2. En el siglo XVIII, mientras en Quito se vivió la
plenitud del período de la Ilustración, con gran
actividad intelectual; en Manabí se vivió un
proceso totalmente diferente: aún se vivía la
literatura mediante la tradición oral.
De pronto, a comienzos del siglo XX, aparecen en
Manabí un sinnúmero de personajes ilustrados que
potenciaron la actividad cultural. En 1923 se
fundaron las revistas Argos e Iniciación. Por esa
década, sobresalió el escritor de Chone Oswaldo
Castro (1902-1992), quien se educó en los colegios
San Gabriel y Mejía, de Quito. Su novela, ‘La mula
ciega’, la publicó en 1970 Alfaguara de España;
tiene como protagonista a una pareja de
campesinos que, para concretar su unión, huye a
las Galápagos con nada para sobrevivir.
3. De la misma época de Castro eran Vicente
Amador Flor (1902-1975) y Horacio Hidrovo
Velásquez (1902-1961), otros destacados
escritores manabitas que también pudieron
educarse fuera de la provincia. Y
contemporáneo a ellos: Miguel Augusto Egas
Miranda (conocido como Hugo Mayo, quien
vivió entre 1897 y 1988), un adelantado a su
tiempo. Hugo Mayo llegó a experimentar con
el lenguaje. Como buen vanguardista, se burló
de la sintaxis, atropelló los signos de
puntuación, rompió con las normas y todo tipo
de referencias racionales; incluso se inventó
palabras. Por la manera en que escribía llegó
a pensarse que estaba loco. Fue un poeta
futurista.
4. • Una segunda generación en las letras
manabitas se reconoce con los escritores
Horacio Hidrovo Peñaherrera (hijo de
Hidrovo Velásquez) y Jacinto santos
Verduga. a diferencia de sus antecesores,
ellos se divorciaron de la glosa rimada e
iniciaron la búsqueda de una temática más
universal con versos libres: van desde la
lucha de los negros en EE.UU.,hasta la
guerra fría. fue una poesía comprometida
socialmente.
Horacio Hidrovo Peñaherrera llegó a decir
que: “el poeta no debe ser un observador del
drama, su obligación es estar en el drama” y
que ellos, como escritores, están en la
obligación de humanizarse cada día más.