Este pasaje describe cómo Jesús fue brutalmente azotado y humillado por los soldados romanos antes de ser crucificado. Los soldados pusieron una corona de espinas en su cabeza y un manto púrpura sobre sus hombros, y se burlaron de él diciendo "¡Salve, rey de los judíos!". A pesar de saber que Jesús era inocente, Pilato lo entregó a los soldados para que lo crucificaran debido a las demandas del pueblo.