2. Ella era bella
La mujer linda lo es en gran parte porque quizá al saberlo lo potencia. Pone mirada de
linda, hace gestos de linda, habla de una manera linda, se viste mas provocativa o con
mejor gusto porque sabe que en ella luce, es feliz porque gasta el dinero del que la vio
linda y eso la hace linda, es dulce porque la vida le da la posibilidad de serlo y eso la
embellece. Gustavo salía con una de ellas. Con una linda. Tenían un acuerdo en que él
le daba una copia de las llaves de la casa para que viniese hasta sin avisar. El podía
pagar todo eso. Salidas, espectáculos, restoranes, y algunos lujos mas. Todos por la calle
la miraban y hasta le decían cosas enfrente de él. Celeste era sin duda celeste. Celestial.
Y él un caballero.
-Quiero tener un hijo, dijo un día ella. ¿O solo me querés para coger y mandarte la
parte?
Esto ocurrió cuando los negocios de Gustavo iban mal y él había encontrado que su
única salida era la austeridad. Ya no mas vacaciones en cualquier momento del año en
alguna playa exótica del sudeste asiático. Ya no más jodas. Ya no más de todo lo que
había habido mucho. Ya no más vivir sin preocupaciones. Y de eso se trataba: Celeste
entendió que dentro del permiso, para de una vez por todas preocuparse por algo, tener
un hijo era adecuado y les daría una nueva perspectiva. Y hasta este cambio podía
ayudar a que a él de a poco le volviese a ir mejor.
-Me parece que es mejor que terminemos- encontró él como una vía alternativa.
Los hombres que viven alguna euforia buscan salir de ella cuando algo pinta mal. De
todas formas otro tipo de relación futura podía tener menor sujeción al bienestar y ser
hasta más bien solo carnal. Una amante que supiese de encontrarse con él dos o tres
veces por semana para atarse solo a la cama y cero problemas.
-¿Así que te cansaste de mí he?
Los platos volaban por el aire. Los insultos y los gritos de ella se escuchaban en todo el
edificio. Lloraba desconsoladamente pero casi rugiendo de odio y venganza. El mal se
apoderaba del viento de calma que había soplado durante tres años. Un monstruo
marino se abalanzó sobre él y lo agarro del cuello chillando como pájaros salvajes con
agudos estridentes que mostraban dientes feroces y un cuchillo en la mano. Luego se
asomó a la ventana y se trepó a la baranda del balcón. Tenía los ojos hinchados de
sangre.
-¡Mirá que me tiro he!!!!! gritaba.¡Así que no que no querés tener un hijo, hijo de
puta!!! ¿Que, te vas a coger a la putita de al lado que te tiene caliente???, rugía.
Los que ocultan que ella que es su trofeo en la vida pública se transforma, ve mujeres
lindas en la calle y ya hace una proyección de la deformidad de ese rostro cándido y
angelical cuando enfurece y se hace espanto y horror de cara de maldad muy fea que
dispuesta está a no dejar de dar una advertencia en ello a su adjudicatario que tratará de
ser desmemoriado o recordar que aun así cuando el agua está calma ella es
decididamente linda.
Se llamó Benjamín y como era de esperar la austeridad revirtió un poco el mal pasar
económico que un año antes. Celeste sigue siendo linda. Pero Gustavo ya sabe lo que es
el miedo.