La homilía resume una parábola de Jesús sobre el trigo y la cizaña que crecen juntos en un campo. Jesús explica que no debemos tratar de arrancar la cizaña nosotros mismos, sino dejar que Dios decida en el juicio final quién es trigo y quién es cizaña. La homilía también enfatiza la paciencia y misericordia de Dios, y nos advierte contra juzgar precipitadamente a los demás.
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DOMINGO 16º DEL T.O.
17 DE JULIO DE 2001
1. MONICIÓN DE ENTRADA
Os deseamos, hermanos, nuestra más cordial
bienvenida a la Eucaristía. Hoy el Señor Jesús nos va a
explicar la Parábola de la Cizaña. La cizaña –hierba
mala— crece junto al trigo y parece que va a perjudicar
la maduración de los granos buenos. Pero ahí se
demuestra la paciencia de Dios. No hay que cortar la
cizaña. Y si esperar al final de los tiempos –o al momento
de la muerte de cada uno— para cortarlos, porque Dios
nos da todo el tiempo posible para que cambiemos y nos
convirtamos. Hemos de meditar sobre esto que Jesús nos
cuenta hoy. Y hemos de tomar decisiones. Por un lado
debemos convertirnos, pero si ya lo estamos, por favor no tengamos prisa alguna para condenar a
los que aún no han recibido la palabra de Dios, porque todo llegará. La Paciencia de Dios lo hace
todo posible.
Y si Dios tiene paciencia con nosotros y nuestras debilidades y caídas, ¿no vamos a ser pacientes
con los demás? El dolor y sufrimiento de estar en la cárcel lejos de los seres queridos y amigos,
despierta los grandes deseos de libertad. De este modo Jesús se nos presenta como el gran
salvador y liberador. Él nos mira y nos ofrece el perdón y espera pacientemente el cambio del
pecador. Está convencido de que este milagro sólo se alcanza con amor, que todo lo espera y todo
lo soporta. La parábola evangélica del trigo y la cizaña es un reflejo de esta misericordia y de esta
tolerancia de Dios. Su manera de proceder es brindar continuamente oportunidades para el
arrepentimiento y la conversión.
2. PETICIONES DE PERDÓN
Recemos ahora unos momentos en silencio, pidiendo perdón a Dios.
- Tú, que eres paciente con todos: Señor, ten piedad.
- Tú, que nos das ejemplo de aceptación de las debilidades de los demás:
Cristo, ten piedad.
- Tú, que separas la cizaña del trigo: Señor, ten piedad.
3. ORACIÓN
Contempla Señor a tus hijos que hoy en la prisión no gozan de libertad. Multiplica sobre ellos los
dones de tu gracia, para que, encendidos de fe, esperanza y caridad, perseveren fielmente en el
bien y en el amor. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
4. PALABRA DE DIOS
PRIMERA LECTURA
Comentario
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La primera lectura nos muestra ese Dios grande, poderoso, soberano, que se acerca al hombre
desde el perdón, la indulgencia y el amor. Cercano siempre a nuestras necesidades y al que
acudimos a pedir ayuda. La verdad es que somos especialistas en pedir y además queremos
rapidez y eficacia al conseguirlo. Hemos olvidado que orar también es alabar, bendecir, adorar, dar
gracias, pedir perdón, ofrecer, contemplar... Pero claro ¡tenemos tanto que pedir!
LECTURA DEL LIBRO DE LA SABIDURÍA 12, 13. 16-19
Fuera de ti, no hay otro dios al cuidado de todo, ante quien tengas que justificar tu sentencia. Tu
poder es el principio de la justicia, y tu soberanía universal te hace perdonar a todos. Tú
demuestras tu fuerza a los que dudan de tu poder total, y reprimes la audacia de los que no lo
conocen. Tú, poderoso soberano, juzgas con moderación y nos gobiernas con gran indulgencia,
porque puedes hacer cuanto quieres. Obrando así, enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser
humano, y diste a tus hijos la dulce esperanza de que, en el pecado, das lugar al arrepentimiento.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL (SALMO 85)
R.- TÚ, SEÑOR, ERES BUENO Y CLEMENTE.
bendecirán tu nombre:
Tú, Señor, eres bueno y clemente, "Grande eres tú, y haces maravillas,
rico en misericordia tú eres el único Dios”. R.-
con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración, Pero tú, Señor,
atiende a la voz de mi súplica. R.- Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
Todos los pueblos vendrán mírame, ten compasión de mí. R.-
a postrarse en tu presencia, Señor;
SEGUNDA LECTURA
Comentario
Nos va a sorprender la observación que san Pablo hace "no sabemos pedir lo que nos conviene".
Queremos poner a Dios las condiciones para que Él simplemente las firme Además queremos que
se obedezcan nuestras sugerencias, que el Espíritu entre en nuestro juego en lugar de entrar
nosotros en su acción imprevisible.
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS 8, 26-27
Hermanos:
El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos
conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña
los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Comentario
En el Evangelio San Mateo se muestra la parábola de Jesús donde nos dice que en nuestro campo
habitan juntos el bien y el mal, el trigo y la cizaña. No podemos situarnos fuera del mal como si
nosotros no fuéramos responsables de su difusión en el mundo, como si los malos fueran los
otros. Cuántas veces el trigo y la cizaña aparecen en campos insospechados, de gente que
nosotros no tomaríamos en consideración, ni como buenos, ni como malos. El cristiano no
encuentra el mal fuera de su campo sino dentro de él.
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LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 13, 24-43
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente:
-- El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena
semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo
fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando
empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la
cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no
sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?"
Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron:
"¿Quieres que vayamos a arrancarla? Pero él les respondió: "No,
que podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta
la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: "Arrancad
primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo
almacenadlo en mi granero."
Les propuso esta otra parábola:
-- El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno
siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas,
cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto
más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.
Les dijo otra parábola:
-- El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y
basta para que todo fermente.
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les exponía nada. Así se
cumplió el oráculo del profeta: "Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la
fundación del mundo".
Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle:
-- Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.
Él les contestó:
-- El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la buena semilla
son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra
es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca
la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y
arrancarán de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí
será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su
Padre. El que tenga oídos, que oiga.
Palabra del Señor.
Reflexión
A la parábola del sembrador que escuchamos el domingo pasado, el evangelista Mateo añade hoy
otras tres. Entre ellas destaca la del trigo y la cizaña, acompañada de su explicación. De este
modo continúa Jesús manifestando el misterio del Reino de los cielos, aunque no todos
entenderán su mensaje.
El evangelista presenta hoy la misericordia de Dios llena de amor. A través de la parábola nos
señala que el trigo y la cizaña crecen juntos, el bien y el mal conviven en la historia humana, pero
sólo a la hora del juicio Dios separará a ambos. Mientras tanto hay que saber tener paciencia
convirtiendo el presente en un espacio para el encuentro con Dios y una oportunidad para la
conversión.
Jesús nos dice que en el mundo se mezclan buenos y malos, trigo y cizaña. Pero nos cuesta
aceptarlo porque nos viene la tentación del celo: ¡arranquemos la cizaña! Jesús hablaba a
personas llenas de esta impaciencia: ¿Por qué tantos delincuentes y corruptos? ¿Qué espera Dios
para liquidarlos a todos? Jesús tiene que calmar estas impaciencias ¡Y las nuestras! Al final de los
tiempos ya habrá un juicio. Y entonces el juez será únicamente Dios. Pero seguimos soñando con
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una sociedad de puros y malos. Los buenos en el mundo y los malos a la cárcel. “¡Arranquemos
la cizaña!”, gritan los “buenos” del mundo. Pero Jesús ve la sociedad y la Iglesia de un modo
distinto. Como un pueblo de amplia acogida y de gentes de toda clase, humilde y esperanzado. Un
pueblo que sabe que cada comunidad y cada corazón son como aquel campo en el que crece el
trigo mezclado con la cizaña.
Finalmente pensemos que como Iglesia de Cristo tanto dentro como fuera de la prisión, no
podemos caer en la tentación del triunfalismo o del puritanismo. También en el seno de nuestra
Iglesia crecen juntos el trigo y la cizaña, pero eso no puede ser para ella motivo de desánimo. Al
contrario, con paciencia y humildad, su misión consiste no en juzgar precipitadamente, sino en
ayudar a que el Reino crezca y transforme la masa de este mundo.
5. ORACIÓN FINAL
Quiero ser, Señor;
Levadura que fermente y cambie: Paciente frente a las prisas,
El odio en amor, Paciente ante los desaciertos,
La tristeza en alegría, Paciente si fracaso,
La guerra en paz, Paciente si no recojo.
El egoísmo en fraternidad.
Quiero ser, Señor;
Quiero ser, Señor; Una semilla de tu Reino,
Bien que luche contra el mal, Una semilla de tu Palabra,
Bien que haga vivir a los demás, Una semilla de tu Amor,
Bien que indique el camino de la felicidad. Una semilla del Cielo.
Amén
Quiero ser, Señor;
EMPIEZA A CRECER, EMPIEZA A CAMINAR
Señor, el mundo no es muy hermoso. Camina, salta, libérate, ¡tú puedes
Los seres humanos tienen hambre, danzar de gozo!
sobre todo de pan,
pero también de ternura, de amistad , Yo quisiera devolver fuerzas a manos
de felicidad... cansadas, y poner firmeza en las rodillas
Los seres humanos mueren que flaquean.
por falta razones para vivir, Yo quisiera luchar con todos los seres
los seres humanos mueren humanos
por falta de esperanza. porque el desierto de este mundo
sea transformado en jardín,
No es oro ni plata lo que ellos esperan y que sobre la tierra de los seres humanos
de nosotros. se pueda ver la ternura de Dios.
Ellas y ellos quieren que les digamos
quiénes son y de donde vienen, Yo quisiera. ¿Cómo es, pues, que no lo hago?
para qué viven y donde van. Tengo miedo... Miedo de luchar, miedo de
Ellos y ellas quieren oír de nosotros darme, miedo de malgastarme...
que su vida es útil, que toda vida Despierta, Señor, renuévame.
merece ser vivida. Dame tu Espíritu y haz que abarque el
mundo entero.
Señor, yo quisiera decir a toda persona, Entonces, en tu nombre, Señor,
al paralítico, al cojo, al herido, al marginado, repartiré esta esperanza que es la nuestra
al preso:
Empieza a vivir, empieza a crecer, (P. Grostefan)
empieza a esperar...