Este documento habla sobre cómo revitalizar la fe durante la Cuaresma y el Año de la Fe. Revitalizar la fe significa examinar lo que nos impide seguir a Cristo, fortalecernos en la oración y ayudar a los necesitados, y aprovechar el tiempo para que la fe dé frutos. También implica ablandar el corazón mediante la oración y el ayuno, y escuchar a Dios en los acontecimientos de la vida. Para revitalizar la fe, debemos "descalzarnos" de lo que nos aleja de Dios, "lav

1. REVITALICEMOS LA FE.
CUARESMA – PASCUA 2012.
La Cuaresma, que hoy comenzamos, es un camino, un proceso, todo un
itinerario de fe para el creyente.
En este Año de la fe, vamos a intentar revitalizar nuestra fe caminando con los
demás al encuentro con Jesucristo, que se nos hace presente en la vida y en los
sacramentos.
¿Qué es revitalizar la fe?
 Es ver, observar y analizar todo aquello que nos impide que la fe tenga vida =
conversión.
 Es cargar nuestra pilas a la Luz de Cristo para que no nos falte esfuerzo,
constancia y decisión en seguirle, acompañando a los más necesitados= oración
y limosna.
 Es aprovechar “el tiempo favorable, el día de la salvación”, para valorar lo que
nos proporciona la fe y para hacer fructificar las semillas que la fe nos aporta.
 Revitalizar la fe, es poder decir con el salmista: “Tu gracia vale más que la
vida”. (Sal. 62, 4).
 Es ablandar nuestro corazón, regar nuestro desierto, orar con y por los demás
para que nuestro encuentro con el Señor sea salvador y gratificante, aunque nos
suponga esfuerzo, ayuno, limosna, dolor y desprendimiento.
 Revitalizar la fe, es saber saborear la Palabra de Dios, que siempre es regalo y
tarea, don y compromiso, gracia y hacer caridad y bien. Es saber escuchar al
Señor, que se nos hace presente en los acontecimientos y situaciones de nuestro
caminar.
 Es saber acompañar en la crisis, en las dificultades, en los desiertos y en las
lágrimas o decepciones.
Para revitalizar nuestra fe, a lo mejor tenemos que hacer como Moisés:
“Descalzarnos” de lo que nos impide acercarnos a nosotros mismos, a Dios y a
los demás.
“Lavarnos” (Sal. 50, 8 -9) de nuestras indolencias, insensibilidades o rutinas; de
nuestras inmundicias o pecados, para que podamos ver “la blancura de la nieve
y del bien”.
“Orar juntos”, tratando de ver nuestras limitaciones y posibilidades. Orar
juntos por nuestras necesidades y las de los demás.
Hoy, cuando recibamos “la Ceniza”, se nos dirá: “Convertíos y creed en el
Evangelio.
Ese Evangelio o Buena Noticia “revitalizará nuestra fe en Jesucristo”.
Gabriel.
Miércoles de Ceniza. Ciclo. B. Madrid. 22 de Febrero de 2012.