2. El teléfono sonaba
Sonaba y sonaba el teléfono. Eran las 10 de la mañana. Yo tirado en mi cama
haciendo fiaca. ¿Se habrá muerto alguien, pensé?
-Qué le pasó
-Un infarto
-¡El viejo no daba más! ¡Muchas mujeres!
-¡Sí, tenía una fija y varias rotativas!
-¡A ese ritmo y con esa edad!
-Yyy! ¡Los viejos no pueden!. ¡El bobo les falla en cualquier momento!
-¡85 años y curtiéndose pendejas!
-¡Ellas lo adoraban!
-¡Claro! ¡El era como un abuelo!
-¡Y todavía se le ponía dura!
-¡Dicen que tomaba ginebra! ¡Es afrodisíaca!
-¡Encima caminaba mal! ¡Tenía una pierna inútil!
-¡Era cojo!
-¡Sí pero cómo cogía!, intervino Abigail, la fija.
-Y usted, mocosa ¿qué chanchadas hacia con él?
-¿Le digo o le miento?, preguntó irónicamente Abigail. Jugábamos a la escondida. El
contaba hasta cincuenta y se tapaba los ojos. Si me encontraba se la tenía que chupar
primero. Era la penitencia.
-¡A ver, seguí, seguí! pedía una vieja
-Señora pero a usted no la va a gustar lo demás
-¡Por favor! pidió la vieja
-Bueno, siguió Abigail, si no me encontraba yo le metía un consolador por el culo. Era
la prenda. Vio que por ahí esta el punto G del varón. El se excitaba y rompía platos y
tiraba cosas por el aire.
-¡Dale, dale!, pidió la vieja
-Un día, contaba Abigail, entro el sobrino y nos vio haciendo eso. El viejo se calentó
tanto que le partió la botella de ginebra en la cabeza. Porque el sobrino me quería echar.
Me decía: ¡a tu edad nena jugando con viejos!
-¡A veces mientras acababa agarraba al gato de la cola y lo revoleaba! ¡El gato gritaba
tanto que parecía que también acababa!
-¿Pero a vos qué te gustaba de él, querida? pidió la vieja
-Que se reía de la gente. Que no le importaba ser viejo. Que hablaba como un pendejo.
Así como hablan los adolescentes. Dicen que hay un pintor español que le encantaba la
deformidad. Dalí creo. Yo lo veía tan deforme, tan poco perfecto, tan estúpidamente
indeseable en lo estético que me cautivaba. Me daba placer ser tan linda y el tan
horrendo. Tan desagradable. Tan asqueroso. Tan repugnante. Creo que era el desprecio
lo que me excitaba. El estaba fuera del mundo real. Y nadie nos veía lo que hacía que el
secreto de la relación fuera como escapar sin ser vistos. Escapar del mundo de las
apariencias. No quería que se rieran de mí por estar con algo así. Con ese engendro.
Pero disfrutaba de todo ello. Además me parecía gracioso que un mundo de arrugas e
impedimentos tuviera una pija que mostrarme. Era como el monito que le salía de entre
las piernas. Circo completo.
3. -¿Y no te daba celos que tuviera otras chicas móviles fuera de vos que eras la fija?
-Ojos que no ven corazón que no siente. Pero varias de las otras eran pagas. De avisos.
El se gastaba la jubilación en eso. Tenía muchas fantasías. Era insaciable. Hoy las
mujeres que venden sexo aceptan lo que sea por unos mangos. Creo que se reían de él
sin mostrarlo. La risa tiene que ver con el sexo. El me contaba que muchas lo cargaban.
Hay mucha maldad en las prostitutas de geriátricos. Esta bien cagarse de risa del
ridículo. El ridículo tiene un lado fascinante. Póngase en lugar de ellas que venían de
garchar con tipos bien y el viejo pagaba el doble. En esto una vez que superas el asco
todo te viene bien. Es parte del morbo. Es trasgresión. Es ser diferente. Había veces que
el viejo tenía olor a mierda. Si no tenía ni para limpiarse el culo. No podía ir de
compras. Otras no llegaba al baño y se meaba encima. El no quería usar pañales.
Lo que Abigail no sabía era que el viejo también tenía un morocho de una obra en
construcción del barrio que también le hacía sentir su punto G. Si, Deuterio estaba ahí
mirando el cuerpo muerto del viejo y le tocaba la frente haciendo la señal de la cruz. El
muchacho había cogido de todo en su vida de pobre. A veces las mujeres bien le pedían
también un favorcito. Mujeres en donde él había hecho una reparación en la casa y que
le hablaban porque no tenían con quién hablar. Era inevitable que ellas saliesen en sus
autos de lujo a buscarlo para ir algún telo. A veces llevaban una amiga y Deuterio les
daba a las dos. En el caso del viejo le había arreglado el techo y necesitaba unos mangos
para salir con una chica que el geronte le dio a cambio de una mamada y algo más. Era
activo y pasivo con el viejo que a cambio lo invitaba a hacer un trío de vez en cuando
con las chicas que pagaba. Muchas veces cuando el viejo se quedaba dormido Deuterio
se llevaba servicios gratis de las chicas aunque también le pedían que les arreglase algo
en su casa. Una vez la hija de una de ellas, la de Erica, ya adolescente, lo coqueteaba y
recibía su merecido. Jazmín, así se llamaba, no solo había perdido la virginidad con él,
sino que lo citaba para que a sus compañeritas de colegio les hiciera lo mismo. Al cabo
de un mes Deuterio, que no había terminado ni el primario, sabía hablar algo de inglés.
¡Fuck me! le decían las niñas no tan niñas y llevaban cerveza y porros para hacerlo mas
divertido. Un día Deuterio no se cuidó y una de las adolescentes tuvo su primer aborto.
Desde ese día Jazmín tuvo que suspender la iniciación de las compañeras. De todas
formas en el colegio una supieron nada y todo se mantuvo en secreto. Lo cierto es que
Deuterio siguió como siempre con clientas más maduras de familias pudientes que le
hacían regalos y le compraban pilchas.
A Tolo le gustaba que le hiciera un strip tease, decía Abigail. También me pedía que
trajese lencería sofisticada y bragas. Que me vistiese de colegiala y de enfermera. Que
le pegara con látigos de esterilla y que me masturbase enfrente suyo con un vibrador.
Una vez que estaba su empleada doméstica la convenció a que jugara conmigo para
después ambas seducirlo a él poniendo videos porno en el DVD. En un momento
contrató los canales para adulto. Era normal llegar y verlo feliz viendo Playboy o Venus
o Sextreme. De ahí sacaba muchas ideas para usarlas conmigo. Además yo tengo muy
buen lomo, buenas tetas y un culo grande. El agradecía a la virgen que yo fuese suya.
Bueno. Es lógico. Semejante mamarracho tener una yegua joven como yo es para creer
en dios y en muchas cosas mas. Yo se que ustedes se siguen preguntando que porqué yo
no estaba con un chico joven disfrutando de un cuerpo lindo y saliendo de noche.
4. Bueno, de hecho lo hacía. No es que fuera esta cuestión lo único erótico de mi vida.
Estaba yendo a bailar y conseguía machos de todas las variedades de la especie humana.
Esto era solo parte de mi maldad. Era un castigo o sadomasoquismo que me permitía
luego tener una vida de acuerdo a mi belleza. Era el odio a todo lo que me hacía ser
parte de una cosa que me hiciese fuerte. Sí, lo de Tolo me hacía fuerte. Porque yo era
capaz de todo después de eso. No tenía límites. Era el coraje lo que me llevaba a
desafiar lo supuestos. A ser la ninfa de un muerto en vida. Dejarlo venir y ver hasta
donde podía llegar. Yo lo observaba a pesar de ser parte de ello. Para mí era un objeto
de estudio. Un desesperado que jamás había soñado con eso y verlo reaccionar y
tratarme con devoción. Yo competía con su virgen. Me gustaba verlo débil y babearse
por mí. Por mis tetas, por mi culo, por mi concha, por mi belleza. Yo sabía que tenía el
control. Yo también lo maltrataba. Le decía que era un asqueroso viejo verde. Y él sabía
que yo después iba a bailar con jóvenes hermosos y le contaba con detalle como me
habían cogido y cómo en comparación con él eran dioses del olimpo. Que eran
perfectos y que él era una basura. Un entretenimiento. Que supiese que mi deseo no era
él sino usarlo para pasar los límites. Le contaba que un cuerpo joven era mi premio por
haberme dejado tocar por él. Que su olor resultaba feo comparado con chicos
perfumados y bien vestidos. Creo que a él no le dolía tanto porque me tenía pero que si
bien no me pagaba era caro recibir el menosprecio. Pero todo esto también le hacía
despreciar el mundo y a sí mismo. El también encontraba lo feo que era ser viejo y estar
en un limbo conmigo. En cierto modo él sentía que él era yo en un espejo y odiaba lo
que no valía nada. Era una maldad sobre lo que hay en el mundo que no es él. El creía
que el mundo tenía que cambiar y que todo lo viejo era parte del pasado. Era un
vanguardista en una especie de autocrítica a todo lo que él representaba y lo que
rodeaba a su generación. El no quería ser parte de ese pergamino de un tesoro olvidado.
Era su rencor por los que lloraban en la nostalgia de tiempos mejores. El aborrecía lo
que era el lamento de los ancianos. Quería consumirse conmigo hasta el último de sus
días en vista de un futuro. Atrasaba para él lo que la gente llamaba valores y se
enemistaba con los que abogaban por recuperar la dignidad. La única dignidad era para
él siendo viejo acceder a lo nuevo. En mí y en lo que yo representaba. Hasta en el lado
agresivo de nuestro trato. Era un viejo trasgresor. Un joven idealista dispuesto a ser
humillado en defensa de lo que estaba por venir.
La muerte
Ella llegó y golpeó mi puerta. Pidió permiso. Fue gentil, respetuosa y atenta. Estaba
locamente descontrolada. Quería todo. Quería mi vida. Hablaba con simpatía y como si
nada ocurriese. Se disculpaba de no haber avisado. Explicaba porqué. Estaba de acuerdo
en que no quería molestarme. Pero acechaba. Se devoraba todo. No le importaba nada.
Cualquier cosa era mejor que la vida para ella. Era desgraciada. Irresponsable y
atropelladora. Se disfrazaba de charlas y de espontáneos desvíos de la atención de su
propósito. De su objetivo. Se la pasaba planeando invadirme. Quería llegar a poner un
pie en mí. No pedía permiso ya que no era invitada. Pero se mostraba vulnerable e
indefensa. Agradecía por todo y decía que de no ser por mí quedaba en la fría calle. Si
se le abre la puerta se está perdido. Hay que estudiarla, pensarla, controlarla y sopesarla.
5. Hay que escuchar sus argumentos y decidirse por no ser generoso con ella. Ella está
dispuesta a entrar como sea. Pero no va a decir que venía por lo que en verdad viene. Es
disimulada. Hay que dejarla venir. Medirla. Ver su fuerza. Reconocer la resistencia
propia a que no condiga lo que se propone. Verla como nunca antes se la había visto.
Con desconfianza. Sin generosidad. Hacerle sentir quién manda. Doblegarla. Quitarle
fe en sí misma. Demostrarle que se es más que ella. Negarla. Despreciarla íntimamente.
Hacer silencio mientras pide y se ofende. Mientras se queja. Ser sordo a sus suplicas.
Negarle amistad. Encontrar sus trampas. Quitarle pretextos. Sacarla de tema. Ignorarla.
Ella se viste de necesidad. Pide colaborar con la injusticia. Levanta argumentos sobre
cosas que no son más que su manera de dominar. Pone voz de víctima. Habla como
indefensa. Genera confusión. Se las arregla para pasar desapercibida. Conversa con
interés. Pone atención a tu vida. La exalta. La pondera. Esa aduladora. Miente. Te
engaña. Te hace creer que está con vos. Se disculpa de ser como es. Habla de sus
problemas. Es entusiasta. Tiene proyectos con horizontes que disimula. Que vos no
querés. Acepta tus posturas para dejarte ser su anfitriona. Le gusta ser invitada y que la
agasajen y protejan. Lamenta lo que no tiene. No te echa la culpa. Nadie es responsable
de ella. No te corrige pero no está de acuerdo. La delata que te quita fuerzas. Hay que
detenerla. Ponerle límites. Hacerle sentir que no te es su culpa. Que nada tenés que ver
con ella. Que no te importa lo que le pase. Que su urgencia no te vence. Que la estás
conteniendo. Que le das su merecido. Que la matas con la indiferencia. Que ya sabés lo
que quiere. Que estás dispuesto a sacártela de encima. A negarla. A decir no conocerla.
Que sos vos el que la quiere matar a ella. Que la sorpresa no te va a dejarla pasar. Que
lo que sabe de vos no le va a servir. Que la distancia te permite gobernarla. Que su
hechizo no tiene poder. Que su fingir ya no te convence. Que tu permanencia es más
importante que ella. Que su manera de hablar es ya insoportable. Que no la aguantás
más. Que estás listo para todo. Que cada mínimo detalle te es saber qué hacer. Y la
empezás a insultar. Y le demostrás que no te importa recordar el ayer. Que aquello ya
fue. Que no querés pasar por lo mismo. Que te diste cuenta que quería volver. Que
sabes lo que antes no. Que tenés el control. Que la odias. Que su insistencia te pone
alerta. Que solo le importa ella. Que es puro egoísmo. Que es capaz de la traición. De
medir un golpe fatal. De sacar provecho de tus descuidos. De esperar la oportunidad que
no le vas a dar. Que no le debes nada. Que lo que consiguió es historia. Que no hay
presente para ella. Que el ser conciente de lo que es y lo que busca. Que ser precavido y
cerrarle sus accesos. Que planificar cada cosa que vas a hacerle. Que vas a buscar el
origen de su fuerza. Que no le crees nada. Que tu territorio solo es para la vida. Que no
te va a invadir. Que no se va a aprovechar de vos. Que la vas a atacar. Que tu confianza
fue equivocada. Que te estás preparando. Que no le tenés miedo. Que no te va a
enloquecer.
Tolo el anciano
El acercamiento sexual es un misterio que es invitado por el misterio. Hay una ausencia.
Es el vacío que hace que los cuerpos tiendan a suprimirlo. La gente mayor tiene el poder
de su insignificancia que potencia los porqués. El cuidado por lo que nunca fue del todo
es lo que consigue impresionar y estimular la atención que completa lo inexplicable. El
silencio. Ese silencio que en los viejos parece ser la muerte que tiene mas importancia
que la vida y eso lleva al joven a verse construyendo el castillo de una ficción
6. interminable de charlas que coinciden con la amnesia del pensar en cosas de todos los
días. La ausencia. El vacío. El silencio. El no decir nada que sea calculado. Una
religiosa idea de que el sexo está en la metafísica de esa muerte. La vida vivida que
espera de la nada. Tolo sabía llevar la conversación de la soledad de ¨ las niñas ¨.
Cuando no hay nada que decir hay una guerra que ha visto todo. El abuelo moderno. La
conducta sonámbula de estar despierto a todo. El aliento que sale del que ya nada puede
hacer produce el milagro. Algo tiene sentido porque pasa ¨ la niña ¨. Ella es una flor en
medio de la violencia. Tolo ya casi sin vida aun tiene horizonte. La calma del espacio
sideral y el abismo de la caída desde el cielo a la tierra que pondrá sus huesos a reposar
en ella. La niña es la tierra. ¨ Desgraciadamente ¨ todo puede ser cuando ya nada sucede.
La niña sucumbe al amor de sentir que necesita y es necesaria. ¡No sabemos adónde
vamos!, dice Tolo. La evidencia demuestra que apenas si se puede mover. ¡Pero él
siempre está yendo! El que no sabe lo que le espera es el que tiene el sabor de la
incertidumbre que acepta del destino lo que por sí solo no puede hacer. La niña es el
destino. Hay un funeral sexual que hace crecer la flor. La despedida del mundo hace que
se olvide lo que se hace y para qué. Eso fascina a la niña. El murmullo que descubre lo
que la voz femenina completa físicamente. El viejo Tolo no abandona el barco. Es el
capitán del complicado no tener que hacer algo importante de lo mundano que es
premiado con halagos mortales. La frase inconclusa abre una puerta que cierra el
suspenso. La pausa pone una intriga que parece pensamiento. El modo en que la vida
sabiamente se confía a la muerte. La niña quiere ser mortal también maternalmente
tocada por el sexo de un hombre. El espejo de la inexistencia que le demuestra que hay
un aroma que despierta a seducir la proximidad con lo que no tiene un fin. ¨ Yo le doy
gracias a la virgen ¨ dice Tolo. La virgen se transforma en la niña que abre sus piernas y
lo deja entrar al más allá de lo posible. Le confía el secreto de lo que nace al pasarse la
vida sin querer triunfar para cumplir la vida que acepta en Tolo. Sin embargo el mástil
del capitán sostiene el viento que exhala la boca de la joven niña al succionar la miel del
olvido. Y la poesía emerge de la concentración con un orgasmo que se traga las razones.
El miedo del viejo le da fe a la mujer que como niña se siente poderosa. Ella trasciende
en el secreto de ese amor no permitido y censurado en la raíz de un tronco viejo. El
duende del corazón de Tolo riega a la flor. Lo inútil de vivir tiene un significado. El
lamento es una canción de amor. La inmovilidad es dinámica cuando todo ocurre entre
ellos dos. El estímulo del desencanto que muestra tímidamente lo que cae de rodillas
para darle devoción a esa santa que honra la memoria en el presente.
La voz de Tolo
La voz de Tolo era esa voz tan especialmente gastada que tienen los viejos. Casi
diplomática. Como la voz de un ahogado que sacan de un mar agitado. La voz del
miedo. Del susto. La voz del secreto. De la confesión. De el pedido de la última
voluntad. La voz de un legionario al que le clavan la espada y musita algo (de película).
La voz del que pide piedad. Del que reza en una iglesia. La voz de Tolo era la voz de la
derrota. La voz que conmovió a La niña en el morbo de notarla a la voz cercana a la
muerte. La niña creía que sacar a esa voz de lo profundo de un pozo hacía eco en el
sistema de su deseo y necesidad de vida. Como si la vida, eso que a su edad nadie
valora de tener, fuera su razón de orgullo fundamental ante él. Ella sentía que estaba
7. VIVA!!! y podía ver fuerza y poder en su insignificancia por ese ¨ descubrimiento ¨. La
gente ¨ no sabía ¨ que estaba viva. Y mucho menos las chicas de 20 años. Estar vivo
hacía no desear la muerte. Porque los jóvenes como ella se lastiman deseando el mismo
suicidio a través del odio por sí mismos al usar estimulantes ¨ simplemente porque no
sabían que estaban vivos ¨. Solo las personas que corren peligro saben lo que es la vida.
El que renuncia a la vida es que no conoce gente como Tolo. El placer. El placer de
verlo así. Con esa voz moribunda. Y estar ella chispeante de vida. La gente no ve la
muerte cuando alguien fallece en un accidente o de una enfermedad: simplemente lo
entierran y lo lloran. Pero Tolo estaba permanentemente a punto de morir. Esa larga
agonía que nunca terminaba era el porqué de verse en él con la inmortalidad de un
orgasmo. La distancia entre el cielo y la tierra era conmovedora en Tolo. La altura de
DON NADIE que decía no ser nada era nula. Tolo. DON NADIE. Encarnación de
pertenecer a la misma raza de los genios. A la raza creada por Dios. El ruido de una
guitarra eléctrica que encarnaba la destrucción frente a la paz del jardín de paz que en
Tolo era casi un paralelo que ocurría simultáneamente entre los que sordamente no oyen
el silencio de ese jardín y los que quedan sordos. Ese niño que Tolo llevaba dentro era
la verdadera razón por la que se ponía profilácticos para no fecundarla por accidente a la
virgen Niña. ¿Cómo puede un niño engendrar a otro? Esa contradicción hacía que La
niña aceptara sin protestar el no ser madre de un hijo del viejo niño. Las flores que se
ofrecen a una mujer por amor eran las mismas que se depositan en su jardín de paz. En
la casa de Tolo. En la sepultura anticipada. El antídoto de la inmortalidad. ¨ No te
olvides de mí!¨ le pedía Tolo a la niña cuando se iba. Era un querer estar seguro de que
si no lo pellizcaban no podía creer que esa virgen lo dejara tenerla. Esa hermosa flor que
crecía en su jardín de paz. ¨ A todo el mundo le llega la hora ¨ le dice Tolo a la niña.
Ella sonriendo decía que a él le faltaba mucho. Que en el brillo de sus ojos había
siempre alegría y ganas de vivir. VIDA. Eso es lo que escarbaba ella en el jardín de
viejo. Encontrar una razón para vivir para muchos era tan difícil. Ella en cambio
entendía que la razón era estar viva. Contar él los días que le faltaban para cumplir un
nuevo año lo atormentaba como una meta y lo asustaba como la acumulación que
parecía agregarse en la cantidad de la vejez que pedía ser respetada en sus amigos cuyas
esposas vivas querían que ellos se fuesen primero conforme a la regla vital y NO que
sucediese como con Tolo y su difunta mujer.
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Sonaba y sonaba el teléfono. Eran las 10 de la mañana. Yo tirado en mi cama
haciendo fiaca. ¿Se habrá muerto alguien, pensé?
-Qué le pasó
-Fue Tolo. La mató
-El dónde está
-Llorándola ahí dentro
-¿Algún motivo?
-Crimen pasional
Abigail sin vida y tirada en la cama era una foto de su cuerpo desgarrado a cuchilladas
8. -Porqué lo hizo, Tolo
El miro un poco al horizonte y dijo: ¨ esa chica no tenía futuro. Es lo mejor que pude
hacer. Le hice un favor ¨
Deuterio estaba también ahí. Nervioso. Mirando el cuerpo muerto de Abigail. Había
manchas de sangre en su camisa
-Es que Deuterio me quiso detener, explicaba Tolo.
Deuterio tenía un romance con Abigail. Eran pareja. El viejo lo sabía y no le importaba.
A él le alcanzaba con que fuese su musa. Después que hiciese lo que quería. Era joven.
El viejo la miraba desde lejos. Nunca le había tocado un pelo. Pero agradecía la
presencia de Abigail que le cocinaba y se ocupaba de algunas cosas como hacerle las
compras. Siempre había fantaseado qué sería estar con una chica tan joven y linda. Pero
el tenía limitaciones y algunos principios. Las limitaciones eran su edad. Y los
principios que la juventud estaba para protegerla. A él le causaba asco oír hablar de la
juventud promiscua y de las chicas fáciles. Que se acostaban con cualquiera y no
recordaban ni el nombre. Deuterio en cambio era un buen muchacho. Trabajador,
caballero, atento. Incapaz de serle infiel a Abigail. Solían encontrarse ambos en lo de
Tólo y este les cedía el cuarto para que tuvieran intimidad. Las musas tienen el extraño
modo de saber que no las va a tocar quien las pone en ese lugar. Y muchas veces
exageran en ello al punto de hasta ponerse en ropa interior frente al que las quiere como
inspiración. También los tratan con una amistad cómplice y les rebelan lo que hacen en
la intimidad con otros hombres. Les hacen parte de sus dramas y hasta lloran esperando
de este el silencio casi sacerdotal en donde lo que le cuentan quedará entre ellos dos.
Pero a veces hay un odio a la masculinidad de él y una amenaza permanente sobre su
orgullo. Un hablar del amor que ambos se tienen y que es etéreo como lo son sus alas en
las que solo quiere ser querida, adorada, exaltada. El hablará de ella ponderándola en la
egregia belleza que ella despide en todos y cada uno de sus actos. Pero hay algo entre él
y su musa que es materialización pura. Pura porque esa palabra estará siempre latente y
presente y materialización en lo que respecta al tránsito de la paciente manera de
escuchar lo material que a ella le sucede con otros hombres. Los ángeles pasan entonces
a tener coitos y a ser penetrados y lo espiritual se traslada a una orgía que no salva la
mirada de amor de él que le dará consejos espirituales y citara a grandes poetas que le
cantaron a sus musas. Ella se disculpará en que sus cantos son más importantes para ella
que cualquier exceso en la cama de su condición humana irrenunciable vorazmente
irrefrenable hacia otro. La tentativa de evitarlo y los desengaños y el dolor que su pareja
carnal le causan permanentemente en sus pasiones e ira. El modo en que este la doblega
y abusa de su cuerpo con promesas de futuro falsas pero que la hacen adicta a seguir.
Mientras tanto ella en medio de orgasmos y deseos indómitos descubre y afirma su
naturaleza. Hay una fuerza sobrehumana que la alienta a persistir en una cadena de
sensaciones voluptuosas que la acercan a un paraíso en donde no es musa sino materia.
El sufrimiento se apodera de ella cuando él tiene a otra en vistas que es su competencia.
Un juego de poder se instala en el trío que se aísla del preferir y se asemeja al matar. Sí,
la idea de asesinar a la oponente cobra venganza como intención y a veces como
realidad fáctica. Deuterio está amenazado por la dualidad. Pero esta vez no hay otra
mujer. Es un travesti. El fracaso hace de la pareja una larga agonía que perdura en el
tiempo de dos cuerpos que se tuvieron en el decantando el encantamiento de una fuente
de juventud. Gema es un hombre pero para Deuterio la más bella mujer. Gema es
odiada por Abigail. Un día en medio de la cama de ambos la castra. Gema ya no es
nada. Pero su ano sigue intacto y le es suficiente a Deuterio para persistir en ella.
Después de todo Gema no lo usaba salvo que tenía erecciones fundadas en su
9. desviación. Abigail castra a Deuterio. El final trágico lo ve a este envuelto en sangre en
su ingle sobre la camisa. Y a Tolo que dice ser el autor del asesinato de Abigail a
cuchilladas.
-Porqué lo hizo, Tolo
El miro un poco al horizonte y dijo: ¨ esa chica no tenía futuro. Es lo mejor que pude
hacer. Le hice un favor ¨
Deuterio estaba también ahí. Nervioso. Mirando el cuerpo muerto de Abigail. Había
manchas de sangre en su camisa
-Es que Deuterio me quiso detener, explicaba Tolo.
Pero Deuterio dejó de temblar y con la mirada en el horizonte dijo: ¨ esa chica no tenía
futuro. Es lo mejor que pude hacer. Le hice un favor ¨
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Sonaba y sonaba el teléfono. Eran las 10 de la mañana. Yo tirado en mi cama
haciendo fiaca. ¿Se habrá muerto alguien, pensé?
-Quién la mató
-Elisa
-¿Motivos?
-Erica no le cobraba a Deuterio. Odiaba que hubiera en ella amor por él
-Elisa estaba de pie junto al cuerpo muerto de Erica. Lo miraba como fuera de sí.
Lo cierto es que Elisa y Erica tenían una relación lésbica y Erica estaba celosa del amor
de Erica por Deuterio.
Las mujeres cuando se desean tienen espanto de que su pareja mire a un hombre. No
tanto a otra mujer. Ellas sienten odio por el hombre como dominante y del uso de la
mujer como objeto. Han pasado situaciones traumáticas de violencia masculina sobre
ellas. Elisa lo había vivido. Erica no. Por eso había sido prostituta. Las putas en cambio
muchas veces lo hacen por desprecio al hombre. Por tratarlo mal. Por rebajarlo a su
control. Elisa había sido violada por su padre y lo había mandado a matar por un dinero.
Deuterio, inocente de todo, era como cualquier hombre para Elisa, la correspondencia
con su padre. Erica lo había deseado. La lesbiana sabe que entre las mujeres que lo son
hay un pacto que no se debe traicionar. Esta permitido ser amiga o amables con
hombres pero jamás tener sexo. Y mucho menos amor. La mujer que está con mujeres
por vocación y no por alternancia tiene que respetar códigos. En cambio mujeres
bisexuales no tienen responsabilidad sobre alguien de su sexo. Las lésbicas en el fondo
temen a los hombres. Los desafían con la mirada y con la forma de hablar y se ven hasta
en los más mínimos gestos en un estado de defensiva frente a ellos. Elisa quemaba
imágenes de hombres célebres. Evitaba hablar o mirar a los ojos a los novios de algunas
amigas o conocidas. Erica y Elisa se habían conocido cuando esta la llamó por el aviso
aclarando que era para ella, mujer. Erica aceptó por el dinero y al tiempo eran pareja. A
10. Erica le había gustado de esa relación que a las mujeres no necesitaba dominarlas. Pero
en lo de Tólo conoció a Deuterio y dejó de cobrarle al poco tiempo. Era un tipo de
varón al que tampoco precisaba dominar. Eso destapó una olla en su vida y en la de
Elisa. Las prohibiciones se juntaron en ese permiso que se daba.
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Sonaba y sonaba el teléfono. Eran las 10 de la mañana. Yo tirado en mi cama
haciendo fiaca. ¿Se habrá muerto alguien, pensé?
-¿Quién lo hizo?
-Usted
-Cómo yo
-Si usted fue el que nos mató a todos. Planeando la muerte de cada uno entre nosotros.
-Cómo lo hice
-Con un teclado y una computadora. Un procesador de texto.
-Porqué lo hice
-Usted sabrá
Los cuerpos de Abigail, Tolo, Erica, Deuterio, Elisa, Gema y Jazmín estaban sin vida
con sus cuerpos escritos en tinta y sangre
Mis manos tenían sangre. El teclado también. Qué motivos tiene un escritor para
matarlos a todos. Dicen que por venganza. Que la literatura es un canal para anticiparse
a la muerte de la gente que se odia. O simplemente porque la única manera que tiene un
escritor de explicar y aceptar la muerte de otros es escribiéndola. En general todos
necesitamos anticiparnos a lo que puede suceder. Estar preparados. Eso nos da
tranquilidad. La escena de cualquier adversidad se mitiga con la consumación en la
conciencia por anticipado. El resto es solo una aventura del pensamiento. De la fantasía.
De la picardía. Las conjeturas conceptuales pertenecen al mundo de las ideas. Las
personas que fueron personajes son algunos reales y otros inventados. También los
inventados son un coctél de semejanzas con personas. Creo que murieron felices. A los
pocos días me los crucé uno por uno en la calle y me saludaron. No parecían muertos.
Tenían mucha vitalidad. Buen color.
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Sonaba y sonaba el teléfono. Eran las 10 de la mañana. Yo tirado en mi cama
haciendo fiaca. ¿Se habrá muerto alguien, pensé?
11. -Quién fue.
-Todos.
-Porqué.
-Porque usted nos hizo enemistarnos en su trama.
Mi cuerpo sin vida estaba apoyado sobre el procesador de textos.
Dejé una carta de despedida a un amigo que alentaba mi vocación.
Yo sé que usted habla con el corazón. Usted es un apasionado. Me hace acordar a carabajo. Si usted cree que nació para la política siga adelante.
Hace no mucho leí un libro. Resulta que hay un personaje que es más bien intelectual en un contexto histórico de revoluciones. Y le piden que pase
a la acción. Que haga algo en la lucha. Pero él contesta que ese es su lugar. El de las ideas. Y que si no estuviera él allí nadie lo ocuparía. Ese es mi
lugar. El de las ideas. No puedo pensar como vos ni tener tu adrenalina a querer cambiar todo ya. Empezá por seguir acentuando el cambio de tu
vida. De a poco. Y seguí con fe tus ideales que seguro que te hace bien.
Iba yo por la calle y mis personajes me reconocieron. ¡Qué bien se te ve!
¡Y bue, che! ¡Esto tenía que tener un final feliz!
……………………………………………………………………………………………
Sonaba y sonaba el teléfono. Eran las 10 de la mañana. Yo tirado en mi cama
haciendo fiaca. ¿Se habrá muerto alguien, pensé?
¡Ma sí!, ¡mejor me quedo en la cama durmiendo!
The end