas de expresión. En cuanto a la filosofía, señala que su objetivo es adentrarse en aquello que la ciencia no puede explicar y desbrozar caminos en la oscuridad de la vida, a
1. Institución Educativa Sol de Oriente
Aprobada por Resolución Nº 16259 del 27 de Nov. Año 2002
“COMPROMISO CON LA VIDA Y EL SABER”
LA VIDA Y EL SABER PREESCOLAR
. JUSTIFICACIÓN.
Para definir el perfil, se necesita describir su desarrollo evolutivo, la vida social y afectiva, el desarrollo motriz, cognitivo y artístico del niño que llega a continuar sus experiencias
y mejorar el aprestamiento ya iniciando su guardería.
La edad de preescolar es una etapa formativa, de crecimiento humano, es un período de desarrollo, época de muchos cambios, de nuevas adquisiciones, que no siempre
siguen un desarrollo gradual, progresivo y definitivo; por el contrario, el crecimiento se da un ritmo de avances, retrocesos y altibajos.
Con los conocimientos adquiridos y un poco de experiencia, pretendo que los niños continúen desarrollando su creatividad e iniciativa aprovechando su imaginación y los
recursos del medio.
Como docente de preescolar estimularé en los niños la observación del mundo que lo rodea, facilitándoles una expresión auténtica y personal de sus iniciativas para que cada
uno desarrolle su propia forma de expresión y sean capaces de juzgar sus logros y los de sus compañeros en forma auténtica y sana. Antes de iniciar el proceso de enseñanza
y aprendizaje con el niño, es necesario implementar algunos ejercicios sobre temas que le permitan comprender el significado de acciones tales como: colorear, pintar,
punzado, moldeado de plastilina etc.
TOMADO P.E.I SOL DE ORIENTE PAG.207
2. LA VIDA Y EL SABER EN FILOSOFIA
Se trata de una invitaci�n a pensar a partir de situaciones cotidianas sobre aquello que nos atrevemos a ignorar y no lo tenemos claro. La percepci�n de este "no tenerlo claro" es el
comienzo de las preguntas filos�ficas, el atrevernos con las tinieblas en que se mueve la vida, nuestra vida, la de todos los seres humanos en su cotidiano vivir.
Pero, �para qu�est� la ciencia? Pues para lo concretillo y pr�ctico escasamente. Pero donde la ciencia con sus seguridades met�dicas no llega, tiene que atreverse el
pensamiento filos�fico, para desbrozar y abrir, con el machete de la racionalidad, alguna senda posible para caminar entre la espesura brumosa de la vida, en el sentido que nadie mejor
que A. Machado ha expresado.
Se dice, se piensa, se espera… que la Filosof�a tenga como objetivo aclarar las cosas, proporcionarnos y dotarnos de un horizonte, para que los individuos puedan orientarse con
nitidez en la oscuridad que invade sus vidas. Sin embargo, eso es justo lo que la Filosof�a no har�jam�s. De esas brumas, que emergen naturales cada ma�ana, surge el filosofar m�s
genuino, el interrogar constantemente sin hallar respuesta definitiva, el dudar para caminar bamboleante, como a trompicones; pero s�lo para apenas entrever, semiciego y con ojos
cargados de dioptr�as, en la lejan�a del horizonte, aquello donde jam�s encontraremos certeza.
Eso s�, con valent�a y esfuerzo infatigable, heroicos, la Filosof�a se atreve a adentrarse donde la ciencia se detiene o no llega. Por eso hay filosof�a. Pero no le exijamos,
adem�s, certeza y seguridad en la generaci�n de sentidos vitales, pues en nuestros d�as eso se ha degradado, vulgarizado, y es ya competencia de los medios de comunicaci�n, de la
publicidad y del sistema mismo. El individuo, cuanto menos piense por s� mismo, mejor, m�s feliz ser� si se deja llevar y ser, solamente, una piececita del engranaje econ�mico,
pol�tico, social, cultural. Esta obrita es justamente lo contrario, una invitaci�n a pensar por uno mismo, a ser uno mismo, aunque no se llegue con claridad a ninguna parte, pero sentir�s
el gusto de llevar tus propias riendas vitales… Aunque muchas veces lo dudes.
Miguel �ngel (Filosof�a)