Red de Fraude de Markus Schad Müller en Fondos de Inversión.pdf
Mujeres en colombia varias noticias
1. Mujeres en Colombia: Recopilación de informaciones sobre la situación
de violencia y su trabajo en la búsqueda de la paz
Colombia, bajo serias sospechas
Naciones Unidas expide informe sobre violencia sexual
2012-04-30
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha
jugado un papel importante en la lucha por la
protección de los derechos humanos de las
mujeres en situaciones de conflicto en las últimas
décadas, bajo el postulado de que tales
violaciones atentan contra la paz y la seguridad
internacional y por tanto existe la necesidad de su
intervención para su erradicación como garante de estos valores. Es así como
a partir del año 2000 ha centrado su atención en proferir resoluciones -de
obligatorio cumplimiento para los Estados- con el fin de colaborar con un
concepto nuevo de paz desde la lógica de las mujeres y el aporte indispensable
que éstas pueden generar a su construcción, así como la lucha para que la
atención y protección de sus necesidades específicas sea asumida por los
Estados, haciendo explícita la necesidad de que las partes en conflicto dejen
de utilizar la violencia sexual como una estrategia de guerra. En esa línea se
han proferido las Resoluciones 1325 de 2000, 1020 de 2008, 1888 de 2009,
1889 de 2009 y 1960 de 2010.
Esta última Resolución (1960 de 2010), contiene elementos sumamente
valiosos que refuerzan la exigibilidad de este tipo de instrumentos y genera una
mejor aplicabilidad de los mecanismos existentes. Si bien se han expedido
informes en desarrollo de la Resolución 1888 que logran establecer la situación
de los derechos humanos de las mujeres en escenarios de conflicto
(concentrados en los casos de violencia sexual, para algunos países ), tales
informes fueron restringidos para los países que se encuentran en la agenda
2. del Consejo de Seguridad. Colombia no había sido objeto de examen por no
estar en incluido en esta agenda.
A partir de la expedición de la Resolución 1960 de 2010, la situación cambió
sustancialmente , ya que dicha Resolución, en su numeral 3 señala:
alienta al secretario general a incluir en los informes anuales que presente en
cumplimiento de las Resoluciones 1820 y 1889 información detallada relativa a
las partes en conflictos armados sobre las cuales peses sospechas fundadas
de que han cometido o han sido responsables de actos de violación y otras
formas de violencia sexual, y a incluir en los anexos de esos informes anuales
de las partes en conflictos armados sobre las cuales pesen sospechas
fundadas de que han cometido o han sido responsables de actos sistemáticos
de violación y otras formas de violencia sexual en situaciones sometidas al
examen del Consejo, y expresa su intención de utilizar esa lista como base
para una interacción más precisa de las Naciones Unidas con esas partes,
incluidas, según proceda, medidas que se ajusten a los procedimientos de los
comités de sanciones competentes
Esta resolución hizo posible que Colombia entrara a los países objeto de
examen, dentro de aquellos en los que existían serias sospechas de que se
han cometido actos de violación, y por tanto en el informe presentado el
pasado 12 de enero de 2012 por el Secretario General al Consejo de
Seguridad, se dispuso un aparte para analizar la situación de Colombia frente a
esta problemática.
El informe busca mostrar los progresos realizados en la aplicación de los
mandatos de las resoluciones citadas, tanto de los Estados, como de los
compromisos asumidos por la representante especial del Secretario General
sobre la violencia sexual en los conflictos y del equipo de expertos sobre el
Estado de derecho y la violencia sexual en los conflictos, describiendo las
principales iniciativas de Naciones Unidas para hacer frente a esta
problemática y formulando una serie de recomendaciones destinadas a
fortalecer las medidas colectivas para combatir este crimen .
Para el caso de Colombia, el Secretario General entra a realizar un análisis de
las evidencias que permiten establecer que en Colombia se ha cometido
violencia sexual dentro del conflicto armado, señalando como herramienta
principal los avances jurisprudenciales de la Corte Constitucional. Así, se
refiere al Auto 092 de 2008, expedido por esta corporación, en el que se indica
que la violencia sexual contra la mujer es una práctica habitual, extendida,
sistemática e invisible en el contexto del conflicto armado colombiano, que ha
sido ejercida por los actores armados ilegales y en algunas circunstancias por
la fuerza pública y resalta como importante la categorización de los contextos
que realiza la Corte en donde se ha ejercido la violencia sexual dentro de
operaciones violentas, violencia sexual ejercida en el marco del reclutamiento
forzado, la violencia sexual ejercida contra mujeres que tienen relaciones con
integrantes de bandos contrarios, actos de tortura y mutilación sexual y
esclavitud sexual.
3. En ese marco de vulneraciones referenciado por la Corte Constitucional, se
considera sumamente preocupante la comisión de estos actos por los grupos
armados de las FARC, ELN y los grupos armados que surgieron tras la
desmovilización de los paramilitares, al vulnerar los derechos de las niñas que
son reclutadas forzosamente y al controlar su sexualidad, entre otras cosas.
Además hace énfasis en la relación entre desplazamiento y violencia sexual la
cual también se encuentra plasmada en el auto referido.
Resulta interesante el análisis que se realiza de
los nuevos grupos surgidos luego de la
desmovilización de los grupos paramilitares, pues
deja claro que muchos de ellos actúan de forma
similar a las organizaciones paramilitares, con una
estructura militar, una jerarquía de mando y
control territorial, posición que ha sido
desconocida por el Gobierno Nacional, al
considerarlos indistintamente como bandas criminales.
El informe dedica igualmente un párrafo para expresar su preocupación frente
a la violencia sexual perpetrada por los miembros de las fuerzas armadas, en
donde la mayoría de los casos las víctimas fueron niñas, estableciendo para
ello que, a pesar de que el Ministerio de Defensa reconoce la existencia de la
violencia sexual, señala que no puede considerarse como una práctica
extendida. No obstante, resalta el reconocimiento del Ministerio de la necesidad
de “examinar los sistemas y protocolos para tramitar las denuncias, pues ello
serviría como herramienta de prevención de las violaciones graves de los
derechos humanos e infracciones de derecho internacional humanitario” . Así
mismo, destaca la creación de la Alta Consejería para la Equidad de la Mujer,
la expedición de la ley de víctimas y el funcionamiento de los Centros de
Atención Integral para las Víctimas de Violencia Sexual CAIVAS.
Finalmente, el Secretario General, realiza en el informe un análisis de la
judicialización de los casos remitidos por la Corte Constitucional a la Fiscalía
General de la Nación para que fuesen judicializados en el marco del Auto 092,
señalando que de los 183 casos enviados sólo 4 cuentan con sentencia
condenatoria. Así mismo, respecto a la Ley de Justicia y Paz evidencia la
impunidad con que el delito de violencia sexual ha sido manejado en su
aplicación, pues de las 26.026 confesiones hechas por miembros de las
antiguas milicias de autodefensa, sólo 55 se referían a la violencia sexual.
Menciona igualmente algunos esfuerzos de la Fiscalía por judicializar este
delito .
La Resolución 1960 de 2010 además de ampliar el examen a los países en los
que existiesen sospechas serias de comisión de violencia sexual dentro de los
informes presentados al Consejo de Seguridad, introdujo un nuevo mecanismo
de cumplimiento en materia de violencia sexual relacionada con los conflictos.
En su párrafo 8, solicita al Secretario General que se establezcan disposiciones
de vigilancia, análisis y presentación de informes sobre la violencia sexual
relacionada con los conflictos y que según las características de cada país,
asegure un enfoque coherente y coordinado sobre terreno.
4. Así mismo alienta a que el trabajo se realice en conjunto con los demás
sectores interesados (como la sociedad civil), con el fin de mejorar la reunión
de datos y el análisis de incidentes, tendencias y casos sistemáticos
relacionados con las violaciones y otras formas de violencia, a fin de asistir al
Consejo en su consideración de medidas apropiadas, respetando plenamente
la integridad y la especificidad del mecanismo de vigilancia y presentación de
informes establecido en virtud de las resoluciones del Consejo de Seguridad
1612 (2005) y 1882(2009).
De tal forma, en aplicación de este mandato, el informe indica que se ha
empezado a aplicar las disposiciones de vigilancia, análisis y presentación de
informes, dentro de un enfoque flexible y basado en las circunstancias
concretas de cada país. En esa medida, se están debatiendo las bases y
metodologías comunes para la recolección de datos, lo que según este
informe, sigue constituyendo una dificultad debido a los diferentes mandatos y
responsabilidades de las distintas instituciones asociadas. Señala de suma
importancia la construcción del concepto de violencia sexual relacionada con
los conflictos armados, pues ella permitirá obtener información más coherente
sobre los incidentes de violencia sexual en estos contextos, sus autores, las
tendencias y pautas, conforme se vayan aplicando las disposiciones en todas
las situaciones problemáticas pertinentes .
Otro aspecto a resaltar de la Resolución 1960 es la posibilidad que abre para
que se adopten medidas dentro de los comités de sanciones pertinentes y de
adoptar o prorrogar sanciones selectivas en situaciones de conflicto armado,
pues con ello se le da mayor exigibilidad a este tipo de resoluciones, y se
ratifica la intención de la aplicación de sanciones producto de su
incumplimiento. También se reduce el margen de discrecionalidad de los
Estados y de las partes en conflicto para su debida observancia.
El informe, además de contener el análisis de las situaciones en donde pesan
sospechas serias de violencia sexual en el conflicto armado, y de la violencia
sexual de contextos posteriores al conflicto , realiza un análisis de la violencia
sexual en el contexto de las elecciones, los conflictos políticos y los disturbios
civiles .
En su aparte final plantea unas recomendaciones que van orientadas a
fortalecer los mecanismos de seguimiento de las resoluciones y la rigurosidad
de los informes, exhortando al Consejo de Seguridad a que asuma
compromisos concretos y actos determinados para poner fin a la violencia
sexual. Para los Estados miembro y las organizaciones regionales, las
recomendaciones van dirigidas a garantizar los servicios médicos,
psicosociales y jurídicos para las victimas sobrevivientes, así como las
reparaciones y las compensaciones.
Otro tema relevante dentro de las recomendaciones efectuadas a los Estados
es la coordinación entre lo nacional y lo regional, en el sentido de asegurar que
las organizaciones regionales y subregionales incluyan el tema de violencia
sexual en los conflictos en sus actividades de promoción, políticas, programas
5. y actividades de mediación, mantenimiento y consolidación de la paz. Así
mismo, insta a que se adopten sistemas de alerta temprana, nacionales y
regionales, en zonas afectadas por los conflictos en las áreas de políticas,
programas y actividades de mediación y mantenimiento de la paz.
Finalmente, el informe señala la necesidad de inclusión de actividades de
capacitación basadas en hipótesis sobre la violencia sexual en los conflictos,
en el currículo de la capacitación previa de despliegue, de los países que
aportan contingentes y fuerza de policía, aprovechando recursos de las
Naciones Unidas al respecto .
Algunas conclusiones
Este informe resulta de suma importancia para las mujeres colombianas pues
un mecanismo que en principio no era aplicable a Colombia abrió su campo de
acción para poder visibilizar ante el escenario internacional la situación de
violencia sexual presente en el conflicto armado colombiano, lo cual hace que
se vuelque la atención hacia las acciones que éste ejerza en adelante, para
superar la problemática. Partiendo de esta valoración positiva y del
reconocimiento del contexto sistemático y generalizado de estas violaciones en
contraste con la impunidad presentada en la judicialización de estos delitos,
también se advierte la necesidad de visibilizar un poco más los vacíos del
Estado frente a la materialización de la normatividad que protege los derechos
de las mujeres. Si bien la consagración normativa en distintos instrumentos y el
reconocimiento de la situación en la jurisprudencia de las altas cortes
constituyen un avance significativo, la gran dificultad en nuestro país es la
materialización efectiva de esas normas.
En esa medida, si bien se han realizado esfuerzos por parte de algunos entes
del Estado (como la Fiscalía, en su voluntad de judicializar estos delitos), y se
ha creado la Alta Consejería para la Equidad de la Mujer por parte del
ejecutivo, no se puede desconocer que tales medidas no logran un impacto en
la vida de las mujeres víctimas, al no lograr una real concreción. Esto se hace
más evidente en la medida que no existe una política pública integral para la
atención y protección de las mujeres víctimas, lo cual hace ineficiente la
consagración normativa existente, pues no se logra avanzar de lo formal a lo
material.
De tal forma, sería importante que tales aspectos se pusieran un poco de
presente en los próximos informes generados por el Secretario General de
Naciones Unidas, pues si bien el gobierno colombiano ha realizado algunos
esfuerzos, ellos resultan insuficientes ante la gravedad de la problemática y la
situación de extrema vulneración de derechos de las mujeres y niñas víctimas
de violencia sexual en el marco del conflicto.
Además de lo anterior, la ausencia de cifras oficiales que den seguimiento a los
programas emprendidos por los gobiernos en términos de efectividad y
cobertura y que se encuentren desagregadas por sexo, evidencia una gran
6. dificultad e igualmente un incumplimiento del Estado de sus compromisos
internacionales.
Resulta positiva la intención de la Secretaria General de la Organización de las
Naciones Unidas de fortalecer los mecanismos existentes de seguimiento y de
sanción, pues con ello la exigibilidad de los mandatos de las resoluciones de
mujeres paz y seguridad se concretan y adquieren un grado mayor de certeza,
avanzando en la búsqueda de un mecanismo propio (quizás como el de la
Resolución 1612 de 2005 sobre niñez y conflicto armado), que pueda generar
un proceso de seguimiento riguroso y a su vez resultados específicos.
Por: Camila Hoyos
Abogada Corporación Humanas
CUNDINAMARCA
Declaración del primer encuentro de la Confluencia de Mujeres
Los días 19, 20 y 21 de mayo en la Ciudad
de Bogotá, nos reunimos las mujeres de los
procesos de base de Arauca, Antioquia,
Catatumbo, Huila, Atlántico, Bolívar, Nariño y
Bogotá a construir nuestras apuestas
político-organizativas y definir los
lineamientos de acción pública nacional de la
Confluencia. De este encuentro como
Confluencia de mujeres declaramos que:
1. Exigimos la liberación de la Alpa mama y
la naturaleza, exigimos el reconocimiento del
trabajo de las mujeres en los territorios, la
autonomía de dichos territorios y de los
pueblos que la habitan para que puedan
ellos determinar el mayor bienestar y
productividad de la tierra, exigiendo al
Estado el control y sanción a las empresas
multinacionales de extracción a gran escala
que atentan contra la vida y supervivencia de
los pueblos en su territorio.
2. Denunciamos que los cuerpos de las mujeres como su primer territorio no
son espacios de disputa y apropiación, exigimos a las multinacionales y al
Estado la eliminación de todas las formas de prostitución y explotación laboral
de las mujeres alrededor de los espacios de extracción minero energéticos y
7. que denunciaremos estas condiciones en el Juicio ético de los pueblo a
adelantarse en Agosto de 2013.
3. Nos comprometemos a reconstruir las historias de las mujeres en los
territorios, historias que han sido invisibilizadas y que marcan parte de la lucha
del pueblo Colombiano, revindicando la fortaleza de las mujeres y su actitud
firme contra la violencia sociopolítica y cultural pero también, potenciando la
espiritualidad y los conocimientos tradicionales de las mujeres como parte de la
resistencia del pueblo.
4.Revindicamos para las mujeres y el pueblo la soberanía alimentaria como la
oportunidad de producir, transformar, cocinar y alimentar a nuestras familias y a
nosotras mismas en condiciones nutricionales que se correspondan con las
tradiciones y costumbres alimentarias de las comunidades y los territorios,
rechazamos los Tratados de Libre Comercio.
5. Estamos en contra de todas las formas de violencia y feminicidio sobre las
mujeres en razón de su género y promovemos la lucha por la autonomía,
libertad, educación y salud sexual para todas las mujeres Colombianas.
6. Acogemos los postulados del Congreso de los Pueblos como una apuesta
política nacional encaminada a la construcción de una nueva propuesta de
país. Así, nos comprometemos a impulsar el Congreso de Mujeres como una
posibilidad de construcción de las mujeres junto con otras en denuncia de
todas las formas de opresión que las ubica en condiciones de subordinación y
como oportunidad para formular alternativas de vida y dignidad para las
mujeres colombianas.
7. Reconocemos que la lucha del pueblo colombiano por la liberación es una
sola y nos sumamos a distintos espacios de articulación, promoviendo que las
organizaciones hermanas también reconozcan como suyas las reivindicaciones
propias de las mujeres. Recibimos y agradecemos todas las manifestaciones
de solidaridad nacional e internacional hacia nosotras y reivindicamos nuestro
compromiso con los pueblos latinoamericanos y con todas las manifestaciones
mundiales que propendan por la vida, autonomía y libertad de los pueblos.
8. Por último, reconocemos la importancia de generar procesos de formación
que se construyan desde y para las mujeres populares, procesos que serán
formulados desde la perspectiva de género y para la construcción de poder
popular. Además nos comprometemos a promover espacios comunicativos
alternativos que den cuenta de los avances y apuestas de la Confluencia de
mujeres a nivel nacional y regional.
Confluencia de Mujeres para la acción pública
8. Tejiendo unidad desde nuestros territorios porque un mundo mejor ¡¡Si es
posible!!
2012-05-16
Escuela Feminista de Medellín
En medio de la consolidación de un régimen conservador
controlado por el orden estatal y para estatal: un espacio
de insumisión y praxis feminista.
Parece increíble que aún la idea de progreso y desarrollo
sea sinónimo de cemento, de construcciones y edificios,
y que sea éste el adjetivo más positivo planteado por
miles de visitantes que ven en la gran urbe turística de Medellín, un paradisíaco
lugar para “divertirse, comprar y deleitarse con una estética particular y las
múltiples construcciones que se alzan desde el centro a la periferia”. Pero lo
realmente increíble es la “ignorancia cómplice” de sus visitantes y de parte de
los habitantes del Sur lujoso, sobre lo que realmente pasa en una ciudad que
desde hace 22 años es co-gobernada por el narco- paramilitarismo,
acomodándose sin mayores tropiezos a los retos que una ciudad turística les
presenta.
¿Quién se ha preguntado cuáles son las consecuencias de una ciudad que
vende todo, incluyendo a las mujeres porque las considera parte del patrimonio
cultural? ¿Quién devela los altos niveles de prostitución, cuando el atractivo
subterráneo es potenciar el consumo de cuerpos de mujeres? ¿Quién ve entre
las construcciones de cemento a niñas explotadas sexualmente, y peor aún,
quien ve a los paramilitares en cada esquina vigilando atentamente todo
movimiento que denote sospecha, es decir que se salga de los parámetros
conservadores que ya tenía la cultura paisa y que se profundizan en la cultura
mafiosa? ¿Quién observa que las mujeres que no son parte del patrimonio
cultural y no cumplen con los parámetros estéticos y políticos hegemónicos,
tienen más riesgo de ser violadas o asesinadas? ¿Quién de fondo creerá que
en cada barrio popular, se libra una guerra en los cuerpos de las mujeres?
Estas preguntas son las que se abren desde la otra historia, la historia de
feministas rebeldes, que en medio de una ciudad y de un país en guerra,
militarizado, paramilitarizado, empobrecido y vendido en servitud al mejor estilo
colonial, alzan la voz desde su experiencia histórica de ser Mujeres, pobres,
racializadas, lesbofobisadas, violentadas y expropiadas de lo más preciado:
sus cuerpos y libertad. Ya no creen en el “mito de la gran ciudad” turística y de
progreso, que ha pretendido borrar del paisaje -como por arte de magia- esas
múltiples realidades que se presentan como marginales y en la mayoría de los
casos como anónimas. Hoy rompen el silencio que esconde cada historia de
violencia y de horror, uniéndose a cada grito de libertad de miles de mujeres,
9. quienes intuyendo que su destino no puede ser la violencia patriarcal y su
sumisión al mundo masculino, rompen con la dictadura del silencio, de la
ignorancia y del miedo.
Para esta historia otra, partimos de lo que ellas nombran como “su renuncia”:
renuncian a lo que en una cultura como la Antioqueña representa el destino de
una mujer: “sufrir y llevar la cruz con paciencia y hasta el final de los días”, y
aunque renuncian, el camino no es fácil. He aquí un testimonio de lo que pasa
cuando unas cuantas mujeres se reconocen y deciden transitar por la
resistencia y la emancipación colectivamente.
Fue hace 12 años, cuando se encontraron por casualidad siete mujeres que
traían sus historias de pobreza, de abuso sexual, de misoginia, de racismo, de
timidez ante el mundo masculino y frente al mundo. Por fin solas, en medio de
la búsqueda de libertad y revolución, se confrontaron con algunas preguntas:
¿Qué hacen las mujeres cuando salen solas? ¿Sobre qué podrían hablar sino
de los hombres? Con el miedo en su contra, tomaron vuelo y se atrevieron a
estar entre ellas, descubriendo que había muchas más preguntas de las que
podrían imaginar.
La primera pregunta juntas
Ante encuentros espontáneos llenos de felicidad, risas y
complicidades surge un interrogante: ¿Por qué es tan
incómodo para los hombres y para algunas mujeres que
se creen aliadas de éstos, ver sonreír a mujeres sin la
compañía de un varón? Entonces llegó el primer libro, La
Mujer Habitada, una novela de Gioconda Belli que les
despertó una inquietud: ¿Qué representan las mujeres
en las luchas políticas? ¿Estas luchas políticas habían alzado sus manos
también por la liberación de las mujeres, oprimidas, explotadas y subordinadas
desde tiempos olvidados por todos, incluyendo aquellos que claman
revolución?
Fue así como empezó a habitar en estas mujeres el deseo de la emancipación
de sus mentes y cuerpos, la decisión irrevocable de remitirse al pasado para
conocer más de escritoras, filósofas, literatas que habían dejado su impronta
para las generaciones futuras de mujeres, que al igual que ellas, tenían una
inconformidad que atravesaba sus vidas: ¿Por qué nacer socialmente como
mujer, implica irrevocablemente la condena a la opresión, la dependencia y la
subordinación a los hombres y a un mundo hecho para los hombres? Así
llegaron a sus vidas Gioconda Belli, Virginia Wolf, Flora Tristán, Emma
Goldman, Manuelita Sáenz, Silvia Rivera, Silvia Federeci, Ochy Curiel y un
sinnúmero de feministas y mujeres que van aclarando más del camino de quien
transita por la liberación de sus cuerpos, su sexualidad, sus ideas, sus
decisiones, su “destino”.
Por esta pregunta transitaron hasta lograr no sólo ser un grupo de autoayuda
feminista, sino lograr ampliar sus gritos de libertad hacia las periferias: “llegó la
acción directa no-violenta en las calles, en los buses, en los hospitales, para
10. decir junto con otras hermosas mujeres que se fueron encontrando en el
camino: ¡Mi cuerpo es mío y yo decido!”.
Y las demás preguntas sólo llevaron al deseo de gritar “Libertad sólo
Libertad”
No era posible que siete mujeres se quedaran para
siempre con su experiencia y con su praxis; era
necesario abrir las alas, atreverse a salir al mundo
patriarcal y capturar las miradas cómplices de otras
mujeres, que deambulaban por ahí solas o con preguntas
que en ningún espacio se respondían a satisfacción.
Llegó entonces la propuesta de Escuela Feminista, y allí se desplegaron las
últimas dudas: “nuestra revolución es feminista o no será”. La respuesta se dio
desde diferentes puntos cardinales de aquella ciudad acorralada, más que por
montañas por el conservadurismo del norte, del sur, de oriente y del occidente;
mujeres con diversos colores, con nuevas preguntas y/o con las mismas
preguntas, con temor al “feminismo” más por desconocimiento, pero con sed de
libertad y conspiración, con ansias de complicidad.
Y así empezó a gestarse lo que parecía imposible: 30 mujeres juntas,
preguntándose, construyendo, acercándose a la teoría feminista desde las
vivencias, desde sus historias de vida, la mayoría con dolores por la
vulneración de sus cuerpos, del abuso continuo del patriarcado, pero todas con
el entusiasmo de encontrar amigas para la acción, amigas con toda la voluntad
de desobedecer el mandato del patriarcado: odiarnos, rivalizar y competir. Por
el contario, la resistencia estaba claramente definida: amarse, cuidarse,
protegerse, apoyarse, y nunca dudar sobre la violencia ejercida por un hombre
sobre una mujer, “ninguna justificación ante la violencia patriarcal”.
La praxis feminista
Juntas decidieron enfrentar al espacio donde corre todos
los días la impunidad sobre sus cuerpos, sobre sus
historias de opresión. La calle se la habían tomado desde
hacía años atrás, el deseo era romper con los carteles
monótonos, era necesario trastocar lo expropiado de la
cultura patriarcal y lo más perdido para ellas en la guerra:
la autonomía. Fue así como en ese conglomerado de una
urbe contaminada por la opinión homogénea y el privilegio de los hombres en
el espacio público, irrumpieron con un canto a muchas voces: ¡No soy tu
muñeca, no me digas qué hacer! Voces dirigidas para que las escuchen las
mujeres más empobrecidas, las que aún sueñan con el príncipe azul, cuando
este vil engaño les hace perder la vida.
Lo urgente para estar juntas, era enfrentarse con ellas mismas para hacer
conscientes sus prácticas patriarcales, en grados menores o mayores; el reto
era despojarse de lo que las hacía extrañas y lentamente, entre dolores y
cuestionamientos, fueron cambiando sus posturas, sus miradas, para darle
paso a un cuerpo desprendido de la desconfianza y de la rivalidad. Entrar a
11. aquél espacio llamado Escuela Feminista, es realmente una posibilidad de
sentir que no hay que hablar del amor y la solidaridad sino que se siente en
cada intervención, en la forma como se debate, en la forma como surgen las
canciones y los consensos para salir a la calle.
El hacer de estas feministas, no va sólo al afuera, es una propuesta desde
adentro, que impulsa la ruptura mayor para que la liberación se vuelva libertad,
para que la acción colectiva feminista y revolucionaria sea posible: la ruptura
con la misoginia.
Y de nuevo la calle, esta vez para denunciar la lesbofobia con una armónica
canción: “Todo aquel que piense que el amor es heterosexual, tiene que saber
que no es así, que en la vida hay otras formas de amarnos”. Una acción
desarrollada en los bares, en las aceras y en los parques, para invitar a los y
las transeúntes a desechar de sus mentes y cuerpos los prejuicios que llevan a
desconocer el lesbianismo y la homosexualidad como una forma de hacer
ruptura con el patriarcado. Para parar la lesbofobia no necesitaron definirse
sobre una identidad sexual, bastó con mirarse y reconocerse como feministas,
y tener la convicción de develar la injusticia y la exclusión a quien la genera.
En la calle se han encontrado con mujeres que en silencio o con cortas frases
agradecen el mensaje. Pero también se enfrentan a un sinnúmero de rostros
que frente a las canciones, las imágenes y las consignas, se van desdibujado
para darle paso a rostros agresores, cargados de palabras grotescas, que son
el resultado del desafío que se hace cuando se oponen las mujeres al poder
patriarcal. Sin embargo, la respuesta es creativa, el miedo en la calle se torna
leve, cuando a tu alrededor te encuentras con un círculo de amigas que juntas
se hacen fuertes, y cuyo métodos aparentemente inofensivos, tienen el firme
propósito de mover las conciencias dormidas y protegerse de quienes con las
armas creen controlarlo todo a su alrededor.
Por: Gloria Elena Castaño Román
Feminista e investigadora social
2012-05-23
Las mujeres también queremos declararle la paz a Colombia
En el departamento del Cauca en los municipios de
Caloto y Villa Rica se realizó del 9 al 11 de mayo de
este año, la Minga por la Vida el Territorio y la Paz,
convocada por varias asambleas comunitarias de los
resguardos indígenas de Tóez, Huellas y López
Adentro, en Caloto. Estas comunidades asediadas por
la guerra, los bombardeos indiscriminados y
12. atemorizadas por las armas no convencionales de la guerrilla decidieron
convocar a otras comunidades indígenas, campesinas, afrodescendites a que
se sumaran a esta propuesta.
Además de comunidades de la región, la Minga recibió y convocó a
organizaciones sociales, académicos, iglesias, funcionarios públicos,
trabajadores y trabajadoras por la paz, estudiantes, organizaciones de mujeres
y toda aquella población civil interesada en sumar esfuerzos, sin mas
aspiración que hacer parte de un instrumento para analizar, discutir y construir
caminos de paz.
Las voces de las comunidades allí reunidas se alzaron en el Norte del Cauca,
como un llamado, una protesta pacífica y un grito de esperanza que rechaza la
militarización de la vida civil, el clima de zozobra y el impacto social,
económico y político que la guerra ha tenido en sus vidas, pues la mayor
víctima de esta guerra ha sido la población civil y así fue manifestado en la
declaración final de la Minga: “Los continuos ametrallamientos y bombardeos
en áreas rurales realizados por las fuerzas oficiales, los ataques a bases y
estaciones del ejército y la policía hechos por las guerrillas en medio de
población civil, como ocurre siempre en este tipo de conflicto armado interno
tienen como principales víctimas a la población desarmada, los bienes civiles y
los procesos organizativos comunitarios”1.
La Minga estuvo cargada de palabras y frases con contenido de paz, algunas
de ellas las siguientes:
- Paren ya la guerra: La guerra no es el camino
- ¡No! Colombia no acepta, los colombianos y las colombianas no aceptamos
que la guerra sea nuestro destino.
- La llave de la paz es la movilización de las comunidades
- Cuenten con nosotros y nosotras para la paz. Nunca para la guerra.
Las comunidades indígenas hicieron un llamado a la paz que queremos, una
paz que sobrepasa el silencio de los fusiles y que convoca no solo a la
participación sino a la justicia social y en ese sentido la Minga declaró: “No
queremos una “paz neoliberal”. Ni una paz para facilitar el camino a la minería,
las transnacionales y la locomotora minera. Ni una paz sin cambios en el
sistema político, sin modificar nada de la estructura socio-económica más
desigual de todo el continente. En resumen: No queremos una paz sin paz”2 .
Nosotras, como Corporación Humanas, participamos de la
Movilización por la paz porque estamos convencidas de que
una paz que no convoca a las mujeres es inexiste, por eso
nos unimos a “la palabra que camina” y caminamos con otros
y otras en esta movilización social que paró por unas horas
la Panamericana y por unos segundos los corazones de
aquellos y aquellas que nos dejamos emocionar y tocar por
la fuerza y la valentía de estos pueblos indios y negros del
Norte del Cauca.
13. Como Humanas compartimos el objetivo de la Minga de impulsar una Consulta
por la Paz para que se pronuncie “la ciudadanía y las comunidades sobre el
derecho que tenemos a buscar y construir la paz, la necesidad de finalizar el
conflicto armado mediante un diálogo político, la obligación para todos los
actores armados de respetar a la población civil y la necesidad de realizar
transformaciones importantes en el sistema político y económico para
consolidar la paz”3 .
Otro objetivo de la Minga fue manifestar la decisión de los pueblos indígenas
ahí reunidos de continuar con los diálogos humanitarios y al mismo tiempo
presentar una demanda de inconstitucionalidad contra el artículo 3 de la Ley
1421 de 2010, que restringe exclusivamente en el presidente de la República la
competencia para establecer diálogos con actores armados para buscar la paz
o acordar compromisos de orden humanitario. Los indígenas convocaron su
autonomía para proponer diálogos regionales que lleven a la negociación
pacífica del conflicto entre actores armados ilegales y comunidades
organizadas que sufren los estragos de la guerra.
Hasta la próxima movilización, nos veremos en octubre
en el Congreso Nacional de Paz porque sin la inclusión
de las demandas de las mujeres, jóvenes, niñas,
negras, indígenas, mestizas, la paz no estará
completa.
“Nosotros y nosotras queremos otra paz. Queremos una paz democrática. Una
paz con cambios en la vida política y económica. Queremos una paz con paz.
No porque pretendamos resolver en una mesa de diálogo político todos los
problemas del país. Sino porque la única opción realista es acompañar el fin
del conflicto armado con transformaciones importantes en las condiciones
políticas y sociales de la vida nacional. El alcance de esas transformaciones no
puede ser decidido en un espacio cerrado entre los actores armados, sino y
precisamente en un espacio amplio y plural de la sociedad colombiana, donde
todos los actores políticos, económicos, militares, acuerden un nuevo pacto
político que permita a la sociedad vivir sin guerra y al movimiento popular
luchar por la realización de sus derechos políticos, económicos, sociales y
culturales sin temor a la muerte, al señalamiento o el desplazamiento”4.
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Declaración Final. Minga por la Vida, el territorio y la Paz, Caloto-Villa Rica del
9 al 11 de mayo de 2012.
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Ibíd
Por: Adriana María Benjumea Rua
Coordinadora Jurídica
Corporación Humanas
14. Jineth Bedoya exige a Don Mario parar violencia sexual de 'Urabeños'
Por: REDACCIÓN ELTIEMPO.COM | . | 25 de Mayo del 2012
Periodista Jineth Bedoya
En carta abierta la periodista hace un llamado al exjefe paramilitar para
que cese este atropello.
Luego de investigar dolorosas historias de violaciones contra mujeres de
Antioquia, Cartagena, Chocó y otras zonas del país cometidas por miembros
de 'Los Urabeños', la periodista Jineth Bedoya le hizo un llamado especial a
'Don Mario' para que se comprometa con las víctimas, garantice la verdad y la
no repetición de este flagelo.
En medio de la presentación de una investigación sobre cinco casos de
violencia sexual cometida por la mencionada banda criminal, la periodista le
envió una carta al exjefe paramilitar Daniel Rendón Herrera, alias 'Don Mario'.
En la misiva, escrita doce años después de que Bedoya fuera torturada,
secuestrada y violada mientras hacía una investigación que involucraba a
paramilitares y fuerza pública, Bedoya le dice a 'Don Mario, que 'Los Urabeños',
grupo que él comandó años atrás, está cometiendo todo tipo de violaciones de
derechos humanos.
15. La periodista también relata que los testimonios de los habitantes de esta zona
indican que uno de los hermanos de 'Don Mario', un conocido ganadero del
sector que no tiene orden de captura en su contra, identificado como Jhon Jairo
Rendón Herrera, es ahora el responsable de la zona y de los actos que
actualmente comete esta banda criminal.
Violaciones de 'Urabeños' contra mujeres no cesan
La carta que Jineth Bedoya le envía a 'Don Mario' a la cárcel La Picota, en
donde se encuentra recluido desde abril del año 2009, fue escrita luego de que
la periodista recorrió distintas zonas de Colombia evidenciando los atropellos
cometidos por 'Los Urabeños' contra las mujeres.
En su recorrido encontró mujeres torturadas, esclavizadas sexualmente y
atropelladas por los hombres que alguna vez estuvieron bajo el mando de 'Don
Mario'.
Por ejemplo, Bedoya contó los dramáticos casos de menores que son víctimas
del turismo sexual de Cartagena que se ha convertido en un negocio
patrocinado por esta banda criminal. "En Cartagena, donde solo se ha hablado
de Dania, 'Los Urabeños' hacen turismo sexual con niñas vírgenes", contó
Bedoya.
También narró el terrible caso de un hombre en el Chocó que se negó a llevar
un cargamento de droga, por lo que 'Los Urabeños' violaron a su hija de 14
años. Contó además casos de esclavitud sexual en Antioquia al que fueron
sometidas dos menores, flagelo del que esta banda criminal es responsable.
Si bien la periodista afirma que es muy difícil establecer una cifra del total de
casos de violencia sexual cometida por 'Urabeños' debido a la ausencia de
denuncias, Bedoya señala que este tipo de atropellos van en aumento. "No
quiero pensar que esto se debe a que estos grupos criminales se han dado
cuenta de que a las mujeres nos duele mucho más una violación, que un
balazo", cuestionó.
De acuerdo con lo dicho por Bedoya, esta banda criminal que en el 2002 tenía
80 hombres, hoy ya cuenta con unos 2000 integrantes que se encuentran
divididos en 10 departamentos y 108 municipios.
El informe de la periodista contrasta con el que fue entregado por La Mesa de
Trabajo 'Mujer y Conflicto Armado' en marzo de este año, que señaló que 'Los
16. Urabeños' son la segunda banda criminal con mayor presencia en el país,
luego de 'Los Rastrojos'.
Según el 'XI Informe sobre violencia sociopolítica contra mujeres, jóvenes y
niñas en Colombia', 'Los Urabeños' tienen presencia en 17 departamentos y en
181 municipios.
En las conclusiones de esta mesa de trabajo, no solo se determinó que el Plan
de Desarrollo 2010 - 2014 del Gobierno Santos es insuficiente, también en que
no hay políticas incluyentes para las mujeres que garanticen su seguridad, su
desarrollo, el acceso a la justicia y la no repetición de los crímenes cometidos
en su contra.
Falta más trabajo estatal para erradicar violencia sexual
A pesar de que organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres
aseguran que hay un esfuerzo por parte del Estado para frenar este abuso,
también son enfáticas en señalar que aún falta mucho por hacer.
Por ejemplo, Diana Montealegre representante de Oxfam advirtió que la
impunidad no puede ser vista como una causa directa de la ausencia de
denuncias. "Si las mujeres no denuncian es porque precisamente el Estado no
ha garantizado las condiciones para que cuenten sus historias", cuestionó.
Por su parte, la representante de ONU Mujeres Margarita Bueso, contó que los
casos de revictimización son desgarradores. "A una víctima, cuando la violaban
por segunda vez, le mostraban su acta de denuncia".
También añadió que la relatora de Naciones Unidas delegada para los casos
de violencia sexual en el conflicto armado Margot Wallström, recordó en su
reciente visita a Colombia que la violencia sexual en el país se ha convertido en
un delito invisible.
La relatora también analizó que pese a que cada conflicto es distinto, en todos
es reiterativo evidenciar que la violación se usa de manera generalizada como
arma de guerra
De hecho, basándose en una investigación sobre este terrible panorama,
desde hace más de un mes los senadores Iván Cepeda y María Ángela
Robledo presentaron un proyecto de ley con el que se espera que la violencia
17. sexual en el contexto del conflicto armado sea catalogada como delito de lesa
humanidad.
A continuación la carta completa:
Señor
DANIEL RENDÓN HERRERA
Penitenciaría La Picota
Ciudad
Señor Herrera:
Muchos colombianos, tal vez la mayoría, confiamos y creímos en su momento
que la desmovilización paramilitar y la Ley de Justicia y Paz no solo serían las
puertas abiertas a la verdad, sino el fin de atropellos y arbitrariedades que por
más de dos décadas se cometieron contra las mujeres en veredas, resguardos,
comunidades y ciudades.
Nosotras, las víctimas, nos hemos tenido que tragar ese sapo, porque ni hemos
encontrado verdad real, ni vimos que las atrocidades cesaran. Nuestras
lágrimas han fortalecido nuestra lucha, pero también nos han comprometido
con las que están en esa lista de propensas y potenciales víctimas.
Por eso, hoy 25 de mayo que se cumple un aniversario más del secuestro,
tortura y violación al que me sometieron hombres, que tal vez usted conoce
muy bien, quiero hacerle un llamado especial:
En esa zona que usted comandó por años, en la que departió con sus
hermanos, al igual que con militares y policías, -según su propio testimonio- y
que sigue enredada en las telarañas de la guerra, los hombres que, a
diferencia suya decidieron retomar las armas, se están cometiendo graves
atropellos contra la población civil, especialmente contra las mujeres. He
recorrido la región de Urabá y otras áreas y he encontrado tristes historias de
mujeres violadas, violentadas y esclavizadas sexualmente por quienes ahora
se hacen llamar autodefensas Gaitanistas, pero que son 'los Urabeños', la
organización que usted creó hace algunos años.
También me he encontrado con hombres que hicieron parte de su grupo
paramilitar y que aún hoy lo respetan y quienes aseguran que su hermano Jhon
Jairo Rendón Herrera es ahora el responsable de la zona. No tengo las
18. pruebas en la mano para decir que sea cierto, pero sí sé, que aún hoy, estando
desmovilizado y fuera de ese círculo, es una voz que escuchan y como lo dije
antes, respetan.
Hace año y medio fui hasta su sitio de reclusión a pedirle pistas sobre mi
secuestro y usted me dio su palabra de hacer lo que estuviera en sus manos
para ayudar. Sé que hasta ahora lo ha hecho.
Hoy, como mujer víctima, le quiero pedir nuevamente no por mi, sino por
decenas de mujeres que están en la zona de influencia de 'los Urabeños',
desde la costa de Chocó, hasta la costa de La Guajira. Ellas saben del peligro
que afrontan, pero su fortaleza y su compromiso con sus familias es más
grande que el miedo. Ojalá que esos hombres que alguna vez usted comandó
o estuvieron cerca, entiendan que cada mujer que tocan y atropellan, puede ser
su mamá, su hija o su hermana.
Usted ha hecho un compromiso con las víctimas, con la verdad, pero sobre
todo con la reconstrucción de este país. Su compromiso no es solo con las
víctimas de ayer, es también con las víctimas de hoy. Por eso me atrevo a
enviarle esta carta y hacerla pública.
Yo esperaré su respuesta sobre este tema y estaré en disposición de volver a
hablar con usted.
Agradeciendo su atención,
Jineth Bedoya Lima
Periodista