El documento discute cómo la tecnología no debe verse solo como una herramienta, sino también como un espacio para la interacción humana. Señala que la relación entre las personas y la tecnología es bilateral y que la tecnología produce cambios en las prácticas educativas e influye en nosotros cultural y psicológicamente. También menciona que las nuevas tecnologías pueden fomentar la participación estudiantil y ayudar a la escuela a enseñar un conocimiento más complejo.