1) El documento describe el contexto político en Ecuador tras el ascenso de Rafael Correa a la presidencia en 2006 y su gobierno progresista. Sin embargo, también señala algunas limitaciones y contradicciones en su gobierno. 2) Propone tres objetivos para el Partido Socialista-Frente Amplio: fortalecer sus vínculos con las organizaciones populares, mejorar su estructura orgánica interna, y definir una política clara de alianzas con otros partidos de izquierda. 3) Busca posicionar al partido

1. LINEAMIENTOS POLITICOS
LA ACCION DEL PS-FA EN 2008
COYUNTURA NACIONAL
En el marco de un giro hacia posturas progresistas y nacionalistas que se ha manifestado en
América Latina, en el Ecuador se ha dado un proceso de rechazo al neoliberalismo imperante por más de
dos décadas, de enfrentamiento a las viejas estructuras políticas que secuestraron la representación; de
búsqueda de cambios que reivindiquen el espacio de lo público y la presencia del Estado; de defensa de la
soberanía, de los recursos naturales y humanos; de desafío al predominio imperial de Estados Unidos, y
de búsqueda de nuevos caminos de integración internacional inspirados en el pensamiento bolivariano.
Como consecuencia del proceso brevemente esbozado, en las elecciones de 2006, se produjo un
rápido ascenso y luego un consistente triunfo de la candidatura del Ec. Rafael Correa, que fuera
auspiciada por varios sectores agrupados en el Movimiento País y también por el Partido Socialista –
Frente Amplio. Ese éxito electoral se debió a una propuesta política oportuna y progresista del candidato,
a los apoyos que recibió, entre ellos el de nuestro partido y a la voluntad nacional de cambiar y vencer a
la oligarquía. Pero no puede verse como un éxito coyuntural, mucho menos personal. Fue consecuencia
de largos años de lucha de las organizaciones populares y de la izquierda del país, que enfrentaron el
predominio neoliberal y acumularon fuerzas hasta que la oportunidad se dio para el triunfo de nuestra
tendencia.
Desde el inicio de su gobierno en enero de 2007, Rafael Correa ha mantenido una línea
progresista en su discurso, ha tomado varias medidas de carácter democrático que le han enfrentado a la
vieja clase política y al los círculos de poder oligárquico tradicional, ha planteado la defensa de los
recursos naturales del país, ha buscado el robustecimiento del Estado y su presencia en la gestión fiscal y
de los recursos, ha vuelto a plantear la necesidad de planificación; ha promovido los valores nacionales y
un sentimiento de adhesión a la Patria, ha mantenido una política internacional de corte latinoamericano
que reivindica nuestra soberanía y la necesidad de integración, ha impulsado la obra pública y ha dado
muestras de combate a la corrupción. El hecho de que se haya hablado de “socialismo” en la presentación
del gobierno, pese a que no se ha definido del todo los alcances del término, es un elemento positivo y al
mismo tiempo un gran desafío.
En este pasado año, al mismo tiempo, se han hecho visibles también varias limitaciones y
contradicciones. En el gobierno participan personas y grupos identificados con posturas de derecha que
en nada contribuyen al cambio. Se ha enfatizado el crecimiento del aparato estatal, pero no se ha
priorizado – y en algunos casos ni siquiera se han planteado – transformaciones socio económicas
largamente sentidas por nuestro pueblo, como la Reforma Agraria, por ejemplo. Como respuesta a la
demanda de impulsar esos cambios, el gobierno ha sostenido que éstos serán consecuencia de la acción de
la Asamblea Constituyente y de la aplicación de la nueva Carta Política que ésta prepara.
Para los socialistas, de manera especial, ha sido decepcionante el que el gobierno no cumpliera
su palabra de impulsar “hasta las últimas consecuencias” la investigación de la muerte de nuestra querida
compañera Guadalupe Larriva y sus acompañantes, y que, más allá de los pronunciamientos, en los
hechos, contradiciendo propósitos iniciales, se hubiera tomado medidas complementarias a la ejecución
del “Plan Colombia”, como no promover una inspección internacional de la base de Manta e incrementar
enormemente nuestras fuerzas en la frontera norte.

2. Con todos los antecedentes mencionados, los socialistas consideramos que el balance de la
acción de gobierno es positivo y por ello debe ser respalda en forma activa y crítica. Es importante, sin
embargo que se impulsen los aspectos progresistas y renovadores del gobierno y se dinamicen sus
iniciativas de corte popular. Entendiendo esta realidad, los socialistas hemos apoyado a la administración
Correa, a pesar de que nuestra presencia en ella es muy limitada. En efecto, el presidente nunca ha
mantenido diálogo con nuestra dirección nacional ni la ha consultado sobre sus acciones o
nombramientos. Ha mantenido la práctica de designar a sus colaboradores a título personal, entre ellos
unos pocos militantes socialistas. Por cierto, nuestro partido no ha obstaculizado que sus miembros
ocupen funciones públicas, no solo porque participar en la administración es una consecuencia de un
triunfo que también fue nuestro, sino porque estamos seguros que nuestros militantes tienen la capacidad
y honradez necesarias para contribuir con el país.
Desde hace algunos años fue creciendo la presión para la convocatoria a una asamblea
constituyente con plenos poderes. Muchos socialistas participaron de las grandes expectativas creadas y
lucharon porque ese objetivo se cumpla. Nuestro partido participó en las elecciones para la Asamblea en
una débil alianza nacional con el Movimiento Pachacutik y en diversas alianzas provinciales. Sin
embargo, solo los candidatos que participaron en las listas con el Movimiento País lograron triunfar. Los
tres compañeros que fueron electos participan en la Asamblea dentro del bloque oficial de mayoría,
tratando de promover nuestras tesis de izquierda en ese seno.
PROPUESTAS ORGANICAS
El objetivo político central del Partido Socialista – Frente Amplio en los próximos años debe
ser la lucha para vencer definitivamente al neoliberalismo y la oligarquía, promover condiciones para
avanzar a la implantación del socialismo, y apoyar la integración andina, sudamericana y latinoamericana.
Para ello, debe centrarse en promover la unidad de los sectores populares y de las organizaciones de
izquierda, impulsar un proyecto antioligárquico al mismo tiempo que revolucionario, y realizar una tarea
interna de robustecimiento ideológico y orgánico. Un proceso radical y duradero en el Ecuador solo podrá
garantizarse si se cuenta con un partido socialista sólido, dotado de una gran capacidad ideológica y
organizativa. Si bien es cierto que solos los socialistas no podremos cambiar el país, también es verdad
que únicamente una alianza que nos incluya, con nuestra tradición política y aporte militante, podrá ser
consistente, como lo demuestra la experiencia latinoamericana.
En el futuro, las tendencias vigentes en nuestro país y las experiencias de otros países
latinoamericanos apuntan a que el Partido Socialista – Frente Amplio deba buscar por un lado su
robustecimiento interno, y por otro lado, una alianza estable y amplia de los sectores de izquierda. El
Partido debe privilegiar un impulso de su estructura, que por ahora es pequeña, con buen desarrollo
ideológico y orgánico, con sólida y estructurada presencia en todo el país. Debemos apuntar a una fuerza
política con un fuerte eje organizativo y un gran desarrollo ideológico. Aunque hayan tenido éxito
electoral en nuestro país, nuestro modelo no son esos movimientos masivos de base meramente electoral,
con difusas y heterogéneas clientelas. Lo que queremos es robustecer orgánicamente un partido de
cuadros, que tenga un impacto decisivo en las masas, que participe tanto en la conducción del
movimiento popular, como en la dirección del Estado. No existe oposición entre “un partido de cuadros”
y un “partido de masas”. Un partido revolucionario debe incluir ambos elementos, teniendo como eje la
organización y la formación. Nuestra acción debe prever todas las formas de lucha, sin excluir ninguna
desechando el electoralismo y el crecimiento inorgánico.

3. Esta línea desde luego, no excluye su reclutamiento amplio y su participación electoral, pero prioriza la
capacitación y formación de sus miembros, ya que se espera que su función sea orientadora y calificada.
El objetivo estratégico general debe ser, pues, robustecer nuestro partido como una organización de
cuadros directivos y medios calificados para la acción política, la dirigencia gremial y la participación en
las instancias oficiales. Este ha sido el papel de los partidos socialistas en las coaliciones triunfadores de
toda América Latina. En algunos países, esos partidos no han sido los integrantes más numerosos de las
alianzas, pero si los que mayores posibilidades han tenido para hacer contribuciones orgánicas e
ideológicas para la definición de los proyectos y el avance de la izquierda.
Con estos antecedentes se plantea tres bases para la acción política del partido en el presente y
el futuro inmediato:
1. VINCULACION CON LAS ORGANIZACIONES POPULARES
El Partido nació como consecuencia del robustecimiento de las organizaciones de trabajadores
y ha mantenido una vinculación con ellas en diversos momentos de su trayectoria. En las últimas décadas,
sin embargo, esa relación ha sido esporádica, porque se ha enfatizado las participaciones electorales-
parlamentarias. En la lucha social futura volverán a tener un papel importante los movimientos sociales
antiguos y nuevos. Por ello es importante priorizar el trabajo en las organizaciones populares, y la
participación más activa de su dirigencia en la conducción partidaria, lo cual implica una acción doble;
por una parte, un trabajo de reclutamiento en las propias organizaciones, y por otra parte, una vinculación
de nuestra militancia, especialmente de la juventud, en las tareas de esas organizaciones.
El Partido debe establecer su trabajo en el campo sindical, campesino-indígena, de pequeños
comerciantes, pobladores, estudiantes, maestros y profesionales. Para ello cuenta con una fuerte tradición
que se enraíza en los mejores momentos de su historia. Por otra parte, debe también trabajar en ámbitos
organizativos que se han abierto en los últimos años, como los agrupamientos ciudadanos, de
consumidores, activistas ambientales y de derechos humanos, entre otros.
Para cumplir con los propósitos brevemente enunciados, debemos realizar estas actividades
fundamentalmente:
a.- Definición de una línea de acción política en las organizaciones populares de masas, mediante
una interacción permanente con ellas.
b.- Establecimiento de un mecanismo permanente de consulta, tanto a nivel nacional como
provincial, de la dirección partidaria con la dirigencia popular para orientar la dirección y
coordinar las acciones de masas.
c.- Planificación de actividades en las organizaciones populares en donde nuestra militancia
participe, desde las actividades de formación hasta las acciones solidarias en las marchas,
huelgas, etc. En estas actividades debe vincularse fundamentalmente a la juventud.
d.- Vinculación de las dirigencias populares, tanto a nivel nacional como provincial, a la
dirección partidaria. Tenemos que superar la idea de que “el Partido” es una realidad externa al
movimiento popular, sino parte de él.

4. e.- Realización de activos periódicos con la militancia socialista en las organizaciones sociales.
f.- Planificar una campaña de afiliación de los cuadros de los movimientos populares que han
militado en el pasado o han activado junto con nuestra militancia.
2.- ROBUSTECIMIENTO ORGANICO INTERNO
Una de las prioridades fundamentales de nuestro partido deberá ser su desarrollo y
robustecimiento orgánico. Esto implica repensar su estructura, comenzando por los organismos de base.
Esta discusión se dio con fuerza en los años ochenta, pero quedó inconclusa entonces. Ahora debemos
retomarla, puesto que la ausencia de una forma organizativa trae numerosas dificultades. La más
importante es que no funciona el partido como una fuerza de izquierda, sino que se centra en lo electoral
y coyuntural. Además, las elecciones internas se deforman, puesto que se hacen en asambleas con
presencia de personas que a veces son llevadas sin que militen en el partido, y no con representación
orgánica de la militancia. En este caso se producen manipulaciones de los números, las listas y los
padrones. No se cumplen las tareas de organización y movilización en forma disciplinada, sino como
actividades clientelares. Resulta imposible llevar un registro partidario organizado y efectivo, que permita
informar a la militancia y convocarla para las actividades políticas. Hay otras complicaciones adicionales,
pero con las mencionadas se puede apreciar la gravedad de la situación.
Desde luego que para lograr un robustecimiento orgánico interno, es importante tomar en
cuenta la crítica formulada, pero para superar esa realidad se debe definir una estructura, a partir de un
reajuste de los Estatutos. Paralelamente, también es necesario trabajar intensamente en el campo del
desarrollo ideológico y programático.
Por todo lo dicho se pueden definir varias tareas partidarias que deben comenzar a cumplirse de
inmediato:
a.- Llevar adelante una discusión nacional de la estructura orgánica del partido, para llegar a una
propuesta de Estatutos acorde con las nuevas realidades que estamos enfrentando.
b.- Ponerse el objetivo de un funcionamiento más regular de los consejos provinciales y
plantearse la extensión de la organización hasta el nivel de cantones, y de ser posible de
parroquias.
c.- Establecer reuniones territoriales y por frentes de tipo gremial, como obreros, trabajadores,
maestros, etc.
d.- Comprometernos en una campaña nacional de formación política. Es necesario que funcione
la Escuela Manuel Agustín Aguirre. Esa es una prioridad básica para el partido y debe ser objeto
de nuestra especial preocupación.
e.- Realizar, con tiempo, un trabajo técnico de levantamiento de información sobre los afiliados
al partido a nivel nacional. Levantar una base de datos por provincias y desarrollar los programas
necesarios para contribuir a la información y a la formación política.
f.- Buscar que los congresos del partido -especialmente el próximo- sean espacios de discusión y
de resolución de los problemas orgánicos y no reuniones de elección de dignidades

5. exclusivamente. Si esto no es posible, establecer un mecanismo periódico de debate, como
talleres o encuentros.
g.- Estrechar las relaciones con partidos y organizaciones de izquierda de otros países, de manera
especial con la Coordinación Socialista Latinoamericana.
3. DEFINICIÓN DE UNA POLITICA DE ALIANZAS
El partido siempre ha planteado la unidad de la izquierda como su objetivo estratégico, pero en
la práctica esa unidad no se ha dado. No se ha avanzado en una estructura como el PT, el “Polo
Democrático” o la “Izquierda Unida”, que nos agrupe en forma permanente para la acción política. Solo
en vísperas de elecciones hay largas conversaciones, se aprueba un plan de gobierno y, al nombrar los
candidatos, se va cada quien con el que mejores candidaturas ofrece. Esto no solo se debe a una cultura de
la división, sino a las normas electorales del país, que promueven la dispersión y nos obligan a actuar
separados. Si tenemos una política de unidad, debemos impulsarla a fondo, antes de las elecciones y al
mismo tiempo debemos luchar porque las normas legales sean cambiadas.
Por otra parte, el partido debe tratar de definir las condiciones de su actual alianza con el
Movimiento País y el gobierno, que se mantiene del todo indefinida y opaca. Es verdad que es de parte
del Movimiento País que no hay voluntad de definiciones, pero debemos hacer gestiones más firmes e
institucionales en este sentido. Esto, desde luego, no debe impedirnos mantener una línea de apoyo crítico
al gobierno, como hasta aquí ha sucedido.
Con este antecedente se plantean algunas tareas partidarias importantes para los próximos
meses:
a.- Continuar con nuestro apoyo activo y crítico al gobierno, presionando por que cumpla sus
planteamientos progresistas y defina una administración orientada al cambio social y no solo a la
reorganización estatal.
b.- Trabajar como prioridad en la Constituyente para que se formulen normas sobre el sistema de
partidos y las elecciones, que promuevan la unidad en el largo plazo, y que permitan la vida
orgánica de los partidos.
c.- Prepararse para un eventual proceso de reinscripción del partido en el registro electoral, que
posiblemente exigirá una recolección nacional de firmas y fichas.
d.- Pedir al compañero y las compañeras asambleístas que lleven adelante una agenda mínima
común en la Asamblea, de acuerdo con los principios y propuestas del partido.
e.- Invitar a la FENOCIN y a otras organizaciones sociales a llevar adelante una negociación
conjunta con País, de modo que podamos tener mayor participación en las decisiones.
f.- Participar activamente en la campaña por el “si” en la consulta popular que se realizará para la
aprobación definitiva de la nueva Constitución, enfrentando un previsible bloque de la oposición
de derecha.

6. g.- Preparar al partido para una participación electoral futura en alianzas de carácter más
permanente, priorizando un solo entendimiento a nivel nacional y de las provincias, evitando la
dispersión que se ha dado en elecciones anteriores, en que se han priorizado intereses locales y
provinciales en vez de una coalición de largo plazo.