2. La asamblea es ya por sí misma
un símbolo de la obra divina
realizada a lo largo de la historia
lleva a cabo la reunificación de
la humanidad salvada; y se ha
hecho a través de la celebración
cristiana esencial, la eucaristía,
como se hace plenamente
sacramental, significa y realiza
la alianza.
3. • Fracción del Pan
• Asamblea Eucarística
• Memoria de la Pasión y de la Resurrección del Señor
• Santa y Divina Liturgia
• Comunión
• Santa Misa
Los nombres de la Eucaristía,
se le llama:
4. Hacer asamblea
• Un tiempo importante la acogida
Cuando vienen nuestros invitados los
fieles, encontrarán un comité de recepción
formada por unos fieles comprometidos
quienes serán el comité de acogida,
Después de acogerlos, los invitados toman
contacto entre sí. se saludan unos a otros y
se comentan las novedades del momento,
luego se conducen dentro del templo
ubicándolos en un lugar donde se puedan
sentar.
5. «Reunido el pueblo... se da comienzo al canto de entrada» es
algo así como un canto-aperitivo, es el medio más habitual y el
más inmediato para «hacer algo todos juntos»: abre las bocas,
abre los corazones, pone en movimiento los cuerpos, el
objetivo del canto de entrada: «abrir la celebración y fomentar
la unión de quienes se han reunido escoger un canto bien
conocido o, por lo menos, fácil.
6. • Después del canto, «el
sacerdote y toda la
asamblea» hacen la
señal de la cruz. Los
cristianos se reconocen
por este signo trinitario.
7. Celebrar la Palabra
1ª Lectura
«Los profetas»
El salmo
2ª Lectura
«Los apóstoles»
Aclamación
Evangelio
«Jesucristo»
Aclamación
Homilía
Profesión de fe
Oración universal
Oración de conclusión
Amen
8. La liturgia de la palabra es un dialogo entre Dios y el pueblo
reunido. Cualquier liturgia en la que estuviera mudo uno de los
dialogantes dejaría de ser una liturgia cristiana.
Nuestra liturgia de la palabra tiene su raíz en la Biblia, en el Antiguo
Testamento, algunos grandes textos ilustran perfectamente el
proyecto de nuestra iglesia de hoy. Se nos describe detalladamente
la solemne liturgia: Esdras, sobre un estrado de madera, desde
donde se domina al pueblo, lee en el libro, traducido y señalado en
el sentido: así se comprendía la lectura (nuestra homilía).
CELEBRAR LA PALABRA
9. Nuestra liturgia actual ciertamente
una herencia de la liturgia sinagogal.
La alusión más significativa es la que
hace el evangelio de Lucas (4-16s)
donde Jesús (¡un laico ¡) proclama la
Escritura y pronuncia la homilía.
En la liturgia cristiana primitiva
aparecen estas constantes:
Se proclama la escritura, seguida de
comentario;
_ Proclamación de la Escritura,
seguida de comentario.
_ Canto de salmos y de himnos.
_ Oración del pueblo;
_ Oración presidencial.
Isaías (55-1-11):
La lluvia y la nieve que bajan del
cielo no vuelven allá sin haber
empapado la tierra, sin haberla
fecundado y hecho germina, para
dar la semilla al sembrador y el
pan al que come; lo mismo mi
palabra que sale de mi boca, no
volverá a mi sin resultado, sin
haber hecho lo que yo quiero, sin
haber cumplido con su misión.
10. es también un himno muy antiguo. Himno
trinitario, sirvió al principio para la fiesta de
navidad y luego se fue extendiendo
progresivamente a las fiestas y a los domingos,
fuera de los tiempos penitenciales, precisamente
como signo festivo.
La práctica más normal es cantar el Gloria, todos
juntos o en coros alternativos, entre dos partes de
la asamblea o entre el pueblo y la coral, pero no,
como a veces se hace, entre el sacerdote y la
asamblea, ya que en ese momento el sacerdote
debe formar parte de la asamblea.
El Gloria
11. «En las lecturas se dispone la mesa de la palabra de Dios a los Fieles y se les
abren los tesoros bíblicos»
Cuando se piensa que, durante siglos, el pueblo cristiano ha tenido que
contentarse con poco más de cincuenta perícopas (perícopa = pasaje,
extracto) del evangelio y que algunos textos tan importantes como el de la
zarza ardiendo o la parábola del hijo pródigo no se leían nunca los domingos,
no podemos menos de dar gracias a Dios de que el Vaticano II haya abierto a
las asambleas el acceso a los «tesoros bíblicos».
Los domingos, se ha vuelto a la antigua tradición de las tres lecturas: Antiguo
Testamento («los profetas»), Nuevo Testamento («los apóstoles») y
evangelios, a los que hay que añadir el salmo, sacado también de la biblia.
Durante la semana, hay que contentarse con una lectura (Antiguo o Nuevo
Testamento) antes del evangelio.
los evangelios distribuyen en el tiempo llamado «tiempo ordinario» según
un plan trienal (ciclo A: Mateo; ciclo B: Marcos; ciclo C: Lucas). El cuarto
evangelio, el de Juan, se reparte, según una tradición igualmente antigua,
entre la cuaresma y el tiempo pascual de los tres años. El adviento y la
cuaresma siguen también el ciclo trienal, pero con algunas excepciones
debidas a la dinámica propia de estos tiempos fuertes.
El anuncio
12. Algunos prefieren escogerlos de antemano y prepararlos. Otros llaman
a uno cualquiera en aquel momento.
Es necesaria la formación del lector, que se extiende a tres aspectos
fundamentales”.
1. La formación bíblico-litúrgica
“El lector debe tener conocimiento mínimo de la Sagrada Escritura:
estructura, composición, número y nombre de los libros sagrados del
Antiguo y Nuevo Testamento
2. La preparación técnica
El lector debe saber cómo acceder y estar en el ambón, cómo usar el
micrófono, cómo usar el leccionario, cómo pronunciar los diversos
nombres y términos bíblicos, de qué modo proclamar los textos,
evitando una lectura apagada o demasiado enfática.
3. La formación espiritual
La Iglesia no encarga a actores externos el anuncio de la Palabra de
Dios, sino que confía este ministerio a sus fieles, en cuanto que todo
servicio a la Iglesia debe proceder de la fe y alimentarla.
Leer en misa es un honor, no un derecho
LOS LECTORES
13. El éxito de la palabra «homilía» ¿traducirá quizás un deseo de cambio. esta
palabra Viene de la palabra griega homilem, que significa «conversar
familiarmente» con alguien.
Comentario de la Escritura, la homilía puede y debe tener varios aspectos
que evocaremos aquí brevemente:
Explicar las Escrituras (exegesis), aclarando tal término, tal situación
histórica, tal punto oscuro
—Actualizarla («hoy se cumple esta palabra») para esta asamblea, tal como
es y tal como vive; es decir, tener un sentido pastoral;
— Anunciar el misterio pascual del que es parte integrante toda palabra
(kerigma); — enseñar (catequesis) todos los aspectos de la historia de la
salvación;
— Introducir en el sentido de los signos sacramentales (mistagogia);
— Ayudar a descifrar el proyecto de Dios sobre nosotros hoy y aquí, leyendo
los signos del reino, acogiendo el porvenir que Dios nos depara y que nos
llama a preparar con él (profecía);
— Dar testimonio, bien sea comprometiéndose personalmente («vosotros y
yo»), bien evocando la forma en que se vive la fe (los hechos de vida), bien
ocasionalmente invitando a dar testimonio a alguno o a algunos cristianos;
— en fin, último deber del que pronuncia la homilía, como recomienda a
menudo Pablo: exhortar, estimular
LA HOMILIA.
14. • Lugar de la homilía La homilía se tiene tradicionalmente
después del evangelio.
• ¿Quién dice la homilía?
Tradicionalmente, la homilía se le confía al ministro ordenado. El
Vaticano II precisa más aún: «Habitualmente la homilía será hecha
por el celebrante» (OGMR 42). Es él mismo el que reparte el pan de
la palabra y el pan eucarístico. Hay ocasiones y por razones
evidentes que impiden respetar esta recomendación. Al menos, que
la organización evite que el predicador de servicio aparezca sólo
para la homilía y desaparezca inmediatamente después... Hay
incluso casos excepcionales en que habrá que confiar la homilía a
una persona seglar, no sólo en las asambleas dominicales en que
está ausente el sacerdote, sino también para ciertos temas de la
predicación en los que quizás tenga mayor competencia que el
sacerdote mismo. Pero, en todo caso, dentro del espíritu de la
iglesia, la homilía se hará siempre según las indicaciones del
ministerio pastoral.
• ¿Dónde se pronuncia la homilía?
La OGMR 97 dice que se pronuncia «en la sede o desde el ambón».
El ambón (o lugar de la palabra) es sin duda lo más habitual. La
homilía desde el asiento puede sorprender a un lector moderno. Sin
embargo, así hablaba el obispo en la antigüedad a los fieles, que de
ordinario le escuchaban de pie.
15. «El símbolo o profesión de fe se dirige a
que el pueblo asienta y responda a la
palabra de Dios que ha oído en las
lecturas y por medio de la homilía y
recuerde la regla de ¡a fe antes de
empezar a celebrar la eucaristía»
La profesión de fe
16. • La oración universal es una de las
restauraciones más visibles de la reforma
del Vaticano II. La iglesia había perdido
este rito al menos desde el siglo VI,
excepto el viernes santo
• La oración universal se llama también
«oración de los fieles». Con razón, ya que
«en la oración universal u oración de los
fieles, el pueblo, ejercitando su oficio
sacerdotal, ruega por todos los hombres»
La Oración Universal
17. «Mientras cenaban, tomó el pan
y, después de pronunciar la
bendición, lo partió y se lo dio
diciendo: "Tomad, esto es mi
cuerpo". Luego, tomando una
copa, dio gracias y se la pasó
diciendo: "Esta es mi sangre, la
sangre de la alianza, que va a ser
derramada por una multitud"»
Este relato de la institución de la
eucaristía está sacado del
evangelio de Marcos.
HACED ESTO EN MEMORIA MIA
18. «Al comienzo de la liturgia eucarística, se llevan al altar los
dones que se convertirán en el cuerpo y la sangre de Cristo.
En primer lugar, se prepara el altar o mesa del Señor, que
es el centro de toda la liturgia eucarística, y entonces se
colocan sobre él el corporal, el purifícador, el misal y el
cáliz, que puede también prepararse en la credencia.
Se traen a continuación las ofrendas; es mejor que el pan y
el vino lo presenten los mismos fíeles. El sacerdote o el
diácono los recibirá en un sitio oportuno y los dispondrá
sobre el altar, mientras pronuncia las fórmulas establecidas.
Aunque los fieles no traigan pan y vino de su propiedad,
Haced esto en memoria mía La eucaristía es también
memorial, con tal que se tome esta palabra en sentido
fuerte y no ya de un puro recuerdo. «¡Haced esto en
memoria mía!». Esto quiere decir: renovar los gestos de la
cena, ciertamente, pero además renovar los gestos de Cristo
en su muerte y su resurrección, entrar en su sacrificio,
rehacer el don que hizo de sí mismo.
TOMÓ EL PAN, TOMÓ EL VINO
19. Este último rito encierra tres elementos: un último saludo, una
bendición (que es posible desarrollar. Véase el misal) y el envío
propiamente dicho.
Antes del envío es donde suelen situarse los avisos y anuncios.
Normalmente.
EL ENVIO