2. •El trabajo no es denigrante para el hombre, ni siquiera el trabajo manual.
•En época de Griegos y Romanos los trabajos manuales se consideraban
indignos para los hombres libres. Se reservaba para los esclavos.
•Ese modo de pensar ha desaparecido casi en su totalidad.
3. •El hecho de no trabajar denigra al hombre.
•Psicólogos concuerdan en que el hombre necesita una actividad. Una persona totalmente
inactiva corre peligro de caer en un desequilibrio psíquico.
•Desde el punto de vista moral, quien solo recibe bienes de la sociedad y no contribuye en
nada a su beneficio tiene una vida de parásito.
•Cada uno puede y debe trabajar para el bien común según sus aptitudes y circunstancias.
4. Derechos del trabajador:
•A la ocupación efectiva durante la jornada de
trabajo.
•A la promoción y formación en el trabajo.
•A no ser discriminados para acceder a un puesto
de trabajo.
•A la integridad física y a la intimidad.
•A percibir puntualmente la remuneración
pactada.
•Los demás que se establezcan en el contrato de
trabajo.
5. Deberes del trabajador:
•Cumplir las obligaciones concretas del puesto
de trabajo conforme a los principios de la
buena fe y diligencia.
•Cumplir las medidas de seguridad e higiene
que se adopten.
•Cumplir las ordenes e instrucciones del
empresario en el ejercicio de su función
directiva.
•No realizar la misma actividad que la empresa
en competencia con ella.
•Contribuir a mejorar la productividad.
•Los demás que se establezcan en el contrato
de trabajo.
6. Es denigrante el abuso en contra del obrero; la explotación de su persona,
forzándolo a jornadas excesivas y con salarios insuficientes.
7. El trabajo tiene una función social. No solo beneficia al propio trabajador,
sino que produce bienes para el provecho de otras personas.
8. En resumen, el trabajo es un deber de todo hombre, según sus aptitudes y
circunstancias. El trabajo es un valor humano, que lejos de denigrar al hombre,
lo dignifica y le proporciona mayores capacidades de superación.