La ley establece condiciones y garantías para promover la inversión privada en educación con el fin de ampliar la oferta educativa. Reconoce el derecho a la libre iniciativa privada en actividades educativas y establece que las instituciones educativas privadas deben respetar los lineamientos curriculares del Estado pero tienen autonomía en su gestión. Además, autoriza el funcionamiento de institutos y escuelas privadas de educación superior y establece normas de supervisión y sanciones para estas instituciones.