En su afán por estar a tono con los tiempos, un grupo de legisladores auto-creídos progresistas impulsan aún un nuevo proyecto de despenalización del aborto en el Congreso Nacional (0998-D-2010). Pretendidamente progresista, esta iniciativa significa una verdadera claudicación ante la banca financiera mundial, ya que concede estatus democrático a la ideología antinatalista promovida por el imperialismo internacional del dinero. Ello, con el agravante de que su implementación supondría también la violación de nuestra Carta Magna, al implantar la eliminación arbitraria y a piacere de todo ser humano en el vientre materno del que no se desea su existencia, lo cual significa esencialmente la implantación de la pena de muerte, aunque se utilice un eufemismo –Interrupción voluntaria del embarazo- para encubrir ese asesinato. Para decirlo en forma sintética: en nombre de los derechos humanos de la mujer, se impulsa la pena de muerte para los niños-hijos, inocentes e indefensos. Y en nombre de la democracia, se impulsa e implanta la ideología antinatalista y criminal de la oligarquía angloamericana depredadora que impera en el mundo, representada por el clan Rockefeller.