1. LOS AMORES DE…
Lord Byron
AntonioMachado
Hero y Leandro
EL LADO MÁS DESCONOCIDO DE LA VIDA DE DOS GRANDES
ESCRITORES UNIDO A UNA HISTORIA DE AMOR REFERENCIA EN
LA HISTORIA DE LA LITERATURA.
3. LORD BYRON: LA VIDA
AMOROSA DE UN POETA
SATÁNICO
George Gordon Byron,Dover, 22 de Enero de 1788; Missolonghi,
19 de abril de 1824.
Su padre se casó en segundas nupcias con Miss Catalina, a la que
arruinó en poco tiempo, y de este matrimonio nació el poeta, que
vino a heredar las buenas y malas cualidades de sus antepasados,
siendo como ellos generoso, valiente, excéntrico y libertino. El padre
de Byron (a semejanza de su hijo) vivió separado de su mujer y
murió en Francia. La madre, caprichosa, educó mal a su único hijo
que fue, como ella, un exceso inquieto e impresionable.
Como curiosidad, por un accidente al nacer, Byron tuvo un pie
ligeramente torcido y quedó para siempre algo cojo, lo que mortificó
un tanto la vanidad del ilustre poeta inglés.
Byron además de por sus obras, es un poeta conocido por su intensa
vida amorosa.
4. “LOS NOMBRES DE MARÍA DUFF
COMO DE MARGARITA PARKER NO
VAN A BORRARSE NUNCA DE LA
MEMORIA DE BYRON.”
Ya con ocho años, tuvo como objeto de amor a una escocesa,
María Duff, la cual tiempo después se casó, creando una gran
tristeza en el poeta.
Años más tarde, a la edad de doce, Byron se enamora perdidamente
de su prima, Margarita Parker. Los nombres tanto de María Duff
como de Margarita Parker no van a borrarse nunca de la memoria
de Byron.
5. “EL SUEÑO, CONSECUENCIA DE SU
FRACASO CON MISS MARY
CHAWORTH”
Durante las vacaciones de
1803, conoció en Annandale a
Miss Mary Chaworth, que le
inspiró una profunda pasión. El
amor no fue correspondido, la
muchacha que contaba con
diecisiete años se burló de
Byron y se casó poco después.
Lord Byron ocultó las heridas
de su orgullo y de su amor por
esta mujer, dejó crecer su
melancolía y tiempo
después la inmortalizó en
uno de sus más hermosos
cuadros líricos: El sueño.
En ambas
fotos Miss
Mary
Chaworth
6. “EN SEVILLA TUVO RELACIÓN CON
UNA ESPAÑOLA, JOSEFA, QUE
PRESTÓ ALGUNOS DE LOS
RASGOS DE SU DOÑA INÉS.”
En 1805 pasó a la Universidad de Cambridge, y se entregó muy
pronto a excesos de todo género. En medio de este reinado de las
pasiones, luchaba contra el escepticismo que ya le dominaba.
Dos años después daba a la imprenta su primera colección de
poesías tituladas Horas de ocio (1807). La crítica dura y despiadada
hecha por la Revista de Edimburgo vino a disipar todos sus sueños.
El poeta contestó a principios de 1809 a través de su Sátira de los
poetas ingleses y los críticos escoceses. (Escrita con lenguaje e
ingenios dignos de Pope). En 1809 tomó asiento en la Cámara Alta,
en los bancos de la oposición, siendo un gran tormento por su
carácter susceptible. En ese mismo año, en el Verano, se embarcó
para Lisboa, triste, colérico y devorado por una secreta pesadumbre.
De Lisboa se dirigió a Cádiz, visitó también Sevilla donde mantuvo
amores ligeros con una española, Josefa, que prestó algunos
rasgos a su doña Inés.
7. “…SU MADRE FALLECIÓ Y POCO
DESPUÉS SUS AMIGOS MATHEWS
Y WINGFIELD”
Cuando pisó de nuevo el suelo de
la patria, su madre había
fallecido y poco después lo
hicieron sus amigos Mathews
y Wingfield, que no tuvieron
sustitutos nunca en el corazón de
Lord Byron.
Lenitivo a estas y otras penas,
pareció ser el éxito de su CHILDE
HAROLD , que apareció en 1813.
En 1813 y 1814 imprimió
sucesivamente La desposada de
Abidos, El pirata y Lara en las
que demostraba un gran talento.
Manuscrito de Childe Harold de Lord Byron
8. “A UNA DAMA DESECHA EN
LLANTO, OBRA DIRIGIDA A LA
PRINCESA CARLOTA”
La crítica fue buena esta vez
para Lord Byron, quien escribió
una nueva obra, dirigida a la
princesa Carlota, llamada A
una dama desecha en
llanto.
Los periódicos calificaron de
demonio al autor, y ataques
violentos y variados llovieron a
porfía sobre el poeta, que por
fortuna, halló un consejero
animoso en su editor Murray.
La princesa Carlota
9. “EN ENERO DE 1815 CONTRAJO
MATRIMONIO CON LADY
MILBANKE”
Byron parecía llamado a sufrir
todas las desventuras. El dos
de Enero de 1815 contrajo
matrimonio con Lady
Milbanke, rica heredera que
le había rehusado su mano un
año antes. El diez de
diciembre, su esposa daba a
luz a una niña, Ada Byron, y el
quince de Enero de 1816, Lady
Byron exponía a su marido en
una carta, al parecer muy
cariñosa, que tenía resuelto no
volver a unirse con él. Se
desconoce la causa de esta
conducta, pero hemos de
señalar que se trataba de una
mujer fría, austera y metódica
y de un joven ardiente e
inquieto.
Lady Milbanke
10. “ADIÓS A SU MUJER, SE CONFIESA
REO DE FALTAS QUE NUNCA HABÍA
COMETIDO”
Byron acceder a los deseos de
su compañera, pero hizo
aparecer una sátira
violentísima contra el aya de
su esposa por suponerla
autora de lo ocurrido, y el
Adiós a su mujer, donde, por
orgullo o despecho, se confesó
reo de faltas que nunca había
cometido.
Ada Byron, la única hija del autor.
11. “FUE ODIADO POR LAS MUJERES,
ENTRE ELLAS, CAROLINA LAMB,
QUE SE ENAMORÓ DE BYRON”
Los periódicos entonces le
atacaron sin compasión alguna, se
multiplicaron las caricaturas del
poeta, se le cerraron las puertas
de todas las sociedades, se
consideró como un acto
censurable el recibirle en casa, fue
odiado por los aristócratas, y lo
más importante, fue odiado por las
mujeres que suponían tener
quejas de él, entre ellas, Carolina
Lamb, dama distinguida que se
enamoró locamente de Byron, se
le apellidó con los más insultantes
calificativos, y todos, ricos y
pobres, aristócratas y hombres del
pueblo, le miraron con odio
desdeñoso.
12. ANEXO: LA HISTORIA CON
CAROLINA LAMB
A finales de marzo de 1812 se publicó la primera parte del poema "El peregrinaje de
Childe Harold" y Byron "despertó una mañana famoso". El libro apareció dos semanas
después de que el poeta, que ocupaba un escaño en la Cámara de los Lores a partir
del 13 de marzo, había pronunciado su primer discurso en el Parlamento contra la
pena capital aplicada a los obreros que saboteaban las máquinas, causando
escándalo.
Acarreado por la espectacular arenga, el poema fue un éxito de ventas y Byron se
hizo famoso de la noche a la mañana.
El libro apareció en forma anónima y todo el Londres literario, que trató de develar la
incógnita del anónimo autor, lo logró fácilmente y el nombre de Byron estuvo en boca
de todos.
Entonces, Carolina, igualmente atraída por el poeta y su fama, pidió a su amigo
Rogers la presentase ante él. Ella había leído el libro "con gran entusiasmo" y
exclamó: "Debo verlo, ¡me muero por verlo!".
Rogers le comentó: "Tiene un pie torcido y se muerde las uñas".
"¡Aunque sea más feo que el mismo Esopo, debo verlo!".
Byron era cojo porque el médico que atendió el parto, "de una madre violenta y
borracha", trató de corregirle una pierna lisiada consecuencia de "una hemorragia en
la superficie del cerebro del niño" y lo dejó inválido.
Días después, Carolina lo vio en el baile que ofrecía lady Westmoreland. Tras la
presentación, él le pidió si acaso podía visitarla al término de la reunión. Carolina
nada respondió, lo miró a la cara, aquel rostro de belleza clásica, y se fue.
En la madrugada, ella escribió en su "Diario": "Loco, malo y peligroso de conocer.
Este hermoso rostro es mi destino".
13. LA ENTREGA
En su "Memorias" Carolina registra la primera entrega sexual: "Dos días más tarde
del baile en casa de lady Westomerland, en la Casa Holland, volvimos a encontrarnos.
El me preguntó por qué lo había rechazado y, sin darle explicaciones, lo invité a
visitarme en casa.
"Byron llegó. Rogers y Moore estaban conmigo. Me encontraba sentada en el sofá,
acababa de dar un paseo a caballo. Me sentía sucia y acalorada. Antes de recibirlo,
salí de la estancia para lavarme y refrescarme. Regresé al salón, antes Rogers le
había dicho a Byron: 'sois un hombre afortunado. Lady Caroline se encontraba
sentada aquí, totalmente desaliñada, pero cuando os anunciaron, ha salido
apresuradamente a acicalarse'.
"Byron me pidió visitarme a las ocho: 'cuando estéis sola' y yo accedí.
"A las ocho, puntualmente, lo recibí. Apenas cruzamos unas palabras de bienvenida y,
tomándolo de la mano, lo llevé hasta mi alcoba. Sin habernos quitado toda la ropa,
con premura y tremenda excitación lo hice mío".
NO SE GUSTABAN
Ni ella gustaba de él, ni el poeta de ella y, sin embargo, mantuvieron relaciones
sexuales con regularidad en las habitaciones de Carolina en Casa Melbourne y en
ninguna otra parte. Ella lo recibía al mediodía y permanecían juntos hasta la
madrugada. "El hablaba y yo lo escuchaba, y estábamos profundamente
enamorados".
Byron escribió una carta a lady Melbourne: "Estoy obsesionado por un esqueleto. Me
gustan las mujeres voluptuosas y poco complicadas. Las mujeres delgadas, como C.,
me recuerdan a las mariposas secas. C. no es de mi gusto en absoluto ni yo del
suyo".
Ocurre que Carolina poseía una "nerviosa sexualidad", era abiertamente disponible a
cualquier hora y por su inteligencia se acompasaba a la del poeta, y por eso
mantuvieron sus relaciones durante algún tiempo.
14. ENLOQUECE DE CELOS
Carolina "perdió todo recato", se exhibía con Byron en público y lo celaba, tanto por
haberse casado con Ana Isabela Anabella Milbanke, echarse de amante a la
cuarentona lady Oxford, como por mantener relaciones incestuosas con su hermana
Augusta, a la que le hizo una hija.
Si Byron asistía a una fiesta a la que ella no hubiera sido invitada, lo esperaba afuera
de la casa hasta que él aparecía y entonces subía al carruaje con él. Si pasaba un
solo día sin recibir su visita, se disfrazaba de criado, vestida de hombre, ropa que
usaba a menudo, y se metía en casa de él.
Carolina enloqueció de celos, una locura que no la abandonaría durante toda su vida,
pues ella se "sentía la propietaria de Byron".
LA RUPTURA
Fuera de sí, amante engañada, vengativa y feroz, accedió a ser testigo y ofrecer su
testimonio para validar el divorcio de Anabella y Byron.
El documento, recogido por el doctor Lushington, uno de los abogados de la
demandante y que se conoce como "Minutas de conversación con lady Carolina
Lamb, del 27 el marzo de 1816", es cabal ejemplo de lo que una mujer despechada
es capaz de hacer, revelando "los delitos más atroces cometidos por el demandado".
Carolina declara: "Confirmo que Byron sostenía relaciones incestuosas con su
hermana Augusta, habiendo confesando 'que hasta ahora no sabía lo que era el
amor. Hay una mujer a quien amo apasionadamente, lleva un hijo mío y si es niña se
llamará Medora'.
"Además, en distintas ocasiones lord Byron confesó que desde la infancia tenía el
hábito de prácticas contra natura; que Rushton era uno de aquellos a quienes había
corrompido, que era su paje, y que lo amaba hasta el punto de impulsarme a llamar
Rusthon a mi propio paje, cosa que admito con vergüenza haber hecho.
"Byron mencionó a tres compañeros de estudios a quienes había pervertido
igualmente".
15. Carolina ya había olvidado que, en su
momento, ella también había llevado a
cabo esas prácticas antinatura con
lady Oxford, quien también se
convirtió en amante de Byron.
A pesar del testimonio y del escándalo
social que conllevaría hacerlo público,
el matrimonio Byron se separó
amistosamente en abril de ese año y él
de Augusta en septiembre, al mismo
tiempo que de lady Oxford.
Así, Carolina se sumergió en una
"terrible frustración". Para superarla,
meses después publicó la novela
"Glenarvan", donde apenas disfrazados
los nombres, dio a conocer todos los
secretos que poseía y su profunda
amargura.
Carolina nunca pudo olvidar a Byron,
lo sobrevivió tres años tras la muerte
del poeta en 1824 en Grecia,
entregándose a cualquiera,
alcoholizada y degradada. En un viaje
a París intentó seducir al duque de
Wellington, sin conseguirlo. Ella murió
de hidropesía en su casa de campo de
Brokett Hall, donde se había retirado
para escribir sus novelas.
Retrato de Carolina Lamb
16. ATRAVESANDO CIERTO DÍA UNA SELVA DE
PINOS FALTOS DE RAMAS Y CORTEZA, SIN
HOJAS Y SIN VIDA, BYRON DIJO: “ HE
AQUÍ MI IMAGEN Y LA DE MI FAMILIA”.
Byron al verse desterrado
moralmente, se desterró por su
voluntad, y no volvió a su patria en
vida. El 25 de Abril de 1816
abandonó por segunda vez la Gran
Bretaña con rumbo a los Países
Bajos. El verano lo pasó a orillas
del lago de Ginebra, unido por la
amista de Madame Stäel, que
en vano procuró una reconciliación
entre los esposos. Sus relaciones
son Séller le precipitaron más hacia
el escepticismo.
Juntos los dos poetas recorrieron
las comarcas suizas y, atravesando
cierto día una selva de pinos faltos
de ramas y corteza, sin hojas y sin
vida, Byron dijo: “ He aquí mi
imagen y la de mi familia”.
17. “REANUDÓ SUS ANTERIORES
COSTUMBRES DE ESTUDIO, AMOR Y
LIBERTINAJE.”
A finales de 1817 escribe
Lamentaciones.
Después reanudó sus
anteriores costumbres de
estudio, amor y libertinaje. A
finales del último año citado, la
hermosa Mariana atormentaba
a Byron con sus celos; pero ni
estas escenas, ni el bullicio de
las pasiones impidieron al
poeta escribir Manfredo,
Beppo y Mazeppa, dedicar
algunos ratos a Marino
Faliero y dar comienzo a su
Don Juan.
18. “EN VENECIA, CONOCE A UNA JOVEN
CONDESA, TERESA GUICCIOLI,
ESPOSA DE UN ANCIANO”
En la sociedad veneciana, conoce a
una joven condesa, Teresa
Guiccioli, esposa de un anciano.
Pronto nacieron entre ella y el
poeta inglés amores condenados
por la moral. La joven acabó por
seguir a su amante a las orillas del
Brenta, y cuando se le impuso una
reconciliación con su marido cayó
gravemente enferma, y fue
necesario que el esposo consintiera
que Byron habitase en el mismo
palacio que Teresa. El conde
Guiccioli obtuvo al cabo una
separación legal, y la condesa se
retiró al campo, al lado de su
padre, el conde Gamba. El poeta
en adelante solo pudo verla muy
de tarde en tarde.
19. NI UN SOLO INSTANTE SE
APARTABA DE LA MEMORIA DE
BYRON EL RECUERDO DE SU HIJA
ADA, “ÚNICA HIJA DE SU CASA Y
DE SU CORAZÓN”.
A causa de los movimientos acontecidos en Italia, los condes de
Gamba son desterrados con Teresa detrás. El gobierno del Papa no
se atrevió a expulsar al inglés, quien a finales de octubre, acaba
Marino Faliero, Sardanápalo, Caín y La visión del juicio.
Por este tiempo pierde a su amigo Shelley. Acaba Cielo y Tierra y
su Werner dedicado a Goethe. En otoño de 1822 fija su residencia
en una quinta próxima a Génova, y se ligó por vínculos de la amistad
con Lady Blessington, a la que debemos curiosos detalles sobre este
años de la vida del poeta. Ni un solo instante se apartaba de la
memoria de Byron el recuerdo de su hija Ada, “única hija de su casa
y de su corazón”, a la que dejó en la cuna cuando salió de
Inglaterra.
20. “LLEGÓ TRAS MUCHAS ADVERSIDADES
A MISSOLONGHI, LUGAR PANTANOSO Y
MALSANO, SIENDO RECIBIDO EN LA
PLAYA POR UNA MULTITUD
ENTUSIASTA”
Byron se dirige en barco, en compañía del conde Gamba, el expirata
Trelawey y el doctor Bruno a Grecia, donde se estaba dando la
independencia helena.
Llegó tras muchas adversidades a Missolonghi, lugar pantanoso y
malsano, siendo recibido en la playa por una multitud entusiasta.
Dedicase el poeta inglés a calmar los ánimos, a mejorar las
fortificaciones y a corregir los abusos de la prensa. Tomo a suelto a
quinientos sulfotas, mantuvo en constante tensión su espíritu para
satisfacer a unos y a otros y poco a poco vio como su salud se
debilitaba.
22. “ AHORA ES PRECISO QUE
DUERMA”
Maltratado por sus médicos,
fue víctima de una inflamación
cerebral. Hasta su
fallecimiento, su poderosa
mente tuvo que luchar contra
las alucinaciones y su cuerpo
contra la agonía. La muerte
triunfó en este combate, y
Byron, murió después de
pronunciar esta frase:
“AHORA ES PRECISO QUE
DUERMA” .
23. LORD BYRON
LA HISTORIA DE
UNA VIDA
LLEVADA AL
LÍMITE DEL
AMOR, LA
FELICIDAD, LA
SALUD Y LA
CORDURA. LA
HISTORIA DE UNO
DE LOS MEJORES
AUTORES DE
TODOS LOS
TIEMPOS.
25. “ANTONIO CIPRIANO JOSÉ MARÍA Y
FRANCISCO DE SANTA ANA MACHADO
RUIZ, NACIÓ EN SEVILLA EN 1875
Antonio Cipriano José María y Francisco de Santa Ana
Machado Ruiz, nació en Sevilla en 1875, en el seno de una
familia tradicionalmente liberal.
A los ocho años se trasladó a Madrid debido al
nombramiento de catedrático de la Universidad Central de
su abuelo paterno. En esta ciudad cursó estudios, junto con
su hermano mayor Manuel, en la Institución Libre de
Enseñanza. En 1899 efectuó su primer viaje a París, donde
conoció a Oscar Wilde, Pío Baroja, Jean Moréas y Enrique
Gómez Carrillo; y tres años después en el segundo curso
conoció a Rubén Darío.
26. “POCO DESPUÉS DE QUE SE
PUBLICARA CAMPOS DE CASTILLA,
MURIÓ LEONOR.”
En 1902 entró en contacto con Juan Ramón Jiménez y a
finales de ese año, aunque con fecha de 1903, apareció
Soledades, libro que reeditó ampliado, en 1907 y en 1919
con el título de Soledades, galerías y otros poemas. En 1907
consiguió la cátedra de la lengua francesa en el instituto de
Soria. Allí conoció a Leonor Izquierdo Cuevas, con la que
contrajo matrimonio dos años mas tarde. En 1910 la Junta
de Ampliación de Estudios le concedió una pensión sus
estudios de filología en París, aunque una vez en la capital
francesa prefirió asistir a un curso de Henri Bergson y
algunas clases de Charles Bédier. A causa de una grave
enfermedad de su esposa, en septiembre de 1911 regresó a
Soria y en agosto del año siguiente, poco después de que se
publicara Campos de Castilla, murió Leonor.
27. “EN 1925 FUE ELEGIDO MIEMBRO DE
LA HISPANIC SOCIETY OF AMERICA Y
EN 1928 DE LA REAL ACADEMIA
ESPAÑOLA”
Machado se trasladó entonces al instituto de Baeza, en el
que permaneció hasta 1919. Su poesía de esta época
acentuó la decantación reflexiva de su obra. En 1917
consiguió la licenciatura en Filosofía y letras y publicó
Páginas escogidas y la primera edición de sus Poesías
Completas. De 1919 a 1931 fue profesor del instituto de
Segovia, aunque según propia declaración, pasaba la mitad
del tiempo en Madrid. La consolidación de su prestigio fue
en aumento a partir de los años veinte: en 1924 apareció
Nuevas canciones, en 1925 fue elegido miembro de la
Hispanic Society of America y en 1928 de la Real Academia
Española. Sus Poesías completas fueron nuevamente
editadas en 1928, 1933 y 1936. De 1926 a 1932 escribió
con su hermano Manuel algunas comedias: Desdichas de la
fortuna o Julianillo Valcárcel, La duquesa de Benamejí…etc.
28. “MARCHÓ A FRANCIA CON SU
MADRE EL 22 DE ENERO DE 1939.
UN MES MAS TARDE, MURIÓ EN EL
PUEBLO COSTERO DE
COLLIOURE.”
Tras el advenimiento de la República, se estableció en
Madrid, donde profesó en el instituto Calderón de la Barca y
aparecieron los primeros trabajos de Juan de Mairena en el
Diario de Madrid; por entonces corteja a una dama casada,
Pilar Valderrama, que en los versos de Nuevas canciones, su
último libro de poesía, progresivamente ampliado, aparece
bajo el nombre de Guiomar.
Durante toda su vida Machado colaboró asiduamente en
numerosas revistas: Blanco y negro, Renacimiento, El Sol,
Índice, Revista de Occident…etc. Durante la guerra civil
vivió en Madrid, Valencia, Barcelona, desde donde marchó a
Francia con su madre el 22 de enero de 1939. Un mes mas
tarde, murió en el pueblo costero de Collioure.
31. “LEONOR IZQUIERDO”
Alentado por Francisco Giner
de los Ríos, su antiguo
maestro que “soñaba” un
nuevo florecer de España,
Antonio Machado se presentó
a las oposiciones (exámenes
de admisión) para conseguir
un puesto como profesor de
francés. El asunto consistía en
traducir a la perfección
poemas y prosas de dicho
idioma al castellano y la
inversa. Machado, que hablaba
el francés con acento andaluz,
logró una de las vacantes,
eligiendo para su desempeño
el instituto de la ciudad
castellana de Soria
32. “LA MAYOR, DE SÓLO TRECE AÑOS,
REMECIÓ EL CORAZÓN DEL POETA
QUE YA HABÍA CUMPLIDO LOS
TREINTA Y DOS.”
El porqué de su elección es un misterio; José Luis Cano insinúa que
la ciudad “cantada por Bécquer pudo ejercer su hechizo”. Atrás
quedaron las reuniones madrileñas, la conocida “bohemia”. Tres
años antes el poeta había publicado su primer libro, “Soledades”, y
tenía el reconocimiento de Miguel de Unamuno y Rubén Darío,
entre otros.
Al año siguiente –las oposiciones tomaban mucho tiempo--, Antonio
Machado llegó a Soria (corría 1907). En un comienzo estableció su
residencia en una pensión ubicada en la calle principal; sin
embargo, pronto debió cambiarse a otra pensión propiedad de un
matrimonio que tenía tres hijos. La mayor, de sólo trece años,
remeció el corazón del poeta que ya había cumplido los treinta y
dos.
33. <<LEONOR IZQUIERDO ERA UNA
NIÑA “PEQUEÑA Y FRÁGIL”, DE
FRENTE AMPLIA Y MIRADA INTENSA.
MACHADO YA NO PUDO QUITARLE
LOS OJOS DE ENCIMA>>
Leonor Izquierdo era una niña “pequeña y frágil”, de frente amplia y
mirada intensa. Machado ya no pudo quitarle los ojos de encima,
como tampoco pudo evitar seguirla (escondiéndose detrás de los
árboles) cuando ella, acompañada de sus hermanos, paseaba por la
orilla del río Duero. Ante su situación, el poeta se sentía un hombre
cercano a la vejez: un insolente sin derecho a entrometerse en la
vida de Leonor. No obstante, su amor crecía y le quitaba el sueño,
llevándolo a caminar por las noches (algunos lo divisaron, en
reiteradas ocasiones, a la luz de la luna).
Los comentarios sobre el profesor de francés y su evidente
inclinación hacia la niña, por supuesto, no se dejaron esperar; pero
Machado, hombre silencioso (y desaliñado), contaba con el respeto
de la gente y había hecho, aunque no demasiadas, “buenas
amistades” en la ciudad.
34. “LO INCREÍBLE, AQUELLA CRIATURA
LLENA DE PUREZA, AQUELLA NIÑA
QUE TAMBIÉN A VECES LO SEGUÍA
CON LA VISTA, CORRESPONDIÓ A SU
AMOR DESESPERADO.”
Y lo increíble, aquella criatura llena de pureza, aquella niña que
también a veces lo seguía con la vista, correspondió a su amor
desesperado. Sus ojos no practicaban esa típica coquetería
adolescente; su voz era hermosa y quería ser aún más hermosa
para él. En todo caso, el poeta había esperado casi dos años debido
a que, dado su carácter, necesitaba imperiosamente de una certeza
absoluta. Casi dos años de mirarla y escuchar absorto sus palabras,
incluso a muchos metros de distancia. “La distingo desde muy lejos,
casi la adivino”, le confiaría a un amigo.
Luego, con el consentimiento de los padres (fue un paso difícil)
empezó el noviazgo: algún beso sin testigos, un poema compartido
o simplemente mirar en la tarde, tomados del brazo, las “pardas
encinas”.
35. “CUANDO LOS RECIÉN CASADOS
ESPERABAN EL TREN PARA INICIAR SU
LUNA DE MIEL, VARIOS SUJETOS
INSULTARON A LA PAREJA”
Mucha gente de expresión socarrona presenció aquel 30 de abril de
1909 el paso de los novios por la calle (Machado se sentía
extremadamente ridículo); se dirigían a pie, como era la costumbre,
desde la casa de la novia a la iglesia de Nuestra Señora la
Mayor Los padrinos de la boda fueron Gregorio Cuevas (tío de la
muchacha) y Ana Ruiz (madre del poeta). Sin embargo, esa noche
en la estación, cuando los recién casados esperaban el tren para
iniciar su luna de miel, varios sujetos insultaron a la pareja –
especialmente a Machado—gritando bajezas respecto a la diferencia
de edad que existía entre los dos.
El regreso a Soria tuvo un alto: Antonio Machado quería que su
esposa conociera Madrid. Leonor quedó encantada con la vida en la
capital, especialmente con el teatro y, no deja de ser curioso, con
una obra de José Echegaray (Machado, junto a otros poetas y
escritores, había firmado, pocos años antes, un manifiesto de
repudio hacia este dramaturgo español galardonado con el Nobel).
36. “EN 1910 RECIBIÓ UNA BECA QUE, EN
COMPAÑÍA DE LEONOR, LO LLEVARÍA
A PARÍS”
Ya de vuelta, la pareja decidió vivir en la casa donde todo había
comenzado. En aquel tiempo el poeta trabajaba en un nuevo libro,
“Campos de Castilla” (el año de su llegada a Soria había coincidido
con la reedición aumentada de su primera obra), y continuaba
impartiendo clases en el instituto de la ciudad.
En 1910 recibió una beca que, en compañía de Leonor, lo llevaría a
París con el fin de profundizar sus conocimientos de filología
francesa. Poco antes de partir, Antonio Machado le entregó a su
amigo, el periodista José María Palacio, “A Orillas del Duero”, poema
que fue publicado en el periódico local.
Más deslumbrada todavía que en Madrid, Leonor descubrió París
guiada por Machado (él ya había estado en esa capital): aparte de
conocer el Louvre y el Arco del Triunfo, compartió con su esposo la
emoción de visitar un departamento ubicado en la “rue Descartes”
donde, en la mayor pobreza, había vivido sus últimos años Paul
Verlaine.
37. “LEONOR ERA UNA MUCHACHA QUE
DESPERTABA EL AFECTO DE LA
GENTE.”
También estuvieron muy cerca de Rubén Darío y su mujer; juntos
salían de paseo; Leonor era una muchacha que despertaba el afecto
de la gente.
En París, Machado además de asistir a los cursos de filología, acudió
a las clases que dictaba Henri Bergson (claves son en el poeta
español “intuición” y “temporalidad”). En la misma ciudad escribió y
publicó (en la revista “Mundial”, dirigida por Darío) “La Tierra de
Alvargonzález” (la versión en Prosa, la menos conocida); es ésta
una narración de codicia y crímenes bestiales. ¿Por qué justamente
en París Machado trató un tema tan escalofriante y sórdido,
ambientado precisamente en Castilla? Se ha dicho que este viaje fue
como una segunda luna de miel. ¿Podríamos relacionar, en
consecuencia, el hacha que en “La Tierra de Alvargonzález”
goteando sangre brilla en el muro con la intención que hemos
sospechado en el poema “A Orillas del Duero”?
38. “EL REGRESO A SORIA EN ESTA
OCASIÓN FUE PENOSO; EL POETA
CUIDÓ A SU ESPOSA CON TREMENDA
DEVOCIÓN”
El trece de julio, cuando el pueblo francés se preparaba para cantar
al día siguiente La Marsellasa, Leonor se sintió repentinamente muy
mal; la muchacha (el poeta la llamaba “mi Leonorina”) vomitó
sangre. Se anunciaba lo peor: Tuberculosis. Gracias a un préstamo
de Rubén Darío, la pareja emprendió el viaje de retorno; la
humedad de París resultaba contraproducente para la joven
enferma.
El regreso a Soria en esta ocasión fue penoso; el poeta cuidó a su
esposa con tremenda devoción. Demacrado, siguió con sus clases
en el instituto y desde allí al lecho donde ella empeoraba día tras
día. En julio de 1912 apareció, tras una larga espera, “Campos de
Castilla”; el libro, con justicia, recibió los elogios de la crítica y fue,
en medio de tanta desolación (si es que así se puede decir), la
última alegría que el poeta compartió con su “niña”; Leonor murió
en agosto de ese año. A los pocos días, junto a su madre (quien lo
acompañó durante la enfermedad de su esposa), Antonio Machado,
aturdido de tristeza, dejó la ciudad castellana.
40. “PILAR DE VALDERRAMA”
A principios de junio de 1928, la poetisa madrileña Pilar de
Valderrama, de 39 años, llega a Segovia con una tarjeta de
presentación para Machado, facilitada por la hermana del actor
Ricardo Calvo, María, muy amiga suya y profesora particular de sus
hijos.
Valderrama es ferviente admiradora de la poesía de Machado. "Le
leía con tanta frecuencia", recuerda en su autobiografía Sí, soy
Guiomar (1981), "que yo que nunca tuve en la memoria ni los
versos míos, me sabía los suyos de tanto repetirlos en silencio". En
el mismo lugar dice que unos meses antes de conocer al poeta le
había mandado un ejemplar de su nuevo libro de versos, Huerto
cerrado, publicado en Madrid, sin recibir contestación.
Machado debió de tener noticias ya de Valderrama por amigos
comunes, empezando por los Calvo, e incluso de sentir curiosidad
por conocerla. El encuentro tiene lugar en el vestíbulo del hotel
Comercio. Valderrama es hermosa, con abundante pelo negro y
grandes ojos oscuros. Nada más verla, el poeta se enamora.
41. “PILAR ADORABA A SU PADRE Y SU
PÉRDIDA LA MARCÓ CON UN SELLO
DE TRITEZA”
Pilar de Valderrama Alday Martínez y de la Pedrera, para darle su
nombre completo, nació en Madrid - el 27 de septiembre de 1889.
Según cuenta en Sí, soy Guiomar, su padre fue abogado brillante,
diputado por el Partido Liberal antes de los 25 años, y gobernador
de Oviedo, Alicante y Zarazoga. En la capital aragonesa, a los
cuarenta días de nacer, la niña -de ahí su nombre- fue presentada a
la Virgen del Pilar. Poco después, familia se trasladó a Montilla, en
Córdoba, donde los abuelos tenían propiedades. Allí murió Francisco
de Valderrama, a los 39 años.
Pilar lo adoraba y su pérdida la marcó con un sello de tristeza
indeleble.
Cuatro años después la familia regresó a Madrid para que se pudiera
atender a la educación de los hijos. En la capital, Pilar recibió la
formación otorgada entonces a las muchachas de su clase social, y,
entre los 8 y los 14 años, estudió como interna en el Sagrado
Corazón de Chamartín, donde echó mucho de menos a su madre,
adquirió un buen conocimiento del francés.
42. “PILAR CONOCE AL PALENTINO
RAFAEL MARTÍNEZ ROMARATE, ES UN
FLECHAZO. SE CASAN ENSEGUIDA”
Cuando la madre vuelve a casarse es otro desgarro para Pilar. Y su
infelicidad se exacerba al surgir tensiones con el padrastro y los
hermanastros. Tiene la ventaja de poseer un físico agradable y una
gracia de palabra. Pasan los años. Sus hermanos Fernando y
Francisco, mayores que ella, entran, respectivamente, en la Escuela
de Ingenieros Industriales y en la Facultad de Derecho. Cuando Pilar
conoce al palentino Rafael Martínez Romarate, amigo acomodado de
Fernando, es un flechazo. Se casan enseguida. Es junio de 1908.
Ella tiene 20 años; él, 22. Son jóvenes, ricos, de gustos refinados.
Todo parece sonreírles.
Más tarde nacerán sus hijos: uno que muere pronto, luego Alicia
(1912), María Luz (1913) y Rafael (1915). Según Valderrama, su
marido no resultó cariñoso con ella y sus hijos. A éstos no los
acariciaba ni besaba nunca. Había algo que desde el principio no
funcionaba.
En 1922 la familia se instala en el magnífico chalé levantado por
Martínez Romarate (según su propio proyecto y con el dinero de
Pilar) sobre un cercano solar de Rosales.
43. La pareja tiene una vida social intensa. Al marido le gusta el teatro,
con afición especial a la escenografía y la decoración. Pilar escribe
poemas, según ella "a escondidas como si cometiera un delito",
aunque Las piedras de Horeb llevaba ilustraciones de su marido, lo
cual parece demostrar su aprobación. Para finales de la década de
los veinte pertenece al Lyceum Club Femenino -donde conoce a
Zenobia Camprubí, esposa de Juan Ramón Jiménez, y a María de
Maeztu- y al Cineclub, regido por Ernesto Jiménez Caballero (con la
colaboración, desde París, de Luis Buñuel
En Sí, soy Guiomar, Valderrama evoca su primer encuentro con
Machado. Refiere que unos meses antes su marido le había
confesado, demudado, que acababa de suicidarse -se había tirado
de una ventana de la calle de Alcalá- una joven con la cual, a
espaldas suyas, mantenía relaciones desde hacía dos años.
Valderrama no aduce la fecha del lúgubre suceso, pero fue el 17 de
marzo de 1928. Pilar conocía de sobra el carácter donjuanesco de
su marido, pero esto era diferente. Se trataba de un "hecho trágico
que me impresionó dolorosamente, marcando un cambio en mi vida
íntima, alterando su rumbo como si se partiera en dos etapas: el
antes y el después". ¿Qué hacer? Su primer impulso fue huir de
casa, alejarse de una persona que ya le era insoportable. Por fin dijo
a su madre, ignorante de lo ocurrido, que estaba mal de los nervios
y se marchó a Segovia -con la tarjeta de presentación para
Machado- "en busca de sosiego". Y, sin duda, para meditar sobre lo
que iba a hacer.
44. "NO PUEDO EXPRESAR LA EMOCIÓN
QUE TUVE AL ENCONTRARME CON ÉL
Y ESTRECHAR SU MANO.”
A los pocos días, por lo visto sin tratar de ver al poeta, volvió a
Madrid, donde se encontró con que su marido se había ido a
Francia. Pero no tardó mucho en regresar y, a finales de mayo, Pilar
huyó otra vez a Segovia. Después de algunos días mandó a
Machado, a través de un botones, su tarjeta, y aquella misma noche
-fue el 2 de junio- el poeta se presentó en el hotel Comercio. Y
sigue la musa:
"No puedo expresar la emoción que tuve al encontrarme con él y
estrechar su mano. Era el poeta tan admirado el que estaba ante
mí, con su desaliño, sí, pero con un rostro bondadosísimo, una
frente ancha y luminosa, una cabeza, en fin, admirable sobre un
cuerpo alto, desgarbado y poco atractivo. Al verme, no supe qué
pasó por él, pero advertí que se quedó como embelesado, pues no
cesaba de mirarme y apenas habló para decirme cuánto sentía estar
tan ocupado con los exámenes, que no podía acompañarme ni
atenderme como sería su deseo. Añadió que dos días después
terminaba su actuación en el tribunal y tenía que irse
ineludiblemente a Madrid, lo que lamentaba, pues le agradaría
verme y serme útil".
45. “MACHADO NUNCA OLVIDARÁ AQUEL
PASEO, Y LA BELLEZA DEL PAISAJE
CASTELLANO VISTO BAJO LA LUNA
DESDE LA EXPLANADA DEL AQUEL
PALACIO DE HADAS”
Valderrama le invita a cenar con ella en el hotel a la noche
siguiente. El poeta acepta gustoso. Apenas come. Apenas habla. No
hace más que mirarla. "Después de la cena", sigue contando la
escritora, "como hacía una magnífica noche de fines de junio,
estrellada y tibia, no recuerdo si él o yo, propusimos un paseo hasta
el Alcázar". Durante el mismo explica al poeta que está atravesando
por momentos amargos, sin contarle "exactamente los motivos".
Machado nunca olvidará aquel paseo, y la belleza del paisaje
castellano visto bajo la luna desde la explanada del aquel palacio de
hadas, a cuyo pie se juntan ruborosamente los ríos Eresma y
Clamores. Fue uno de los momentos estelares de su vida.
El poeta pidió a Valderrama sus señas, y, según ella, le dijo que le
mandaría enseguida un ejemplar de la recién aparecida segunda
edición de sus Poesías completas. Ella le advirtió que no podía decir
cuándo estaría otra vez en Madrid, por razones de su salud.
Prometió ponerle unas letras en cuanto lo supiera. Y así lo hizo.
46. “ÉL BUSCA UNA PLENITUD AMOROSA
DIFÍCIL DE ENCONTRAR EN UNA
MUJER MUY CATÓLICA”
Hasta aquí la versión de la musa, que merece una lectura cautelosa.
¿Fue a Segovia con el propósito concreto de conocer al poeta? No lo
dice, pero parece muy probable (para el "alivio" de su espíritu podía
haber elegido otros lugares). (...)
Antonio Machado, que busca con desesperación la plenitud
amorosa, no la va a poder encontrar fácilmente en una mujer muy
católica para quien lo único que parece tener importancia en el
amor es la fusión de almas, de corazones, y la ternura sin contacto
físico. Durante el verano de 1928 los dos se ven secretamente en La
Moncloa, a kilómetro y medio del chalé de Pilar, después del Parque
del Oeste. Allí, cerca del "palacete" del siglo XVIII -hoy residencia
oficial del presidente del Gobierno- había un jardín que pertenecía
entonces, así como el edificio, al Ministerio de Instrucción Pública.
Musa y poeta se veían en la frondosa glorieta, con fuente redonda y
banco de piedra alrededor, que había en medio del jardín. La
llamaban "El Jardín de la Fuente", y Machado apodó el banco como
"El Banco de los Enamorados". En enero de 1929 el poeta le rogó a
la amada que incluyera en el nuevo libro que estaba preparando,
Esencias, la poesía inspirada por aquel locus amoenus,
argumentando que no había en ella nada "comprometido". Ella
accedió. (...)
47. ¡CÓMO OLVIDARLO! PILAR ES YA UNA
OBSESIÓN.
La Estación del Norte, testigo de las llegadas y salidas semanales
del poeta, se encuentra al pie de la ladera en cuya cresta se asienta
el paseo de Rosales, ladera que forma parte del Parque del Oeste. A
veces, nada más regresar a Madrid, el poeta sube a pie hasta
delante del chalé de la musa y, oculto entre las frondas, espera
ansioso que salga al balcón. A veces tiene suerte, a veces no. Un
día le manda una copla alusiva a este rito: "Hora del último sol. / La
damita de mis sueños / se asoma a mi corazón".
A menudo, al volver a Segovia, el poeta imagina que desde la
ventanilla puede vislumbrar a la musa allí arriba, con su traje azul,
cuando el tren llega al paso de nivel situado al lado de la iglesia de
San Antonio de la Florida. Cerca del paso, a unos pocos metros del
pequeño cementerio donde yacen los cuarenta y tres madrileños
fusilados por los franceses en la madrugada del 3 de mayo de 1808,
se habían despedido una tarde. ¡Cómo olvidarlo! Pilar es ya una
obsesión.
48. Dice Valderrama en Sí, soy Guiomar que su obra de teatro El tercer
mundo, publicada en 1934, se inspiraba, "en su fondo", en la
relación que tenía con el poeta. Ello es indudable, pero también en
la relación, muy atormentada, que tenía en casa. El tercer mundo es
un espacio imaginario ubicado entre el mundo del sueño y el de la
vigilia, donde, a fuerza de voluntad, todo es posible, hasta el amor
prohibido por las convenciones religiosas y sociales. "Yo ideé ese
tercer mundo", escribe Valderrama en sus memorias, "¡qué distinto
del que ahora llaman así!, para tener plena certeza de la conexión
de nuestros pensamientos, ya que por la separación real de
nuestras vidas era un consuelo sentir en esos momentos su
compañía, su calor espiritual a través de la distancia que nos
separaba". Machado hizo suyo el concepto, y se referirá con
frecuencia al tercer mundo en su correspondencia con la amada.
En el otoño de 1928, cuando las hojas del Parque del Oeste se van
tornando amarillas y ya empieza a hacer frío, la pareja comienza a
frecuentar un café de Cuatro Caminos, entonces barrio más obrero
que burgués, casi en el extrarradio de la ciudad, tenía la virtud de
estar alejado de las miradas curiosas de amigos y familiares. Por ello
el poeta había buscado allí un escondite para sus entrevistas con la
musa. Quizá le atrajo también el nombre del establecimiento, acerca
del cual caben todas las hipótesis. En sus cartas a la amada
Machado lo llama "nuestro rincón", o "nuestro rincón conventual".
49. <<MACHADO, SEGÚN ELLA,
CONTESTÓ: "CON TAL DE VERTE, LO
QUE SEA".>>
Pronto se establece un ritmo y un protocolo para los encuentros. A
finales de los años veinte, después de una década en Segovia,
Machado sólo tiene clase los tres primeros días de la semana, y
vuelve a Madrid el miércoles por la noche. Luego, el domingo por la
tarde, regresa a Segovia. Los dos suelen verse los viernes por la
noche en su "rincón", y a veces los sábados por la mañana o por la
tarde (si ella no puede acudir -a menudo hay un contratiempo
inesperado- le llama allí por teléfono o deja un mensaje con el
mozo). Luego, después de separarse, se escriben prolíficamente:
ella a Segovia, para que el poeta tenga carta el martes o el
miércoles antes de volver a Madrid; él, a través de una de las
confidentes de Pilar o de la agencia de mensajería Continental.
Desde el primer momento, si hemos de creer a Valderrama, ella
impuso las condiciones que debieron regir la relación, y le dijo al
poeta que por fidelidad a sus creencias, a sus hijos y a sí misma "no
podía ofrecerle más que una amistad sincera, un afecto limpio y
espiritual, y que de no ser aceptado así por él, no nos volveríamos a
ver". Y Machado, según ella, contestó: "Con tal de verte, lo que
sea".
50. "TÚ ME BUSCASTE UN DÍA / -YO
NUNCA A TI, GUIOMAR, / Y YO
TEMBLÉ AL MIRARME EN EL TARDÍO /
CURIOSO ESPEJO DE MI SOLEDAD...".
Valderrama reconoce que Machado, en virtud de tal pacto, padeció
la tortura "de la barrera que nos separaba materialmente". Cabe
deducir, sin embargo, que el poeta, ante tal planteamiento del
asunto, pensaría que con el tiempo, y al irse conociendo ambos
mejor, la situación podría cambiar a su favor. Entretanto su posición
frente a la diosa se parecía mucho a la del trovador medieval: amor
cortés, sí; sexo, no.
Toda vez que, como dice Machado en un poema no publicado en
vida, Pilar le había buscado a él, no al revés, las condiciones
impuestas se podían considerar harto injustas: "Tú me buscaste un
día / -yo nunca a ti, Guiomar, / y yo temblé al mirarme en el tardío /
curioso espejo de mi soledad...".
51. Valderrama calcula, en sus memorias, que Machado le escribió unas
240 cartas a lo largo de los siete años de su relación, de las cuales
ella quemó todas menos "unas cuarenta" en vísperas de la Guerra
Civil, antes de salir para Portugal, escogidas "al azar las que estaban
encima, sin releerlas siquiera por la premura del tiempo". De las
dirigidas por ella al poeta no parece haberse salvado ninguna. La
pérdida de esta correspondencia es una tragedia. Las de Machado
constituían -lo sabemos por las pocas que han sobrevivido- una
especie de diario íntimo, y hoy serían un documento de inmenso
valor para conocer mejor, mucho mejor, la intimidad de uno de los
grandes poetas de Europa.
Para empeorar esta situación, las cartas de Machado salvadas de las
llamas fueron manipuladas después por su destinataria cuando
decidió darlas a conocer en parte. Se recurrió entonces a cortes e
incluso a tratamientos con decolorantes para borrar pasajes
considerados imprudentes o arriesgados. Gracias a Cartas a Pilar, la
magnífica edición de Giancarlo Depretis -descubridor de estas
maniobras tan destructivas e hipócritas- la correspondencia
existente, conservada en la Biblioteca Nacional de España, se puede
leer ahora en su correcto orden cronológico (Machado casi nunca
fechaba sus cartas), y con la restitución de algunos pasajes de
extraordinario interés.
52. Aquí tenemos algunas de las cartas que Machado envió a Pilar.
“Lunes, en “nuestro rincón”.
Aquí, en nuestro rincón, vida mía, empiezo mi carta cuando tú no habrás
llegado todavía a tu casa. Así combato yo la amargura de este momento
terrible de la separación, ese principio de tu ausencia, tan violento, que es
tanto como un desgarrón en las entrañas. Porque así pienso yo que estas
palabras mías te llegan al oído y te acompañan en el camino. Adiós, mi
diosa, mi vida, mi gloria! Aquí se queda tu poeta con la ilusión… con la
conciencia de que es una ilusión el tenerte todavía a su lado. Ay, ahora
cuánto sufro! Qué soledad tan grande! Pero, también, qué momentos de
suprema alegría acabo de vivir. Y cuando pasen estos momentos del
tránsito de tu presencia a tu recuerdo, que son los verdaderamente
trágicos, volveré a ser feliz con tu imagen rememorando y recordando una
por una tus palabras y tus labios y tus ojos! Cuánta vida has venido a dar
a tu poeta! Y cuántas cosas no te he podido decir, porque la emoción no me
permite coordinar mis ideas cuando estás a mi lado. El amor tiene más
gestos que palabras, y cuando se complica con la necesidad del freno… Ay!
Tú no sabes bien lo que es tener tan cerca a la mujer que se ha esperado
toda una vida, al sueño hecho carne, a la diosa… Ahora que estoy solo,
quiero llorar un poco, de amor, de gratitud, si no se me rompería el
corazón.
Son las diez y media. Comienzan a venir gentes alegres. Es día de moda -
me ha dicho el mozo- en esta casa. Yo me voy a la mía”.
53. Esta carta no contiene fecha. Sus protagonistas son la poetiza
madrileña Pilar de Valderrama (Guiomar) y Antonio Machado. “Nada
más verla…” dicen los testimonios del primer encuentro entre
Machado y Guiomar.
“No puedo expresar la emoción que tuve al encontrarme con él y estrechar
su mano. Era el poeta tan admirado el que estaba ante mí, con su desaliño,
sí, pero con un rostro bondadosísimo, una frente ancha y luminosa, una
cabeza, en fin, admirable sobre un cuerpo alto, desgarbado y poco
atractivo. Al verme, no supe qué pasó por él, pero advertí que se quedó
como embelesado, pues no cesaba de mirarme y apenas habló para
decirme cuánto sentía estar tan ocupado con los exámenes, que no podía
acompañarme ni atenderme como sería su deseo. Añadió que dos días
después terminaba su actuación en el tribunal y tenía que irse
ineludiblemente a Madrid, lo que lamentaba, pues le agradaría verme y
serme útil”.
Lo que parece la puerta abierta a un laberinto de pasiones y sexo
desatado, fue la puerta abierta a una estricta amistad impuesta por
ella, un amor platónico sin contacto físico ni material.
También quedaron: el testimonio de Valderrama en Sí, soy
Guiomar…. Memorias de mi vida (1981) y las Canciones a Guiomar
escritas por Machado.
54. vida (1981) y las Canciones a Guiomar escritas por Machado.
Según Ian Gibson (autor de “La vida de Antonio Machado. Ligero de
equipaje”):
“Pilar de Valderrama es una mujer con muchos problemas, aterrada
por el cuerpo y el sexo, ultracatólica, casada con un donjuán, que
busca la gran ternura que aprecia en la poesía de Machado. Es una
mujer confusa, que sufre, que no es demasiado valiente y que no
tiene la culpa de ser Pilar de Valderrama”.
Toda esta situación nos puede llegar a parecer sumamente idílica:
dos poetas escribiéndose cartas de amor, deslumbrando uno al otro
con las más rebuscadas composiciones literarias.
55. Toda esta situación nos puede llegar a parecer sumamente idílica:
dos poetas escribiéndose cartas de amor, deslumbrando uno al otro
con las más rebuscadas composiciones literarias.
“Tu poeta
piensa en ti. La lejanía
es de limón y violeta,
verde el campo todavía.
Conmigo viense, Guiomar;
nos sorbe la serranía.
De encinar en encinar
se va fatigando el día.
El tren devora y devora
día y riel. La retama
pasa en Sombra; se desdora
el oro de Guadarrama.
Porque una diosa y su amante
huyen juntos, jadeante,
los sigue la luna llena.
El tren se esconde y resuena
dentro de un monte gigante.
Campos yermos, cielo alto.
Tras los montes de granito
y otros montes de basalto,
ya es la mar y el infinito.
Juntos vamos; libres somos.
Aunque el Dios, como en el cuento
fiero rey, cabalgue a lomos
del mejor corcel del viento,
aunque nos jure, violento,
su venganza,
aunque ensille, el pensamiento,
libre amor, nadie lo alcanza”.
Canciones a Guiomar
61. Hero era una sacerdotisa de
Afrodita , que vivía en una torre
en Sestos, en el extremo del
Helesponto. Leandro, un joven
de Abidos en el otro lado del
estrecho, se enamoró de ella y
cada noche cruzaba el
Helesponto a nado para estar con
Hero. Ella debía encender una
lámpara cada noche en lo alto de
la torre para guiarle.
Sucumbiendo a las dulces
palabras de Leandro, y a su
argumento de que Afrodita, como
diosa del amor, despreciaría la
adoración de una virgen, Hero
permitió que él le hiciera el amor.
Esto continuó durante el cálido
verano. Pero una tormentosa
noche de invierno las olas
sacudieron a Leandro en el mar y
el viento apagó la luz de Hero,
por lo que el amante perdió el
camino y pereció ahogado. Hero
se lanzó desde la torre, muriendo
también.
62. Hero y Leandro son dos jóvenes griegos enamorados cuyos
padres no les dejan verse. Hero era una hermosa sacerdotisa de
Afrodita, y conoció a Leandro cuando éste fue a llevar unas ofrendas
al recinto sagrado. Poco después, reconocieron su mutuo amor.
Como sus padres se oponían rotundamente a la relación, decidieron
verse en secreto. Cada noche, la doncella colocaba una linterna en
la ventana de su habitación. Esto avisaba a Leandro de que ella se
encontraba en la orilla opuesta al estrecho que separaba sus casas,
que no había ningún peligro de que fueran vistos, y además le
servía de guía para no perderse. Todos los días, al ver la luz, el
mancebo cruzaba el mar a nado y se veía unas horas con su amada.
Hasta que una noche, cuando él se encontraba cruzando el
estrecho, se desencadenó una fuerte tempestad que apagó el
candil. Esto le hizo perderse, y el fuerte oleaje provocó que se
ahogara. Al amanecer, Hero bajó a la playa en busca de su amado.
Cuando llegó, una ola depositó el cuerpo muerto de Leandro a sus
pies. La muchacha no pudo aguantar la terrible pérdida, y se suicidó
arrojándose a las furiosas aguas.
63. La última mirada de hero por Frederic Leighton, describe a Hero
ansiosamente esperando a Leandro durante la tormenta.
64. TRABAJO REALIZADO POR:
MARGARITA CASTELLANOS FERNÁNDEZ
LAURA BURGOS BERNAL
JAIME BASTANTE IMEDIO
ISABEL CÉSPEDES SÁNCHEZ
PARA LENGUA Y LITERATURA
2º BACHILLERATO-B.