Los discos duros almacenan información mediante un proceso electromagnético. Las cabezas de lectura/escritura vuelan muy cerca de la superficie del disco, por lo que deben estar herméticamente cerrados para evitar daños por partículas de polvo. Los discos duros están compuestos por varios platos magnéticos divididos en cilindros, pistas y sectores para organizar la información. Cualquier contaminación de las cabezas o la superficie puede causar daños e incluso pérdida de datos.