La lección confirma que Dios hace todas las cosas nuevas. En este caso particular se refiere a la nueva ciudad de Jerusalén. La lección tiene el propósito dar ánimo y espereza a las iglesias que pasaban por momentos de crisis y estaban desconfiando de la soberanía de su Dios. Igualmente anunciar y celebrar la vida plena en la nueva Jerusalén era cuestionar los reclamos de poder y novedad de la Roma del César que pretendía ser todo eso.