El documento describe una situación en la que una madre estaba llorando por las dificultades de cuidar a su hijo enfermo. Su hija pequeña consoló a su madre secando sus lágrimas. Luego, el documento cita Apocalipsis 21:4, que dice que Dios enjugará toda lágrima en el cielo nuevo, donde no habrá más dolor. Finalmente, el documento afirma que aunque los amigos pueden consolar temporalmente, solo Cristo puede sanar el dolor profundo y que en el cielo habrá gozo eterno.