El lavado de manos es la mejor forma de prevenir la transmisión de infecciones. Es importante lavarse las manos con agua y jabón regularmente, especialmente antes y después de comer, ir al baño, toser o estornudar, cambiar pañales o tocar objetos sucios. Lavarse las manos correctamente reduce significativamente la cantidad de gérmenes y ayuda a interrumpir el ciclo de transmisión de enfermedades como la diarrea y la gripe.