Los desiertos se caracterizan por tener muy poca disponibilidad de agua, con menos de 250 mililitros de lluvia anual en las zonas más áridas. Presentan temperaturas diurnas muy altas de hasta 23°C y nocturnas bajas de unos 8°C. Los seres vivos que habitan los desiertos, como los alacranes, camellos y plantas como el cactus, han evolucionado para sobrevivir con poco agua y soportar las extremas variaciones de temperatura.